Los nuevos criterios de Obama para poner en libertad a presos — artimañas, engaños y distorsiones con el fin de encubrir los horrores de la encarcelación en masa

Carl Dix | 13 de mayo de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 20 de abril el Departamento de Justicia anunció que estaba ampliando los criterios para evaluar las solicitudes de indulto de los presos. El procurador federal estadounidense Eric Holder dijo que los nuevos criterios “tienen por objetivo a los internos que cumple sentencias por delitos no violentos de drogas, tienen el objetivo de reducir la población encarcelada en las cárceles federales y además asegurar que aquellos que han cumplido sus sentencias tengan la oportunidad de convertirse en ciudadanos productivos”.

Algunos dicen que esto demuestra que Obama está tratando de hacer un bien pero lo refrenan los derechistas en el Congreso. Dicen que la gente debería apoyar a Obama en esto y trabajar con su administración para hacer que se efectúe este cambio y animarlo a seguir haciendo cosas como esto.

En realidad, este es un caso de un criminal de marca mundial, Obama, quien preside asesinatos de individuos en otros países, cientos de ataques de aviones sin tripulación que matan a gente inocente, redadas migratorias que desmantelan a familias y desaparecen a personas, la encarcelación en masa que mantiene a decenas de millones de personas en una vida enredada en el sistema de “injusticia” penal, y más. Este criminal ve que la verdadera naturaleza de su sistema está expuesta — que la gente se está dando cuenta de los 2.2 millones de personas en prisión, más del 60% de éstas que son negras o latinas; la tortura del aislamiento solitario que imponen a 80.000 presos; las presas sometidas a violaciones, y más. Obama ve que crece la furia por los horrores de la encarcelación en masa y que existe el potencial de que la situación conduzca a que muchísima gente cuestionen la legitimidad de un sistema que les hace todas estas maldades a las personas.

Así que ha comenzado a hablar del encarcelamiento en masa como un problema y a hacer algunas maniobras para encubrir la fea realidad del mismo. Pero al analizar las artimañas, engaños y distorsiones de la declaración del Departamento de Justicia sobre los nuevos criterios para evaluar las solicitudes de indulto, uno encuentras cambios que va a afectar a solo un pequeño porcentaje de la población encarcelada. No vamos a saber por varios meses cuántas personas saldrán en libertad bajo estos criterios, o si van a salir en libertad. Pero sí sabemos que menos del 5% de las personas en las prisiones en la actualidad en Estados Unidos pueden cumplir con el primer criterio —de ser un preso federal que cumple una sentencia por un delito no violento de drogas —porque la abrumadora mayoría de estas personas se encuentran encarceladas en prisiones estatales o locales, y no en las prisiones federales y por lo tanto no cumplen para nada con los criterios de elegibilidad bajo este programa. Al sumar los otros aspectos de los nuevos criterios de Holder —de que el preso haga argumentos convincentes de por qué su sentencia debería ser reducida y que no tiene antecedentes de infracciones disciplinarias en la prisión—, encontramos que estos criterios podrían reducirse a muchos bombos y platillos sobre la puesta en libertad de unos pocos miles o aun unos pocos centenares de personas presas.

Fíjese, las personas bajo una condena de cumplir sentencias de décadas de cárcel por posesión de una sustancia prohibida deberían estar en libertad, pero ¿nosotros deberíamos apoyar a Obama y trabajar con Obama porque él habla de poner en libertad a unos pocos presos? Yo digo: ¡PARA NADA! Aunque pusieran en libertad a todos los que cumplen con el criterio de un delito no violeto de drogas, la estructura del encarcelamiento en masa en Estados Unidos se quedaría intacta; ni hablar de los demás crímenes contra el pueblo los que Obama preside.

Considere lo siguiente. Si en 1860 los amos de los esclavos hubieran dicho que iban a poner en libertad a 20.000 esclavos negros, ¿las personas que se oponían al sistema de esclavitud deberían haber decidido a trabajar con los amos de esclavos? Si Hitler hubiera dicho que iba a poner en libertad a 30.000 judíos encarcelados en los campos de muerte durante la Segunda Guerra Mundial, ¿habría sido bueno comenzar a trabajar con los nazis? Si el régimen del apartheid de Sudáfrica hubiera dicho que iba a levantar las restricciones a un millón de africanos, ¿habría sido bueno para el movimiento anti-apartheid trabajar con el régimen del apartheid? Lo mismo se aplica Obama y a la clase dominante imperialista de Estados Unidos.

Este no es el momento de dejar de luchar en contra del horror de la encarcelación en masa, la que obliga a decenas de millones de personas, en su mayoría negras y latinas, a vivir enmarañadas en la red del sistema de “injusticia” penal. Ya es hora de acelerar la lucha para borrar de la faz de la tierra al sistema responsable de este horror y de los demás horrores que el sistema imperialista impone sobre la humanidad — las mujeres obligadas a entrar en la esclavitud sexual, la devastación del medio ambiente, las guerras por el imperio y más. Para realizar todo eso, se necesitará una revolución comunista, y nada menos.

Y todos aquellos que ven los horrores de la encarcelación en masa en proporciones racialmente desiguales y que quieren ver que se le pongan fin, tienen que unirse al movimiento de resistencia a fin de llevarlo a otro nivel. La manera de hacerlo es unirse al Mes de Resistencia a la Encarcelación en Masa, el Terror Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación, de octubre de 2014.

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