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La destrucción del lago Naivasha en Kenia: un estudio de caso sobre cómo "el libre comercio" desangra a África

16 de marzo de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

25 de enero de 2016. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. Haciendo un análisis del desarrollo de la industria de exportación de flores (un importante motor de la economía keniana), de los resultados de la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC) celebrada en Nairobi en noviembre de 2015, y de la vida concreta de las personas que trabajan en esa industria, los siguientes tres artículos dan claridad sobre el funcionamiento y las consecuencias de la dominación de la economía y los pueblos del mundo por parte de las clases dominantes capitalistas monopolistas que tienen su base en un puñado de países imperialistas. El primer texto es de un artículo de Yash Tandon, profesor, activista político y prominente intelectual público ugandés, aparecido en Pambazuka News (Véase el artículo completo en pambazuka.org, 15 de diciembre de 2015). Se escribió en vísperas de la X conferencia ministerial de la OMC celebrada en Nairobi. El segundo texto, del SNUMQG, analiza los resultados de esa conferencia. El tercer artículo del SNUMQG 2008-02-18, se escribió durante un periodo de extrema violencia entre los numerosos grupos étnicos kenianas, desatada por los principales candidatos presidenciales rivales en las elecciones generales de diciembre de 2007.

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Imperio del absurdo


Un agricultor keniata grita su oposición a la reunión ministerial de la Organización Mundial de Comercio en Nairobi, Kenia, diciembre 2015. En esencia, dicha reunión le dio el visto bueno a la posición dominante de los países imperialistas sobre el comercio mundial, que es una parte esencial de la forma en que los países capitalistas monopolistas avanzados dominan a Áfica y otros países por todo el mundo. Foto: AP

El lago Naivasha está a menos de una hora por carretera desde Nairobi. Se encuentra a 1.884 m de altitud, en una compleja combinación geológica de rocas volcánicas y yacimientos sedimentarios. Es alimentado por los ríos perennes Malewa y Gilgil en la elevación más alta del Valle del Rift. Cuando se llega allí es como el paraíso, o solía serlo. Fui por primera vez en 1957, cuando yo era joven. Quedé fascinado por su belleza —exuberantes riberas adornadas con acacias amarillas; en las aguas cristalinas se podían ver miles de diversos tipos de peces, y por supuesto, hipopótamos; mirabas al cielo y veías miles de aves, incluyendo al flamenco rosado que migra desde lago Nakuru, y mariposas multicolor. El lago proporcionaba sustento a miles de pescadores, y agua a la comunidad de agricultores.

Unos 50 años después, en 2009, volví al lago. Quedé consternado, de hecho me deprimí. El lago y sus alrededores estaban irreconocibles. Vi rosas e invernaderos gigantes por todos lados, pero no se veían mariposas, ni aves y prácticamente ningún pez. Todo ese sacrifico a nombre del “desarrollo”. El lago y sus alrededores transformados en un infierno. Claro, se necesita el desarrollo, pero ¿a qué costo?

El modelo de desarrollo del “libre comercio” se basa en la suposición de que “el mercado” promovido por el “libre comercio” es la forma más eficiente de distribuir los recursos del planeta. Cada país tiene que especializarse en la producción de bienes y servicios en los que es más competitivo.

Pero el “libre comercio” es una ficción. Nunca ha existido, ni siquiera durante el tan aclamado periodo mercantilista inglés en el siglo xix. El primer país que desafió esta ficción fue Estados Unidos, poco tiempo después de su independencia de Inglaterra en 1776. “No queremos cultivar algodón y tabaco por siempre, ni importar sus productos manufacturados”, les dijeron los estadounidenses a los ingleses. “Nosotros también queremos industrializarnos”. Entre 1820 y 1870 (en 50 años) Estados Unidos puso barreras a las importaciones de Inglaterra y llevó a cabo su propia revolución industrial.

África ha sido “independiente” desde hace casi 60 años, y todavía exporta café, algodón y flores, y prácticamente importa todo, incluyendo productos agrícolas. Se pueden comprar perniles de pollo congelados y frijoles enlatados de Europa en las grandes tiendas de Nairobi. Estos productos masivamente subsidiados compiten contra los productores keniatas a quienes las reglas de la OMC les niegan los subsidios. Esta es una guerra desigual entre las corporaciones europeas y los pequeños agricultores de Kenia. Sucede lo mismo en el resto de África. Es inmoral. Y bajo las convenciones de la ONU para los derechos humanos es también ilegal.

Hace unos 15 años las flores las producían cientos de pequeños productores, proporcionándoles el sustento a miles de personas de sus familias extensas. Hoy las producen un puñado de multinacionales. Así alardea una de ellas, Magana Flowers Kenya Ltda:

“Fundada en 1994, nos hemos convertido en la compañía más grande de la floricultura keniata. Exportamos aproximadamente 24 millones de rosas al año a importadores en Suiza, Francia, Alemania, Países Bajos, Escandinavia, Reino Unido, Rusia, Japón, Australia y el Medio Oriente. Con sede en Nairobi, Magana Flowers Kenya Limited emplea un personal altamente calificado de 600 individuos que nos facilitan todas las fases del crecimiento y desarrollo de los rosales. El personal cuida de las plántulas, desarrolla técnicas estratégicas para el mejoramiento de los cultivos, supervisa el crecimiento de las plantas y constantemente verifica la presencia de virus e insectos. La compañía utiliza las últimas técnicas de control de plagas y manejo de suelos para producir coloridas y saludables rosas que se envían a los importadores en menos de 48 horas después de su corte y recolección. Además, desarrollamos nuevas variedades de rosas por medio de la investigación. Al organizar la producción de rosas saludables, fuertes y resistentes a las enfermedades, también desarrollamos cuidadosamente programas de riego y abono para determinar qué fertilizantes producen las más bellas y duraderas flores. Por eso somos sede de las rosas de más alta calidad en África”.

En esta ya muy frágil condición socio-ecológica, la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA, por sus siglas en inglés) ha hecho cuestionables inversiones. AGRA es financiada por las fundaciones Rockefeller y Gates. Afirma que está ayudando a África a desarrollar cosechas y flores de alta calidad para la exportación y así contribuir al desarrollo de Kenia. Utiliza semillas híbridas certificadas, bajo patentes multi-genoma.

Los dueños de las fincas en Naivasha y las agencias intermediarias que se ocupan de comprar, vender, enviar, almacenar, asegurar y transportar las flores sacan enormes ganancias, pero los productores directos, los trabajadores asalariados, obtienen muy poco. Las multinacionales también subcontratan el cultivo de las flores con pequeños agricultores africanos, que viven fuera del predio en miserables y frágiles condiciones ecológicas. Cultivan claveles y rosas rojas para el día de San Valentín en Europa, pero ellos… a duras penas sobreviven.

La industria de las flores fue la principal razón por la que Kenia firmó el Acuerdo de Asociación Económica (EPA, por sus siglas en inglés) con la Unión Europea en septiembre de 2014… bajo presión del Consejo de Floricultores de Kenia (KFC, por sus siglas en inglés). En una entrevista, la directora ejecutiva del KFC, Jane Ngige, define así su misión: “Promover los intereses económicos, sociales y políticos de la industria de la floricultura por medio de la participación activa en la determinación e implementación de políticas”. Para octubre de 2015 el KFC tenía 94 miembros productores y 62 miembros asociados — proveedores de insumos agrícolas y servicios conexos representantes de los grandes distribuidores de flores en Reino Unido, Holanda, Suiza y Alemania.

Aunque el gobierno keniata se ha rendido ante Europa, los ciudadanos del común están luchando. En 2007, el Foro de Pequeños Agricultores de Kenia (KSSFF, por sus siglas en inglés) presentaron una demanda contra su gobierno, argumentando que el EPA pondría en riesgo el sustento de millones de agricultores del común. El 30 de octubre de 2013, el Alto Tribunal de Kenia falló a favor del KSSFF. El tribunal le ordenó al gobierno establecer un mecanismo para integrar a los inversionistas (incluyendo a los pequeños agricultores) en las actuales negociaciones del EPA, y alentar el debate público sobre este asunto.

Fue lo último que se escuchó del fallo del tribunal.


La pizca de rosas en una finca floral en Naivasha, Kenia. Hace 15 años, cientos de pequeños productores producían las flores, lo que proporcionó sustento a miles de personas y sus familias extendidas. Hoy, un puñado de empresas multinacionales las producen. Foto: AP

La industria de flores extrae un promedio diario de 20 mil metros cúbicos de agua del lago Naivasha. El lago se está muriendo. Oficialmente de 130 kilómetros cuadrados, en 2006 se redujo a un 75% del tamaño que tenía en 1982. Los circundantes pantanos de papiro que eran la zona de reproducción de los peces están casi secos. A miles de campesinos y pescadores se les ha privado de su medio de subsistencia. La gente está enfrentando severos problemas de agua e inseguridad alimentaria. En la práctica Kenia exporta agua hacia Europa cuando las flores frescas del lago Naivasha son llevadas en avión a Ámsterdam. Si esto no es el “Imperio del absurdo”, entonces ¿qué lo es?

En 2013 Kenia exportó 124.858 toneladas de flores valoradas en unos 507 millones de dólares. En 2014 alcanzó unos 600 millones. La OMC felicitó a Kenia por encontrar por fin un nicho apropiado en la “cadena global de valor”. Los apologistas de la teoría del desarrollo dicen que esto es bueno; lo único que el gobierno de Kenia tiene que hacer ahora es cobrarles impuestos a los ricos y distribuir la riqueza a los pobres. Otro teatro del absurdo. ¿Quién engaña a quién?

El índice de desigualdad, medido por el llamado coeficiente Gini (calculado que utiliza el gasto de consumo per cápita), está empeorando en Kenia. Los ricos son cada vez más ricos, los pobres cada vez más pobres. Las estadísticas no cuentan toda la historia. Hay que ir a Nairobi y ver las condiciones del “precariado”, las clases trabajadoras proletarizadas sin previsibilidad de vida ni seguridad básica.

Mientras los dignatarios del Imperio y las neocolonias se reúnen en Nairobi del 15 al 18 de diciembre para la X conferencia ministerial de la OMC, el precariado será empujado a los tugurios de la periferia de Nairobi.

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Notas sobre la reunión de la OMC

Según los periódicos ingleses Independent y Guardian, y autores que critican a los sumamente desiguales acuerdos internacionales de comercio, la conferencia ministerial de la OMC de diciembre de 2015 en esencia refrendó la posición abrumadoramente dominante de los países imperialistas sobre el comercio mundial. El representante estadounidense en la OMC planteó que “los tiempos han cambiado”, y los 164 países, muchos a regañadientes, siguieron los planes de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) para ponerle fin al Programa de Doha para el Desarrollo. Conocida comúnmente como la Ronda de Doha (se inició en Doha, Qatar), fue una plataforma que se abrió en 2001 supuestamente para negociar mejores términos para el comercio agrícola de los países del sur global.

La reciente conferencia de Nairobi también acordó continuar eximiendo de impuestos y restricciones de cupo a algunas de las exportaciones de los llamados “países menos desarrollados”, pero no incluye los textiles, que constituyen más del 90% de estas exportaciones. En cuanto a la agricultura, la conferencia supuestamente eliminó los subsidios a la exportación y otras formas de “promoción a las exportaciones”, como el financiamiento de exportaciones subsidiadas y exportaciones a nombre de “ayuda alimentaria”, de lo que en especial Estados Unidos es reconocido practicante. Estos subsidios han sido atacados como una ventaja para los países ricos totalmente injusta. Los subsidios a las exportaciones distorsionan más el comercio al socavar los mercados en los países importadores mediante la compensación de algunos costos de exportación, reduciendo a su vez el precio de los productos de la UE (Unión Europea) y Estados Unidos en los mercados extranjeros. Pero también en esta cuestión crucial “los países pobres salieron con las manos vacías”, como comentó un periódico keniata. Si bien la UE ya había acordado dejar de subsidiar sus exportaciones, Estados Unidos se resistió a estas restricciones comerciales y al parecer el nuevo acuerdo solo “puso un límite a las prácticas actuales” dentro del comercio agrícola, en vez de eliminar todos los subsidios a las exportaciones de los países imperialistas.

Sin embargo, las desigualdades van más allá del control imperialista sobre el acceso al mercado de los productos agrícolas. Estos países perfeccionan constantemente su relación de dominación sobre los países más pobres sesgando la competencia a su favor de muchísimas formas, otro tema sobre la mesa en Nairobi. Considérese también la falta de adecuadas vías, instalaciones de almacenamiento e infraestructura para la exportación, junto con el creciente acaparamiento de tierras por parte de inversionistas extranjeros así como la red internacional de finanzas y deuda que estrangula a la mayoría de países africanos. Luego añádanse las interconectadas dependencias en otros sectores en los que el continente está encerrado, aunque esto varía de país a país. El llamado “comercio justo” es parte integral de los medios por los cuales los países capitalistas monopolistas avanzados y el mercado mundial imperialista dominan a África y a otros países en el resto del mundo.

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Las rosas keniatas para San Valentín cuestan sangre

Los medios del mundo, incluyendo el Nairobi Standard en una de sus columnas del 14 de febrero, dieron un respiro de alivio supuestamente a nombre de la nación porque las rosas keniatas llegaban a tiempo a los mercados y tiendas de flores europeos para la crucial fecha, inventada para convertir el amor en montones de dinero.

Ahora imagina que eres una trabajadora común en un cultivo de flores en una de esas lucrativas industrias hortícolas que les forran los bolsillos a los pudientes colonos blancos y empresarios keniatas que han montado un negocio alrededor del lago Naivasha, localizado a sólo dos horas de Nairobi en el Valle del Rift. Habrás notado que de 60 mil a 100 mil personas como tú, la mayoría sin tierra de otras zonas rurales, y unos cuantos de las barriadas y de los asentamientos alrededor de los pueblos, se desplazaron a la zona por la promesa de un trabajo. Son de muy diversos orígenes étnicos y áreas geográficas pero hasta el último mes esto no importó mucho, todos ustedes eran pobres y explotados por los mismos propietarios.

Los que sí son contratados en una de los muchas fincas de cultivos florales que rodean el lago tal vez son alojados en asentamientos de chozas, o en las hileras e hileras de viviendas prefabricadas de la compañía, junto al sitio de trabajo. Otros pasan todo un día en una fila que atraviesa la finca, con la esperanza de obtener algo de dinero por la temporada. Algunos instalan puestos de mercado o venden pequeñas pirámides de tomates, cebollas, papas y otros productos locales a lo largo del camino que rodea los inmensos invernaderos. No sabías que trabajarías con pesticidas y fertilizantes tóxicos todo el día y sin protección. Pero hay miles que están desempleados y sin ningún ingreso, esperando a tomar tu lugar si te vas.

Cerca del 60% de las flores de Kenia provienen del lago Naivasha, tradicionalmente un área turística para colonos blancos adinerados y sede de muchos hoteles y restaurantes, resguardados del pobre y polvoriento pueblo mediano de Naivasha. Los avisos tienen los nombres de compañías holandesas, inglesas y keniatas como Sher, Wildfire, Homegrown, y Kingfisher. El lago Naivasha es uno de los más grandes lagos de agua dulce pero rápidamente lo están convirtiendo en una cloaca de la industria floricultora. Los cultivos de flores están secando y deteriorando el lago, bombeando el agua dulce hacia los invernaderos y devolviendo aguas servidas llenas de químicos a través de una zanja. Las plantas han desaparecido por completo. Especies de peces y de pájaros están amenazadas. El público no tiene acceso al lago ni al agua porque ambos son propiedad privada. Tienen que hacer fila para los pocos grifos comunales de la zona, que nunca son suficientes para las necesidades de la población local.

Pero durante el último mes, desde las grandes manifestaciones en Nairobi, la violencia se extendió a Naivasha. Has visto que gente de diferentes grupos étnicos ataca y persigue a algunos de tus compañeros de trabajo. Has visto a dueños de fincas y a terratenientes blancos de la zona huir del peligro y la violencia en aviones y camiones privados. No podías creerlo cuando viste a gente de diversos orígenes obligada a meterse a la cárcel de Naivasha para tratar de escapar de grupos de pandillas locales (kikuyu), algunos al parecer escoltados por la policía, que disparaban a los que se aventuraran a salir de la cárcel. Has visto gente despedazada a machete. El derramamiento de sangre ha destrozado a la fuerza de trabajo y algunas personas que no han sido empujadas a otras zonas de Kenia se mantienen al margen por temor. Tú misma eres de padres mestizos y te da miedo hablar en público otra cosa que no sea el idioma principal de la región. No sabes qué sucedió con tus vecinos luo ni con la mujer kalenjin casada con un kikuyu que trabajaba a tu lado cortando rosas.

¿Pero qué ves en la semana anterior al 14 de febrero? Tus patrones blancos y administradores keniatas movilizan a todos a regresar al trabajo con el argumento de que “es seguro”. Necesitan preparar los envíos de rosas para la festividad que genera cerca de la mitad de sus ganancias de todo el año, y quieren que trabajes muchas más horas de lo habitual. Todo a tu alrededor es miedo, trauma y tragedia por los sucesos del último mes. No hay ninguna “protección”, y la situación es todo menos segura para las keniatas del común como tú. No hay transporte disponible para los refugiados, para llevar los muertos a casa a enterrarlos, ni para traer comida. Tu esposo no puede ir al funeral de su tío, asesinado en la disputa comunal. Pero hoy hay bastantes camiones estacionados afuera. Descubres que tus patrones han contratado a la policía para proteger los convoyes de camiones repletos de rosas que van hacia el aeropuerto de Nairobi. Diste en el clavo al punzarte los dedos con una de las espinas de las rosas que empacas para Europa y observar tu sangre caer por el tallo hasta la caja de San Valentín.

 

El Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar es un servicio de Un Mundo Que Ganar, una publicación política y teórica inspirada por la formación del Movimiento Revolucionario Internacionalista, el centro embrionario de los partidos y organizaciones marxista-leninista-maoístas.

 

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