El juicio de George Zimmerman; la persecución de Trayvon Martin

7 de julio de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Algunas observaciones de la primera semana del juicio de George Zimmerman

Se concluyó la primera semana del juicio de George Zimmerman. Acusaron a Zimmerman de homicidio en segundo grado por matar a Trayvon Martin, un joven negro de 17 años de edad, el 26 de febrero de 2012 en Sanford, Florida.

Los equipos de abogados han chocado en la sala; disputan algunas declaraciones de los testigos y testimonios suscitados por los abogados. Pero no están en litigio algunos hechos y verdades esenciales sobre este caso.

Trayvon Martin caminaba hacia la casa de su padre con unas golosinas y una lata de té helado en la mano. Zimmerman, el capitán voluntario de un "comité de vigilancia barrial", llamó al 911 cuando vio a Trayvon y le dijo al despachador que veía a "un tipo muy sospechoso… Al parecer este tipo no anda en nada bueno, o está drogado o algo".

El despachador le dijo a George Zimmerman que no fuera necesario perseguir al individuo que veía. Pero, Zimmerman se bajó de su vehículo, llevando un revolver. Empezó a acechar a Trayvon Martin, y lo confrontó. Se dio una escaramuza, y luego Zimmerman baleó a Trayvon. Ahí mismo en esa noche lluviosa en Sanford, Trayvon Martin murió de una lesión causada por el balazo.

Unos instantes después llegaron los agentes del orden. Se llevaron a George Zimmerman bajo custodia y lo pusieron en libertad cinco horas después, sin entablar cargos en su contra. El padre de Trayvon Martin, quien presentó una denuncia por una persona desaparecida, recibió una notificación de la muerte de su hijo al día siguiente.

Las enormes efusiones de protesta por todo el país obligaron a las autoridades, por fin, a levantarle cargos contra George Zimmerman.

Pero los abogados de Zimmerman están luchando por transformar este juicio en una persecución de Trayvon Martin. Como si no fuera suficiente que un justiciero vigilante racista matara a Trayvon la primera vez, ahora este sistema capitalista, mediante su estructura jurídica y sus medios de comunicación, trabaja tiempo extra para mentir sobre él, presentarlo como un violento maleante en el camino de convertirse en delincuente, y calumniar, maltratar y poner en ridículo a una amiga que lo defiende, ante millones de personas. El desprecio y el temor por los negros expresados en la sala, por cortésmente que los defensores de Zimmerman logren expresarlos, hace eco por toda la sociedad y en particular los medios sociales como un puro odio racista.

De alguna manera, a un joven en camino a su casa de una tienda donde compró golosinas para un joven amigo, un joven que según del Departamento de Policía de Sanford, "no tenía antecedentes penales en absoluto" y que "no se dedicaba a ninguna actividad criminal en el momento del encuentro", lo están presentando como el "agresor". A Rachel Jeantel, el único individuo que en realidad conocía a Trayvon y quien ha dado testimonio en este juicio hasta este momento, ha recibido un trato de desdén, hostilidad y burlas de los abogados de Zimmerman, y la tacharon de todo menos mentirosa.

Conflictos sociales intensos

Unos conflictos sociales intensos están moldeando el ámbito jurídico en el que se está viendo el caso. Un problemón para los gobernantes de esta sociedad es cómo conservar la legitimidad de su sistema jurídico, o sea, conservar en la mente de la gente la idea de que es posible obtener la justicia a pesar de todo lo que se sabe sobre este caso: el hecho de que Trayvon Martin no iba armado; el hecho de que a George Zimmerman no lo acusaron de nada salvo semanas después de asesinar a Trayvon; el hecho de que le practicaron un análisis de drogas sobre el cadáver de Trayvon pero no le hicieron nada de eso a Zimmerman.

Veamos la situación en mayor perspectiva. Los gobernantes de este país declaran que Estados Unidos es la mejor democracia del mundo, pero en realidad este país, y la llamada libertad y democracia que ha ostentado, es un país en el cual la opresión del pueblo negro y de otras nacionalidades minoritarias es horrenda, tal como lo ha sido desde sus meros inicios. Como dice Bob Avakian: "Sin la esclavitud, Estados Unidos no existiría tal como lo conocemos hoy. Eso es una verdad simple y básica" (Lo BAsico 1:1).

Además, desde sus meros inicios, los oprimidos que viven en Estados Unidos se han rebelado, han denunciado los crímenes cometidos por aquellos que gobiernan sobre esta sociedad y la han sacudido hasta su médula. Estas irrupciones de lucha han puesto en tela de juicio la propia legitimidad de este sistema ante millones de personas. Veamos el juicio en este contexto. El asesinato de Trayvon Martin y el juicio de George Zimmerman constituyen un campo minado para aquellos que sostienen que éste es el mejor sistema posible, y que la democracia estadounidense es el modelo para la gente sobre todo el planeta. Si por medio de este juicio, el funcionamiento concreto de la INjusticia que existe en Estados Unidos y otras cosas, el hecho de que este sistema depende y se ceba de la opresión del pueblo negro (y de otras personas) sale a relucir con tamaña claridad ante cientos de miles y hasta millones de personas en Estados Unidos y en todo el mundo, eso contribuirá a presentar ante todo el mundo la cuestión de la legitimidad de este sistema.

Además, las personas no sólo deberían estar desenmascarando el funcionamiento concreto de este sistema sino ya es hora de ponerse en pie y emprender la lucha para poner fin a esta horrorosa opresión como parte de hacer nacer un mundo completamente diferente.

Las declaraciones de apertura y la primera semana de testimonios

Las declaraciones de apertura de la fiscalía y de la defensa de Zimmerman expusieron la estrategia y enfoque básicos del juicio de parte de ambos bandos: lo que se proponen comprobar. Para condenar a Zimmerman de homicidio en segundo grado, la fiscalía tiene que establecer que cuando éste baleó a Trayvon Martin, exhibió "una mentalidad depravada de desprecio por la vida humana…".

Las palabras iniciales del fiscal sorprendieron y sacudieron a muchas personas. De pie ante el jurado, repitió a voz en cuello una parte de la llamada de Zimmerman al 911: "¡Malditos maleantes!" "¡Malditos imbéciles inútiles! ¡Siempre escapan!" El fiscal continuo para describir la manera en que Zimmerman perfiló y acechó a Trayvon, le pegó un tiro en el corazón a quemarropa y de ahí "tejió una telaraña de mentiras" para justificar el asesinato. Dijo: George Zimmerman no baleó a Trayvon Martin porque tuvo que hacerlo, lo baleó por la peor de las razones: porque quería hacerlo".

Todo eso —es decir, el estado de ánimo de Zimmerman, el hecho de que acechó a Trayvon, de que mintió en sus declaraciones ante la policía y de que en ningún momento corrió peligro— son elementos cruciales para establecer la culpabilidad de Zimmerman por homicidio en segundo grado.

Los abogados de Zimmerman presentaron un panorama de los hechos muy distinto. Uno de éstos, Don West, dijo en sus palabras de apertura que "la evidencia demostrará que éste es un caso triste, que no existen monstruos. George Zimmerman no es culpable de homicidio. Baleó a Trayvon Martin en defensa propia después de ser objeto de un vil ataque". Por tanto, en una oración, West dice en esencia que "la culpa la tienen por partes iguales", que "no hay monstruos"; en la siguiente oración tacha a Trayvon de maleante que inició una pelea, alegando que "atacó vilmente" a Zimmerman.

Un hecho básico que no está en litigio en este caso es que Zimmerman cargaba un arma de mano Keltec de 9 milímetros, un "arma cuyo diseño le permite matar a personas a una corta distancia", según la descripción del periódico Orlando Sentinel. La cargó con balas expansivas, unas municiones fabricadas para infligir el máximo daño en los seres humanos. Trayvon Martin no tuvo ninguna arma.

Pero el abogado de Zimmerman tuvo el descaro de decir lo siguiente en sus palabras de apertura: "Trayvon Martin mismo se armó con trozos de la banqueta de hormigón y los utilizó para aplastar la cabeza de George Zimmerman… esa es un arma letal".

No queda ninguna duda acerca de "quién se bajó de su vehículo y siguió a Trayvon Martin", "quién tuvo un arma" ni que "George Zimmerman mató a Trayvon Martin". Las circunstancias en torno al asesinato de Trayvon no son "confusas" ni "difíciles de discernir". NO se trata de que "ambos bandos" sean culpables.

Vómitos torrenciales de racismo

West soltó vómitos torrenciales de abusos odiosos, descaradamente racistas y asquerosos contra Rachel Jeantel, una amiga de Trayvon de Miami. Rachel estaba en el banquillo de testigos por horas durante dos días. West la intimidaba e insultaba, y una y otra vez intentó engañarla para que cambiara de testimonio. Como preguntó el periodista Callie Beusman: "¿Por qué tratan a Rachel como si estuviera bajo juicio?"

Rachel Jeantel estaba conversando por teléfono con Trayvon mientras éste caminaba de la tienda hacia su casa. Él le dijo a ella que le acechaba un "muy feo blancucho sureño". Rachel le dijo al tribunal que Trayvon "dijo que el hombre seguí mirándolo. Seguía quejándose de que el tipo lo estaba mirando".

West estuvo todo criticón acerca de la frase "blancucho sureño" en la conversación de Trayvon con Rachel. Una gran parte de la defensa de Zimmerman es su alegato que éste creía que Trayvon era "muy sospechoso" y por eso le siguió y no porque era negro. West cacareó a Rachel: "Por lo tanto, la cosa era racial, pero era racial porque Trayvon Martin le metió la raza en esto".

Piense en las circunstancias concretas y la experiencia de la vida de los jóvenes como Trayvon Martin y Rachel Jeantel. Trayvon crecía como parte de una "generación de sospechosos", o sea, los individuos cuya tez en sí les llama la atención a los policías al acecho y cuyos rostros se desfilan cada noche en los reportes policiales en los noticieros en todo el país. Trayvon Martin era y Rachel Jeantel es parte de una generación de jóvenes negros y latinos que sufren el mayor índice de encarcelamiento de la historia de este país. Él estaba en Sanford, Florida, en el Profundo Sur de Estados Unidos, el cinturón de los linchamientos. Veía que un hombre blancote seguía mientras caminaba a su casa. Trayvon y Rachel no tenían necesidad de "una actitud" como para creer que es "algo racial" el que alguien aceche a otro.

El ataque de West a Rachel Jeantel y a su testimonio prendió una avalancha de comentarios odiamujer, racistas y odiosos en los medios sociales y en muchos reporteros. Esta situación alimenta el feo y generalizado desdén en la sociedad estadounidenses por los negros y su cultura, sobre todo las masas negras básicas. En Twitter y otros lugares, chorrearon un sinfín de bromas perversas sobre el tamaño de Rachel, su cabello, su voz, su porte u su ropa. Un botón de muestra: se burlaban de Rachel por "estúpida" porque no podía leer una nota escrita en cursiva. Los individuos que la atacan revelan su propia ignorancia en muchos sentidos; en primer lugar, ella es una joven mujer que habla el criollo haitiano, el español y el inglés.

Pero las actuaciones en la sala orquestadas por los abogados de Zimmerman se compaginan con el ambiente de odio violento y venenoso por los negros que es necesario contrarrestar de manera ponderosa, no solo en la corte sino en toda la sociedad.

West acusó a Rachel de haber inventado su testimonio y acusó a Trayvon de mentir. Cuando Rachel dijo que Zimmerman le había pegado a Trayvon, West respondió furioso: "De plano, usted no lo sabe, ¿no es así?... Usted no sabe si en ese momento, Trayvon no se apretara los puños para amolar la cara de George Zimmerman". Recuérdese que Trayvon y Rachel conversaban por teléfono (un hecho documentado por los registros de la empresa de telefonía) y West dice que de alguna manera, en el mismo momento, Trayvon apaleaba a Zimmerman.

Cuando Rachel dijo que Trayvon le había dicho que casi había llegado a su casa, West la atacó: "Desde luego, usted no sabe si él le decía la verdad o no". Cuando Rachel preguntó por qué Trayvon mentiría acerca de eso, West gruñó: "Quizá si él decidiera agredir a George Zimmerman, no quería que usted lo supiera".

A pesar de todo eso, Rachel Jeantel nunca dudó en su testimonio. A lo largo de una tras otra hora de abusivo tormento y acoso de Don West, ella explicaba ante la corte que Trayvon le comentaba que un hombre le seguía a él. Le dijo a la corte que oyó a Trayvon decirle a Zimmerman: "'¿Por qué usted me sigue?' Y luego oí que decía un hombre que respiraba fuerte: '¿Qué hace de por acá?'… Y luego yo llamaba: 'Trayvon, Trayvon'. Después, empecé a escuchar un poco de lo que Trayvon decía: 'Quítese de encima de mí, quítese de encima de mí'". Rachel estaba al celular con Trayvon hasta que se le cayeron a él los auriculares, su teléfono se apagó y ella ya no podía escuchar lo que le pasaba. Rachel le dijo a West: "Usted tiene que entender. Soy la última persona que hablaba con él cuando estaba con vida".

Otros testigos por la fiscalía en la primer semana del juicio eran vecinos del fraccionamiento quienes, cada uno, vieron una parte de lo que pasó esa noche. Una dijo que escuchó una voz de alto timbre pidiendo ayuda a gritos. Otro dijo que vio que una persona que estaba encima de la lucha en el patio del fraccionamiento se levantó después del disparo. Una mujer dijo que la voz que pedía ayuda a gritos claramente era de un muchacho y agregó que era una voz "más suave" que pedía ayuda. Un hombre describió la escaramuza.

Millones de personas están mirando

Algo que sí ocurrió a la mitad de la semana es que el juicio de George Zimmerman salió muy nítido a los ojos de millones de personas. Lo que vieron, el que se den cuenta o no, era el funcionamiento del sistema. El funcionamiento de este sistema supone la criminalización de millones de jóvenes como Trayvon Martin. Supone que casi siete millones de adultos están bajo la "supervisión correccional" en Estados Unidos, el más alto índice en el mundo. Supone que la juventud no tiene ningún futuro. Supone que los asesinos, sean unos volantes racistas como George Zimmerman o las fuerzas del orden por todo el país, pueden balear a su gusto a los jóvenes negros y latinos.

Como Carl Dix escribió hace poco en Revolución: "Por eso no podemos dejar que el sistema 'funcione' como siempre ha funcionado y la forma en que está funcionando ahora. Si ponen en libertad a Zimmerman, eso constituiría una gran injusticia en sí y una declaración de una temporada de caza contra la juventud negra. No podemos permitir que eso pase en silencio, lo cual quiere decir que la gente tiene que continuar e intensificar la protesta política que reclama la justicia — ahora mismo, y no después de que el sistema 'funcione' de nuevo como siempre funciona".

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