De Michael Brown en Ferguson a Ezell Ford en Los Ángeles — ¡A meter a la cárcel a los policías asesinos!

Michael Slate | 24 de agosto de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

A Ezell Ford le gustaba caminar. Una vez hasta caminó de su barrio del sur centro de Los Ángeles a Long Beach, una distancia de al menos 30 kilómetros. Le gustaba caminar por las calles de su barrio, las calles donde creció, las calles donde de niño jugaba. Su madre dijo que a él le gustaba jugar al baloncesto cuando era un muchacho. Dijo que era un “espíritu libre”. Al crecer, Ezell se enfermó y le diagnosticaron depresiones, trastorno bipolar y esquizofrenia. Pero aún caminaba por su barrio y todos lo conocían y sabían que sufría “complicaciones mentales”. Todos en el barrio conocían la condición de Ezell. Éste nunca lastimó a nadie; solamente le pedía cigarrillos a la gente. Pero Ezell Ford era un hombre negro de 25 años y eso en sí era suficiente para recibir la pena de muerte de parte del sistema. El 11 de agosto, a eso de las 8 pm, el cuerpo de Ezell yacía en el suelo en la esquina de la Calle 65 y Broadway, baleado tres veces por dos policías del Departamento de Policía de Los Ángeles (DPLA). Le esposaron mientras yacía muriendo en el suelo. La madre de Ezell lo vio tumbado, la sangre manchaba el suelo. Ella trató de alcanzarlo, abrazarlo. Intentó conocer lo que pasó. El DPLA la echó al suelo. Poco tiempo después, Ezell fue declarado muerto en el hospital.

Imágenes de las protestas contra los asesinatos policiales de Ezell Ford y Michael Brown. Fotos: Especial para Revolución

El DPLA comenzó el encubrimiento inmediatamente. Afirmaron que detuvieron a Ezell en una “detención investigativa”. En otras palabras, un hombre joven negro que camina por su barrio constituye motivo suficiente para una investigación policial; de hecho, es un delito. La policía afirma que Ezell empezó a caminar de modo raro, ocultándose las manos de manera sospechosa. Para entender eso, simplemente imagínese que uno fuera un hombre joven negro, un enfermo mental, solito en la calle, y se le acercaran dos matones del escuadrón antipandillas del DPLA. Por supuesto que va a caminar de modo raro — quizás muerto de miedo sea una descripción más acertada. Además afirman que Ezell atacó a un policía e intentó quitarle un arma. Los dos policías abrieron fuego. Tres balas del DPLA pegaron al cuerpo de Ezell.

El único problema es algunas personas lo vieron todo. Los vecinos de Ezell gritaron que tenía “problemas mentales” a fin de apaciguar a los policías. Los testigos oculares cuentan una historia totalmente distinta a la versión de la policía. Un amigo de la infancia de Ezell vio a dos policías, ambos mucho más grandes que Ezell, bajarse de la patrulla y acercársele. Este amigo dijo que parecía que Ezell tenía miedo y estaba confundido y en cosa de minutos los policías lo habían empujado al suelo y baleado tres veces. Una mujer que estaba sentada al otro lado de la calle vio a los policías saltar de la patrulla y empujarlo a una esquina donde lo golpearon. Dijo que vio a Ezell en el suelo y de ahí oyó un disparo. Vio a una policía que tenía una rodilla sobre Ezell y luego oyó otro disparo, y un tercero. Esta mujer también dice que antes de los disparos oyó a un policía decir: “Dispárele”. La madre de Ezell dice que se le dijo a ella que él estaba bocabajo en el suelo acatando las órdenes de la policía cuando lo balearon. El DPLA descarta todos los testigos oculares con el comentario: “Hay mucha desinformación por ahí”.

El DPLA asesinó a Ezell Ford, un joven enfermo mental negro que tenía miedo pero no tenía ningún arma, por caminar por la calle. Y luego lo asesinó de nuevo al divulgar sus “antecedentes penales” — habían condenado a Ezell por posesión de marihuana y posesión ilegal de un arma cargada. También había estado bajo libertad condicional por entrar sin autorización en propiedad ajena. Nada de eso tiene nada que ver con el motivo por el que dos policías de la división local antipandillas del DPLA detuvieron a Ezell Ford y lo asesinaron. El DPLA también anunció que iba a poner bajo “suspensión investigativa” el dictamen de autopsia de Ezell. La policía dice que no quiere que la información del dictamen de autopsia se divulgue porque no quiere que la gente use esa información para influenciar su testimonio acerca de lo que pasó. El comandante del DPLA le dijo a un periodista que no querían que la gente pudiera usar la información de la autopsia para “darle credibilidad a su historia”. Y una vez más, el DPLA se niega a divulgar el nombre de los asesinos, pretextando potenciales amenazas en su contra.

Asesinaron a Ezell el 11 de agosto. Poco más de una semana antes, en el mismo barrio, la policía mató a golpes a un hombre latino, Omar Abrego, fuera de su casa, supuestamente por conducir de manera errática y “bajo los efectos de la cocaína”. Dos días antes de que mataran a Ezell, un policía asesinó a Michael Brown en Ferguson, Misuri, lo que incitó una rebelión inspiradora, justa y desafiante.

La familia de Ezell se ha negado a ahogarse en lágrimas de dolor. La familia y los amigos de Ezell y otros han organizado a la gente del barrio y de todo Los Ángeles y el sur de California para llevar su indignación a la calle, marchando y haciendo frente a las autoridades en toda oportunidad, exigiendo la Justicia. Miles de personas se han tomado las calles en la semana desde el asesinato de Ezell. Y mientras luchan, una cosa siempre estará clara: asesinaron a Ezell por una razón, por ser negro en Estados Unidos. Y ese hecho en sí exige la justicia.

¡Esto tiene que terminar ya! El valiente desafío de la gente en Ferguson, Misuri está inspirando a la gente en todo Estados Unidos y estos son los momentos cuando la gente en todas partes aprende mucho. La gente en Los Ángeles se ha estado tomando las calles, pero esto tiene que crecer a grandes saltos, extendiendo la lucha y las demandas por la justicia.

¡Justicia para Michael Brown!

¡Justicia para Ezell Ford!

¡A divulgar el dictamen de autopsia!

¡A identificar, acusar y meter a la cárcel a los policías asesinos!

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