Un aparato fascista está montado para detener en redadas a los musulmanes

28 de diciembre de 2016 | Periódico Revolución | revcom.us

 

December 12 protest at the Justice Department in Washington D.C. against Trump's threatened registration of Muslims.
Protesta frente al Departamento de Justicia en Washington D.C. contra el registro de los musulmanes que Trump amenaza, 12 de diciembre. Foto: @ Nina_0421 / Twitter.

Tras el ataque en Berlín del 19 de diciembre, antes de que hubiera salido información concreta alguna sobre quién era responsable del ataque, Trump reafirmó sus planes para crear un registro de musulmanes en los Estados Unidos, para prohibir inmediatamente que los musulmanes entren en los Estados Unidos, y para deportar a muchos inmigrantes musulmanes, y más. Trump ha hecho de la demonización de musulmanes un elemento central de sus planes para la presidencia, y ha incluido en su núcleo presidencial a generales fanáticos que creen en una guerra cristiana contra el Islam.

Si se permite que el régimen fascista de Trump y Pence tome el poder, se llevarán a cabo tales planes y peores en realidad. La base legal y la maquinaria para hacerlo ya están listas, y han estado listas desde las medidas adoptadas por los Estados Unidos a raíz del 11 de septiembre.

El Sistema de Seguridad Nacional de Registro de Entradas y Salidas: El registro de musulmanes

Trump dijo: “Ustedes conocen mis planes” y “Todo el tiempo, se ha demostrado que tengo razón. Cien por ciento correcto”, cuando se le preguntó el 21 de diciembre sobre los planes para registrar a los musulmanes y prohibir a los inmigrantes musulmanes.

El Sistema de Seguridad Nacional de Registro de Entradas y Salidas (NSEERS, por las siglas en inglés) se inició en 2002 para las personas en los Estados Unidos que vinieron de 25 países predominantemente musulmanes. NSEERS requirió el registro obligatorio de inmigrantes de esos países. Impuso sanciones estrictas por falta de registro o por inscripción tardía.

Según el Centro de Derechos Constitucionales, “A raíz de NSEERS, más de 13.000 hombres que cumplieron con el programa enfrentaron cargos de deportación. Las familias se desunieron, las pequeñas empresas en los barrios inmigrantes cerraron sus puertas, y los estudiantes descartaron sus aspiraciones educativas”.

Lo más ominoso, NSEERS creó una base de datos nacional de nombres, direcciones, familiares e información de contacto sobre inmigrantes. Se trataba de información que podía utilizarse para realizar redadas masivas y deportaciones.

El gobierno de los Estados Unidos afirma que dejó de hacer cumplir NSEERS en 2011. De hecho, lo que hicieron fue eliminar de la lista de países que se están vigilando a los 25 países predominantemente musulmanes, dejando la estructura intacta. El 22 de diciembre de este año, el presidente Obama anunció que había ordenado un desmantelamiento del programa NSEERS, con el fin de frenar el registro de todos los musulmanes en los Estados Unidos que había prometido Trump. Éste es el mismo Obama que con razón le han dicho “el deportador en jefe” por haber expulsado de los Estados Unidos por la fuerza a un número récord de personas durante su presidencia.

El asesor de Trump, Kris Kobach, ayudó a diseñar e implementar el programa original de NSEERS cuando trabajaba para el gobierno de George W. Bush. El 15 de noviembre, Kobach dijo que la restitución de este programa es una posible recomendación que podría hacer a Trump una vez que asuma el cargo.

The Trump-Pence regime will bring disaster...

People of Japnese descent lined up at a train that will take them to the concentration camp at Gila River, Ariz., 1942.
Gente de ascendencia japonesa puesta en fila para ser llevada al campo de concentración en Gila River, Arizona, 1942. (Foto: Clem Albers / Archivos Nacionales)

Aunque NSEERS puede haberse detenido, por ahora, el hecho es que el gobierno de Estados Unidos ya ha desarrollado y puesto en práctica otras formas de investigar y rastrear a la gente que viene a los Estados Unidos. Según el New York Times, el inspector general del Departamento de Seguridad Nacional ya había pedido que se pusiera fin a NSEERS en 2012, diciendo: “La información obtenida de huellas digitales, manifiestos de vuelo, documentos de viaje e identificación y fuentes de inteligencia es más valiosa para determinar quién representa un posible riesgo para la seguridad nacional”.

Uno de los partidarios más fascistas de Trump, el congresista Peter King de Nueva York, ha pedido que el gobierno federal cree un programa similar a lo que se estableció en la Ciudad de Nueva York en 2006. Según el Huffington Post, “Agentes de la ya disuelta Unidad de Demografía [del Departamento de Policía de Nueva York] infiltraron a grupos estudiantiles musulmanes, mantuvieron un registro de los musulmanes que cambiaron sus apellidos, escucharon a escondidas conversaciones entre musulmanes, espiaron a negocios musulmanes, grabaron sermones de imanes y pusieron agentes encubiertos e informantes dentro de mezquitas”.

Perfiles, detenciones en masa, desapariciones

“Lo hicimos a los japoneses durante la Segunda Guerra Mundial” dijo Carl Higbe, jefe del Comité de Acción Política pro-Trump Great America [Estados Unidos Grandioso], en el programa de Noticias Fox The Kelly Files, 16 de noviembre de 2016, refiriéndose al internamiento de más de 100.000 japoneses-americanos durante la Segunda Guerra Mundial.

Después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el gobierno se movilizó rápidamente para erigir un aparato de detenciones, vigilancia y difamación pública de la gente musulmán en Estados Unidos. Se inició un programa sistemático de perfiles raciales y étnicos. Antes de finales de 2001, las autoridades federales detuvieron a más de 1.000 hombres musulmanes sin cargos.

El entonces-Procurador General John Ashcroft justificó estas redadas, diciendo, “Los terroristas extranjeros que cometen crímenes de guerra contra los Estados Unidos, a mi juicio, no tienen derecho a las protecciones de la Constitución Estadounidense ni lo merecen”. ¿Y quién es un terrorista? Cualquiera que el gobierno declare un terrorista.

Uno de estos hombres era Mohammed Rafiq Butt, que había venido a Nueva York para trabajar y enviar dinero a sus hijos en Pakistán. El FBI lo arrestó cuando unos vecinos dieron un “soplo” al Servicio de Inmigración y Naturalización (INS) que lo detuvo el 20 de septiembre de 2001. Nunca le acusaron de un crimen, lo detuvieron por una violación de visa y ordenaron que fuera deportado. Murió en una cárcel de Nueva Jersey el 24 de octubre. Otros presos dijeron a los familiares de Butt que se había quejado de dolores en el pecho durante dos días, pero los funcionarios se negaron a llevarlo al hospital. El INS afirmó que Butt tuvo un ataque cardíaco y se negó a divulgar información sobre su muerte a Human Rights Watch, diciéndole al grupo que ¡debe producir un documento firmado por Butt que diera permiso para divulgar la información! El primo de Rafiq Butt dijo que una autopsia realizada en Pakistán reveló marcas en su cuerpo, lo que sugiere que le habían sometido a graves torturas antes de su muerte. El médico forense encontró fracturas múltiples en las piernas y el pecho de Rafiq Butt, así como moretones profundos en su cuerpo.

       

El número de personas detenidas en esta ola de redadas aumentó a 5.000 dentro de unos meses. Detuvieron a las personas en la oscuridad de la noche; las sacaron de autobuses, trenes y aviones; las arrestaron debido a “soplos” anónimos; las sacaron de sus coches en retenes de tráfico; agentes federales armados invadieron sus hogares, sus hijos aterrorizados ante sus ojos.

El gobierno de los Estados Unidos se aprovechó de los acontecimientos del 11 de septiembre para difamar, perseguir y aterrorizar a todo un sector de la población por su idioma, su país de nacimiento, el color de su piel y su religión.

La tortura

Trump dijo (17 de febrero de 2016): “La tortura funciona. ¿OK, amigos?... Y el submarino es una forma suave. Algunas personas dicen que no es realmente la tortura. Supongamos que la es. Pero me hicieron la pregunta: ¿Qué piensa usted del submarino? Absolutamente bien. Pero deberíamos hacerlo mucho más fuerte que el submarino”.

En el otoño de 2001, Newsweek, el New York Times, el Washington Post y otros medios de comunicación convencionales hablaron de la necesidad de que el gobierno utilizara la tortura para extraer información de “sospechosos” musulmanes. El New York Times Magazine (27 de octubre de 2002)preguntó a un funcionario de la ley de alto rango en Washington sobre un detenido que amenazó con suicidarse después de permanecer detenido durante meses en el aislamiento. El funcionario dijo: “Si el sujeto tiene un colapso completo, las barreras a la resistencia se reducen. Una vez que una persona llegue a ese punto, ha perdido la disposición de engañar, y se puede estar bastante seguro de que no está mintiendo”.

La Ley Patriota — Una maquinaria de represión masiva, con esteroides

A finales de octubre de 2001, el Congreso adoptó apresuradamente el “USA Patriot Act” [Ley Patriota de Estados Unidos], y la ley sigue vigente. La Ley Patriota estableció el fundamento jurídico para las incursiones, redadas, desapariciones, detenciones indefinidas sin cargos, el perfil racial oficial, la denegación de acceso a la familia y abogados, cargos basados en pruebas secretas, juicios ante tribunales militares, deportaciones, amenazas de pena de muerte basado en pruebas secretas, y más. Bajo esta amplia ley, el presidente puede designar a individuos, incluidos ciudadanos estadounidenses, como “combatientes enemigos” que no tienen derechos constitucionales o humanos.

Si se permite que el régimen de Trump y Pence llegue al poder, estos poderes represivos del gobierno no sólo continuarán, sino que darán nuevos saltos horribles. Han dicho claramente que “cumplirán sus promesas” — como hemos dicho, “no tanto en materia de ‘empleos’ sino de despiadada represión de las masas populares y de fuertes amenazas de campos de concentración y, para colmo, en cierto momento un abierto genocidio ‘rápido’, de que ‘hicieran que Estados Unidos volviera a ser “blanco”’, por así decirlo, por medio de aterrorizar, encarcelar y expulsar a sectores enteros de la población, ‘minorías’ raciales y religiosas, así como de que desataran violencia contra las mujeres, la gente gay y otros que no se conformen, y de que destriparan cualquier apariencia de disentimiento o siquiera expresión intelectual y política inquisitiva”. (Vea “Un punto de orientación sobre la lucha para impedir el régimen fascista de Trump y Pence”).

Esto presenta un enorme reto sobre el cual no podemos dejar de actuar.

* * *

“En 1939 no entendimos —rehusamos creer— tanto por ignorancia como por un deseo de no ver... Si sólo nos hubiéramos dado cuenta; si sólo hubiéramos entendido; si sólo hubiéramos sido capaces de regresar la historia al año 1939, deberíamos haber gritado ‘¡A rebelarse de inmediato!’ Porque en esos días estábamos en el apogeo de nuestra fuerza. En esos días estábamos poseídos de vigor y autoestima”.

De las memorias de Izhak Zuckerman, uno de los pocos líderes supervivientes del levantamiento del ghetto de Varsovia contra los nazis en 1943

 

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