El régimen de Trump y Pence pone bajo sitio a las comunidades de inmigrantes: Escalada fascista de ataques a los inmigrantes

8 de marzo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En su discurso ante la sesión conjunta del Congreso del 28 de febrero, Trump declaró: “Mientras hablamos esta noche, estamos sacando a los pandilleros, narcotraficantes y criminales que amenazan a nuestras comunidades y asedian a nuestros ciudadanos muy inocentes. Los malos van para fuera, mientras hablo, y tal como prometí durante toda la campaña”.

Bob Avakian, "¿Por qué viene gente de todo el mundo?"

Pero la verdad es que el régimen de Trump y Pence ha puesto en marcha unos ataques a los inmigrantes cuyo único “delito” es ser obligados a venir a Estados Unidos, trabajar, estudiar y tratar de sobrevivir. Muchos inmigrantes son víctimas “colaterales”, detenidos en redadas simplemente por estar en un lugar durante la detención de otra persona con una orden de arresto en su contra. Están deteniendo y deportando a los inmigrantes durante sus actividades de supervivencia normales, legales y cotidianas. Y se propaga una atmósfera de terror.

Cuando Donald Trump habla de “los malos”, se refiere a gente como Rómulo Avelica-González, 48. El 28 de febrero, Avelica-González dejó a una de sus hijas en su escuela en el distrito de Highland Park de Los Ángeles, tal como lo ha venido haciendo todos los días antes de dirigirse a su trabajo en un restaurante. Cuando estaba en camino para dejar a su otra hija, 13, en su escuela, los agentes del Control de Inmigración y Aduanas (la Migra; ICE) pararon su vehículo y lo arrestaron mientras su hija lloraba y filmaba la detención de su padre. Según una declaración del ICE, Avelica-González fue arrestado por tener “múltiples condenas penales anteriores”. Según Ricardo Mireles, el director ejecutivo de la escuela charter a la que asiste la hija de Avelica-González, esas “múltiples condenas penales anteriores” son una por conducir bajo la influencia de hace casi una década y otra por haber comprado sin saberlo un auto con una etiqueta de matriculación incorrecta. A partir de hoy (6 de marzo), Rómulo Avelica-González está bajo custodia.

Un artículo reciente del New York Times da una idea del alcance de la escalada de la guerra contra los inmigrantes: “En Virginia, los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas esperaban fuera de un albergue de una iglesia adonde unos migrantes indocumentados habían ido para resguardarse del frío. En Texas y en Colorado, los agentes entraron a tribunales en busca de extranjeros que estuvieran ahí para atender diversos asuntos. En el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, los pasajeros que llegaban de un vuelo de cinco horas desde San Francisco tuvieron que mostrar sus documentos antes de poder bajarse del avión”. (“Los agentes migratorios disfrutan de más libertades con las nuevas políticas de Trump”, 27 de febrero de 2017.)

En Los Ángeles, unos inmigrantes entrevistados hace poco por el Club Revolución, describieron un panorama de personas que vivían bajo estado de sitio: una niña que llamó a su madre para decirle que no volviera a casa, porque ICE está en el barrio; una mujer que dijo que sus hijos le dicen: “Mami, no salgas. No quiero que te lleven. No quiero que nos lleven a un shelter [albergue] o un lugar así”. Se corre la voz de que están deportando a unas personas que según el gobierno, no son el blanco de esta ola de deportaciones. Y el Club Revolución ha escuchado informes de que el peligro de la deportación pesa mucho sobre los estudiantes inmigrantes que tratan de decidir entre participar o no en la resistencia a Trump — lo que muestra la realidad de que cada día que el régimen de Trump y Pence logre apretar más su control de las riendas del poder, más difícil es la resistencia.

La indignante detención de los Soñadores

DACA (siglas de Deferred Action for Childhood Arrivals, la “DREAM act”, la ley de los “Dreamers” o Soñadores) es una política implementada por el gobierno de Obama que aplaza la deportación de los Soñadores, es decir los inmigrantes indocumentados que de niño, ingresaron a Estados Unidos. Han crecido en Estados Unidos, a menudo no hablan el idioma del país de su nacimiento y han evitado encuentros de importancia con los agentes de la ley. En su conferencia de prensa del 27 de febrero, Trump afirmó: “Vamos a tratar con DACA con corazón”. La realidad: Desde que este monstruo sin corazón entró en funciones, se ha realizado una serie de detenciones de alto perfil de los Soñadores o de unas personas que solicitaban el estatus de DACA.

En un caso especialmente destacado e indignante, el 1º de marzo los agentes de ICE arrestaron a Daniela Vargas, una Soñadora de 22 años de edad, poco después de que había hablado en una conferencia de prensa organizada por unos abogados, iglesias y la Alianza de Misisipí de Derechos Migratorios frente al ayuntamiento en Jackson, Misisipí. Daniela Vargas llegó a Estados Unidos desde Argentina a los siete años de edad. Dos semanas antes de su detención, los agentes de ICE en Misisipí habían detenido a su padre y su hermano fuera de la casa de la familia en Jackson cuando iban a trabajar. Vargas se encerró en un armario mientras los agentes irrumpían en la casa. La esposaron y más tarde la soltaron. Conscientemente o no (y lo más probable es que sea conscientemente), la rapidez de esta detención después de la conferencia de prensa envió un mensaje a los inmigrantes indocumentados, inclusive aquellos que cumple con los requisitos de DACA, de que no se atrevieran a alzar la voz, contar sus experiencias en público ni denunciar lo que está pasando.

También han detenido a otros Soñadores. En el estado de Washington, un hombre que llegó a Estados Unidos a los siete años de edad acarrea la deportación porque el ICE afirma que de joven, se asoció con unos pandilleros (el hombre negó haberse involucrado en una pandilla). El ICE agarró a un hombre de 22 años de edad en la región de Los Ángeles sin antecedentes penales, y por diez días su abogado no pudo averiguar dónde lo tenían detenido. La policía de San Antonio, Texas, arrestó a un estudiante de arte hondureño de 19 años de edad, Josué Romero, que tenía un permiso de trabajo bajo DACA, por posesión de marihuana cuando salía de un parque donde andaba en monopatín. Lo entregaron a los agentes del ICE quienes lo llevaron a una prisión de detención. Romero dijo que los agentes del ICE le dijeron que “en la semana siguiente yo estaría en avión rumbo a Honduras... aun cuando les pregunté sobre DACA, me dijeron que no había nada que yo pudiera hacer, que no había segundas oportunidades con Trump”. (“Agentes de ICE arrestan a una ‘SOÑADORA’ después de que ella habla en una conferencia de prensa”).

La nueva política hacia los refugiados de América Central: La depravación ni la describe

“Según una propuesta bajo consideración en el Departamento de Seguridad Nacional, las autoridades estadounidenses podrían separar a las mujeres de los niños que cruzan juntos ilegalmente a Estados Unidos, de acuerdo con tres funcionarios del gobierno. Una parte de la fundamentación de la propuesta es para disuadir a las madres que quieran emigrar a Estados Unidos con sus hijos, dijeron los funcionarios, que fueron informados sobre la propuesta” (Reuters, 4 de marzo de 2017).

       

Esto da una vislumbre de la operación interna cotidiana del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) del régimen de Trump y Pence, al transformar la depravación en política. El plan en desarrollo pondría fin a la política de liberar de la detención/custodia y de permitir que las madres con hijos permanezcan en Estados Unidos mientras esperan su audiencia judicial para impugnar su deportación o presentar su solicitud de asilo ante un juez de inmigración. Bajo los nuevos lineamientos, de acuerdo con Reuters, separarían a los padres de sus hijos obligando a los padres a permanecer en detención todo el tiempo mientras impugnan su deportación o esperan una audiencia de asilo. Retendrían a los hijos hasta que un familiar en Estados Unidos, o un tutor patrocinado por el estado, pueda encargarse de ellos.

La administración de Obama deportó un número récord de inmigrantes. Pero ante la indignación mundial por la situación de los jóvenes refugiados que huían de la terrible delincuencia y violencia en América Central, Obama implementó la política CAM (Central American Minors/Centroamericanos de Edad Menor), una política para tramitar la situación de los refugiados estando en Estados Unidos que disponía de cierto remedio mínimo para estos hijos y sus familias (para obtener más información, vea “Regresando a los migrantes al infierno mediante la subcontratación”). Una de las primeras órdenes ejecutivas de Trump suspendió la política CAM.

Y a fines de febrero, el secretario del Seguridad Nacional, John Kelly, ordenó que los agentes de la Migra deportaran o procesaran por delitos a los padres que facilitan el tráfico ilícito de sus hijos. Esto penaliza el mero acto de conseguir la ayuda que se pueda para hacer el peligroso viaje desde América Central en busca del asilo en Estados Unidos.

La explotación, la satanización y la deportación de los inmigrantes son una parte fundacional de Estados Unidos

Desde los primeros días de Estados Unidos, además de extraer riquezas colosales de la esclavización de los pueblos africanos, los gobernantes de Estados Unidos han sometido a ola tras ola de inmigrantes a una explotación extrema. En la era actual de la globalización, Estados Unidos de hecho ha saqueado al mundo, trayendo a los inmigrantes para hacer el trabajo más peligroso y mal pagado en las maquiladoras, en la construcción y en la agricultura corporativa y robando a India, Pakistán y otros países de profesionales calificados en la medicina, la tecnología y otros campos. Y a base de su posición en un mundo de explotación, una buena parte de los recursos científicos, culturales y académicos de la humanidad está concentrada en Estados Unidos, lo que requiere que las personas de todo el mundo que quieran trabajar en estos campos vayan a Estados Unidos para estudiar o trabajar.

En diferentes momentos, se han hecho concesiones a las luchas por los derechos de los inmigrantes y se han tomado medidas para integrar a algunos inmigrantes, en cierto sentido, en la sociedad de Estados Unidos. Al hacer frente a la contradicción entre su necesidad de tener inmigrantes y su necesidad de mantener a los inmigrantes en un estado oprimido, la administración de Obama hizo algunas concesiones (como DACA), al mismo tiempo que deportó una cifra récord de tres millones de personas.

Están yendo a los extremos

Pero ahora, el régimen fascista de Trump y Pence está llevando las cosas a alturas completamente nueva, sin precedentes y extremadamente ominosa. Trump ha satanizado a los inmigrantes. Crece el clima en que los xenófobos y los racistas se sienten envalentonados para atacar a los inmigrantes: véase del asesinato de un trabajador tecnológico indio-estadounidense en Olathe, Kansas, por un hombre que gritó: "Fuera de mi país".

Trump ha declarado que “quitará las trabas” a los agentes del ICE. Él describe las redadas para detener a los inmigrantes como una "operación militar". Están yendo a los extremos. Las detenciones de alto perfil de los jóvenes de DACA... la vigilancia frente a las iglesias para detener a los seres humanos que buscan refugio del frío... las detenciones de las personas que van a las cortes por asuntos no relacionados con cualquier acusación de crímenes o su estatus migratorio... la exigencia a las personas que llegan a Nueva York desde un vuelo desde San Francisco que "Ensénennos sus documentos"... la separación de los hijos a sus madres que han hecho la horrorosa travesía desde Guatemala, El Salvador o Honduras en busca de asilo...

Y las órdenes ejecutivas y los memos del régimen de Trump y Pence anuncian una escalada más dramática de la guerra contra los inmigrantes. Trump ha amenazado con cortar el financiamiento para las municipalidades que son comunidades santuario, y su secretario de Seguridad Nacional, el general John Kelly, está pidiendo la contratación de 15.000 agentes adicionales de la Patrulla Fronteriza y del ICE y la integración mucho más fuerte de la policía local en las redadas para detener a los inmigrantes. Tiene implicaciones genocidas la escalada del ritmo de las deportaciones al nivel de la limpieza étnica, lo que incluye la deportación de las personas a países como Guatemala, Honduras y El Salvador, donde muchos se enfrentarán a una muerte segura.

Todo esto entra en un nuevo territorio que es una característica común de los regímenes fascistas, donde cualquier persona, en cualquier momento y por cualquier razón, está obligada a demostrar ante las autoridades que por ley tiene el derecho de llevar a cabo las actividades normales y cotidianas. Una sociedad donde aquellos que no pueden presentar "papeles" están viviendo en una situación cada vez más insostenible, atrapados entre la persecución y la satanización en Estados Unidos y la deportación a tierras donde no tienen relaciones o medios de supervivencia. Y donde las expresiones de indignación y resistencia se topan con una brutal represión. Una sociedad donde todos los que no están bajo el asedio directo se convierten en cómplices pasivos o activos, y se apaga toda la cultura y el clima de la sociedad.

Se verá, del nuevo Llamamiento de Rechazar el Fascismo, y una y otra vez en revcom.us, porque es real y con urgencia hay que hacerle frente y actuar en consecuencia:

El fascismo no es simplemente un burdo conjunto de políticas reaccionarias horripilantes. Es un cambio cualitativo en la forma de gobernar la sociedad. El fascismo fomenta y se apoya en el nacionalismo xenofóbico, el racismo, la misoginia y el agresivo restablecimiento de los “valores tradicionales” opresivos. Durante su campaña electoral, Trump alentó y traficó con la amenaza y el uso de la violencia para apuntalar un movimiento y subir al poder. En su discurso inaugural juró lealtad sólo a dicho movimiento. Lo crucial es entender que una vez en el poder, en esencia el fascismo elimina los derechos democráticos tradicionales.

Si bien el régimen de Trump y Pence actúa rápidamente, aún no han consolidado completamente su régimen, ni tampoco han podido implementar su programa completo. Pero eso es su objetivo y es muy posible. Tal vez sólo requiera una sola crisis fuerte, internacional o nacional, para que este régimen apriete el gatillo. No nos queda mucho tiempo.

En este contexto, todos los que tienen corazón y conciencia tienen que oponérsele a la escalada de ataques a los inmigrantes en la sociedad. Hay que fortalecer esa resistencia. Y más que eso, hay que expulsar al régimen de Trump y Pence.

 

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