Voces de los seres queridos de los presos de Rikers

3 de noviembre de 2012 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Como señala el informe del lector en las secuelas de la “tormenta perfecta”: “En la ciudad de Nueva York, el ‘parar y registrar’ sirve de cauce hacia las prisiones, y la cárcel neoyorquina en la isla Rikers es un gran engranaje en la maquinaria de la encarcelación en masa”. He aquí las palabras de unos seres queridos de los presos de Rikers y de un ex preso, tras el huracán.

De Luz y Linda, unas latinas treintañeras [la hija de una de éstas está en Rikers]: “Escuché a Bloomberg al otro día hablando sobre los presos de Rikers, dijo: ‘No se preocupe, no van a escapar’, alguna bobería idiota así; en lugar de preguntar si van a estar bien, se preocupa por que se escapen. Eso es una idiotez. Ella y yo hemos estado aquí cuatro veces desde lunes, incluyendo dos veces ayer y cada vez nos dicen que ‘el sistema cayó’, y nosotros que venimos desde El Bronx; no tienen las computadores funcionado o algo así. Cada vez tenemos que esperar tres horas para salir, después de decirnos en cada ocasión que no deberíamos ir allá, pues únicamente nos van a decir que no pueden ayudarnos. Además que el esposo de mi hija fue anoche y le dijeron lo mismo. Él no pudo sacarla bajo fianza. ¿Eso quiere decir que cuando caigan los computadores, no hay manera de sacar a las personas que hay que sacar? Veo que tienen su propio sistema ahí. Es curioso porque ellos saben cómo rastrear con su tecnología a los demás allá.

“Helo aquí: No puedo sacar a mi hija bajo fianza; ella era un transeúnte inocente y trataba de calmar una pelea y por eso le dieron una fianza de $500, eso es ridículo, y ella acaba ahí dentro. Eso es ridículo. Para colmo, ella tiene una criatura de un año de edad. La tratan como culpable. Ella tienen que salir y ellos tienen que componer este servicio ya. ¿Sabes que en estos últimos cuatro días ellos ni han tenido funcionando el comedor? Por eso ella no podía conseguir comida salvo lo que ellos dan allá. Además, que sepan que nosotros no tenemos los medios para esta situación. Que en cuatros ocasiones para sacarla bajo fianza, tuvimos que venir desde El Bronx por carro que cobra el peaje del puente. En los noticieros, esos medios informativos requete-imbéciles, hablan de sus preocupaciones por los ricachones en el centro. Nosotros no somos nadie. Es importante ver cómo las personas resultan atascadas. En este mundo hoy; en este país uno es pobre, uno es culpable hasta que se compruebe su inocencia y ellos nos tratan como si fuéramos delincuentes. En los noticieros, no mencionan los pobres y lo que sufren con este huracán. Nada más hablan de los ricos; y lo siento, si se es negro y latino, no van a contar su historia. Y como no funcionan las cortes [las cortes todavía están suspendidas] por el huracán, nadie pudo salir bajo fianza. Pero tienen operando a su departamento de policía y arrestan a las personas tal como en Rockaway. Te reportearán sobre todo eso”.

“Además, [mi hija] es parecida a muchos más… simplemente culpables y ni vuelven a pensar en ellos. Incluso si tratas de ser un buen ciudadano, para nada. Eso es lo que la gente no entiende”.

Margaret, negra, cuarentona: “Nos tratan como si fuéramos animales. Para ellos, somos puros animales. Las personas adentro necesitan tanta ayuda como las personas afuera. Estoy de visita para ver a mi hijo adentro. Tiene un problema con el alcohol y cuando toma, pega. Necesita ayuda, no una prisión. Deberían ponerlo en un programa o algo para ayudarle, no castigarlo. ¿Por qué ponen a alguien en una prisión si se es alcohólico? En el caso de mi hijo y los demás dentro de Rikers: ¿pueden pagar un bueno abogado por cinco o seis mil dólares? No se puede. Ellos saben que no se puede. Al contrario, ofrecen alguien que designan y ¿qué se espera cuando [el abogado de oficio] está [del lado de las cortes]? Están en contubernio; como una familia. Todos se conocen…

“Tienes que saber de mi hijo: como es un poco lento, siempre los seleccionan para el parar y registrar”.

Margaret representa la escena del parar y registrar de su hijo, de lo que él vive: “Lo paran y él les dice: ‘Tienen que llamar a mi mamá’. Ellos le preguntan: ‘¿Por qué tenemos que llamarle a su mamá? Ustedes es un adulto’. ‘¿Qué trae en los bolsillos? ¿Por qué tiene pinta de culpable?’ ¿Por qué? Porque tiene 25 años de edad y tiene pinta de que hace algo malo. Tiene 25 años de edad y ellos no saben que es lento. Como dije, él necesita ayuda. ¿Quieren saber otra cosa? Ellos operan según tu dirección y siguen presionándote. Mantienen esa presión en ciertos barrios. Así que uno se es culpable por vivir en dichos barrios”.

Junior, puertorriqueño, 21 años de edad, quien pasó una semana adentro: “Más o menos, como te decía yo, en Rikers no tratan justamente a las personas y el servicio es una porquería. Hay muchas personas adentro que son inocentes y las personas afuera no lo saben. Los noticieros de plano no nos mencionan. Me parece que ni se preocupan de nosotros. Llevamos la vida día a día. Nos esforzamos. A veces las personas van a dar al lugar equivocado en el momento equivocado. Que sepan que no soy de la clase alta, soy de la clase baja. Estuve en Rikers por alguna tontería. Las personas que están adentro que son inocentes, es un desastre. Pero incluso aquellos que son culpables, así es la vida; medio esperamos estar adentro. Simplemente esperaba que las cosas fueran diferentes, que las personas como nosotros contáramos con más ayuda. Ellos no tratan de ayudar para nada a las personas adentro. Veámoslos así: las personas que están adentro o pasan hambre o pasan frío en el invierno o calor en el verano. Siempre hay quejas. No debería haber quejas. Si no hubiera quejas, eso implicaría que ellos nos estuvieran ayudando”.

Al conversar sobre el parar y registrar, Junior dice que lo pararon seis o siete veces en tres días. Siempre lo paran y registran. “Por donde vivo, dan por sentado que eres un maloso y por eso te paran”. Luego explica: “Un policía te dice: ‘Hazte para allá’. ¿Y, yo, qué hice? Se supone que me paren por alguna razón, y no para nada… Sólo pasé una semana aquí pero adentro al comer la comida, como un perro caliente, estaba crudo; tomas la comida en la boca y eso te rompe los dientes”.

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