El tumulto en Egipto: El mito del "poder popular" y la VERDADERA revolución que se necesita

Raymond Lotta | 25 de agosto de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Nota de la redacción:

El 14 de agosto de 2013, las fuerzas de seguridad del gobierno de Egipto perpetraron una masacre de los partidarios de Mohamed Mursi. El saldo de muertos por ataques de la policía, helicópteros, francotiradores y buldózeres quizá alcance 2.000. Hirieron a miles de personas y amenazan con seguir asesinando a las personas.

Esa represión violenta es totalmente injusta y hay que condenarla rotundamente.

Mursi es un líder de la Hermandad Musulmana. Fue elegido como presidente en 2012 pero los militares egipcios lo desbancaron el 3 de julio de 2013. Se trata de un golpe de estado que Estados Unidos ayudó a fraguar. Muchas fuerzas progresistas de la sociedad egipcia apoyaron las acciones de los militares, afirmando que estos actuaron para preservar el espíritu del levantamiento de febrero de 2011 que forzó que se diera fin al gobierno despótico de Hosni Mubarak.

Eso fue un obstinado autoengaño. De hecho se trató de un golpe de estado al servicio de los intereses más amplios del imperialismo estadounidense. Mientras tanto, el gobierno de Obama sigue dando ayuda militar a Egipto.

Desde el golpe de estado, los simpatizantes de Mursi han estado organizando protestas y campamentos en El Cairo y otras ciudades de Egipto.

Parece que las fuerzas de seguridad egipcias ya están preparándose para aniquilar a grandes zonas de apoyo de la Hermandad Musulmana. El ejército egipcio está a la ofensiva contra una fuerza rival opresora, y quizá Egipto esté precipitándose hacia una reaccionaria guerra civil.

El imperialismo estadounidense tiene las manos cubiertas de sangre. Para la gran mayoría del pueblo egipcio nada bueno puede resultar de eso.

A continuación, publicamos unos pasajes levemente redactados de un discurso que Raymond Lotta dio el 14 de agosto de 2013 en Libros Revolución en la Ciudad de Nueva York. Estos pasajes ofrecen un análisis y una orientación como fondo para entender lo que ha pasado en Egipto, y sobre la verdadera alternativa revolucionaria que se necesita. Se puede ver el vídeo del discurso entero en inglés en revcom.us.

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Febrero de 2011: Una rebelión, no una revolución

El levantamiento de 2010-2011 derrumbó al régimen de Mubarak. Demostró que no existe ninguna necesidad permanente de que las condiciones y estructuras actuales sean así en que la gran mayoría de la humanidad vive y sufre. Fue una enorme inspiración a los oprimidos y a las personas en todas partes que anhelan un fin a la opresión y un mundo mejor.

Si usted estaba en las calles demandando la caída del régimen de Mursi…o si veía esa caída como algo positivo y la animaba…o si se engañaba a sí mismo y a otros pensando que se trataba de un "levantamiento popular"… o si no puede aceptar que lo ocurrido fuera un golpe de estado militar reaccionario, pero ahora —correctamente— queda horrorizado por la masacre de los manifestantes pro Hermandad Musulmana… pues usted tiene que asumir la responsabilidad de confrontar el hecho de que usted fue USADO, ENGAÑADO y MANIPULADO por un programa opresor y un sector de la clase dominante opresora con el propósito de facilitar y justificar un golpe de estado reaccionario y una matanza en aras de aplastar una fuerza opresora reaccionaria rival.

Ahora es el momento de DEJAR DE QUE LO USEN COMO PELELE. Existe OTRO CAMINO. Lo encontrará en El comunismo: El comienzo de una nueva etapa. Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, en árabe, persa, español y otros idiomas en revcom.us. Consígalo, léalo, propáguelo por las redes sociales y de mano en mano, discútalo, utilícelo para organizar a otros y escríbanos en revolution.reports@yahoo.com.

 

     

Pero esa rebelión no se convirtió en revolución. Mubarak se vio obligado a dimitir. Pero las mismas fuerzas básicas que han gobernado y han explotado al pueblo egipcio siguieron, y siguen, en el poder.

1) Egipto sigue siendo presa del mercado imperialista mundial.

La estructura económica de Egipto depende del capital extranjero, de los préstamos internacionales y de la integración subordinada del país a la economía mundial, y estos a su vez moldean esa estructura. Gran parte del capital extranjero invertido en Egipto se concentra en los servicios financieros y el gas natural, unos sectores que generan pocos empleos.

El estado egipcio ha promovido el desarrollo de los sectores de exportación rentables, en especial los productos de algodón. La dominación extranjera ha generado la especulación intensa y rapaz con la tierra — y la galopante inversión en el turismo. El ejército egipcio está metido en todo: controla el 40% de la economía.

Este camino de desarrollo le ha quitado recursos a la agricultura. Egipto tiene buenos recursos agrícolas y el potencial para desarrollar una agricultura sostenible. No obstante, depende del mercado mundial para satisfacer sus necesidades alimenticias y es el importador número uno de trigo del mundo.

Un grupúsculo de los ricos de Egipto se ha beneficiado, mientras que la pobreza y miseria se ha extendido. El 40% de la población vive cerca del umbral de pobreza o debajo del mismo. O sea, se trata de familias que sobreviven de $2 al día. El 75% de los desempleados son jóvenes. Y considere lo siguiente: un 30% de los egresados universitarios de Egipto no puede encontrar empleo.

2) El estado egipcio neocolonial y represivo sigue intacto.

Vea el vídeo:

El tumulto en Egipto: El mito del "poder popular" y la VERDADERA revolución que hace falta — Una presentación de Raymond Lotta (en inglés).

El estado egipcio representa y refuerza las relaciones económicas y sociales que he descrito aquí. Es el guardián de los derechos de propiedad y de una estructura económica basada en la explotación y la subordinación al imperialismo. Ese estado representa los intereses de una clase dominante que descansa sobre la explotación de la gran mayoría de la población. Se trata de una clase dominante que se ha evolucionado de acuerdo a un tipo de desarrollo capitalista que es altamente dependiente del imperialismo.

El ejército, los servicios de inteligencia, la policía antimotín, la policía ordinaria, los altos tribunales y la burocracia que se forjaron durante la época de Mubarak están al servicio de los intereses del imperialismo y de la dictadura de las clases explotadoras de la sociedad egipcia. El ejército concentra el monopolio de la fuerza armada legítima y constituye el principal pilar de un estado reaccionario y opresor.

Por casi 35 años, el estado egipcio, junto con las fuerzas militares que son su principal baluarte, ha sido una piedra angular de la dominación imperial estadounidense del Medio Oriente, y ha recibido unos $40 mil millones de ayuda militar de Estados Unidos. Ese estado abrió su espacio aéreo a los aviones de guerra de Estados Unidos durante la guerra del Golfo de 1991. Le ha dado al imperialismo occidental, incluida la Marina de Estados Unidos, un acceso libre al canal de Suez. Tras los llamados acuerdos de paz entre Egipto e Israel, firmados en 1979, Egipto ha sido cómplice activo en la subyugación violenta del pueblo palestino por Israel. El régimen de Mubarak ayudó a reforzar el bloqueo israelí de Gaza, impidiendo que provisiones básicas llegaran a la población palestina.

El golpe de estado del 3 de julio

Estados Unidos desempeñó un papel crítico y decisivo en la destitución militar de Mursi. Eso no quiere decir que Estados Unidos estuviera detrás de cada manifestación y estallido de protesta. Pero fue la fuerza clave que fraguó el golpe de estado, obrando mediante su cuerpo diplomático, el asesor sobre la seguridad nacional, otros regimenes de la región y, claro, las fuerzas armadas egipcias.

No obstante, a pesar de los hechos indiscutibles ha surgido una gran narrativa del "poder popular": "No fue el ejército el que tomó el poder, fue el ejército que actuaba en nombre del pueblo". Millones de personas se han tragado este gran engaño propio. Es el engaño del "poder popular". La primera etapa fue el derrocamiento de Mubarak. La segunda etapa fue la demanda de celebrar unas elecciones. La tercera es el derrocamiento de Mursi.

El artículo del periódico Revolución y de revcom.us "Millones de personas PUEDEN equivocarse: El golpe de estado en Egipto no es una revolución del pueblo" hace el análisis importante de que cuando "millones de masas estén actuando, [no es el caso que] lo que éstas hagan tendría que ser correcto, justo y en lo fundamental benéfico para sus propios intereses. Quizá millones de personas consideren que ésta es una revolución popular, pero la realidad objetiva es que se trata de un golpe de estado, fraguado por las fuerzas armadas y a su servicio, con las loas de Estados Unidos…

"Es posible que las masas populares, millones de éstas, se confundan y en este caso, están confundidas, despistadas y profundamente equivocadas".

Grandes sectores del pueblo, especialmente de los jóvenes educados y las clases medias, han concluido, y se han dejar llevar por el torrente ideológico, que el peligro principal para la sociedad egipcia, y para el pueblo del mundo, proviene de las fuerzas fundamentalistas islámicas. De ahí consideran que el ejército —donde y cuando se opone al fundamentalismo islámico— es una fuerza positiva en la sociedad. Eso es el testarudo engaño propio. Y es nocivo. La gente se está dejando dirigir para abrazar un programa reaccionario que refuerza el ejército egipcio y lo permite llevar a cabo la matanza de los simpatizantes de la Hermandad Musulmana.

Los "dos sectores anticuados"

El análisis de Bob Avakian sobre "los dos sectores anticuados" ofrece una herramienta poderosa y esencial para entender este conflicto y actuar de maneras que cambien los términos. A nivel mundial, dos fuerzas reaccionarias están chocando política, ideológica y militarmente. De esas fuerzas rivales, cada una predica una ideología esclavizante; cada una es un rival representante del estatus quo. En Forjar otro camino, Bob Avakian analiza esa dinámica:

Lo que vemos en contienda, con la jihad por un lado y McMundo/McCruzada por el otro, son sectores históricamente anticuados de la humanidad colonizada y oprimida contra sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista. Estos dos polos reaccionarios se oponen, pero al mismo tiempo se refuerzan mutuamente. Apoyar a uno u otro de esos polos anticuados, acabará fortaleciendo a los dos.

Esta es una formulación muy importante y crucial para entender muchas dinámicas que impulsan el mundo en este período, pero tenemos que tener en claro cuál de "los dos sectores históricamente anticuados" ha causado más daño y representa la mayor amenaza a la humanidad: los sectores dominantes históricamente anticuados del sistema imperialista, y en particular los imperialistas estadounidenses.

La rivalidad entre esos dos sectores anticuados en contienda —sus formas opresoras de organizar la sociedad, sus ideologías y programas opresores y sus representantes políticos— constituye una falla sísmica política muy importante en gran parte del mundo, en la sociedad egipcia, y es una fuente de escisiones en las clases dominantes egipcias. Cada una de esas tendencias se alimenta de la otra; los crímenes de cada una impulsan a las personas a los brazos de la otra. Nada de eso corresponde a los intereses fundamentales del pueblo.

Pero la humanidad no tiene que decidir entre esas dos alternativas inaceptables que no representan ninguna solución. Lo que se necesita hacer es forjar otro camino: en oposición a la dinámica de McMundo contra Jihad que domina una gran parte del mundo hoy, inclusive en Egipto, y romper con esa dinámica.

Es preciso entender lo que es una auténtica revolución. No deja intactos el estado y el ejército reaccionarios, la economía explotadora, las relaciones imperialistas y las opresivas relaciones sociales. ¡Para nada! La revolución tiene el objetivo de derrotar y desmantelar las estructuras opresivas y la fuerza militar del viejo orden. Sobre esa base, se pone a establecer un poder estatal y una economía socialista radicalmente nuevos y distintos, con relaciones sociales liberadoras, con el fin de servir a la lucha para alcanzar un mundo comunista sin clases — una comunidad mundial de la humanidad.

La nueva síntesis del comunismo que ha forjado Bob Avakian representa la única salida de la locura y el horror del mundo actual y hacia un mundo en el cual vale la pena vivir. Representa la alternativa realista y liberadora a los "dos sectores anticuados".

Esa nueva concepción del comunismo responde a las necesidades concretas y profundamente sentidas de la gran mayoría de la humanidad mundial. Corresponde al rumbo que el mundo necesita, y puede, tomar. Las personas deberían conseguir copias de El comunismo: El comienzo de una nueva etapa. Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, para aprender más sobre esto.

Hay que establecer un polo comunista revolucionario

Hay que elevar la vista de las personas hacia ese mundo mucho mejor.

Una dimensión crítica del trabajo auténticamente revolucionario es librar una aguda lucha ideológica en la sociedad, y transformar el modo de pensar de las personas como un elemento clave de construir un movimiento para la revolución y acumular las fuerzas para la revolución.

Eso significa denunciar a los "dos sectores anticuados", y no recurrir a una conciliación con los mismos.

  • La verdad es: no puede haber un capitalismo, sea "ilustrado" o de otro tipo, que no explota despiadadamente a las personas, que no conduce al empobrecimiento y la destrucción del medio ambiente.
  • La verdad es: en las naciones oprimidas que no se han librado de la dominación imperialista, las elecciones, la democracia parlamentaria y los derechos formales son muy compatibles con la dictadura de las clases explotadoras.
  • La verdad es: no puede haber un islam ni un cristianismo, sean "humanistas" o de otro tipo, que no oprimen a las mujeres.

Un movimiento revolucionario tiene que retar al pueblo a desechar las cadenas de la religión; sus súplicas a unas fuerzas sobrenaturales y unos dioses que no existen; y sus valores centrados en el patriarcado, la dominación y la ignorancia impuesta que se consagran en creencias, rituales y costumbres. Siendo todo eso una traba que impide que las personas conozcan el mundo y se den cuenta de su capacidad de transformar ese mundo y a sí mismas.

Un movimiento para la revolución tiene que popularizar y luchar para un conocimiento científico comunista del mundo y de la sociedad.

Un criterio de prueba en cuanto a romper con los confines de "los dos sectores anticuados" es la emancipación de la mujer. Eso significa desatar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución. La opresión de la mitad de la humanidad se ha entretejido profundamente en la urdimbre de opresión de la sociedad de clases. La libertad de opresión que las mujeres requieren solo se puede lograr mediante la transformación más radical de la sociedad. Abocarse a esa cuestión hoy, como criterio de prueba entre los mismos oprimidos y como parte de fomentar una nueva cultura y una nueva moral que pueda inspirar a las personas y "hacer que sean aptas" para hacer la revolución de emancipar a toda la humanidad: este es un componente esencial de construir un movimiento encaminado en realidad hacia una revolución que no pare a medias.

Las lecciones de la historia reciente

Hagamos un experimento mental. Volvamos a 2009, antes del levantamiento. Se podía ver que la Hermandad Musulmana estaba opuesta a Mubarak y que tenía muchos seguidores entre los pobres. Se podía ver también que el régimen de Mubarak empezaba a perder el apoyo de crecientes fuerzas de la clase media que miraban al Occidente para inspiración, al mismo tiempo que varias fuerzas de la propia burguesía liberal empezaban a entrar en oposición al régimen de Mubarak.

Ahora, habiendo visto lo que ha pasado desde 2011 y que el punto de vista y los intereses de clase de esos "dos sectores anticuados", en representación de dos formas de dependencia imperialista que se rivalizan pero se refuerzan mutuamente, han llegado a dominar la vida política y social: ¿qué se requiere?. ¿Seguirle a la zaga de una u otra de esas dos fuerzas? No, lo que se necesita hacer es establecer un auténtico polo comunista que puede empezar a influenciar a millones de personas.

La actual situación de Egipto —en la que grandes sectores de la población se están movilizando y actuando en beneficio de los intereses del ejército reaccionario el que representa los intereses opresivos del imperialismo estadounidense, mientras que otros sectores se están movilizando y actuando en beneficio de los intereses de la retrógrada Hermandad Musulmana que quiere reorganizar la sociedad de forma teocrática— solamente recalca la necesidad de este polo comunista.

Existe de hecho un camino que lleva a la emancipación: la nueva síntesis del comunismo. El reto es abordarla como una solución urgente e integral, ahora, en medio de esta situación horrorosa del asalto militar contra la Hermandad Musulmana, y hacer de ella una poderosa fuerza de atracción y de contienda en la sociedad y en el mundo.

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