En el primer aniversario del desastre en Lac-Mégantic, Canadá

8 de septiembre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

De un lector:

4 de agosto de 2014. Hace un año, el 6 de julio de 2013, un tren se descarriló en el pequeño pueblo de Lac-Mégantic en Québec, Canadá. El tren de 73 vagones explotó en el centro de la ciudad. Provocó un infierno de fuego y humo y los productos químicos peligrosos que asolaron la ciudad y mataron 47 personas y destruyeron más de 40 edificios. Esto fue brevemente reportado como un horrible accidente en los medios, pero rápidamente la historia desapareció de los medios de difusión de Estados Unidos.

En Libros Revolución-Chicago, una estudiante de incendios y seguridad hizo una presentación de diapositivas sobre este desastre, y lo que demostró es que este “accidente” fue provocado por el funcionamiento del capitalismo en la búsqueda sin cuartel de ganancias mediante la expansión de la extracción de petróleo y gas. La sustancia transportada en los vagones de los trenes que explotaron en Lac-Mégantic era un tipo especial de petróleo crudo, llamado “Bakken” por el depósito de esquisto de Dakota del Norte, donde se extrae por el proceso llamado fracturación hidráulica. El petróleo de Bakken es mucho más volátil que el petróleo crudo regular, con una temperatura de ignición de sólo 20 grados C, lo que significa que una vez encendida, se puede sostener y generar explosiones a esa temperatura, por lo que es altamente volátil. También quema con más calor que el crudo regular, que está cargado del sulfuro de hidrógeno altamente inflamable y otros productos químicos utilizados en la fracturación hidráulica.

La fracturación hidráulica, una pesadilla ambiental, implica la perforación en el esquisto y el bombeo de una mezcla de agua, arena y productos químicos (incluido el metano y el propano) que se propaga por kilómetros bajo tierra, forzando el gas y el petróleo hacia un pozo a través de fisuras en la roca, donde se recoge, se carga en trenes, y se envía por ciudades y pueblos pequeños, por tierras agrícolas, bosques y tierras silvestres, a las refinerías a miles de kilómetros de distancia. El uso del transporte ferroviario por la industria del petróleo se ha incrementado dramáticamente en los últimos cinco años; McNish y Robertson (2014) citan un aumento de sólo 8.000 vagones en 2009 a 400.000 en 2013.

El tren que explotó en Lac-Mégantic había salido de Dakota del Norte en la mañana del 5 de julio de 2013. La conferencista explicó que el tren lo operaba un solo conductor, siendo el único ser humano en ese tren. Cuando llegó a la ciudad de Nantes, a unos 11.6 kilómetros cuesta arriba de Lac-Mégantic, el ingeniero encontró un patio de trenes sin vigilancia cerca para aparcar los 73 vagones detrás de la locomotora, accionó los frenos y abandonó el tren para ir a un hotel a dormir. No, no fue por negligencia, o en violación de las regulaciones: este era un procedimiento operativo estándar para este tipo de transportes. Este es un cambio del anterior procedimiento operativo estándar; años atrás, hubiera habido al menos 2 personas en el tren, y no habría quedado sin atender. Pero con la tendencia general a recortes en los reglamentos y Estados Unidos depende más y más de la fracturación hidráulica para mantener su dominio sobre la energía en todo el mundo, la loca carrera para extraer más ha resultado en cambios en los sistemas utilizados para su transporte, para aumentar la rentabilidad.

La conferencista describió cómo más tarde esa noche en julio, unas chispas se encendieron en el primer vagón. No estalló, y alguien que pasaba por ahí llamó a los bomberos, quienes apagaron un incendio pequeño, y apagaron el tren con el fin de evitar más chispas. Todos se fueron a dormir; nadie entendía en concreto lo que esos vagones contenían (petróleo de Bakken) o el inmenso peligro de una explosión. Un poco más tarde, con los frenos de aire apagados, los frenos de mano en el tren fallaron, y el tren sin vigilancia comenzó a rodar, cuesta abajo, hacia Lac-Mégantic. En el momento en que llegó a la curva en medio de la ciudad, ya iba a más de cien km por hora. Ahí se descarriló y explotó, y la explosión resultante mató 47 personas en el centro de la ciudad y la explosión sónica echó abajo 40 edificios.

Diagram of fracking
Arriba: Un diagrama del proceso de fracturación hidráulica.
Foto: Flickr Creative Commons/gaslandthemovie.com

El fuego impulsado por el petróleo y químicos estaba muy caliente como para extinguirlo, comparable a la lava que fluye de un volcán en erupción, y pasaron varios días antes de que se extinguiera. El departamento de bomberos voluntarios en este pequeño pueblo rural nunca fue informado de que este tipo de material transitaba por su zona y no tenía recursos suficientes para luchar en su contra. Ni siquiera la cuidad más grande de Québec pudiera ayudarles a lidiar con el desastre, todo lo cual ilustra por qué los trenes que transportan el petróleo Bakken se conocen comúnmente como “trenes-bombas”.

Además de las 47 personas que murieron y los 40 edificios destruidos, hubo un daño aún más sobre el medio ambiente. El “Lac” de Lac-Mégantic significa “lago” en francés y se refiere al hermoso lago lindero con la ciudad. Ese lago está ahora muy contaminado del petróleo de Bakken que no se quemó en el centro de la ciudad.

La conferencista de seguridad contra incendios sacó otra de las razones por las cuales este desastre fue tan grave, ligado a la fuerza impulsora de la anarquía cuando las corporaciones capitalistas buscan métodos más rentables de transporte de petróleo crudo. Los vagones de este tren eran del tipo “DOT-111”, vagones de tren estándar de la industria ferroviaria que tienen a lo menos veinte años de edad y no han sido fabricados para transportar el petróleo volátil Bakken y químicos asociados de la fracturación hidráulica. No hay regulaciones que prohíben el uso de vagones DOT-111; cualesquiera de los vagones que estén en el patio de trenes se pueden utilizar, aunque no tengan las características necesarias para el transporte seguro de este tipo de material peligroso. Esta es la forma en que la industria del transporte está configurada para ejecutarse, o sea a un ritmo frenético, con el menor costo posible.

¿Están preocupadas las empresas capitalistas por esto ahora? Después del desastre de Lac-Mégantic, ¿retiraron todos los vagones DOT-111 de sus flotas y utilizan los vagones nuevos que se han desarrollado con características de seguridad para reducir el riesgo de explosión en un descarrilamiento? No, de acuerdo con USA Today (2014), los vagones DOT-111 representan actualmente 228.000 de los 335.000 vagones en uso activo, con solamente cerca de 18.000 vagones de los trenes que cumplen las normas de seguridad para el transporte del petróleo de Bakken.

Hace unos días, después de esa presentación en Libros Revolución, el Departamento de Transporte publicó las propuestas de nuevas regulaciones que requieren la adecuación de los vagones DOT-111 para que puedan transportar este crudo altamente volátil Bakken y requiren velocidades de desplazamiento reducidas. Sin embargo, el director del Sierra Club las considera “demasiado poco, demasiado tarde, y el proceso toma demasiado tiempo”. Las nuevas reglas no se finalizarán hasta después de un período de revisión de 60 días, y luego por lo general las acciones legales. El presidente de la Asociación Estadounidense de Ferrocarriles, sin embargo, las considera “una vía muy necesaria para mejorar la circulación segura de los líquidos inflamables...”. La clase capitalista y la industria ferroviaria, en particular, se enfrentan a una crisis. Más desastres como Lac-Mégantic plantean serios problemas políticos y problemas financieros aún más graves a medida que en general crece la oposición a las arenas de alquitrán y combustibles fósiles. Sin embargo, bajo el capitalismo, estas vagones DOT-111 tienen que rendir al menos un índice de ganancia aceptable sobre la inversión de capital que representen antes de que se retiren del servicio, y la disminución de la extracción de petróleo mediante la fracturación hidráulica en medio del auge en Dakota del Norte sería un freno grave sobre un motor económico importante.

En el debate que le siguió a la conferencia, con la participación de varias personas del movimiento ambiental de Chicago, comunistas revolucionarios y otros activistas, se inició con la pregunta de por qué el desastre de Lac-Mégantic sucedió y rápidamente se pasó a por qué el capitalismo ha creado una emergencia ambiental para el planeta.

La conferencista expuso que el desastre en Lac-Mégantic era sólo un ejemplo de cómo el planeta entero está en peligro y que la manera de detener la emergencia ambiental es mediante la revolución comunista, señalando la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (Proyecto de texto) y el número especial de Revolución, “¡ESTADO DE EMERGENCIA! El saqueo de nuestro planeta, la catástrofe ambiental y la verdadera solución revolucionaria”. Ello es cierto porque en el socialismo, no habría una dependencia de fuentes de energía no sostenibles y no se ejecutarían las “soluciones” que destruyen el medio ambiente del que depende la vida (como la fracturación hidráulica). De ahí se dio un animado intercambio sobre el problema y la solución, con puntos sobre la necesidad de oponer resistencia al nivel local, ya que al parecer la ruta de estos trenes cargados del petróleo Bakken pasa por Chicago (un centro ferroviario importante), por los barrios oprimidos de Pilsen y La Villita, y han habido objeciones importantes planteadas por los suburbios tales como Aurora, Illinois. Ni siquiera todo el personal de combate contra incendios, la tecnología, el agua y las bodegas llenas de espuma para apagar incendios que son disponibles en Chicago, que pueden lidiar con un accidente de avión en el aeropuerto O’Hare de ser necesario, tendrían la capacidad de hacer frente a un descarrilamiento y detonación de 72 coches llenos del petróleo Bakken, y las autoridades permiten que estos trenes tengan hasta 120 vagones, un 40 por ciento más largo que el tren que incineró a Lac-Mégantic. La mayoría de los pueblos rurales por donde estos trenes pasan no tendrían ninguna capacidad en absoluto de lidiar con la devastación de vagones-tanques descarrilados que transportan este combustible si se detonaron en su zona.

La discusión se refirió a las dimensiones internacionales de la emergencia ambiental, incluyendo el hecho de que el año 2015 es el 30 aniversario de la explosión de la cía. Union Carbide en Bhopal, India. La discusión sobre la revolución comunista puso bajo los reflectores lo que se necesitaría para detener el capitalismo y si existe una base social para una revolución en Estados Unidos, con aportes de las lecciones del número especial de Revolución,¡ESTADO DE EMERGENCIA! El saqueo de nuestro planeta, la catástrofe ambiental y la verdadera solución revolucionaria”y la necesidad fundamental de tener el poder estatal para poder lidiar en concreto con la causa de tragedias como el desastre de Lac-Mégantic.

Por último, se expresó la determinación de hacer de las protestas en la Cumbre sobre el Clima en 2014 de la ONU, que se sostendrá en la Ciudad de Nueva York del 20 al 21 de septiembre, una demostración poderosa de nuestra intención de DETENER la destrucción del planeta.

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