Ya llegó la hora. Organícense para detener al régimen de Trump y Pence antes de que comience

Un discurso para las reuniones organizadoras de masas, 11 y 12 de enero de 2017

14 de enero de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

11 de enero de 2017. Voy a tratar POR QUÉ tenemos que dedicar todas nuestras energías ahora para impedir que este régimen tome las riendas del poder, pero al estar aquí ustedes, ya quieren hacerlo, por lo que voy a comenzar con la pregunta grande que probablemente tienen la mayoría de ustedes ahorita: ¿Cómo sería posible lograrlo? ¡Paralizando a Washington, D.C.! Que enormes números de personas salgan a las calles día tras día, noche tras noche, creando una crisis política tan grande que impide que el régimen de Trump y Pence asuman el mandato. Veamos el plan.

Imagínenselo: centenares, quizás miles de personas se reúnen este sábado 14 de enero, a la 4 de la tarde. Personas de diferentes tipos —personas que han estado activas en movimientos o en sus comunidades o en sus lugares del trabajo, así como personas que nunca lo han hecho, personas que vienen a protestar por primerita vez, o la primera vez desde hace años pero que ESTÁN IMPULSADAS a hacer todo lo que puedan para impedir que este fascista tome las riendas. Vieron el anuncio en el New York Times o en el Washington Post y se conectaron… vieron el ¡NO! donde viven, donde trabajan, donde pasan el tiempo libre… lo vieron en las redes sociales gracias al arduo trabajo que las personas en este salón harán… vieron algo en la televisión y todo eso les convenció de que, “eso sí que va en serio” —y ahí se presentan el sábado 14 por la tarde antes de que él tome posesión— para impedirlo.

Se arranca la marcha con un número de manifestantes que, si bien no es suficiente para parar a Trump, sí alcanza para conseguir el apoyo de los vehículos y peatones que pasan. Los autos dan claxonazos, las personas se suman, la marcha se desborda hasta la calle, la gente sigue hasta la noche, la gente en la marcha y a su alrededor tuitea, textea, lo sube a Facebook e Instagram y toda esa onda, que aquí estamos, vengan… La marcha crece, la gente en la marcha se lleva montones de volantes, afiches, tarjetas de palma, todo a su alcance que dice ¡NO! a Trump y Pence y al régimen fascista que pretenden imponer. Bloquean el tránsito, no dejan que los contengan, ponen bien claro en mil maneras que están resueltos a no permitir que eso pase, y llaman a todo el mundo a sumarse. Al crecer la marcha, algunas personas se apartan hacia diferentes lugares, diferentes comunidades… De repente, esa noche, donde antes no existía ninguna esperanza de impedir este régimen fascista, ahora hay esperanza. Antes de que las personas se vayan, se organizan para los días que vienen.

Todo el día el domingo 15, las personas se dispersan con afiches, pegatinas, volantes del ¡NO!, imprimen más y corren la voz en todas formas de que se presenten en la Plaza McPherson a las 4 p.m.… es la hora de congregarse. Todo ese día se van a servicios religiosos, al nuevo Museo de Historia Negra, al Museo del Holocausto y el Museo del Indígena Americano — donde sea que la gente vaya para reflexionar sobre cómo llegamos hasta donde estamos hoy… se van donde hacen cola para el cine, donde toman café y almuerzan… donde sea que la gente se congregue… usan las redes sociales… corren la voz — que a las 4 de la tarde, que hay que impedir a Trump. Si la noche anterior se juntaron centenares, ahora son miles. Y lo mismo pasa — bloquean el tránsito, convocan a personas, siguen durante la noche.

El lunes 16, igual, saliendo todo el día para reclutar a más personas a acudir esa tarde a las 4. Pero todo ese día, las personas también se conectan con las personas que conocen o las que conocieron… van a los centros organizadores… y estén listos a imaginar cómo inundar la capital el martes y manifestar que NO aceptamos que el régimen de Trump y Pence desate caos y cause estragos en la humanidad durante los cuatro años por venir, haciendo uso del estado más poderoso del mundo para silenciar y suprimir a la gente e impedir que la gente alce la cabeza. Que marchas rodeen el capitolio y otros centros del poder… que se hagan plantones… que no se presenten a trabajar… que hagan lo que antaño llamábamos “huelgas salvajes” [no autorizadas], en las que empleados del gobierno se salgan así no más… que los jóvenes se salgan de las secundarias y se dirijan al centro… que las universidades se vacíen… porque la gente siente que AHORA SÍ hay una POSIBILIDAD.

Todo ese tiempo, desde el sábado 14 en adelante, que vayan con todos los grupos que luchan contra Trump —los que se opusieron al desfile de monstruos durante las audiencias de ratificación esta semana, los que protestarán el sábado y domingo en pro de los derechos de los inmigrantes, los que se manifestarán el domingo y el lunes en el movimiento por la vida de los negros en conmemoración de Día de Martin Luther King, los que se preparan para la marcha de mujeres— que vayan con todos y hagan causa común porque, seamos realistas, sería mucho, mucho, mucho, mucho mejor IMPEDIR que ese fascista peligroso y desequilibrado tome las riendas del poder a tener que lidiar con él cuando ya disponga de ellas y pueda hacer uso de la fuerza del estado para ejecutar sus fantasías del submarino y cosas peores, de atacar la prensa, de quitarle la ciudadanía al que queme la bandera, y así sucesivamente.

Los debates arderán, apasionados y serios, y de hecho forjarán más unidad.

“Pero ganaron la elección, necesitamos una transferencia pacífica del poder”. “Pues, Hitler también llegó al poder por vías legales — ¿no debieran haberle opuesto resistencia a él? Vayan al Museo de Holocausto — cuando por fin opusieron resistencia, ya era muy tarde. Trump es ilegítimo DEBIDO A QUE es un fascista”.

“Pero aún no ha hecho nada”. “De hecho, sí lo ha hecho —ya ha amenazado al mundo con una nueva carrera armamentista nuclear, ha atacado y ha intentado intimidar a los inconformes, ha incitado a la violencia, ha amenazado a la prensa y ha prometido usar la tortura— y todo eso aún sin estar en el poder. Por eso hay que impedir que tome el poder”.

“Está bien, pero ¿con quién lo reemplazarán?” “¡Con alguien que NO SEA un fascista!”

Entre más se extienda el debate, mejor para nosotros, los que estamos tratando de impedir lo que sería una verdadera catástrofe.

Las personas se subirán a sus carros y manejarán toda la noche para llegar a Washington, D.C., se subirán al avión o al autobús, y en Washington, D.C. habrá iglesias y gente común que abren sus puertas y dicen, claro, pásate a dormir en el sofá o acomoda tu bolsa de dormir en el sótano, tengo que salir de mi zona de confort para impedir lo que sería una cosa monstruosa, y de hecho tengo ganas de ayudar en todo lo que pueda.

Y de ahí se oirá que las personas que se encuentran en la cúpula de la sociedad, las que tienen inquietudes serias sobre Trump, pero que han decidido a aceptarlo y hasta “normalizarlo”, empiezan a cuestionar si lo presente quizás sea uno de aquellos momentos cuando hay que hacer cosas extraordinarias. Estarán considerando a ustedes y preguntándose si USTEDES van a empezar a cuestionar la legitimidad del gobierno, y ellos van a hacer cálculos al respecto. Van a calcular si se podría evitar que asumiera el mandato Trump, una persona a la cual la repudian tan fuertemente un sector tan grande y creciente de la población — y nosotros estaremos insistiendo No a Trump, No a Pence, No a un Estados Unidos fascista. Alzaremos la cabeza y no sólo debatiremos cómo ganar esta batalla sin terminar con alguien igual a Trump pero sin tanto bagaje —como Pence— sino también discutiremos cómo es que nos pasó semejante desastre y qué tipo de sociedad sí necesitamos y qué tipo de cambios hay que hacer para alcanzar un orden social que priorice la humanidad… ya que, después de todo, como dice el anuncio que vieron, y el cual algunos de ustedes firmaron, en el New York Times y hoy en el Washington Post y mañana quién sabe dónde, es en nombre de la humanidad que nos negamos a aceptar a un Estados Unidos fascista.

Pues no, la cosa no saldrá tan tranquilita como yo la describo. Eso es el plan — y definitivamente es posible, definitivamente podría ocurrir si suficientes personas se sumaran ahora y se perseveraran, algo no tan distinto a lo que apenas pasó en Corea del Sur — pero es un plan, y hay que trabajar con un plan e improvisar; sabemos que habrá ataques de todo tipo, que incluyen ataques del tipo que hemos visto durante los años recientes contra el movimiento contra el asesinato policial, contra la gente que ha luchado tan duro y ha puesto un ejemplo tan poderoso en Standing Rock y SIGUE luchando, los ataques que siempre se dan cuando luchamos contra el poder. Les haremos frente aprovechando los ataques para subrayar aún más lo justa que es nuestra causa, y para movilizar a nuevas personas a tomar posición y recoger el estandarte, para hacer que los ataques tengan un costo político más alto para el otro lado que para el pueblo, para hacer que cualquier ataque contra esta causa tenga un efecto bumerán político contra los atacantes…

Pues así es la visión y el plan de cómo sería posible lograrlo, con la participación de todos los que están aquí y que salgan y alisten a otros, y se presenten el sábado. Nos proponemos a hacer historia, al crear una crisis política tan fuerte desde abajo, por la acción de personas como una enorme cantidad de nosotros, fuera de los cauces políticos normales con la determinación de hacer lo que se requiera para paralizar a Washington, D.C., y seguir sin parar, porque nos negamos a vivir en un Estados Unidos fascista.

Ustedes que están aquí esta noche saben por qué es necesario hacerlo. Saben por qué millones tienen que salir a las calles y decir ¡NO!

Porque sabemos lo que pasaría si Trump y Pence tomaran el poder. Podríamos enumerar toda la lista de lo que Trump ha prometido hacer, cada amenaza que ha hecho, cada insulto repugnante que ha lanzado contra grupos, al azuzar un espíritu de turbas contra la prensa y los manifestantes que incluye amenazar directamente a opositores en sus mítines y amenazar a otros manifestantes con quitarles la ciudadanía, el racismo, el chovinismo nacional y la xenofobia y las amenazas de guerra, el odio y desprecio anti-mujer del cual él es la viva imagen y un modelo ejemplar… todos esos elementos son horribles y nunca deben ser normalizados, pero todos surgen de algo mayor: Donald Trump es un fascista y está a punto de instalar una pandilla de fascistas al timón del estado más poderoso del mundo. Él es el Hitler de nuestros tiempos, compañeros, con la excepción ominosa de que se trata de un Hitler que entrará al poder y que tendrá armas nucleares y en una época de desastre medioambiental. POR ESO es ilegítimo, POR ESO hay que impedir que gobierne y POR ESO TODOS debemos estar en las calles, a partir del sábado 14, a las 4 p.m., principalmente en Washington, D.C., y también en todas partes.

Todos los presentes tenemos una misión. Una misión de activar a más personas. Una misión de organizar a otros. Tenemos kits organizadores en línea y materiales para ustedes y tenemos un ambiente acogedor donde pueden venir y discutir los temas con los que están topando.

Estamos a punto de hacer algo muy excelso de verdad para la humanidad y para las generaciones futuras — pues, manos a la obra.


Presentación para las reuniones organizadoras, preparada por Andy Zee, en nombre de los Iniciadores de RefuseFascism.org

 

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