Entrevista a Carl Dix

El sistema dice que la vida de una persona negra carece de valor — TIENE QUE HABER una respuesta

17 de marzo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En el último número de Revolución, se inició la publicación de pasajes de una entrevista que Revolución hizo con Carl Dix, del Partido Comunista Revolucionario y un iniciador de la Red Parar la Encarcelación en Masa. Esta semana continuamos con nuevos pasajes, y publicaremos más en la semana que viene.

La entrevista Revolución empezó con una discusión sobre el juicio nulo de Michael Dunn en Florida. Dunn asesinó a Jordan Davis a sangre fría y fue acusado y procesado, pero este asesinato quedó impune. Hemos redactado la entrevista para su publicación.

 

CD: Sobre el juicio de Dunn por el asesinato de Jordan Davis, lo que ocurre es que Amérikkka (lo deletreo con KKK por el Ku Klux Klan) declara una vez más que el negro no tiene ningún derecho que el blanco tenga que respetar. Si te fijas en este caso y el juicio, lo que pasó fue que unos adolescentes estaban tocando recio su música en un carro. Un individuo entra manejando a la gasolinera, se molesta por la música, y les dice a los muchachos que bajen el volumen. No quieren, lo discuten entre los dos lados, y los muchachitos siguen tercos con su música. Pues los jóvenes eran negros y su música era rapera, y ese individuo que quería que la bajaran era un blanco que opinaba que la música rapera era música hampón y le caía gordo, así que saca la pistola y empieza a tirarles balazos, y sigue tirándoles después de que ellos arranquen el carro y huyan a alta velocidad para salvarse las vidas. Cuando al tipo ese lo llevan al juicio, declara la defensa propia, inventa un arma imaginaria —una escopeta a la cual ninguna otra persona en el lugar de los hechos haya visto, y jamás se haya encontrado— y le salen lágrimas al contar que tuvo que abandonar el lugar de ese asesinato en su carro e ir a su hotel porque su perro tenía que orinar, pero habla fríamente sin emoción de haber matado a un muchacho negro. Su testimonio, en su esencia, era un llamamiento a los supremacistas blancos de defenderlo, que él estaba asestando un golpe por los blancos “asediados” en esta sociedad y por eso deben apoyarlo, que esos negros les están faltando el respeto y los blancos tienen que empezar a matar a algunos para que se enseñen a comportarse. Lo que estoy diciendo aquí es lo que él escribió de verdad en cartas a sus familiares desde la cárcel y lo que dijo en llamadas telefónicas de la cárcel. La fiscal tenía la transcripción de esas llamadas y esas cartas — y no presentó nada de eso en el juicio, y voy a retomar este punto más adelante. Pero eso es lo que pasó y hay un jurado que no puede declarar a ese tipo culpable de asesinato. El sistema, con este veredicto, está declarando que la vida de un negro no tiene ningún valor. Eso es encima del asesinato de Trayvon Martin por George Zimmerman y la negativa del sistema de declararle culpable a Zimmerman, y de ahí se ve que hay un mensaje: jóvenes negros traen una diana en la espalda, una diana para que pudiera practicar el tiro al blanco cualquier policía, y ahora cualquier blanco racista también, declarando la defensa propia y suponiendo que se lo justifiquen.

Esta situación es inaceptable

Esta situación es inaceptable. Este mensaje es uno que el pueblo no puede permitir hacerse sin responder. Porque, mira, hay jóvenes que bien saben que traen esa diana en la espalda, que podrían tener una confrontación con un policía o con un blanco racista, y terminar muerto. Hay padres que aconsejan a sus hijos: esto es lo que tienes que hacer y esto es lo que no tienes que hacer cuando te topes con un policía. Ahora tienen que agregar a ese consejo: si te topas con un blanco, tienes que tener cuidado, tienes que hacer esto y no tienes que hacer aquel. Y al mismo tiempo saben que por muy buenos que sean los consejos, y por más que les obedezcan sus hijos, puede que no les sirvan para nada en una de estas confrontaciones. Porque fíjate en Jordan Davis, fíjate en Trayvon Martin, fíjate en Amadou Diallo, fíjate en Sean Bell y en muchas otras personas que yo podría nombrar — Jonathan Ferrell* en Carolina del Norte. ¿Qué es lo que hicieron mal esas personas? ¿Qué acto cometieron que provocara su muerte? Simplemente se trataba de ser negro o latino en el lugar equivocado en el momento equivocado.

  • Los Angeles, California, 26 de febrero de 2014
  • Oakland, California, 26 de febrero de 2014
  • Seattle, Washington, 26 de febrero de 2014
  • Atlanta, Georgia, 26 de febrero de 2014
  • Times Square, New York, 26 de febrero de 2014
  • Cleveland, Ohio, 26 de febrero de 2014
  • Houston, Texas, 26 de febrero de 2014
  • Chicago, Illinois, 26 de febrero de 2014
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Es inaceptable que el color de la piel determine si uno vaya a vivir o no, y cómo vive — eso es algo que jamás se debe aceptar. Por eso, cuando hice la declaración luego del veredicto en el caso de Jordan Davis, dije: esto demuestra, una vez más, por qué hace falta una revolución, por qué tenemos que acabar con este sistema. Porque se trata de una brutalidad y una opresión que han sido esenciales para los mismos cimientos del sistema capitalista amerikkkana desde sus principios. Y muchas personas están cuestionando: ¿por qué ocurre eso, de dónde viene, y qué se puede hacer, si es que se pueda hacer algo, para solucionarlo? Esta es una discusión que se necesita prender muy ampliamente en la sociedad y tenemos que estar en medio de ella, desmenuzando por qué ocurre, de dónde viene, y el hecho de que surge del mismo funcionamiento de este sistema.

Pues cuando uno da un vistazo a la historia del pueblo negro en este país, siempre ha sido integrado y pulverizado en el proceso de la producción de ganancias en este país. En el principio hubo esclavitud y de trabajar de sol a sol en la producción de tabaco y después algodón, sin sacar ningún provecho — solamente lo mínimo para sobrevivir para volver a los sembradíos y laborar al día siguiente. Y de ahí se impuso todo un sistema de leyes, las instituciones para imponer esas leyes, y costumbres y tradiciones para mantener eso y movilizar a toda la sociedad blanca como parte de imponerlo. La esclavitud se acabó tras la Guerra de Secesión, pero la reemplazó la segregación Jim Crow, los negros por lo general en las mismas plantaciones donde los habían tenido de esclavos, pero ahora eran aparceros que laboraban en los mismos cultivos y se les robaban los dueños de las plantaciones, posiblemente los mismos dueños que los tenían de esclavos antes. Esa fue la situación. Y todo un sistema Jim Crow de leyes, tradición, costumbre para imponerlo, y de nuevo, se movilizó la sociedad blanca para mantenerlo. Pues los alguaciles podían arrestarte por vagar, es decir estar en el lugar equivocado en el momento equivocado sin un hombre blanco que justificara tu presencia. De ahí podían encarcelarte y mandarte a alquilar para que te explotara igual como al esclavo — no era más que la esclavitud con otro nombre. Si la banda de linchadores decidía que tú estabas donde no tenías que estar, te podían linchar. Si te encontrabas en un lugar donde la banda de blancos había decidido que algún negro se había pasado de listo, posiblemente te linchaban no más porque sí, porque la historia del linchamiento de este país incluye todos estos incidentes — si no podían encontrar la persona a la que buscaban, agarraban a otras personas, o si alguien dijo algo en oposición a un linchamiento, lo lincharon también. Todo eso pasaba.

Las formas han cambiado una vez más

Las formas han cambiado una vez más. Ya no se trataba de aparceros en la plantación sino de la migración de negros a las ciudades para trabajar en fábricas. Pero, otra vez, ¿qué pasó? El nivel más bajo de la mano de obra, los trabajos más duros, más peligrosos, con el menor salario. Es algo que yo conozco porque yo trabajaba en una acería. Uno entra de principiante en la acería y ahí estaba un equipo de negros en el que todas las personas en ese equipo sabían bien todos los diferentes trabajos en el lugar y frecuentemente les tocó entrenar a los jóvenes que estaban empezando — y ellos me contaron que entrenaban a los blancos que entraban en la planta y para trabajos mejor remunerados, más limpios y menos peligrosos, pero ellos no podían subir y hacer esos trabajos. También conozco bien eso porque tengo cicatrices de cuando yo trabajaba ahí y por poco me muero incinerado. Así que eso era el tipo de situación que les tocó a las personas cuando dejaron las plantaciones. No era nada fácil tampoco, todavía en lo más bajo, vilmente explotados.

Pero ahora, la situación ha cambiado aun más. El proceso de producción se ha internacionalizado y esos trabajos ya no existen para las personas en las zonas urbanas marginadas. Lo que pasa es que ahorita, para muchísimos jóvenes, el imperialismo capitalista no puede sacar ganancias de su explotación. Por eso, estos jóvenes no tienen ningún futuro dentro del sistema, no les queda ninguna forma legítima para sobrevivir y mantener una familia. Y la respuesta de las autoridades es de criminalizar esos jóvenes — de ahí sale esa diana de la que hablé anteriormente. Tratan a estos jóvenes como sospechosos permanentes, culpables hasta que comprueben su inocencia, si es que sobrevivan para comprobarla. Así que, eso es lo que nos confronta ahorita, y otra vez, estamos hablando de una opresión horrenda que forma parte integral del mismo entramado de este sistema capitalista. No es posible acabar con esa opresión reformándola o dándole retoques. En realidad, requiere una revolución —y nada menos— para eliminarla de una vez por todas.

Ahora bien, mencioné unas cosas las que ahora quisiera retomar. Pues Ángela Corey, de la fiscalía que enjuició a George Zimmerman por el asesinato de Trayvon Martin y no pudo conseguir una condena, también manejó el caso de Jordan Davis y tampoco pudo conseguir una condena por asesinato. Y esta fiscalía sí tenía esas declaraciones racistas descaradas las que hizo Michael Dunn que claramente están relacionadas con lo que él hizo concretamente, como por qué las personas deben empezar a matar a estos sicarios negros para que corrijan su comportamiento. Él lo dijo repetidamente por teléfono, por escrito — la fiscalía lo tenía y no lo presentó. Ni siquiera trataron de desacreditarlo cuando dijo: Nunca he tenido sentimientos racistas. Eso fue parte de su testimonio. Este es el mismo individuo que dijo que los blancos tienen que empezar a matar a los negros para que éstos corrijan su comportamiento. La fiscalía nunca trató de presentar esa información, y no es porque la fiscalía de Ángela Corey sea tan incompetente. Es porque en casos como éstos en que es a George Zimmerman al que procesan por criminalizar y asesinar a Trayvon Martin, un joven negro, o a Michael Dunn al que procesan por criminalizar y asesinar a Davis, un joven negro — y “se olviden” de cómo manejar un juicio.

Pero si se trata de zampar a los negros y los latinos a la cárcel en toda una variedad de casos legales, pues ahí no olvidan nada. Para eso la fiscalía de Corey es muy eficaz. Conocí a unas personas... por ejemplo, la familia de un niño de 12 años a quien ella intentó mandar a la prisión de por vida: no hasta que llegara a ser adulto, sino por el resto de su vida. No consiguió hacer eso totalmente, pero sí consiguió darle una condena de varias décadas. En otro caso, un joven fue acusado de cometer un robo con una escopeta de perdigones; estaba en la escuela un día y los policías entraron y lo arrestaron sin ninguna orden judicial. La evidencia que presentaron fue que había un teléfono al cual el joven pudiera haber tenido acceso, y que tenía alguna conexión con el robo, pero varias otras personas en la escuela tenían el mismo acceso al teléfono. Lo detuvieron, lo interrogaron por 24 horas y le sacaron una confesión a la fuerza. Ese joven ahora está purgando 49 años de prisión. Me encontré con otras familias con casos similares, y Angela Corey fue la fiscal. Así que lo que tenemos es una fiscalía que hace un trabajo buenísimo de encarcelar a los negros y a los latinos, pero que olvida cómo se hace ese trabajo en el caso de una persona que haya cometido un crimen contra un negro o un latino.

Revolución: Fuiste a Jacksonville el 26 de febrero con Juanita Young, la madre de Malcolm Ferguson que fue asesinado por el Departamento de Policía de la Ciudad de Nueva York. Después del juicio nulo a Michael Dunn, la Red Parar la Encarcelación en Masa añadió Jordan Davis a su llamamiento para ese día. ¿Puedes hablar sobre tu opinión sobre ese [juicio nulo] y lo que fuera necesario hacer en respuesta, por qué tú y Juanita Young fueron a Jacksonville, y algo de lo que aprendieron?

CD: La Red Parar la Encarcelación en Masa publicó un llamamiento para realizar un Día Nacional de Indignación y Remembranza por Trayvon Martin el 26 de febrero, fecha en que se cumplieron dos años después de su asesinato a manos de George Zimmerman. Cuando terminó el juicio al asesino de Jordan Davis, la Red Parar la Encarcelación en Masa decidió añadir a Jordan Davis a ese día de indignación y remembranza. De hecho eso fue muy importante porque surgían muchas preguntas acerca de ¿hay algo que podemos hacer en respuesta a esto? Hicimos una marcha cuando se exculpó al asesino de Trayvon y ahora está pasando otra vez. El sistema se niega a condenar a un asesino. Algunas personas hasta estaban pensando y expresando que simplemente hay que acostumbrarse a eso, hay que aceptarlo. Y fue muy importante que se hizo un llamamiento que: No, hay que no aceptar eso, no podemos aceptarlo y tampoco tenemos que aceptarlo. El llamamiento de la Red Parar la Encarcelación en Masa dijo: ¡Sudaderas con la Capucha Puesta el 26 de febrero! Al acercarnos a esa fecha, decidimos que necesitábamos algo para simbolizar eso de tener en la mira a los jóvenes negros, y se creó un material gráfico con una diana y las palabras “¡Basta Ya!” por la parte superior. Reprodujeron eso en algunas ciudades, lo postearon y llegó a ser una forma que las personas adoptaron en ciudades por todo el país. Siguen llegando los informes de lo que pasó el 26. Recomiendo mucho que las personas accedan al sito web revcom.us, porque ahí pueden conocer lo que pasó el 26 de febrero y también lo que está pasando.... lo que el movimiento para la revolución, que es muy necesario y que nosotros en el Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos, estamos forjando, lo que éste está haciendo, lo que está pasando en el movimiento de resistencia a la encarcelación en masa, lo que está pasando en el movimiento de resistencia a los ataques contra la mujer en esta sociedad, y todo. El sitio web le da orientación acerca de cómo llevar eso a cabo, y también puede informarse sobre la dirección que tenemos para esta revolución en Bob Avakian, el líder del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. Parte de la razón por la cual no tenemos que aceptar esto es que la revolución no solo es necesaria sino es posible, y esa posibilidad es mayor debido al trabajo que está haciendo Avakian. Las personas deberían conocerlo, entrarle en él y hacer correr la voz a otros.

Revolución: Quisiera preguntarte algo más sobre el día 26. Creo que sería bueno hablar sobre lo que habría pasado si la Red no hubiera convocado s lo que sí convocó y qué efecto eso habría tenido, para que las personas puedan captar el impacto que tiene cuando actúan. Y hablar un poco sobre... ¿recibió atención en los medios de comunicación? ¿Tuvo un impacto?

CD: Existía un sentimiento de: ¿es posible hacer algo respecto a esto? No en el sentido de que se tratara de algo menos que un ultraje horrible, pero en el sentido de que tal vez no se puede hacer nada. Importaba mucho el hecho que ese sentido encontró oposición, que se abordó y se luchó en su contra. Empezamos a notar ese sentido de manera muy aguda justo después del pronunciamiento del veredicto. Recuerdo que estuve en Harlem y conocí a unos jóvenes que me oyeron hablar; la gente leyó mi declaración y yo hice unos comentarios para exponer algunos puntos. Ellos escucharon atentamente, pero cuando después nos acercamos a ellos para pedir sus opiniones, uno dijo: “No tengo opinión”. Y el otro dijo: “Tengo muchas opiniones, pero decírseles no cambiará nada. Solo me enojaría más y, de todos modos, ¿qué podemos hacer?” Nos dimos cuenta de que había que adentrarnos en el tema con esos dos jóvenes, y al final ellos decidieron llevar unos materiales a su escuela para movilizar a la gente, pues captaron que quedarse callados tendría el efecto de reforzar la evaluación de la situación de que no podemos hacer nada, simplemente tenemos que adaptarnos y seguir adelante. Pero el efecto es distinto cuando las personas como ellos, ellos mismos y otros como ellos, empiezan a actuar, empiezan a contrarrestar ese sentimiento, empiezan a decir que no, no tenemos que aceptar eso. Y empezar a forcejear con la cuestión de la revolución y el tipo de mundo que es posible hacer nacer: si es posible y qué implica que las personas como ellos tengan que hacer. Ellos estaban dando un paso inicial al comprar el periódico Revolución y llevar unas tarjetas de mano para el Día Nacional de Indignación y Remembranza; estaban empezando a abordar eso y entrarle en eso.

Había que propagar eso a nivel de toda la sociedad, porque por un lado teníamos que abordarlo con la gente en las calles, pero por otro también teníamos que difundirlo de modo que llegara a las personas que no podríamos conocer en las calles. Hicimos un trabajo para difundirlo por as redes sociales, por Facebook, enviamos tuits, corrimos la voz. Tuvo un impacto, porque hasta ahora se sabe de 18 ciudades, entre éstas la noticia que supimos anoche, esta mañana, de que en Birmingham se celebró el día 26, en las que las personas tomaron acción en torno al llamamiento ¡Sudaderas con la Capucha Puesta! Se celebró en las zonas en las que la Red Parar la Encarcelación en Masa ya está más o menos organizada o empieza a organizarse. Y eso fue importante. La gente de Oakland y sus alrededores llevó a cabo un mitin en la estación del metro Fruitvale, el lugar donde la policía asesinó a Oscar Grant el Año Nuevo de 2009. La gente actuó en Chicago, en Nueva York. Pero también empezamos a descubrir que en algunos lugares donde la Red Parar la Encarcelación en Masa no tenía contacto con nadie, aquellos que se habían enterado del llamamiento para un día de Sudaderas con la Capucha Puesta organizaron protestas. Por ejemplo, unas miembras de una hermandad de estudiantes femeninas de Houston. Las personas de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee organizaron un acto el que postearon en la página de la Red, acto que tuvo cobertura en los medios de comunicación allá. Pero también en lugares como Bethune Cook, una universidad históricamente negra en Florida, unos estudiantes hicieron una vigilia que salió en los medios de comunicación. Todo esto empezó a propagarse más ampliamente, y eso responde al hecho de que sí existía un sentimiento de que había que hacer algo. Existía la indignación, un sentido de que había que hacer algo, pero era necesario conectarse con esa indignación y movilizarla y organizarla. Ese fue el papel que la convocatoria de la Red Parar la Encarcelación en Masa desempeño, sobre la cual actuaron las personas y la que suscitó una respuesta, y una respuesta que... salió el miércoles por la tarde en la red televisiva BET [orientada hacia el público negro] la noticia que esto estaba pasando y que los organizadores estaban llamando para acciones en todo el país. Un periódico con lectores por toda la región del Sur, que no es un periódico negro, pero un periódico más de corriente establecida, informó algo sobre esto y mencionó la vigilia en Bethune Cook. Después descubrí el mismo artículo, pero sin mencionar la vigilia de Bethune Cook, en alguna parte ahí por Luisiana.

Así que se corrió la voz, la gente lo adoptó, y fue muy importante que a raíz de la ira que tenía la gente, pero también frente a sus preguntas sobre si iba a cambiar cosa alguna al expresar esa ira, si expresarla iba a desempeñar papel alguno, eso fue muy importante. Porque cuando las personas miraron el asesinato de Trayvon Martin y la exoneración del asesino, les importaba muchísimo que la gente se tomó las calles y que lo hizo un número considerable de personas, no lo suficiente pero considerable de todos modos. Según mis cálculos, miles de personas entraron marchando en Times Square en Nueva York, en Los Ángeles la gente bloqueó el tránsito de una carretera interestatal, por todo el país ocurrieron cosas así. Y sí importa que tales ultrajes encuentren una respuesta resuelta. Porque si no, hay un mensaje en todo esto: un mensaje de criminalización de esos jóvenes, de que son sospechosos permanentes, con una diana en la espalda, sin ningún derecho que un blanco tenga que respetar, se declara todo eso. Y si eso llegara a ser algo que la gente aceptara simplemente porque “así son las cosas”, todo eso no simplemente continuará, sino que aumentará, va se pondrá peor. Porque en realidad existe un llamamiento para que los defensores de la supremacía blanca, los soldados rasos del fascismo, se ofrezcan para desempeñar un papel en reforzar que los oprimidos vuelven a ocupar su lugar. Y todo eso es parte de la mezcla de lo que está pasando en estos momentos. También salieron informes en el sitio web de la revista Essence, en el sito web del noticiero NBC, y Democracy Now! tenía un reportaje muy bueno en su sitio web...

De hecho esa fue una esfera importante en la cual sucedieron acciones, porque al remontar al desarrollo del movimiento en torno al asesinato de Trayvon Martin, sucedieron cosas como los jugadores profesionales de baloncesto que usaron sudaderas con la capucha puesta, el Calor de Miami sacó una foto del equipo en sudaderas con la capucha puesta, Amar’e Stoudemire de los Knicks de Nueva York usó su sudadera con la capucha puesta en las sesiones de calentamiento antes del partido, etc. Así que ésa fue una expresión importante, y el elenco de Raisin in the Sun [Un lunar en el sol] que tomó una postura de solidaridad...

Dwayne Wade desempeñó un papel central en la postura que tomó el Calor de Miami, pues convenció al equipo entero para que lo hiciera.]

Manténgase atento para más…

 

* En septiembre de 2013, Jonathan Ferrel, 24, solito chocó su carro. Por eso, iba de casa en casa tocando las puertas en busca de ayuda. Una mujer blanca llamó a la policía para decir que un hombre negro trataba de entrar ilegalmente a su casa. Cuando la policía de Charlotte, Carolina del Norte, arribó, le pegó diez tiros, en plena calle, mientras él se acercaba a la patrulla con las manos abiertas. [regresa]

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