Tras la muerte de tres adolescentes israelíes: Una oleada de muerte y terror contra los palestinos

Alan Goodman | 6 de julio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 12 de junio, uno de un grupo de tres adolescentes israelíes hizo una llamada en su celular a la línea de emergencias policial. Dejó un mensaje: "Me han secuestrado". El mensaje no identificó ni describió a los secuestradores. Los informes noticiosos dicen que el tono de voz en el mensaje era tranquilo. De hecho, al principio las autoridades pensaban que se trataba de una broma. De acuerdo a los informes policiales y mediáticos, en el fondo del mensaje se pueden escuchar voces en hebreo y en árabe y una estación de radio israelí, y también un sonido que según las autoridades es un disparo. El 30 de junio, los cadáveres de los tres adolescentes se descubrieron enterrados cerca de la ciudad cisjordana de Hebrón.

Israel ha aprovechado la desaparición de esos tres adolescentes, y el descubrimiento de sus cadáveres, para desatar una despiadada oleada de terror y muerte, junto con una campaña para voltear la realidad patas arriba y pintar a los israelíes como las víctimas colectivas del terror árabe. Y la atmósfera en Israel, como la de una turba de linchamiento, llevó al secuestro, la tortura y el asesinato de un joven palestino. Dicho acto prendió la mecha para unos choques encarnizados entre los jóvenes manifestantes palestinos y las fuerzas de represión israelíes: choques que se arrecian mientras escribo este artículo, pues están saliendo informes de que las tropas israelíes están usando balas reales contra los manifestantes no armados.

A raíz del asesinato de Mohammed Abu Khdeir, los jóvenes palestinos usan piedras para pelear contra el ejército israelí en Shuafat, Jerusalén Oriental, el 2 de julio de 2014. Foto: activestills.org

Los asesinatos, y la forma en que Israel ha utilizado el incidente, ocurren en el contexto de una creciente indignación y protestas mundiales contra la opresión israelí del pueblo palestino, y en un tiempo de continuos ataques israelíes con mísiles contra la región de la Gaza de Palestina. Y todo eso ocurre en el contexto de conflictos complejos y convulsivos que involucran a varias potencias mundiales y reaccionarios de escala menor, los cuales amenazan con salir de todo control, en esa región y más allá.

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Hasta la fecha no se ha dado a conocer al público ninguna prueba de peso que señale quién secuestró y asesinó a los tres adolescentes israelíes. Pero el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró: "Hamas es el responsable y Hamas pagará". (Hamas es un grupo islámico fundamentalista que controla la región de la Gaza de Palestina, que colinda con Israel y no con Cisjordania.) Hamas generalmente reivindica las operaciones que lanza y no lo ha hecho en este caso. El New York Times informó: "Las autoridades israelíes reconocen que [los sospechosos] podrían haber sido una célula renegada que operaba sin recibir órdenes de la dirección de Hamas".

Con un espíritu de “a quién le importan las pruebas, son terroristas”, el secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, declaró: "Mientras reunimos esta información, reiteramos nuestra posición de que Hamas es una organización terrorista conocida por sus ataques contra civiles inocentes y que ha utilizado los secuestros en el pasado".

Tras la desaparición de los adolescentes, los militares israelíes impusieron una mano de hierro total en Cisjordania, tumbando las puertas, registrando las casas, provocando indignación y protestas. Antes de que siquiera descubrieran los cadáveres de los adolescentes, las tropas israelíes asesinaron a cinco palestinos en su represión de las protestas. El asesinato de esos jóvenes palestinos por las tropas israelíes apenas salió en los informes noticiosos del Occidente.

Israeli soldiers in the Palestinian City of Jenin on the West Bank, July 2, 2014. PHOTO: AP

Soldados israelíes en la ciudad palestina de Jenín en Cisjordania, 2 de julio de 2014. Están saliendo informes de que las tropas israelíes están usando balas reales contra los manifestantes no armados. Foto: AP

Después del descubrimiento de los cadáveres de los tres adolescentes, Netanyahu declaró que éstos "fueron secuestrados y asesinados a sangre fría por bestias salvajes". Captando el mensaje, los sionistas se reunieron en Jerusalén, coreando "muerte a los árabes". Y el 2 de julio, el cadáver de Mohammed Abu Khdeir, de 17 años de edad, fue descubierto; estaba calcinado y tenía indicios de haber sido torturado. Los medios establecidos en Israel citan a unos testigos que dicen que las cámaras de vigilancia muestran que unas personas, que parecen ser israelíes, metieron a Abu Khdeir a la fuerza en su carro, delante de un supermercado, y después se alejaron a toda velocidad.

El jefe de policía de Jerusalén pidió que los palestinos "mantuvieran la compostura, no sacaran conclusiones y esperaran nuevos acontecimientos en la investigación". El ministro de Seguridad Interior de Israel, Yitzhak Aharonovich, dijo: "Existen muchas posibilidades [respecto a la muerte de Mohammed Abu Khdeir], criminales y nacionalistas, y todo se está examinando de una manera responsable."

Los medios israelíes informan que la policía de Jerusalén Oriental se niegan a hacer públicas las imágenes sacadas por las cámaras de seguridad, las cuales podrían arrojar una luz sobre su secuestro, y el padre de Abu Khdeir fue detenido por la policía por un día.

Después de descubrir el cuerpo calcinado y torturado de Mohammad Abu Khdeir, las fuerzas militares israelíes no lanzaron ninguna embestida militar contra las comunidades sionistas. Las autoridades no volaron la casa de ningún sospechoso antes de acusarlo o condenarlo de un delito (tal como hicieron con la casa de un sospechoso del secuestro de los adolescentes israelíes). No han tildado de terrorista a ninguna organización sionista que pudiera haber influenciado a los asesinos de Abu Khdeir o asociado con ellos, ni han amenazado a los líderes de esas organizaciones. Ningún líder israelí ha llamado “bestias salvajes” a quienes asesinaron y, al parecer, torturaron a Abu Khdeir, ni a quienes los instigaron y crearon las condiciones para desatarlos.

Lo que ocurre en estos momentos en Israel es la realidad de un estado de apartheid, en que la población indígena, en su conjunto, se encuentra deshumanizada y sujeta al terror constante en aras de reforzar la continua limpieza étnica de Palestina.

 

 

 

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