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Afganistán: Las negociaciones con los talibanes

23 de septiembre de 2013 | Periódico Revolución | revcom.us

 

9 de septiembre 2013. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. La marcha de los acontecimientos en Afganistán en los últimos meses muestra que van más en serio las maniobras hacia unas negociaciones con los talibanes, algo que se recalcó públicamente el 7 de septiembre, cuando Pakistán incondicionalmente puso en libertad al menos siete prisioneros talibanes, entre ellos algunos líderes capturados. El día anterior Afganistán puso en libertad a 11 de estos prisioneros, quienes asimismo tenían la libertad de ir donde quisieran. Esto se llamaba explícitamente una maniobra para facilitar una nueva ronda de conversaciones.

Durante esos mismos días, sin embargo, Estados Unidos lanzó un ataque con aviones no tripulados contra un camión que transitaba por la provincia afgani de Kunar y dejó a 16 personas muertas, en su mayoría pasajeros ordinarios, según las autoridades locales. Los funcionarios estadounidenses no hicieron ningún comentario sobre esta extraordinaria puesta en libertad de prisioneros y los posibles motivos, pero también parecen decididos a demostrar su poderío letal y determinación, al combinar la violencia y la diplomacia hasta que consigan un resultado que pueden aceptar.

Algo aún más dramático que la liberación de los prisioneros fue que, en junio a los talibanes se les permitió abrir una oficina en Doha (Qatar), bajo el letrero del "Emirato Islámico de Afganistán", el nombre usado por el gobierno de los talibanes durante su gobierno, e izar la bandera blanca de dicho gobierno.

Esta maniobra suscitó diferencias agudas entre el gobierno de Karzai y sus amos estadounidenses. Karzai mostró su enfado al protestar por esta decisión, que al parecer provocó el fracaso de la ronda inicial de conversaciones. Karzai y otros altos funcionarios afganis tacharon el proceso de una conspiración y acusaron a las partes involucradas (Estados Unidos, Pakistán, Qatar y los talibanes) de tratar de dividir a Afganistán. En protesta suspendió las negociaciones con Estados Unidos sobre el acuerdo estratégico que se supone que estipule los términos de la participación estadounidense a largo plazo después de la anunciada retirada de una parte o la totalidad de sus tropas el próximo año.

El gobierno afgani se quejó de que se ignoraban sus condiciones previas para las conversaciones. Karzai, en una carta a Obama el 19 de junio, escribió: "Nuestro acuerdo para abrir una oficina en Qatar tenía el propósito de lograr la paz, pero no perder nuestra soberanía y unidad nacional y no perder los logros de más de una década. El proceso de paz debe ser dirigido por los afganis". Karzai también insistió en que el cese de las actividades militares de los talibanes fuera una condición previa para el inicio de las negociaciones, y que dichas negociaciones debieran llevarse a cabo en Afganistán (BBC, 27 de junio de 2013).

Pero al tiempo que denunció el proceso de Qatar, en la misma declaración una vez más describió a los talibanes como sus hermanos y exigió que participaran en la construcción de Afganistán y no matar a sus propios hermanos (BBC, 28 de junio).

Los ocupantes han encontrado la situación en Afganistán muy difícil y complejo, a pesar de que parece que han decidido buscar una solución negociada a la guerra contra los talibanes. En gran medida estas complejidades han surgido como resultado de la ocupación misma.

El porqué de la prisa repentina para las negociaciones: la posición de Estados Unidos en evolución

No es difícil ver por qué tantas fuerzas que participan en la guerra de Afganistán en la última década y más allá se han vuelto de repente "amantes de la paz".

Durante mucho tiempo, Estados Unidos, el líder de la ocupación de Afganistán, decía: "Nosotros no hablamos con los terroristas". Con desesperación, se empeñaba en salir victorioso de esta guerra con el fin de promover en sus ambiciones mundiales. Pero la guerra ha tomado mucho más tiempo que Estados Unidos esperaba y, a pesar de la adaptación de una tras otra nueva estrategia, una clara victoria se ha vuelto menos posible.

Estados Unidos anunció su intención de retirar sus fuerzas principales de Afganistán a finales de 2014. Sin embargo, eso aún distaría mucho de retirarse completamente de Afganistán. Por el momento, Estados Unidos dice que unos 10.000 de sus soldados permanecerán ahí por un futuro indeterminado. Eso implica que Estados Unidos seguiría siendo en general el jefe de la guerra tras bambalinas e incluso tomaría parte en las operaciones más sofisticadas, así como entrenaría a las fuerzas del gobierno afgani. Por ahora, Estados Unidos planea mantener sus bases militares en Afganistán indefinidamente.

Esta es una continuación de sus objetivos originales en la invasión de Afganistán, para amarrar su dominio en una región que es la puerta de entrada al sur de Asia, Asia central y el Medio Oriente y con una ubicación estratégica en relación con Rusia y China.

Al mismo tiempo, parece que Estados Unidos haya llegado a la conclusión de que no es posible ganar la guerra en Afganistán sin dar una proporción del poder a los talibanes. Cuando se lanzó la guerra en 2001, los dirigentes políticos y militares estadounidenses tenían que ganar una victoria rápida e impresionante, en parte para recuperar algo del poder de intimidación que perdió tras la derrota de la invasión de Vietnam. Sus estrategas creían que con el desarrollo de armas de alta tecnología y sofisticadas, ahora tenían la capacidad de librar guerras cortas y victoriosas con fuerzas pequeñas contra los países del tercer mundo. Se suponía que Afganistán fuera un ejemplo de ello.

De hecho, el rápido colapso del gobierno talibán sólo dos meses después del inicio de la invasión fue considerado como evidencia de la validez de esa estrategia. Embriagados por la aparente victoria en Afganistán, planearon la ocupación de Irak e incluso de otros países. Pero era demasiado pronto como para concluir que el armamento de alta tecnología se hubiera convertido en el factor decisivo en la guerra.

Los talibanes aprovecharon el descontento de las masas contra los ocupantes y comenzaron a hacer una reaparición, y Estados Unidos se vio en cierta medida inmovilizado en Irak y Afganistán.

Algunos aliados de Estados Unidos, o al menos algunos de sus generales concluyeron que con los recursos que tenían y la forma en que estaban combatiendo, no podían derrotar a los talibanes. Argumentaron que más beneficiaría a sus intereses comenzar a hablar con los talibanes con vistas a su inclusión de alguna forma en el poder gobernante. Al parecer, los imperialistas estadounidenses se oponían a esa idea durante mucho tiempo. Bajo la presión de algunos aliados europeos y, sobre todo, debido al deterioro de la situación de guerra para las fuerzas de ocupación, Washington dio marcha atrás de su posición anterior, pero una condición para el inicio de las negociaciones fue una previa consecución de una posición de fuerza. El propósito del aumento de más de 30.000 soldados estadounidenses en 2009 fue para finalmente derrotar a los talibanes y/o fortalecer la posición de Estados Unidos si las negociaciones resultaran necesarias. Pero, contrariamente a las afirmaciones de los militares de Estados Unidos en el momento, el aumento no ayudó mucho para cambiar la situación.

Estados Unidos ha estado tratando de hablar con los talibanes desde 2011. Según el portavoz de Karzai, Aimal Faizi: "La apertura de una oficina de los talibanes en Doha fue el resultado de las negociaciones entre los talibanes y Estados Unidos en 2011". Dijo que el gobierno de Afganistán fue informado sólo unos días antes de la segunda conferencia de Bonn de junio de 2011.

La posición de los talibanes

El hecho de que Estados Unidos no logró derrotar a los talibanes no debe ocultar su naturaleza reaccionaria ni la de los otros grupos islamistas aliados con éstos.

En ausencia de una fuerza revolucionaria (una alternativa a ambos bandos reaccionarios, los ocupantes y los islamistas reaccionarios), las masas que odiaban por sus ultrajes a los ocupantes y su gobierno impuesto podían ver sólo una opción: los talibanes. Algunas personas se distanciaron de ambos bandos, pero algunas se unieron a los talibanes.

Sin embargo por su naturaleza reaccionaria, el Talibán se topaba con algunas limitaciones serias en esta guerra. No pararon la extrema opresión de las mujeres, la mitad de la población. También reprimían duramente las masas pobres de todas las nacionalidades y religiones y agravaron su sufrimiento, mientras que tomaban partido los elementos feudales y otros reaccionarios acomodados. Eso aumentó el odio de muchas masas durante los años de su gobierno en todo el país, incluyendo las zonas pastunas.

La base pastuna de los talibanes les es a la vez un punto fuerte y un problema. Su opresión de las personas de otras religiones, incluso de otras ramas del islam y también de las más pequeñas nacionalidades no pastunas del país que en general forman la mayoría de la población, implica que en total el 60 por ciento de la población de Afganistán no ha sido muy susceptible a su influencia, y el apoyo general en el país siempre ha estado fuera de consideración. El hecho de que las masas pastunas se han visto impulsadas hacia los talibanes por las atrocidades de los otros señores de la guerra, los comandantes y los ocupantes imperialistas, especialmente contra el pueblo pastún, no implica un apoyo profundo. De acuerdo con algunas encuestas y estimaciones, al menos un tercio de las personas en las zonas pastunas como el sur y el este de Afganistán no apoyan a los talibanes en absoluto.

Los talibanes tienen otra desventaja la que va en contra de su popularidad: la mayoría de la gente en Afganistán sabe de su dependencia de Pakistán, que los utiliza como un instrumento para sus propios intereses regionales y su rivalidad con India. Pakistán, a pesar de su desobediencia sobre el tema de Afganistán y su apoyo no muy escondido para los talibanes, al final del día es un fuerte aliado de Estados Unidos en la región.

Estos factores han generado unos obstáculos que por su naturaleza reaccionaria los talibanes no han podido eliminar. Tal vez estén contando con el descontento de las masas, pero su estrategia y tácticas distan mucho de confiar en las masas. Quizá combatan contra los ocupantes, pero distan mucho de ser una fuerza independiente, y tal vez al final dejen entrar a las fuerzas extranjeras, si no por la puerta principal, pues luego por la puerta de atrás. Además, el tiempo no es necesariamente de su lado: no pueden continuar la guerra para siempre. Tal vez porque estén conscientes de las consecuencias de esta situación, accedieron a negociar con los ocupantes durante los últimos dos años, un cambio de su posición inicial de rechazar cualquier negociación hasta que los ocupantes salieran del país. Hasta el momento, incluyendo en las conversaciones de Qatar, se han negado a hablar con el gobierno afgani directamente, pero las recientes declaraciones dan señales de que quizá cambien de posición.

Pakistán es otro jugador en la guerra de Afganistán que no está contento con la evolución de los sucesos desde la ocupación comenzó en 2001 y se opone firmemente a Karzai y a cualquier régimen basado en los no pastunes que se inclinaría a favor de la India e Irán. A pesar de la presión de Estados Unidos, se ha negado a reducir su apoyo a los talibanes. El gobierno afgani cree que Pakistán es la única razón por la que los talibanes pueden seguir combatiendo.

Durante una visita a Afganistán, Sartaj Aziz, un alto asesor de seguridad nacional del primer ministro de Pakistán, admitió que, debido a las relaciones anteriores, el organismo de seguridad de Pakistán (ISI) "tiene algunos contactos con los talibanes, pero no los controla" (BBC, 21 de julio). Al referirse a las conversaciones de Qatar, añadió que Pakistán ayudó a organizar la reunión con los talibanes cuando se le pidió hacerlo.

Ahmed Rashid, un periodista paquistaní que ha escrito varios libros sobre el Talibán y la política regional, escribió hace poco un artículo acerca de las conversaciones, publicado por la BBC. Él cree que Pakistán está ayudando y apoyando genuinamente a las conversaciones. "Después de haber sido durante mucho tiempo acusado de entrometerse en los asuntos afganis para sus propios fines, Islamabad se interesa desesperadamente en asegurarse de que las conversaciones no se derrumben, porque unas conversaciones exitosas no sólo podrían conducir a un fin a la guerra desestabilizadora en Afganistán pero a una reducción de la combatividad del Talibán paquistaní. El ISI sí jugó un papel positivo al hacer que los talibanes volvieran a Doha en primer lugar, después de un lapso de 16 meses, y lo está haciendo de nuevo" (www.ahmedrashid.com).

Pero puede haber más que eso, ya que los gobiernos occidentales están aumentando su presión sobre Pakistán y advirtiendo de los posibles costos a ese país si no coopera. Quizá esta presión también traiga aparejada promesas para un papel del Talibán en un futuro gobierno afgani y un papel cada vez mayor de Pakistán en Afganistán y la región en su conjunto.

De hecho, ese fue uno de los principales temores de Karzai que condujeron a su protesta en contra de las negociaciones de Doha. Tenía sospechas, o tal vez incluso evidencia indiscutible, de que los principales puntos a negociar ya se habían acordado entre Estados Unidos y Pakistán y, probablemente, los talibanes, en ausencia de los representantes del gobierno afgani. Por eso Karzai las llamaron una conspiración para dividir el país.

Posibles puntos de negociación

De hecho, ahora parece imposible que los talibanes se comprometan a negociar por algo menos que su inclusión en el sistema de gobierno dominante. El problema para Estados Unidos y otros jugadores importantes es cómo. Están revisando las tres alternativas principales en este momento. (1) Incorporar a los talibanes en la estructura de poder existente y darles alguna posición ministerial o "elegirlos" a algunas posiciones gubernamentales. (2) Reformar la constitución para incluir los puntos de vista de los talibanes sobre la ley sharia (religiosa). Eso podría representar un problema, ya que los islamistas defienden la sharia como el sistema jurídico exclusivo y se han opuesto a cualquier otra constitución. (3) Entregar algunas provincias, principalmente las provincias pastunas, a los talibanes y dejar que éstos las controlen y promulguen las leyes ahí. Se ha hablado mucho de la última opción, y parece que es la solución preferida entre los círculos imperialistas y paquistaníes.

El miembro del parlamento británico por el Partido Conservador, Tobias Ellwood, planteó la idea en 2012. Conocido como el "Plan C", dividiría a Afganistán en ocho zonas y entregaría unas pocas zonas al control de los talibanes. Aunque se rechazó explícitamente en ese entonces, en algunos sentidos aún representa la opinión de los imperialistas para el reparto del poder en Afganistán. Un funcionario del gobierno afgani también afirmó que el asesor de Pakistán a la primera ministra Sartaj Aziz planteó un plan similar con el embajador afgani en Pakistán.

Al final, todas las fuerzas implicadas están entrando en las negociaciones en beneficio de sus propios intereses. Karzai protesta por que no lo dejen fuera y que no se tome una decisión a sus espaldas, pero en principio no se opone a las negociaciones ni siquiera necesariamente a algunos posibles puntos de acuerdo.

Quizá los talibanes den marcha atrás de su posición de no hablar con el gobierno afgani. El tono del mensaje del líder talibán Mullah Omar, con motivo de la festividad islámica de Eid al-Fitr, fue más conciliador que las declaraciones anteriores. En su mensaje, dijo que los talibanes no pretenden monopolizar el poder y permitirán que otras personas "sirvan a su país". También señaló que no permitirá que se utilice al país para atacar a otros países, una posible referencia a una ruptura con Al-Qaeda o a una restricción sobre la misma. También parece que está retrocediendo de la oposición del Talibán a las actividades de las ONG, la educación de la mujer hasta cierto punto y así sucesivamente. Habló de un cambio en las actividades militares y pidió que sus seguidores se cuidaran de no tomar la vida de civiles.

En resumen, existen presiones sobre las distintas fuerzas en juego para llegar a algún tipo de acuerdo — por supuesto, a expensas de los intereses del pueblo. Estas fuerzas pueden ponerse de acuerdo fácilmente para pisotear los intereses y derechos de las personas. Después de toda la retórica sobre la democracia y los derechos de las mujeres que los ocupantes occidentales utilizaron como justificación para invadir, estos problemas ya han desaparecido de su discurso y del de Karzai, quien en repetidas ocasiones (y con sinceridad) decía que los talibanes eran sus "hermanos". No hay duda de que cualquiera que sea el acuerdo, la gente y en especial las mujeres seguirán sufriendo como siempre, y tal vez incluso peor que ahora.

Quizá continúe este proceso de negociación. Además, quizá las diferencias y el choque de intereses entre las fuerzas reaccionarias en juego impidan un acuerdo. En todo caso, esta situación va en contra de los intereses del pueblo y tampoco es probable que lleve al tipo de estabilidad regional que los imperialistas quieren. Una vez más, a pesar de todos sus crímenes, quizá los imperialistas no alcancen sus metas.

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

 

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