La ofensiva a tres frentes de Obama: el fraude, la represión y el veneno meloso

26 de mayo de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Los estallidos renovados y aún más potentes contra los asesinatos por policías de esta primavera han obligado a Barack Obama a pasar a la ofensiva.

NO en contra del asesinato policial, sino en contra de la lucha justa de las masas populares.

Obama ha estado muy ocupado últimamente. Un día dice a una reunión de policías lo mucho que valora su trabajo, y lo mucho que esta sociedad depende de ellos. Al día siguiente habla a un grupo de jóvenes empobrecidos que iban a la universidad diciéndoles que los “entiende” y que quiere trabajar con ellos para superar sus problemas.

Estos esfuerzos no son ni incoherentes ni desconectados. Son parte de una ofensiva total con la intención de suprimir la creciente rebelión y resistencia de parte de la gente básica, enviar un mensaje a la sociedad en general que “el sistema funciona” para los que trabajan dentro del sistema, y aislar y marginar a las personas, las de las masas básicas así como los intelectuales y otras de la clase media o adineradas que no “se acomodan con el programa”.

La ofensiva de Obama tiene tres frentes. Uno, el fraude. Promueve programas que afirma que ayudarán a solucionar el problema de los policías brutales y asesinos, pero en realidad no hacen nada semejante. Dos, la represión. Obama no sólo da el respaldo moral a los policías, sino que propone programas para aumentar el poder de la policía SOBRE y CONTRA las masas populares. Tres: el veneno meloso. Obama pronuncia palabras de preocupación y promesas de dinero con el fin de engañar, confundir y desviar la lucha popular.

La pérdida de legitimidad

En diciembre de 2014, la administración de Obama reunió a un grupo de trabajo para elaborar un plan para “El trabajo policial del siglo XXI”. En mayo, poco después de la rebelión en Baltimore, se hizo público el informe. Obama declaró que el objetivo del plan es promover “la eficaz reducción del delito y fortalecer la confianza pública”. Propone “mejor vigilancia policial comunitaria , subvenciones para policías en la comunidad, kits de cámaras corporales” y otras medidas.

Una preocupación central y el tema central de este informe es que la policía de todo Estados Unidos está perdiendo o ha perdido su legitimidad a los ojos de mucha gente, especialmente los negros y latinos. El objetivo primordial del grupo de trabajo es “forjar la confianza y nutrir la legitimidad...” entre la policía y los que brutaliza.

Pero ¿qué ES esta “legitimidad” que quieren “nutrir”?

La “legitimidad” de la policía es la legitimidad de usar la fuerza, incluida la fuerza letal, bajo la plena protección de la ley. Eche un vistazo al informe del Departamento de IN-justicia sobre el asesinato policial de Michael Brown. Cerca del final cita uno tras otro de fallos judiciales en los que la ley estadounidense, basándose en la Constitución de Estados Unidos, legitima el asesinato policial de personas no armadas bajo toda clase de circunstancias y con toda clase de “justificaciones”.

Un policía en Grapevine, Texas baleó a sangre fría a Rubén García Villalpando, que no tenía arma. Un gran jurado del condado de Tarrant acaba de absolver a ese perro asesino. Marta Romero, la esposa de Rubén, habló conmovedoramente acerca de lo que significa la “legitimidad” de este sistema. “Si mi marido hubiera matado a un oficial de policía, estaría en la cárcel. Pero ya que era todo lo contrario, ¿van a simplemente dejarlo así? ¿Porque un oficial mató a un hombre, porque mató a una persona ilegal y ya? ¿Cuáles son los derechos que tiene un humano, pues? Ahora un animal tiene más derechos”.

Los policías son los defensores de un sistema que no ofrece absolutamente ningún futuro para las masas de jóvenes. Como dijo Bob Avakian, la policía “[refuerza] las condiciones de pobreza, miseria y degradación que el sistema ha impuesto sobre la gente y está determinado a mantenerla allí”. Nadie debe aceptar esas condiciones ni la “legitimidad” de las personas e instituciones que las imponen. Desafortunadamente, sin embargo, la mayoría de las veces la gente simplemente lo acepte o lo da por sentado porque cree que no existe otro camino.

Así que es muy buena cosa —una de las mejores cosas que han pasado en Estados Unidos en mucho tiempo— que los jóvenes valientes y desafiantes, de Ferguson a Nueva York a Oakland a Madison y definitivamente a Baltimore así como docenas de otras ciudades, hayan desafiado y comenzado a rechazar esa legitimidad. Asimismo es muy buena cosa que muchas personas de los sectores más adinerados de la sociedad, entre ellas muchas personas blancas, salieran a las calles y en otras formas hayan expresado su apoyo a esos jóvenes.

Para Obama, y ​​el sistema del capitalismo-imperialismo que él representa y defiende, esto es un problema. Pero para los revolucionarios, y cualquiera que desee un mundo mejor, es una cosa BUENA — porque la revolución y la liberación requieren que la gente ya no acepte el derecho de los gobernantes a controlarla con violencia y que la gente esté dispuesta a desafiar eso. Gran parte de lo que Obama pretende aquí es vencer en esta batalla por la legitimidad.

La policía del siglo 21

Por un lado, el programa de Obama para “El trabajo policial del siglo XXI” quiere hacer destacar unos cambios en las prácticas policiales más escandalosas, como por ejemplo las cámaras corporales para los policías. Pero las cámaras no salvaron la vida a Eric Garner, estrangulado y asesinado en video por los policías de Staten Island, ni impidieron que el fiscal se negara a acusarlos, ¡a pesar de la evidencia concreta en video! Y Obama hace gala de detener el envío a las fuerzas urbanas policiales del armamento masivo y pesado utilizado por los ejércitos de ocupación de Estados Unidos contra los pueblos oprimidos de todo el mundo.

Pero mire más de cerca a lo que Obama dijo al anunciar este programa, y a lo que hizo. “Las fuerzas de seguridad deben crear políticas y procedimientos para controlar las manifestaciones de masas... para minimizar la apariencia de una operación militar”. En otras palabras, está bien ejecutar una operación militar contra las protestas, siempre y cuando no aparezca como tal. También dijo que “hemos visto que el equipo militarizado a veces puede dar a la gente una sensación de que es una fuerza de ocupación”.

La directiva de Obama es una porquería engañosa en un sentido aún más fundamental. Como informó el Washington Post, “la mayor parte de la militarización (de las fuerzas policiales) se lleva a cabo fuera del Programa 1033.... Desde el 2003, por ejemplo, el Departamento de Seguridad Nacional ha otorgado subvenciones a los departamentos de policía en todo el país para la compra de nuevo equipo militar. Ese programa ya es muchísimo más grande que el programa 1033”. Así que la gran “directiva” de Obama, como sin duda él sabe, tendrá poco efecto sobre la capacidad de las fuerzas policiales para seguir obteniendo armamento militar.

Esta y otras medidas semejantes son parte del “fraude” del programa — para hacer que la gente crea que lo que hace realmente llega al meollo del problema y realiza cambios.

Mire la realidad, y no se engañe por el fraude. La gente en comunidades como Sandtown-Winchester en Baltimore, y Ferguson, Misuri, se siente que la policía es una fuerza de ocupación porque sí la es, y sí actúa como una fuerza de ocupación. Akai Gurley, quien no tenía ninguna arma, fue asesinado a tiros en la escalera de un proyecto de viviendas públicas de Brooklyn por policías que ni siquiera lo vieron pero que se habían entrenado para considerar a todos los de ese barrio como un “enemigo”. Golpearlos, arrestarlos por mirarlos a los ojos, dispararlos a sangre fría, someterlos a traslados brutales y letales en furgonetas policiales — así andan esos perros, esos policías, eso es lo que hacen. Y cuando necesitan más, aparecen con sus gases lacrimógenos, tanques, fusiles, armadura corporal de cabeza a pie, y más — y eso es exactamente lo que hace un ejército de ocupación.

La represión intensificada en nombre de “la confianza”

La segunda parte de su programa se basa en intensificar la ya intensa represión por la policía, y respaldar hasta las cachas a la policía y sus actividades brutales y asesinos, por lo que hace gala de dar discursos en las reuniones de policías y de reunirse con la policía y declarar su apoyo a la policía en lugares como Camden, Nueva Jersey. Nuestro artículo sobre Camden [en inglés] explica que han convertido esta ciudad en un campo de concentración al aire libre — ¡¡y ESTO es lo que Obama quiere defender y propagar!!

Hay aún más y, repitimos, tenemos que mirar debajo de la superficie. Obama recalca mucho eso de forjar la confianza. Y dondequiera que uno vaya, las personas hacen eco de esto: “tenemos que restaurar la confianza” y “tenemos que trabajar juntos sobre este problema y restaurar la confianza”.

¡¡¡NO!!! Lo que los oprimidos EN ABSOLUTO necesitan es confianza en los que se han contratado y entrenado para oprimirlos. Piense sobre lo absurdo e idiota de esto. ¿Diría usted que el problema de la esclavitud era que las personas esclavizadas y los amos de esclavos no se confiaban el uno en el otro? ¿Diría usted que el problema en los campos de concentración Nazi era que los prisioneros no tenían suficiente confianza en los guardias? ¿Diría usted que el problema con la forma en que la gente blanca se hizo cargo de América y cometieron el genocidio contra los indígenas americanos era que los indios no tenían confianza en los blancos? Entonces ¿por qué diablos desearía alguien que quiere la liberación y la libertad y la justicia forjar la “confianza” entre una comunidad oprimida y los que la oprimen con tanta saña?

Obama espera que “forjar la confianza” desmovilice a la gente y la quite de las calles. A veces se oye a la gente diciendo: “Bueno, no me gusta cuando brutalizan a las personas, pero fue muy buena que organizaran la Liga Atlética Policial” — ¡NO! Los programas como la Liga Atlética Policial tienen el objetivo de hacer que la gente acepte la brutalidad y el asesinato, que los considere el resultado solamente de “malas personas”, y que no entienda que la policía como una institución está diseñada para defender un sistema de opresión. Cualquier “forjar de confianza” está diseñado para cubrir eso y confundir a la gente y romper su combatividad. Es por eso que fue tan justo cuando el público en una reunión comunitaria en Filadelfia, en su mayoría gente negra, expulsara al alcalde y jefe de policía negros de esa ciudad cuando llegaron para “escuchar las quejas” y “forjar la confianza” después de que habían exonerado a los policías que mataron a Brandon Tate-Brown. (Vea el video en inglés.)

Y seamos claros. Otra cosa importante que quieren decir al hablar de “forjar la confianza” es forjar las redes de soplones, lo que no tiene que ver solamente (ni siquiera principalmente) con descubrir a criminales. En muchas instancias ya sabe la policía de los criminales, y la mitad de las veces la policía está involucrado en los delitos. Esto tiene que ver con informar.

Volvamos a esta cuestión de la legitimidad — de si la gente piensa que la policía tiene el derecho a ejercer esta fuerza para defender el sistema. Cuándo su legitimidad llegue a ser cuestionada, y cuando un movimiento para la revolución se desarrolle, utilizarán esta “confianza” que han forjada —las redes de soplones y todo eso— para tratar de destruir ese movimiento.

No hablamos de algo diez o veinte años en el futuro. Como hemos dicho, el levantamiento actual contra el asesinato policial de negros y latinos ha transformado las cosas hasta tal punto que una situación revolucionaria concreta podría desarrollarse a partir del continuo despliegue de eso, junto con otros acontecimientos. Así que muchísimo está en juego en enfrentarse a esto y destaparlo.

El guardián (o sea, el guardia de prisiones) de mi hermano

La tercera parte de la ofensiva de Obama es “el veneno meloso”. Mucha gente de la clase media y de los más acomodados intentan encontrar y desarrollar las formas de ayudar a los jóvenes de los barrios oprimidos cuyas vidas son machacadas por este sistema horrible. Muchos de estos más acomodados jugaron unos papeles positivos en las grandes luchas que comenzaron en Ferguson el agosto pasado.

Obama quiere canalizar y dirigir (es decir, desviar) esos sentimientos positivos e integrarlos en los sistemas de control que refuerzan y perpetúan el mismo sistema que genera el problema. El programa El guardián de mi hermano, que Obama está reviviendo, es una piedra angular de este plan general. Es un componente vital del objetivo de Obama de fortalecer la capacidad del sistema para reprimir a las masas populares.

¿Cómo puede ser? Hemos informado sobre El guardián de mi hermano en otros artículos y tendremos más que decir en el futuro. Pero supongamos en aras de la discusión que cada programa de “El guardián de mi hermano” en realidad ayuda a los jóvenes varones (¡y el programa se dirige únicamente a los varones!) para que tengan más educación, etc. ¡¡Todavía no habrá empleos!! Todavía existirá la discriminación fea y generalizada e integrada en todo nivel de la sociedad —no sólo en el empleo, sino la vivienda... el crédito... la educación... el sistema penal de IN-justicia. Todavía sucederá la demonización y deshumanización cultural. Esta porquería es simplemente la beneficencia y la beneficencia no cambia nada. Puede que ayude a un individuo por aquí o por allá, pero ni siquiera comienza a tocar LA FUENTE del problema. La beneficencia no puede cambiar eso — no puede cambiar la naturaleza de este sistema capitalista, ni el hecho de que la supremacía blanca es una parte vital de su funcionamiento. (Vea “Sobre el discurso de Obama: ‘El guardián de mi hermano’”.)

Las personas influidas por esto tienen que preguntarse acerca del costo de participar. Usted no puede escoger entre los elementos del programa — se trata de una ofensiva integrada, un programa entero. Puede pensar, por un tiempo al menos, que usted utiliza el sistema para hacer algo bueno; pero la pura verdad es que el sistema pretende utilizar a usted para facilitar su trabajo sucio, para pacificar a las masas y continuar su horrenda opresión, aquí y en todo el mundo. Mientras este sistema continúa —y especialmente en las condiciones genocidas particularmente peligrosas de hoy en día—, esto es letal.

Obama no está “cambiando”. No “empieza a hacer algo por fin”. Él hace precisamente lo que le pusieron en la presidencia para hacer. Lucha para desmovilizar y desactivar la lucha de las masas negras de forma que aquellos como John McCain y Mitt Romney nunca podrían hacer. Promueva, a los negros y los millones de otros que quieren ver el fin de la opresión y la desigualdad, la ilusión fatal de que este sistema pueda ser reformado. Trata de restaurar la esperanza de la gente en algo que en realidad no tiene ninguna esperanza. Y para hacerlo, Obama ha invitado a personas a la Casa Blanca, fingiendo escucharles con atención, haciéndoles sentirse parte de las cosas, que tienen influencia, que ellos y sus preocupaciones realmente importan — y como resultado, logrando que aplaquen su crítica y de hecho cambien sus preocupaciones, y en algunos casos, al parecer, que persigan a aquellos que no lo hacen.

Es necesario calar todo esto, reconocer lo que es en realidad, y rechazarlo. Constituye un intento de apuntalar la fe en algo que no necesita la fe sino el análisis penetrante, y que sea derrocado por medio de la revolución.

NECESITAMOS una revolución

El programa de Obama para “El trabajo policial del siglo XXI” es un programa de brutales fuerzas policiales fuerte e intensamente militarizadas; de extensas redes de soplones; de vigilancia y espionaje en todas partes; junto con unos programas débiles de “beneficiencia” y de educación para algunos jóvenes de los barrios oprimidos. Es muy obvio que esto ni siquiera intenta abordar los subyacentes “problemas sociales”, como dice Obama. Es un programa entretejido de fraude, represión y veneno meloso. Es, de hecho, un programa para fortalecer la capacidad del sistema —a través de su policía, sus cárceles y su sistema de leyes— para reprimir, contener y controlar un sector de personas para lo que no tiene absolutamente nada que ofrecer.

Este programa, El trabajo policial del siglo XXI, en realidad contribuirá al lento genocidio del pueblo negro, y colocará el sistema de capitalismo-imperialismo en posición para acelerar el ritmo de ese genocidio. Hay que oponerlo. Como escribimos la semana pasada en el artículo “Mucho en juego en Baltimore”, “Lo que ha causado ese genocidio y sigue causándolo es un SISTEMA —el capitalismo-imperialismo— y dependerse de campañas caritativas o incluso de hablar de ‘cambios estructurales’ no tiene sentido o peor sin el CAMBIO ESTRUCTURAL PRINCIPAL que hace falta: derrocar este sistema despiadado del capitalismo y la supremacía blanca, por medio de la revolución, y reemplazarlo con un sistema completamente nuevo en que el poder se dedique a eliminar toda opresión y explotación, al mismo tiempo a satisfacer las necesidades materiales del pueblo, y a apoyar la revolución en todo el mundo.

“Todo eso nos trae de nuevo a este punto: NECESITAMOS una revolución, tenemos que organizarnos para una revolución CONCRETA. Lo que las masas populares hicieron en Baltimore ha avanzado la posibilidad de eso… y ha incrementado los retos los que los revolucionarios deben reconocer y afrontar para avanzar concretamente hacia la posibilidad de realizar esa revolución”.

 

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