Caso # 78: "Operación Espalda Mojada", 1954
5 de octubre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us
Bob Avakian escribió recientemente que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
La "Operación Espalda Mojada" era un programa del gobierno yanqui de deportaciones en masa de trabajadores mexicanos a inicios de los años 1950. Arriba, por el lado mexicano de la frontera, unos oficiales mexicanos vigilan a los deportados que esperan un tren para entrar al territorio de México.
EL CRIMEN: A partir de junio de 1954 y a lo largo de ese verano, el gobierno de Estados Unidos llevó a cabo una campaña al estilo militar de redadas y deportaciones de mexicanos que vivían en Estados Unidos. La llamaron “Operación Espalda Mojada”, por la frase abiertamente racista en referencia a los mexicanos y los inmigrantes mexicanos, “espalda mojada”, la que invocaron por primera vez para calumniar a los inmigrantes que cruzaban el río Bravo. “Operación Espalda Mojada” expulsó a 1,3 millones de inmigrantes de Estados Unidos, destrozando familias inmigrantes y aterrorizando y diezmando comunidades enteras, sobre todo en California, Arizona y Texas. Agravó las divisiones raciales y avivó el fuego del odio contra los mexicanos y los inmigrantes durante los siguientes años.
Con el lanzamiento de la operación, los agentes de la Patrulla Fronteriza de California y Arizona, después Texas y otros estados de todo Estados Unidos, reforzados por unidades de otras zonas, montaron retenes, se subieron a los trenes y acordonaron los vecindarios para exigir que la gente mostrara sus papeles. Al comienzo de la campaña, detuvieron a 3.000 personas al día. En los tres primeros meses, detuvieron a 170.000. Recogieron a individuos sospechosos de ser “extranjeros ilegales” en las granjas y otros lugares de trabajo, los empleadores los entregaron a los agentes de inmigración o la policía local los detuvo por cargos de vagancia a la espera de su detención por la Patrulla Fronteriza.
De acuerdo con una persona que vivió la experiencia, “en el centro de la ciudad de Los Ángeles, nadie iba de compras para nada, debido a las redadas. Ellos (la Migra) levantaban a las personas para poder deportarlas. Había gente con y sin papeles. Había familiares que tenían sus papeles, pero no los traían encima en ese momento por lo que se los llevaron”. Pero no hubo audiencias ni debido proceso para los detenidos.
Subieron los inmigrantes a camiones y los botaron en ciudades fronterizas como Mexicali, Nogales y Nuevo Laredo al calor sofocante del verano con pocas medidas para su supervivencia. Según un historiador, unos 88 “murieron de insolación, como resultado de una redada que se dio al calor de 112 grados, y [un funcionario laboral estadounidense] argumentó que más gente se hubiera muerto sin la intervención de la Cruz Roja. En el otro extremo de la frontera, en Nuevo Laredo, un líder obrero mexicano informó que llevaron a los ‘espaldas mojadas’ como vacas’ en camiones y los descargaron a 24 kilómetros sobre la carretera desde la frontera, en el desierto”.
Dedicaron esfuerzos calculados con el fin de sembrar temor y fomentar la “auto-deportación”. A algunos deportados los raparon con el fin de marcarlos si intentaran volver a cruzar la frontera. A otros los subieron a trenes, autobuses, barcos y aviones y los enviaron muy al interior de México sin tener en cuenta su lugar de origen. A miles de inmigrantes los llevaron a Port Isabel, Texas y los subieron a barcos de carga con destino a Veracruz, México. Una investigación comparó uno de estos barcos sucios a “un barco negrero del siglo 18”. Durante un viaje metieron a 500 en el Mercurio, un barco con capacidad para 90. Por las condiciones tan malas, 40 inmigrantes se saltaron al mar, con siete ahogados, lo que provocó una rebelión a bordo del barco.
La Migra afirmó que expulsó a 1,3 millones de inmigrantes de Estados Unidos durante el verano de 1954. Se jactó de que cientos de miles abandonaron Estados Unidos por el temor que habían generado la propaganda racista y las crueles acciones.
Si bien unos historiadores han puesto en duda esas cifras, no hay duda de que la “Operación Espalda Mojada” causó grandes sufrimientos, angustia y, según algunas estimaciones, en cientos de casos, la muerte.
LOS CRIMINALES: El presidente Dwight Eisenhower (1952-1960) y el procurador general Herbert Brownell. Concibieron, promovieron y organizaron la “Operación Espalda Mojada”.
El teniente general Joseph Swing, un ex combatiente de la invasión de México de 1916 (una fallida campaña para cazar al dirigente nacionalista revolucionario Pancho Villa) y jefe del Servicio de Inmigración y Naturalización (la Migra). Organizó la “Operación Espalda Mojada” como una campaña de tipo militar. Afirmó que una “siempre creciente y alarmante marejada” de migrantes indocumentados de México constituía “una efectiva invasión a Estados Unidos”. Se jactó de que la “Operación Espalda Mojada” era un “ataque directo. . . sobre las hordas de extranjeros frente a nosotros al otro lado de la frontera”.
LA COARTADA: Los defensores de la “Operación Espalda Mojada” afirmaron que la “inmigración ilegal” perjudicaba los salarios y les quitaba empleos a los ciudadanos de Estados Unidos, a la vez de hacer que aumentaran los costos de la asistencia sanitaria y otros servicios sociales. Afirmaron que la frontera estaba fuera de control, entraban grandes cantidades de inmigrantes y la Migra no lograba detenerlos. La Migra afirmó que los inmigrantes tenían “inclinaciones criminales”. En las palabras de un funcionario, “en vista de que el ‘espalda mojada’ comienza por violar una ley. . . es más fácil y a veces parece aún más necesario que viole otras leyes, dado que se considera a sí mismo como un paria, incluso un proscrito”.
Bob Avakian, "¿Por qué viene gente de todo el mundo?"
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Las revistas populares gráficas, publicaciones de noticias semanales y los periódicos les habían prestado poca atención a las condiciones por lo general miserables de los trabajadores mexicanos en los campos de California, Arizona, Texas y otros lugares. Pero, en los meses previos a la “Operación Espalda Mojada”, comenzaron a mostrar un gran interés en la “entrada dramática” de los “ilegales” y su impacto sobre la vida en Estados Unidos. “Esta semana”, escribió el número de la revista Time del 27 de abril de 1953, “las espaldas mojadas se filtraban por la frontera a un ritmo récord: a dos por minuto, día y noche. ‘Como hormigas’, dijo el inspector en jefe de la Patrulla Fronteriza Ed Parker. ‘Pululaba por los desiertos como hormigas’. El procurador general federal Brownell advirtió, ‘el contrabandeo de espaldas mojadas’ crecía como hongos convirtiéndose en un grave problema social que incluye el asesinato, la prostitución, el robo y la infiltración gigantesca de narcóticos... una amenaza maligna para el crecimiento de nuestra sociedad’”.
Se montó la “Operación Espalda Mojada” durante el choque de la guerra fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética, y la retórica sobre una “amenaza roja” también azuzaba la histeria anti-inmigrante. El comisionado de migración de turno le dijo a un subcomité de la Cámara de Representantes en 1953: “Ya está en ciernes una cosecha de subproductos peligrosos a raíz de la invasión aparentemente inofensiva de extranjeros ilegales. ¿Quién puede decir que los comunistas y subversivos no cruzan el río Bravo?”
EL VERDADERO MOTIVO: El propósito de la “Operación Espalda Mojada” era el de mantener un fuerte control sobre la mano de obra inmigrante mexicana, cuya sobreexplotación constituía la columna vertebral y la base de la economía en el Suroeste. Asimismo, su objetivo era de impedir que esta fuerza de trabajo se elevara por encima del nivel de la casi esclavitud y se estableciera y se convirtiera en parte de la vida civil, social y política de la región, y ayudara a mantener la supremacía blanca en general.
Poco después de que Estados Unidos robara Texas, Arizona y California (junto con otros estados), a México en la guerra de 1846 a 1848, se puso en marcha un sistema de trabajo basado en la mano de obra inmigrante. Para la década de 1920, México ya era el proveedor preferido de mano de obra en la agroindustria en expansión en el Suroeste de Estados Unidos. Debido en gran parte a la dominación y la explotación de su país natal por Estados Unidos, las condiciones de los campesinos y los trabajadores en México eran tan terribles que cientos de miles estaban dispuestos a soportar grandes abusos para que sus familias pudieran sobrevivir. No crearon la Migra y la Patrulla Fronteriza principalmente para “defender” la frontera, sino más bien para regular la oferta de trabajo, de abrir las “compuertas” de la frontera cuando se necesitara mano de obra y de expulsar a los trabajadores cuando no.
Un sistema de trabajo más estructurado entró en vigor en 1941, cuando Estados Unidos negoció un acuerdo con México para un programa de mano de obra contratada llamado Programa Bracero. Dado que la palabra “bracero” se refiere a las personas que trabajan con los brazos, así los capitalistas estadounidenses trataban a los trabajadores inmigrantes: no como seres humanos sino como cuerpos a los que explotar sin piedad. Los contrataron para trabajar en los campos y patios de ferrocarril, a menudo les pagaban solamente el 50-60% del salario imperante y los obligaron a salir de Estados Unidos al vencerse sus contratos. Las condiciones para los “braceros” eran tan terribles que muchos escaparon de los contratistas y buscaron trabajo en otros lugares en los campos o en ciudades como Los Ángeles, San Francisco y Chicago. Incluso sin papeles, empezaron a disfrutar una vida más establecida y participar en la sociedad estadounidense y con más conexiones a las comunidades México-estadounidenses existentes que los “braceros” cortoplacistas y fuertemente controlados.
El crecimiento de las comunidades mexicanas en la pos Segunda Guerra Mundial, junto con un período de recesión económica en 1953, suscitó un clamor por el control del flujo de inmigrantes indocumentados. La “Operación Espalda Mojada” tuvo el propósito de expulsar a los trabajadores no contratados como braceros, y a la vez detener y revertir el crecimiento de esas comunidades no blancas.
Mientras deportaban a los inmigrantes, las autoridades estadounidenses garantizaban el suministro de mano de obra barata y vulnerable. Una meta de la “Operación Espalda Mojada” era de detener a miles de trabajadores indocumentados y “convertirlos” en “braceros”, un proceso llamado “desecar a las espaldas mojadas”. Mientras tanto, el número de “braceros” traídos a Estados Unidos se duplicó (de 148.000 a 298.000) en los tres años y pico que la “Operación Espalda Mojada” estaba en vigor.
Fuentes:
Juan Ramón García, “Operation Wetback”: The Mass Deportation of Mexican Undocumented Workers in 1954 (Greenwood Press, 1980).
Kitty Calavita, Inside the State: The Bracero Program, Immigration, and the I.N.S. (Quid Pro Books, 2010).
Richard D. Vogel, Stolen Birthright: The U.S. Conquest and Exploitation of the Mexican People, (Houston Institute of Culture (http://www.houstonculture.org/hispanic/conquest.html).
De una entrevista a un veterano de los años del Programa Bracero, mayo 1995.
Mae M. Ngai, Impossible Subjects: Illegal Aliens and the Making of Modern America (Princeton University Press, 2004).
Handbook of Texas Online, Fred L. Koestler, “Operation Wetback,” leido el 28 de septiembre de 2016, www.tshaonline.org/handbook/online/articles/pqo01.
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