¡No toquen a esos niños!

Declaración de Carl Dix y Travis Morales

14 de julio de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

El 2 de julio, más de 100 personas agitaron banderas de Estados Unidos, gritaron "Váyanse a casa" y "No son nuestros hijos. No es nuestro problema" y bloquearon los autobuses de Seguridad Nacional que transportaban 140 niños y madres refugiados centroamericanos a un centro de procesamiento de la Patrulla Fronteriza en Murrieta, California, en una escena que cuadra a la perfección con las tradiciones de Estados Unidos. En primer lugar, al estilo de unos cazadores de esclavos de hoy día, el gobierno detiene a decenas de miles de niños desesperados y hambrientos en la frontera mexicana en Texas; luego se desbocan esos racistas patrioteros “Made in America” que celebran el 4 de julio.

¿¿¿"No son nuestros hijos. No es nuestro problema."??? ¡AL CARAJO USTEDES! La pobreza, la opresión y la violencia de las que estos niños están huyendo, en su gran mayoría no acompañados por sus padres o cualquier adulto, son el resultado directo de la dominación y barbarie que Estados Unidos descarga sobre el pueblo para mantener su dominación en Guatemala, El Salvador y Honduras. En Guatemala, más de 200.000 personas, en su gran mayoría civiles, fueron asesinados por el gobierno de los escuadrones de la muerte respaldado, entrenado y armado por Estados Unidos desde mediados de los años 1960 hasta mediados de los años 1990. Sólo en los años 1980, más de 600 aldeas en la sierra de Guatemala, pobladas por los indígenas mayas, fueron arrasadas sistemáticamente por el ejército guatemalteco. En El Salvador desde 1979 hasta 1992, otro gobierno de los escuadrones de la muerte respaldado, entrenado y armado por Estados Unidos masacró a más de 75.000 personas. A lo largo de América Central, la gente trabaja por un mísero salario en las plantaciones propiedad de la agroindustria estadounidense y en las maquiladoras que confeccionan prendas de vestir para la exportación a Estados Unidos. Todo eso ha creado las condiciones de pobreza, la desesperación y la violencia de las pandillas de las que estos niños están huyendo. No nos digan: ¡"No es nuestro problema"!

Podría haber sido una multitud de blancos en un frenesí febril azotes a punto de ahorcar a un negro en la época de la segregación y terror de las turbas de linchamiento del Jim Crow. O una turba de blancos sureños empeñados en agarrar y golpear brutalmente a los viajeros de la libertad o los trabajadores por los derechos civiles hace 50 años. Es muy apropiado que se agitara la bandera de Estados Unidos, ese trapo rojiblanquiazul, en esta fea escena, ya que se ha izado dicha bandera sobre los horrendos crímenes que Estados Unidos ha estado infligiendo sobre la humanidad desde sus dos pecados originales: el genocidio contra los pueblos originarios de estas tierras y el secuestro y transporte de millones de africanos a las costas de Estados Unidos encadenados como esclavos.

Al manifestar una clásica combinación estadounidense de arrogancia y ignorancia, estos racistas no tuvieron ningún reparo en gritar "A defender nuestras fronteras" a la vez que estaban en el territorio robado a México.

La escena en Murrieta tiene dos aspectos. Un grupo más pequeño de personas estaba presente, dándoles la bienvenida a las madres y los niños centroamericanos que huían de la pobreza y la violencia que la dominación estadounidense ha infligido sobre sus países de origen. Es preciso fortalecer muchísimo este aspecto. Estos refugiados se encuentran atrapados entre los cazadores de esclavos de hoy día de la Patrulla Fronteriza estadounidense y de Seguridad Nacional y las chusmas racistas y patrioteras que harían que el Ku Klux Klan se enorgulleciera.

La detención de estos niños, su encierro en campos de concentración y su deportación está mal, es ilegítimo, es inmoral. Hace cinco décadas la gente se enfrentó a un sistema ilegítima, inmoral y malo de la segregación del Jim Crow en el Sur. Ante la escandalosa e infrahumana injusticia, la gente se puso de pie y dijo: ¡NO MÁS! Se subieron a autobuses, rumbo al Sur; entraron a las loncherías que sólo permitían la entrada a los blancos, a sabiendas de que los racistas violentos les estarían esperando, ávidos de castigarlos brutalmente por desafiar las tradiciones de la supremacía blanca.

Durante el Verano de Libertad de Misisipí de 1964, 800 personas, en su mayoría jóvenes, se fueron al Sur para empadronar a los negros a votar en las narices de las detenciones, palizas y asesinatos. Aunque contaban con pocos individuos, centraron la atención y la indignación nacional e internacional sobre el tratamiento de apartheid a los negros en el Sur, donde incluso el empadronamiento para votar podía conducir al linchamiento de una persona negra. Frente a la violencia organizada en muchos casos por las autoridades locales y estatales, estos trabajadores de derechos civiles tuvieron un impacto importante sobre la sociedad, les abrieron los ojos a millones de personas y atrajeron a muchos más para que exigieran el fin del Jim Crow. (Vea "Verano de Libertad" en inglés en la PBS: video.pbs.org/video/2365275337)

Hoy, ante los ultrajes igualmente horrorosos, más de dos millones de personas, más del 60% de éstas negros o latinos, están almacenados en las cárceles; 80.000 de estas personas están sometidas a la tortura de la incomunicación solitaria; azuzan a la policía para matar y golpear brutalmente a la gente sin temor a castigos; Y ADEMÁS los cazaesclavos de hoy día de La Migra detienen a miles de niños en la frontera ante escenas de turbas rabiosas. Es preciso que nos pongamos de pie y digamos: ¡NO MÁS!

En este mero momento, tenemos que exigir a voz viva: ¡No toquen a esos niños! ¡A acoger y apoyar a las familias que huyen de la pobreza y violencia "Made in USA" en Centroamérica! Y es preciso que exijamos lo siguiente: 1) Que todos los jóvenes y niños que logran cruzar la línea a Estados Unidos reciban tratamiento humano y compasivo. 2) Es preciso ponerlos en entornos de cariño y cuidado y siempre que sea posible, que se reúnan con sus familiares tan pronto como sea posible. 3) Es preciso proporcionarles todo el tratamiento médico necesario. 4) Es preciso proporcionarles educación. Y, 5) Es preciso nunca deportarlos.

Y es preciso que hagamos esto como parte de los preparativos del Mes de Resistencia a la Encarcelación en Masa, el Terror Policial, la Represión y la Criminalización de una Generación, en octubre del presente. Si usted arde de indignación por lo que está pasando en la zona fronteriza, si usted se pregunta qué se puede hacer al respecto, únanse a nosotros para actuar ahora y participar en los preparativos de un poderoso octubre que constituya el principio del fin de la encarcelación en masa y todas sus consecuencias.

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Carl Dix es un líder revolucionario de larga trayectoria y representante del Partido Comunista Revolucionario. Fue uno de los 6 del Fuerte Lewis, un grupo de soldados estadounidenses que desobedecieron órdenes de ir a Vietnam en 1970. Por eso, cumplió dos años en la Penitenciaría Militar Leavenworth. Carl es un co-fundador de la Red Parar la Encarcelación en Masa. Carl y Cornel West lanzaron la convocatoria al Mes de la Resistencia a la Encarcelación en Masa en octubre.

Travis Morales ha sido un comunista revolucionario durante casi cuatro décadas, muchos de esos años en su estado natal de Texas. En 1978, estuvo ante la posibilidad de pasar 140 años en la prisión, acusado del delito serio de motín, acusado de encabezar la Rebelión del Parque Moody contra el asesinato de José Campos Torres por la policía de Houston. En la actualidad, Travis es el coordinador del grupo de trabajo sobre asuntos migratorios para el Mes de Resistencia a la Encarcelación en Masa en octubre.

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