Informe de Red Hook, Brooklyn

3 de noviembre de 2012 | Periódico Revolución | revcom.us

 

31 de octubre de 2012. Un grupo de nosotros fuimos a Red Hook para investigar lo que le pasa a la gente en la estela de “la tormenta perfecta”. Hay dos partes bastante distintas de Red Hook—un multifamiliar de más de 5000 personas, el más grande en Brooklyn, y un área que en el pasado era un vecindario de inmigrantes italianos y que ahora tiene tiendas y casas pequeñas y una nueva ola de artistas y otros. Es un área bastante aislada, sin el metro y ubicada entre el agua y la carretera.

En pocas palabras: La situación que enfrentan las personas en Red Hook, especialmente en el multifamiliar, ha estado terrible desde la tormenta—muchas personas carecen de electricidad, agua caliente y calefacción (mientras que la temperatura ha bajado por el frente frío que acompañó “la tormenta perfecta”).

El multifamiliar está en la “Zona A”. Antes de que llegara el huracán Sandy, las autoridades de la ciudad habían declarado las áreas en Zona A bajo una orden de evacuación obligatoria. La gran parte de los residentes son afroamericanos, junto con unos latinos. Muchos de los residentes, si no la mayoría, no acataron la orden de evacuación. Algunos dijeron que nunca supieron de la orden, otros dijeron que nadie les explicó dónde deberían ir ni cómo llegar ahí, y muchos dijeron que tenían miedo de un allanamiento de morada.

La gente habló de capear la tormenta, mirando de la ventana mientras las calles se convertían en ríos y los carros se inundaron. Pero lo peor ocurrió después de la gran oleada de la noche del lunes. Una mujer que trabaja como conductor de autobús dijo que ella y sus siete hijos se evacuaron y se quedaron en un hotel por dos días (sólo tenía dinero por dos días). Al regresar a su edificio, encontró una situación horrenda y toda la comida en la nevera podrida. La falta de electricidad y agua caliente no constituye solamente una inconveniencia sino que pone en riesgo la vida a los mayores y los enfermos. Algunos de los edificios del multifamiliar tienen 14 o más pisos. Piensa en lo que significa para los residentes la falta de un ascensor que funciona. Nuestro equipo estaba congelado de frío después de solamente un par de horas en el área. ¿Cómo debe ser para las personas que tienen que vivir bajo la oscuridad y el frío?

O las autoridades les han proporcionado nada, o lo han entregado muy lentamente, y han proveído muy poca información sobre lo que está pasando. Y como en otras partes, las autoridades están usando el rechazo de las personas ante la orden de evacuar para echar la culpa sobre las personas por su situación. Una joven negra que tiene una amiga en el multifamiliar en Red Hook dijo que la amiga llamó a 311 para preguntar sobre la falta de ayuda. Le dijeron, en esencia, “Ustedes rechazaron la evacuación y no deberían estar allí”—y colgaron.

Repetidas veces las personas nos dijeron que se sentían “abandonadas”. Trataban de unirse para ayudar la una a la otra de la mejor manera que pudieran. (Al mismo tiempo, el funcionamiento del sistema obraba para dividir a las personas. Por ejemplo, algunas personas que tenían trabajo pero aun así tenían problemas dando de comer a la familia se quejaron de los otros que recibieron cupones para alimentos.) Una mujer negra de mediana edad que acababa de someterse a una operación grave nos dijo que no puede imaginarse cómo hubiera sobrevivido sin la ayuda de un amigo que llegó para ayudarla. Sin duda, se repetían situaciones parecidas en todo el multifamiliar. Otra mujer mencionó “los chicos con armas”—no para criticarlos sino para explicar que estaban ayudando, tratando de recaudar dinero para una barbacoa para los niños que iban a perder el festival de Halloween.

También están unas personas del movimiento Ocupar y otras que trabajaron en el vecindario para organizar a voluntarios y recaudar donaciones que llegaban de otras áreas, y para animar a la gente a reivindicar sus derechos.

Pero las personas en Red Hook así como en toda la región impactada por el huracán confrontan enormes problemas y la maquinaria de todo un sistema que tiene ciertos fines y prioridades que no tienen nada que ver con los verdaderos intereses de pueblo. La situación saca a la luz el funcionamiento demente del sistema—y la necesidad de un sistema radicalmente diferente y mucho mejor. Cuando planteamos esto a las personas y les explicamos que existe un movimiento para la revolución con esa meta, expresaron mucho interés. Se podía ver claramente cómo “los choques” como “la tormenta perfecta” que acaba de aplastar el noreste de EE.UU. podrían sacudir la rutina “normal” de la vida de las personas y abrir la posibilidad de que las personas consideren alternativas a este sistema.

Hablando de “lo normal”—en los medios de comunicación se oye mucho acerca de cuándo las cosas van a “regresar a lo normal” en la estela de Sandy. Pero para las personas en lugares como el multifamiliar en Red Hook, “lo normal” quiere decir los horrores del terror policial, el racismo y la pobreza. Nos contaron muchas experiencias de ser victimizadas por el “parar-y-registrar” de la policía de Nueva York—un joven arrestado por tomar un atajo cruzando un parque cerrado para ahorrar unos pocos minutos al regresar a la casa, una mujer de mediana edad (la misma de arriba) que caminaba a una tienda pocos días después de su operación cuando unos policías la hostigaron exigiendo que les mostrara su identificación, y así sucesivamente. Otros nos dijeron que se les apagó el gas o la electricidad por semanas o hasta meses, incluso antes de la tormenta. Nos hablaron de varios residentes echados a la calle por no pagar la renta de solamente un mes.

En la otra parte de Red Hook no encontramos la misma clase de enojo crudo. Pero en realidad los daños de inundación eran mucho más graves allí. Las aguas destruyeron tiendas y apartamentos de la planta baja. Muchos tenderos padecieron decenas de miles de dólares de daños, lo que por algunos significaba perder el negocio. Un peluquero nos dijo que la inundación le dañó gravemente su tienda—y al mismo tiempo destruyó su hogar ubicado en otra área de Brooklyn en ruinas.

 

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