¡Alto a las mentiras y calumnias: Bob Avakian y el PCR son exactamente lo contrario de “un culto”!

20 de octubre de 2014 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Las personas que odian al Partido Comunista Revolucionario, a su líder Bob Avakian y el movimiento para la revolución —las que, en realidad, odian la verdadera revolución y comunismo, y hasta la idea de un cambio verdaderamente radical, mucho más de lo que odian el mundo tal como es ahora— a veces lanzan la acusación necia de que este partido y el movimiento para la revolución es “un culto”. Además, otras personas que tal vez no lleven esa postura antagónica de forma tan arraigada, y que deberían —y podrían— tener mejor criterio, están muy dispuestas a aceptar y repetir esta acusación de manera acrítica. Lo hacen porque, el que lo sepan o no, las han influenciado fuertemente las distorsiones y prejuicios generalizados contra el comunismo, los líderes comunistas y la dirección en general. Y las influencian una cultura y sociedad general en que amplios sectores sociales consideran la calumnia, la bajeza, la mezquindad y los ataques personales como un sustituto aceptable del pensamiento crítico y la consideración seria de puntos de contenido.

Como este artículo tratará en resumidas cuentas, esta acusación de ser un “culto” es una tontería total y absoluta, y es una acusación que refleja y se ceba de este omnipresente anticomunismo y la cultura de la bajeza.

Los desenfrenados prejuicios y distorsiones anticomunistas de nuestra sociedad provienen de los que dominan el sistema capitalista imperialista en el que vivimos ahora, el cual es un sistema mundial basado en la cruel explotación y opresión y las desigualdades monumentales. Aquellos que dominan este sistema tienen motivos de sobra para calumniar los esfuerzos del pasado o los intentos futuros para eliminar este sistema y organizar la sociedad de manera radicalmente distinta y motivos de sobra para calumniar a los que trabajan por esa nueva sociedad. Por lo que los que refuerzan y promueven este sistema capitalista imperialista constantemente propagan mentiras y prejuicios absurdos acerca del comunismo, los que repiten una y otra vez los medios de comunicación, el sistema educativo, la cultura popular y hasta —lamentablemente— muchas personas que se denominan “progresistas”. De hecho, esta misma acusación de “ser un culto” constituye un reflejo y expresión de estereotipos burdos y poco imaginativos del comunismo que se pueden ver en las películas de propaganda estadounidense de la guerra fría, con sus representaciones de los comunistas como “zombis sin cerebro con un lavado de coco los que en su totalidad piensan de la misma manera”... blablablá.

Una forma particular e importante de este ataque anti-comunista son las calumnias contra los dirigentes comunistas y el papel que juegan. Si uno lo considera un momento, las personas en esta sociedad —y los que gobiernan esta sociedad— siguen y promueven a todo tipo de líderes en todos los ámbitos de la sociedad, sea en la política, las artes, los deportes u otra esfera. Pero por alguna razón, cuando las personas siguen y promueven a un líder comunista, son “un culto”. NO ES ASÍ. He aquí la manera de evaluar a cualquier líder: ¿Qué representa tal líder? ¿Qué es el contenido de sus ideas? ¿Qué resultará del que estas ideas adquieran una amplia influencia y se adopten? ¿Qué papel general desempeña tal líder en la sociedad y en el mundo?

También cabe señalar que la calumnia de “ser un culto” no se ha lanzando solamente contra los comunistas. En los levantamientos radicales y revolucionarios de los años 1960 y 1970, la clase dominante y sus voceros advirtieron a los padres de familia contra la amenaza de que sus hijos radicales ingresaran a los “cultos”, y aunque existieron algunos cultos activos en los años 60 y 70 al igual que hoy, muy a menudo lo que llamaban cultos distaban mucho de serlo en realidad. Simplemente eran movimientos sociales y políticos radicales cuya influencia temía la clase dominante.

Los odiadores: Los pondremos en evidencia. Y a aquellos que tal vez no sean odiadores pero que se tragan las mentiras que vomitan los odiadores, les retamos a tener mejor criterio. Esta acusación de “ser un culto” es una tontería, punto. Representa pereza. Representa cobardía intelectual. Y es nocivo, porque propaga mentiras y confusión acerca de lo que representan en concreto Bob Avakian, y el partido y el movimiento para la revolución que él dirige; se entrepone en el camino de la crucialmente necesaria exploración teórica y participación práctica en el movimiento para la revolución para emancipar a la humanidad; y perpetúa las normas podridas en las que las personas trafican con las mentiras, la bajeza, la calumnia, la mezquindad y los ataques personales en vez de la discusión y debate de principios sobre el contenido de cuestiones fundamentales.

A medida que el Partido Comunista Revolucionario, el movimiento para la revolución y su dirección vayan cobrando mayor influencia en la sociedad y haciendo avances importantes, los que consideran como una amenaza fundamental lo que representan por desesperación seguirán vomitando sus necedades. Por eso, cabe tratar el tema un poco.

He aquí hay tres puntos muy básicos y esenciales.

Punto 1: El Partido Comunista Revolucionario, su líder Bob Avakian y el movimiento para la revolución representan exactamente LO CONTRARIO de un culto.

Piénselo. ¿Qué es un culto? Por lo general, se trata de un grupo de personas que se separan del resto de la sociedad, que en el sentido literal o figurativo inicia a sus miembros en una “sociedad secreta” o “templo secreto de conocimientos” y que trata la realidad de manera religiosa, acrítica y sin pensar. Los cultos promueven la lealtad ciega o la veneración religiosa a sus líderes. Y sí, a menudo adoptan prácticas y rituales descabellados o verdaderamente horrendos — por ejemplo los pactos de suicidio en masa. Y los cultos no tienen nada que ver en absoluto con la transformación de la sociedad o la emancipación de la humanidad.

En pleno contraste con todo ello: El Partido Comunista Revolucionario, su presidente Bob Avakian y el movimiento para la revolución trabajan con todos los ámbitos de la sociedad y la sociedad en su conjunto y aprenden de éstos y los transforman. Lo hacen como parte del proceso de hacer una revolución y de ahí continuar la revolución hasta el comunismo. Como elemento crucial de este proceso, trabajan para conectarse e influenciar a millones de personas de todos los sectores de la sociedad, para desencadenarlas para que hagan suyo un enfoque plenamente científico de toda la realidad, lo que incluye pensar acerca de todo de manera crítica. Todo esto tiene el propósito de cambiar el mundo entero mediante la revolución, poner fin a todas las formas horrendas en que los seres humanos sufren innecesariamente. Con ese propósito y sobre esa base, el partido, y el movimiento para la revolución, siguen y promueven a Avakian, según un enfoque científico y no un enfoque ciego y religioso, y por lo que representan objetivamente Avakian, su obra y su dirección en relación con el objetivo de la revolución y la emancipación humana.

Todos estos puntos son del dominio público. Por ejemplo, uno puede leer la Constitución del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos y enterarse por su cuenta del propósito, los principios y las bases de funcionamiento del partido. Puede estudiar la obra de Bob Avakian y enterarse por su cuenta de su énfasis consecuente y firme en la importancia crítica de adoptar un enfoque científico de toda la realidad, de pensar críticamente acerca de todo y de aprender de ámbitos muy amplios. Se pueden encontrar estas obras y en general se puede seguir la teoría y la práctica de la revolución, en revcom.us.

Punto 2: Una manera muy cómoda de evitar el estudio y discusión sobre el contenido de lo que representan este líder, este partido y este movimiento, y de evitar el trabajo de estudiar y discutir dicho contenido, es decir cosas como “ustedes son un culto”.

Es importante que las personas tengan los principios, la honradez y el valor intelectual de consultar la fuente, hacer el trabajo y ver por su cuenta. De ahí, que nos adentremos en el contenido, así como las dudas, y los puntos de acuerdo y de desacuerdo, acerca de dicho contenido.

Este punto tiene tanta importancia para la humanidad como para dejar que se acepten otras normas. En este planeta, miles de millones de personas sufren horriblemente todos los días, el mismo futuro del planeta está en peligro y la situación actual aplasta y suprime el enorme potencial de la humanidad en su conjunto. Cuando un líder, un partido y un movimiento se presentan y —por décadas de trabajo— exponen un camino por el cual la humanidad puede liberarse de estos horrores de una vez para siempre, las personas tienen la responsabilidad de al menos explorarlo en serio. No se vale el rechazo mezquino, bajo y absurdo sin ningún conocimiento del tema.

Punto 3: Tenemos que luchar por normas mucho mejores en los movimientos políticos y sociales y en la sociedad en su conjunto.

Que quede muy claro que el lanzamiento de mentiras, calumnias y ataques personales contra aquellos que se han dedicado la vida a la emancipación humana y han llevado décadas trabajando por esa emancipación es muy vil y nocivo. Si bien es preciso que para nada se minimice o descarte la vileza de esos ataques, a la vez hay una necesidad de luchar contra la cultura y sociedad más amplias acompañantes de bajezas, vilezas y calumnias. Este fenómeno en gran parte se expresa de manera muy repugnante en el Internet, en el que las personas se ocultan detrás del anonimato a fin de vomitar mentiras y chismes; para degradar, escarnecer y mangonear a otros; y para lanzar ataques personales.

Sobre cualquier cuestión, y sobre todo en el caso de las cuestiones de lo que se necesitará liberar a la humanidad de la opresión, es preciso que las personas dejen de revolcarse en el lodo... y que se eleven a las alturas la discusión y debate de principios sobre cuestiones de contenido.

En muy amplios sectores de la sociedad, las personas tienen que elevar su vista hacia la perspectiva de lo que se necesitará para emancipar a la humanidad. Y de ahí, pues, que hablemos de las cosas según esos criterios.

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