Entrevistas con universitarios de Johns Hopkins

Dando un paso al frente desde una universidad de élite, y tomando partido con los rebeldes de Baltimore

2 de junio de 2015 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Thousands of students from Johns Hopkins University, Goucher, Towson, and other campuses in Baltimore and nearby rally at the City Hall after marching through the streets, two days after the uprising. April 29.
Miles de universitarios de Johns Hopkins, Goucher, Towson y otros colegios en Baltimore y sus cercanías se reúnen en frente del ayuntamiento tras marchar por las calles del centro el 29 de abril, dos días después del levantamiento. Foto: AP

El miércoles, 29 de abril —dos días después de que jóvenes en Baltimore se levantaron en una rebelión desafiante— miles de estudiantes de colegios y universidades en Baltimore y sus cercanías, así como algunas secundarias, se reunieron y marcharon por el centro de Baltimore en reclamo de justicia por Freddie Gray. Es muy bueno e importante que los universitarios hayan protestado. Si bien tenían diferentes opiniones sobre el levantamiento, su acción contrariaba los intentos por parte de Obama, CNN, el alcalde de Baltimore y otros a voltear a las personas, especialmente las de la clase media, en contra de los rebeldes, tildándoles de “maleantes” involucrados en una “violencia sin sentido”. Los estudiantes tomaban partido con los oprimidos en contra del asesinato depravado e intolerable de Freddie Gray por la policía.

Un/a corresponsal de Revolución/revcom.us habló individualmente con dos estudiantes del campus de la Universidad John Hopkins en el norte-centro de Baltimore; los dos organizaron y dirigieron activamente la marcha. B., que está terminando su segundo año, y K., que termina el tercer año, son estudiantes negros en esta universidad con una población estudiantil mayormente blanca, considerada una de las mejores universidades en EEUU, que atrae estudiantes desde muchas partes del país y del extranjero. Ambos provienen de otros lugares fuera del estado de Maryland.

Rompiendo la “Burbuja de Hopkins”

El campus de Johns Hopkins está situado en un vecindario de clase media — cerca, pero muy diferente, de los vecindarios pobres de gente negra en extendidas zonas de la ciudad en donde la gente vive en proyectos de vivienda pública o en casas esparcidas entre filas de edificios abandonados.

K. dijo, “Para mí, cuando yo voy a un sitio nuevo siempre me gusta explorar. Y una de las cosas que pasa aquí es esta cosa llamada la ‘Burbuja de Hopkins’. Yo oí que esto pasa en otras instituciones también, especialmente en instituciones con una población mayormente blanca, donde los estudiantes — hay una sensación de que, si uno deja este radio de una milla alrededor del campus, inesperadamente el mundo cambia, y uno no debe ir ahí. Pero a mí me gusta caminar. Yo he caminado al centro, en Greenmount [un vecindario de población negra al este de Baltimore], he caminado por toda la ciudad, sólo porque no puedo confinarme en un sitio en ninguna situación nueva de mi vida. Son experiencias como esas que lo ponen a uno en sintonía, queriendo ayudar donde uno vive. Uno no puede simplemente entrar en una institución y seguir sacando y sacando de la ciudad sin sentir alguna necesidad de devolver o hacer algo y tener alguna clase de respeto por la ciudad”.

B. dijo que había estado consciente de la situación en Baltimore afuera de la “burbuja” alrededor del campus: “Yo sé que hay dos ciudades muy diferentes. Y lo que me molesta es que muchos muchachos vienen a un sitio como Johns Hopkins y solo conocen realmente el Puerto Interior [la zona turística en el centro] básicamente de Baltimore. Ellos no exploran ninguna otra área, así como ellos no saben cuan deprimida es el área en medio de la parte oeste, justo cerca del campus de medicina de Hopkins [en el centro]. Es muy molesto. Entonces dicen simplemente, ‘no me gusta mucho Baltimore, no es como Nueva York, no es como Chicago.’ Pero una vez que pase algo como esto, ellos sienten como que, ‘¿Por qué la gente está haciendo esto? No destruya mi hogar’. Y yo pienso, de por sí, esta no era tu hogar. Tú realmente eres un intruso [risas]. Eso es honestamente como me siento”.

Reaccionando al asesinato de Freddie Gray en manos de la policía

¿Qué pensaron ellos y sus amigos cuando supieron que Freddie había muerto a manos de la policía? B. le contó a Revolución/revcom.us, “Nosotros lo miramos como, pues, la racha continúa después de Ferguson, todos los hechos que han estado pasando — simplemente ha sido mucho alboroto emocional. Y lo tomamos a pecho porque hablamos hace pocos meses cuando ocurrió lo de Ferguson, de cómo hubiera sido si esto hubiera pasado en Baltimore. Y se da la casualidad de que, efectivamente, ocurrió. Y nosotros como que predecimos que la respuesta sería más grande puesto que Baltimore es una comunidad negra más grande y con un perfil más alto. Y pienso que nosotros simplemente queríamos asegurarnos que si esto pasara aquí mismo en nuestra área en el futuro, deberíamos definitivamente tratar de participar. Cuando en efecto pasó fue muy chocante. Muchos muchachos, estudiantes y amigos que son de Baltimore, sentían muy feo porque esta es su ciudad. Y después de ver los disturbios y las protestas que ocurrían, y lo que la gente estaba diciendo acerca de Baltimore, pues algunos de los comentarios ofensivos sí lastimaron a las personas”.

B. siguió hablando acerca de algunos de estos comentarios: “Se hicieron muchos comentarios racistas en general hacia las personas negras envueltos en el conflicto. Y esto como que hizo que los muchachos negros en el campus universitario se sintieran inseguros por algunos de los comentarios que salían en las redes sociales. Lo que nos preocupó más fue que esto saliera por medios como Yik Yak, que es una red social en que se puede publicar con anonimidad. Y esto era muy molesto porque uno no sabe quién lo hace, sólo ve que se publican todas esas cosas, y eso es muy molesto. Como un estudiante aquí, yo estoy alterado por lo de Freddie Gray pero también acerca de mi seguridad en el campus por las cosas que la gente estaba diciendo. Uno asiste una institución que se supone es muy educada y la gente hacía comentarios muy ignorantes, lo cual era muy preocupante”.

K. describió sus pensamientos al enterarse del asesinato de Freddie en manos de la policía: “Fue reminiscente de casos previos — de Mike Brown, Eric Garner, Tamir [Rice]. Todos estos casos que ya habían pasado. Yo como que dije, oh, otra vez. Pero cuando uno ve el video, y ve el dolor del hombre y todas estas cosas para mí como que descaradamente, levantaron alarmas y sospechas. Yo estaba pensando, qué tan rápido procesarán concretamente, cuándo los llevarán a la corte, esto y aquello. De esa clase fue mi pensamiento inicialmente. Fui una de los estudiantes que estábamos siguiéndolo tras bastidores, viendo ¿hasta dónde llegará esto? Cuando uno empieza a ver que esto no va a ir de una manera eficiente y oportuna donde tiene que ir, uno como estudiante no puede cruzarse de brazos nunca más. Eso es cuando yo empecé a participar y comprometerme más”.

Compelidos a actuar por el levantamiento

K. y B. recordaron cómo eran sus puntos de vista y qué los motivó a hacer el levantamiento en West Baltimore. B. dijo: “Cuando el disturbio… bueno, más bien el levantamiento, sí, es una mejor palabra… Yo estoy de acuerdo. Honestamente, era algo que iba a pasar. Pues la gente ve que la ‘Ay ay, CVS se está quemando,’ así nada más. Pero, si tú ves al Baltimore de todos los días, bueno eso es lo que se ve como normal, es mucha la recesión, la pobreza, es un montón de problemas que el ayuntamiento no les ha puesto atención. Y ellos quieren mostrar el lado de Baltimore que a los turistas les encanta, que es el Puerto Interior, los campos universitarios, la Universidad, cosas así. Pero hay otro lado de Baltimore que no se siente conectado y sus voces no son escuchadas”.

B. continuó: “Así lo que yo trato de decirle a otros estudiantes que pensaron que eso era sólo un levantamiento violento, es que la gente ya había tratado de hablar con los políticos, los líderes de la comunidad, y con todo el mundo. Y nadie los está escuchando. Y si las palabras no dan resultado, la gente tiene que tomar acción para que les hagan caso. Así que, honestamente, yo pienso que es muy hiriente que las personas se quejen, ‘¿Por qué ellos están haciendo eso?’. Pero, ‘bueno, ustedes no estuvieron escuchando y ahora ustedes quieren que se detengan’. Pero no hay otra manera de que ellos sean escuchados. ¿Qué es lo que esperaban?”

B., que quiere trabajar en los servicios de salud pública, dice que un gran problema son “los desiertos alimentarios” —lugares donde no hay tiendas de comestibles u otros lugares donde se pueda adquirir alimentos frescos y saludables— y relacionó eso con el levantamiento. “Si te fijas, los vecindarios donde los levantamientos están ocurriendo, son también donde se batalla con desiertos alimentarios y otros problemas. Y tú te preguntas, ¿Por qué la gente está enojada? Se le ha privado no solo de sus voces, pero también de nutrición, salud y todo”.

K. habló acerca de su reacción hacia Obama y otros que etiquetaron a los jóvenes rebeldes de “maleantes.” “Pues, inicialmente te enojas. Para mí, cuando yo vine aquí, quise saber más. Por eso yo he estado trabajando en el Centro Comunitario Carmelo Antonio, que es un centro comunitario ubicado en el centro de la ciudad. Cuando tú ves a esos niños —son niños simplemente, como cualesquier otros niños— yo pienso que ‘maleantes’ es una indirecta para la gente que realmente quiere decir nigger. Eso es lo que ellos están dando de entender. Pero ‘maleantes’ es un poco más… suave. ‘Ah, nosotros les llamaremos maleantes’. Especialmente cuando estás hablando de niños, que están creciendo en una situación que tu quizás ni siquiera conozcas. Sólo al ir al ayuntamiento para diferentes protestas y escuchar a las mamás expresándose, los maestros expresándose, y ese mensaje es muy consistente: que mi hijo y mi hija, mis niños no son delincuentes, nuestros niños no son delincuentes. Machacaron con ese mensaje. Porque así se siente la comunidad, por supuesto”.

B. trabajó con otros en la Unión de Estudiantes Negros, para tomar acción. K. dijo que ella movilizó con un grupo de amigos. “Algunos amigos y yo supimos que otros colegios iban a hacer un mitin grande — pienso que principalmente Towson y Goucher, y a lo mejor la Universidad de Baltimore. Entonces preguntamos: ‘¿Y por qué Hopkins no?’. Hubo una junta en nuestra Oficina de Asuntos Multiculturales. Nos sentamos y tratamos de hacer un formato de lo que queríamos hacer, hicimos pancartas, cosas al estilo y lo pusimos en el Facebook. Eso se sumaba al evento que nosotros teníamos planeado hacer desde antes que iba a tratar específicamente Hopkins y el racismo. Pero después, con todos esos acontecimientos, dijimos, está bien, hay algo más que es muy importante para nuestra comunidad, por la ciudad de este preciso momento”.

En ese momento la situación estaba muy tensa en la ciudad; con un estado de emergencia, y una inundación de millares de miembros de la Guardia Nacional, policías estatales, y fuerzas de seguridad de otras ciudades y estados para reforzar la policía de Baltimore y la represión. B. nos dijo que sus padres le llamaron para advertirlo que no se metiera, y otros compañeros recibieron la misma advertencia. Pero B. manifestó, “No estaba de acuerdo. No me parecía bien para nada, que me quede sentado mientras mis compañeros se levantan a protestar. Debo tomar partido y ser parte de Baltimore, lo considero mi hogar. No me parece bien que yo me quede cruzado de brazos sin participar en algo que me es importante. No me queda otra cosa que no hacer caso y lanzarme”.

Por otro lado K., al escuchar que “sería puesto en vigor la ley marcial”, se sintió “vencida”. ¿Qué quiso decir con eso? “Al principio, me enteré al leer y atestiguar; ‘podría correr un gran peligro con el único hecho de sujetar una pancarta y marchar en la acera.’ Esto es lo que vi.” No le preocupaba su seguridad personal, pero si la de otras personas quienes se unirían en la manifestación. “Es cuando me pregunté a mi misma, ‘¿Qué vas a hacer?’. En cuanto me desperté a la mañana siguiente, con plena convicción, me dije ‘ya sabes lo que hay que hacer. Vamos a marchar como sea’”.

El miércoles 29 de abril, la ciudad seguía bajo una ocupación, con un toque de queda a las 10 de noche y con tropas fuertemente armadas de la guardia nacional en zonas estratégicas y rondando la ciudad en carros blindados. K. nos compartió, “Nos congregamos todos. Nos reunimos en frente del letrero de Hopkins. Distribuimos pancartas, botellas de agua, cualquier equipo de emergencia, en caso que lo ocupáramos. Mascarillas de cirujanos. Quién sabe, queríamos que todos estuvieran listos para cualquier emergencia y seguros”.

Al último, la policía dejó que los estudiantes de la universidad John Hopkins se manifestaran en la calle. Éstos se unieron a los que ya estaban reunidos en la estación del tren Penn, un importante eje de transporte, y todos marcharon por las calles del centro de la ciudad hasta el ayuntamiento. Aparentemente, fuerzas en la cima de la clase dominante decidieron que en esta ocasión no sería conveniente a sus intereses atacar a los estudiantes de John Hopkins y de otras universidades.

Una mezcla estudiantil inspiradora

B. describió el principio de la marcha desde el campus: “Habíamos un grupo numeroso allá en esa calle, y muchos otros compañeros nos vieron y decidieron unirse, lo que nos dio mucho gusto. Nos pidieron pancartas y las camisetas que decían, ‘La vida de los negros importa’”.

El núcleo de la protesta eran estudiantes negros, pero al rato se unieron muchos estudiantes blancos y gentes de otras nacionalidades. B. continuó diciendo, “Si, en verdad eso era lo que nos encantó. No habíamos juntado a tantos en la protesta acerca de Ferguson — pero creo que porque ésta ocurría en Baltimore, la gente se dio cuenta que ‘esto pasa alrededor mío, a la siguiente cuadra, necesito hacer algo para apoyar.’ Lo cual me hizo sentir orgulloso. Cuando empezamos a marchar, la gente nos siguió y eso que no se habían congregado desde el principio, [lo que me pareció] fantástico. Creo que fue el hecho de ver a tantos estudiantes en el principio, protestando, lo cual les llamó la atención. Que preguntaban, ‘¿qué pasa?’… Nadie podía decir que Freddie se hizo eso a sí mismo, aunque algunos llegaron a decirlo. Lo mataron a la mala. Creo que las otras personas se dieron cuenta de por qué los estudiantes negros y la gente negra nos mortificamos por la violencia en contra de nosotros y porque no nos ponen atención, a la gente no le importa. Creo todos los factores se combinaron para movilizar a muchas personas quienes por lo normal no participarían”.

K. agregó sobre la diversidad de alumnos en la marcha: “Esto es lo que más me animó, ver tanta gente. Por supuesto puedes decir que por distintas razones — posiblemente van porque, ‘se ve bien padre.’ Porque hacíamos mucho ruido y relajo. Pero esa demostración de solidaridad, especialmente después de los acontecimientos, especialmente después de los comentarios, después de que las relaciones se tensaran en nuestro propio campus — fue especialmente bonito y agradable”.

Revolución/revcom.us preguntó a estos dos estudiantes: Michael Brown, Eric Garner, Walter Scott, Tony Robinson, Freddie Gray, y tantos más… ¿Qué piensan que requerirá para poner fin a los asesinatos por la policía?

B. dijo, “Claro, en cuanto ocurran cosas así tenemos que actuar de inmediato. No podemos aceptarlo. Pero también requiere que se proteste aun cuando no estén ocurriendo. Entiendo que cuando algo pase, definitivamente hay que tomar más acción. Pero si hay un período cuando no está pasando nada, aún debes protestar — pues tenemos coraje, todavía sentimos que está ocurriendo. Y sí está ocurriendo. Hemos visto el patrón de acontecimientos. Hubo un período sin nada, luego ocurrió otro. Además creo que requiere mucha concientización a nivel de la universidad y de las escuelas. Creo que muchas personas guardan opiniones que nos preocupan y no captan las situaciones sociales de las ciudades y vecindarios a su alrededor. Creo que tenemos que educar a la gente sobre cuestiones de raza, de competencia cultural, sensibilidad cultural y simplemente que entiendan que existen muchas dinámicas fundamentales en este país que necesitamos cambiar”.

K. dijo, “Yo diría que tratándose de este país, creo que no puedes esperar que una población sufra tanta injusticia, tan descaradamente, en las narices, consistentemente una y otra vez y que no responda con algún contragolpe. Yo diría que algo que he visto es que estos acontecimientos han progresado y el contragolpe está cobra más y más fuerza. Lo cual es de esperarse. Pues, a mi parecer, no me cae bien que la gente esté diciendo, ‘hubieran respondido de otra forma’. Digo, ¿qué esperas? Respondieron de otras formas hace como 10 años. Con qué resultados: absolutamente nada. Y se está intensificando más y más. Y eso es de esperarse. Así que para mí, si no continúa esta presión consistente, si las personas en esta nación decidan de todos modos básicamente pisotear a los que no tienen los mismos privilegios, o pisotear a los que consideran sin importancia por su raza, si estas historias siguen ocurriendo — pues se va a ver más y más un levantamiento. Pues, no es Baltimore nada más. Otros levantamientos están ocurriendo, alimentándose de lo que pasó en Baltimore. Digamos que pase otro caso en otra ciudad, otra historia. No se imaginen que Baltimore vaya a responder, pues, no tiene que ver con nosotros esta vez. No. Estás echando leña al fuego. Me encantaría, y tendría esperanzas, de que el sistema pueda apagar las llamas haciendo justicia así como es debido. Pero si no...”

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El levantamiento heroico de los oprimidos en Baltimore fue un terremoto que impactó toda la sociedad profundamente. La protesta por miles de estudiantes de Johns Hopkins y otros colegios fue una señal importante de los efectos muy positivos del levantamiento sobre personas de la clase media. Esto tiene implicaciones importantes no sólo por la lucha para poner fin al asesinato por la policía sino todo el movimiento para una revolución concreta.

Como señala el editorial de Revolución/revcom.us “Mucho en juego en Baltimore”:

En resumen, esta rebelión reveló el potencial de los más oprimidos a levantarse ante grandes adversidades, con valor. Esta rebelión transformó la manera en que todo el mundo veía las cosas: dejó muy clara la urgencia de esta injusticia y que no debe ser ni será tolerada. Y demostró que, cuando se hace esto, existe el potencial para ganar el apoyo activo e importante de las personas que no viven en carne propia ese infierno, pero a quienes se las pueden ganar a solidarizarse.

 

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