Revolución #265, 8 de abril de 2012
"Convertirse previamente en capital"... y poner fin al capitalismo
Nota de la redacción: Lo siguiente es del discurso "Por qué estamos en esta situación hoy… y qué hacer al respecto: Un sistema totalmente podrido y la necesidad de la revolución", uno de los 7 Talks pronunciados por Bob Avakian en 2006. Se puede descargar el audio de estos discursos más la Sesión de preguntas y respuestas y las Palabras de conclusión en bobavakian.net. En preparación para su publicación, el autor revisó el texto, amplió algunas partes y agregó unos subtítulos y dos notas.
A fin de entender cuál es el problema en el mundo, hay dos palabras en que podríamos poner el foco, que son las siguientes: "convertirse previamente". Son las palabras que usó Federico Engels al describir cómo funciona el capitalismo — al explicar los grandes adelantos de Marx en su descubrimiento de la naturaleza de la producción y la acumulación capitalistas. O para expresar con más plenitud lo que Marx estaba explicando, podríamos ampliar el foco un poquito para incluir las cuatro palabras: "convertirse previamente en capital".
Ahora bien, lo que Marx estaba explicando, y lo crucial para captar, es que específicamente en la esfera de la economía —la cual es el fundamento de todas las sociedades y todos los sistemas— para llevar a cabo cualquier cosa dentro del mundo del capitalismo y de acuerdo con las dinámicas del capitalismo, la riqueza social (el dinero o lo que sea) tiene que convertirse previamente en capital. O sea, si se trata de construir vivienda por ejemplo, bajo el capitalismo es necesario hacerlo por medio de las dinámicas del funcionamiento del sistema capitalista — tiene que haber una inversión de manera que se convierta esa inversión en capital. ¿Qué quiero decir con lo del capital? En lo más fundamental, se trata del control y el uso de la mano de obra (la capacitad de trabajar) de otros, y la utilización de esa mano de obra para producir ganancias acumuladas privadamente. Expliquémoslo.
Supongamos que uno tiene por ejemplo un fajo de dinero: ¿cómo hacer que "se convierta previamente en capital"? El dinero que está ahí no más no es capital — es dinero nada más. Si fuera dinero en manos de un gobierno socialista, preguntaríamos: ¿cuáles son las necesidades sociales y cómo destinamos esta riqueza acumulada para satisfacer esas necesidades sociales en el contexto de las demás cosas que tenemos que tomar en cuenta? No tendríamos que convertirlo previamente en capital. Pero un capitalista o un sistema capitalista no pueden hacer eso, fundamentalmente. Los capitalistas particulares tienen que preguntarse cada uno por su parte: ¿cómo invertir este dinero en la mano de obra, así como en materias primas, en medios de transporte, etcétera, de la manera que nos rinda la mayor ganancia? El rasgo distintivo del capitalismo es la ganancia al mando — y la acumulación privada de las ganancias. Por eso Marx llamó la acumulación de la plusvalía (o la ganancia) "los Profetas y el Moisés" del sistema capitalista. Es necesario buscar la acumulación de ganancias — la cual tiene esencialmente que tomar la forma del capital privado y ganancias en manos particulares1.
Por eso, para que ocurra cualquier cosa bajo el capitalismo —tal como la mencionada construcción de vivienda— lo que se le destine tiene que convertirse previamente en capital; tiene que convertirse en una inversión de capital, en los medios de producción y en la mano de obra, los cuales están bajo el control de capitalistas particulares. Por eso, como decía el personaje Sherlock Holmes: "La caza ha comenzado". De ahí la pregunta es: ¿es posible recuperar lo que uno invirtió, lo que convirtió previamente en capital — puede recuperarlo más una cantidad adicional? Uno no está trabajando en abstracto ni en un vacío, sino en condiciones de contienda con otros capitalistas — y cada vez más bajo el sistema capitalista uno está tratando con monopolios, con agrupaciones y asociaciones de capital internacionales y a gran escala. Así que uno no puede decir simplemente: "Tenemos una necesidad social, la vivienda, pues destinemos fondos a construirla". Tiene que hacer esa conversión previa — convertir las cosas en capital y de ahí ver si ese capital sacaría más ganancias en la construcción de vivienda, o en otra cosa. Y se puede perder — cuando digo: "La caza ha comenzado", uno podría perderlo todo. Uno invierte en edificios y otros medios de producción, y cada capitalista individual o agrupación o asociación de capital hace lo mismo —convierten lo que han acumulado, lo que tengan a la mano, en capital— no sólo lo invierten en medios de producción (como edificios en que se lleva a cabo la producción) sino que compran, repito, la mano de obra con la pretensión de explotar más intensiva y extensamente a los trabajadores empleados por ese capital, cuya mano de obra la ha comprado ese capital y ahora la aprovecha el capitalista, y constituye el único mecanismo por el cual es posible producir y acumular más riqueza como capital. Uno hace todo eso para completar el proceso de reacumular riqueza: recuperar la inversión inicial —pero no sólo eso— además de eso, acumular más riqueza a una escala mayor. Lo que estoy recalcando es que uno no puede decir simplemente: "Hagamos un cálculo de todas las necesidades sociales, veamos de qué cantidad disponemos y, por medio de un proceso de toma de decisiones políticas, destinemos los recursos de la manera que nos parezca mejor y más justa a las varias necesidades sociales que podemos identificar". No se puede hacer eso bajo el capitalismo — debido al paso obligatorio de "convertirlo previamente en capital" y además el impulso, el impulso competitivo —el impulso condicionado por la contienda con otros capitalistas que pretenden hacer lo mismo— de recuperar ese capital no sólo a la escala de la inversión original (la escala a la cual uno originalmente convirtió las cosas en capital) sino a una escala mayor (de nuevo, sobre la base de la explotación de la mano de obra), a fin de repetir el proceso, cada uno por su parte, en contienda con los demás que pretenden lo mismo.
El capital persigue y tiene que perseguir la inversión más rentable —así es la naturaleza del capitalismo— y, si construir vivienda no resulta lo más rentable, uno no lo hará aunque pueda identificar una gran necesidad social. Tampoco tomará en cuenta el efecto sobre el medio ambiente porque (como lo ha señalado Raymond Lotta varias veces en los discursos y escritos publicados en Revolución) dichos problemas ambientales se consideran "externalidades" desde el punto de vista del capitalismo. Esos problemas no entran en los cálculos que yo acabo de mencionar. Son el problema de ajenos, en un lugar ajeno.
El gobierno no puede "eliminar por reglamentación" la dinámica fundamental del capitalismo
Bueno, algunas personas dirían, los capitalistas sí cuentan con un gobierno y sí tienen sus "sabios" por encima de los capitalistas individuales rivales que están condicionados y regidos por su necesidad de pasar por esta "conversión previa en capital" y de ahí la necesidad de que éste asuma de nuevo la forma de capital a un nivel mayor, en la forma de ganancias. Si existe un gobierno — incluso bajo el capitalismo, ¿por qué el gobierno no podría identificar las necesidades sociales, recaudar las rentas públicas que necesita y de ahí destinar esos fondos a satisfacer esas necesidades sociales, al mismo tiempo que el capital privado sigue haciendo lo que hace? ¿Por qué el gobierno no podría frenar, restringir y controlar el capital para que no se salga tanto de control? Está bien, adentrémonos.
Ahora bien, ¿de dónde saca su dinero el gobierno (para decirlo en términos sencillos)? Bueno, lo puede conseguir de préstamos — pero tendría que pagarlos, más los intereses, así que por sí solo eso no es una empresa lucrativa para el gobierno. Cuando vende bonos y cosas al estilo para su actividad de contraer préstamos, por lo general los bancos u otras instituciones financieras los compran, y es necesario rembolsar esos bonos con intereses. El gobierno también podría imprimir más dólares; no obstante, en última instancia hacer eso así no más no crea más riqueza sino que contribuye a reducir el valor de la moneda. En última instancia, para cumplir con sus requisitos monetarios, el gobierno tiene que recaudar rentas públicas mayores de lo que ya tiene. ¿Cómo lo hace? En los impuestos. Ahora, ¿sobre cuál base cobra en impuestos el gobierno? Les cobra en impuestos a los ciudadanos particulares y también a las empresas y corporaciones. Y por su parte, todo ese cúmulo de dinero sobre el cual el gobierno podría cobrar en impuestos, en el sistema capitalista depende en última instancia de la rentabilidad de las inversiones de capital. Si va mal la economía capitalista, si no genera ganancias, pues les bajan el sueldo a los obreros; por lo tanto es menos lo que se les puede cobrar en impuestos. Disminuirían los ingresos de la pequeña burguesía —los propietarios de pequeños negocios y comerciantes en pequeño, etcétera— y disminuirían las ganancias de las corporaciones. Por lo tanto sería menos lo que se les puede cobrar en impuestos.
Por eso, en última instancia incluso lo que el gobierno puede recaudar —inclusive en la esfera en que quizá pretendería "quedar por encima", en cierto sentido, de los capitalistas rivales y satisfacer las necesidades sociales— aún así todo eso depende de la rentabilidad del sistema, del funcionamiento del capitalismo en un sentido general. Aún depende de aquel proceso que comienza con la conversión previa en capital y tiene el objetivo de terminar con más capital de lo que se invirtió al inicio por medio de esa conversión previa. Por eso, incluso los contextos y los límites y confines dentro de los cuales el gobierno puede satisfacer las necesidades sociales dependen, en un sentido fundamental y esencial, de la rentabilidad del capitalismo. El gobierno no tiene la libertad, incluso en esa esfera limitada, de decir: "¿Qué es la necesidad social? — recaudemos el dinero y luego dediquémoslo a las necesidades sociales". Porque, después de todo, la recaudación de impuestos está en conflicto efectivamente con la rentabilidad para agrupaciones individuales de capital — corporaciones, bancos, etcétera. La recaudación de impuestos está en conflicto con todo eso2. Ahora bien, al grado en que los capitalistas sean capaces de reconocer los intereses mayores de su clase y al grado en que tengan la libertad de hacerlo por gozar de suficiente rentabilidad en un tiempo particular, en muchas circunstancias es posible convencerlos para que acepten la recaudación de cierta cantidad de impuestos. Pero eso siempre va en contra de ese otro impulso que es un aspecto fundamental en este sistema — un impulso que no se da simplemente por medio de un gran capitalista único que por ahí sentado decida en qué invertir sino por agrupaciones de capital en una contienda de joder o ser jodido.
Eso no sucede solamente en un solo país sino a nivel internacional — y aún si se pudiera reglamentar lo que los capitalistas hagan en un país particular, esa reglamentación no funcionaría debido a las dinámicas internacionales en que el capitalismo está arraigado en la época actual en particular, en esta época del imperialismo capitalista. Los capitalistas en ese país regulado saldrían socavados y destruidos por otros capitalistas en otros países que no tendrían que lidiar con aquellas restricciones, si en un país particular se les impusieran mayores restricciones (como impuestos) más allá de cierto punto. Además, el capitalismo funciona a enorme escala y especula a enorme escala y de todos modos es altamente parásito a nivel internacional. Repito, en última instancia —no en un sentido lineal o simplista sino en última instancia— lo económico determina lo político. Si alguien limitara y frenara demasiado a los capitalistas, surgirían entre éstos representantes conscientes que sacarán a ese alguien y lo reemplazarán con otros representantes de la clase dominante que no les hicieran eso. Vemos constantemente semejantes batallas dentro de las filas de los capitalistas y por medio de su sistema político. Existe la expresión política de ese conflicto y también, si uno lo analiza más profundamente, se puede ver en sus manifestaciones entre bastidores — no tanto en una abierta contienda política sino entre bastidores.
Por qué "la vida no es justa", bajo el capitalismo… Por qué el mundo está así cómo está, y cómo podría ser radicalmente diferente
"La vida no es justa" porque el sistema capitalista funciona de acuerdo con ciertas dinámicas. Una de ellas es que la mayoría de las personas en el mundo a duras penas consiguen para malcomer — o ni siquiera tienen para malcomer. Esa es la vida diaria de la mayoría de la humanidad. Ahora, viéndolo en un contexto más amplio, uno preguntaría: "Bueno, ¿qué podría ser más básico que el derecho a comer, qué es más esencial para la vida que el derecho básico a comer y a tener alojamiento, ropa — pero en un sentido concentrado, el derecho a comer, qué podría ser más básico?" ¿Cómo es posible que exista un mundo en que no se tiene el derecho a comer? En que la gran mayoría de la humanidad o no tiene ni siquiera para comer o se la pasa batallándole día tras día para comer. ¿Cómo puede ser? Especialmente en medio de tanta riqueza en el mundo que los rodea como burla a cada paso. Una vez más, el materialismo, el materialismo dialéctico, nos enseña que eso se debe a las relaciones de producción fundamentales del capitalismo: la contradicción fundamental del capitalismo entre la riqueza producida socialmente —la riqueza creada por grandes números de personas que trabajan en redes de producción— y la acumulación privada de esa riqueza por agrupaciones de capitalistas en contienda.
Eso tiene una relación fundamental con el fenómeno descrito por la frase "convertirse previamente en capital". Lo impulsa la necesidad del capital de reproducirse y expandirse a una escala mayor — no de reproducir y expandir la riqueza social a distribuirse de acuerdo con las necesidades del pueblo, sino de reproducirse como capital a una escala mayor.
Existe una enorme diferencia entre reproducir riqueza a una escala mayor que podría destinarse y se destina a satisfacer necesidades sociales, y reproducir riqueza a una escala mayor como capital. Al captar la diferencia, uno capta algunas cosas fundamentales sobre por qué el mundo está así como está y además cómo podría ser radicalmente diferente.
1. Incluso si hablamos del capitalismo de estado tal como existía en la Unión Soviética durante un tiempo —desde el tiempo de Jruschov a mediados de los años 50 hasta el final de la misma Unión Soviética a comienzos de los años 90— incluso en la forma estatal, si bien el estado tenía el papel clave y centralizador con respecto a la economía y la acumulación de capital, no obstante ese capital se dividía en capitales particulares en contienda — por medio de diferentes ministerios regionales, diferentes sectores de la economía, los que tenían una influencia predominante en dichos sectores de la economía, etc. Así que "el único capital social del estado" se dividía por su parte en muchos capitales en contienda. Eso tiene que ver con la naturaleza y la dinámica fundamentales del capitalismo, que se impondrán y entrarán en vigor una vez que haya tomado el mando la "ley" esencial del capitalismo ("los Profetas y Moisés") — el impulso hacia la acumulación de ganancias por encima de todo, y en particular por encima de las necesidades sociales. [regresa]
2. Aunque los impuestos sí financian las funciones vitales del gobierno las que sirven a los intereses del capital más grandes, largoplacistas y más estratégicos, tales como la conservación y la ampliación del imperio y aunque ciertas actividades gubernamentales pueden realzar directa o indirectamente la rentabilidad global del capital, sigue siendo cierto que los impuestos están en conflicto con la rentabilidad para las agrupaciones individuales del capital. [regresa]