Rechazar el Fascismo: Preguntas frecuentes

8 de abril de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

25 de marzo de 2017, de Rechazar el Fascismo

Estoy en contra de Trump y Pence, pero ¿por qué es que ustedes dicen que hay que expulsarlos?

Como dice el Llamamiento a la Acción de Rechazar el Fascismo (RefuseFascism.org): “El fascismo no es simplemente un burdo conjunto de políticas reaccionarias horripilantes. Es un cambio cualitativo en la forma de gobernar la sociedad. El fascismo fomenta y se apoya en el nacionalismo xenofóbico, el racismo, la misoginia y el agresivo restablecimiento de los ‘valores tradicionales’ opresivos. Durante su campaña electoral, Trump alentó y traficó con la amenaza y el uso de la violencia para apuntalar un movimiento y subir al poder. En su discurso inaugural juró lealtad sólo a dicho movimiento. Lo crucial es entender que una vez en el poder, en esencia el fascismo elimina los derechos democráticos tradicionales”.

El régimen de Trump y Pence no simplemente se trata de llevar a cabo crímenes monumentales que hay que detener ya, aunque de eso sí se trata. Tampoco se trata simplemente de una continuación, inclusive una continuación extrema, de las injusticias y abusos que han caracterizado y manchado a la sociedad estadounidense desde su fundación, aunque también de eso sí se trata. Estos crímenes son, en sí, gravemente peligrosos y ya están teniendo terribles consecuencias en la vida de millones de personas.

Además, el régimen de Trump y Pence representa un salto no sólo de cantidad sino de calidad. Está reconfigurando la forma de gobernanza en Estados Unidos para coartar la capacidad de cualquiera, dentro o fuera de los pasillos oficiales del poder, de desafiarlos o detenerlos. Siempre que estén en el poder, aunque sufran un revés temporal en un frente u otro, seguirán avanzando a golpes a menos que y hasta que sean sacados de funciones. La postura y las acciones extremadamente agresivas del régimen, y su blandimiento de armas nucleares abiertamente belicoso recalcan esto mucho más. No es una exageración decir que quizá el destino de la humanidad penda en la balanza de en nuestra manera de actuar y cuándo actuamos.

¿No es la mejor estrategia la defensa de las personas marginadas que están bajo ataque por Trump y a la vez el trabajo para asestar un golpe decisivo a los republicanos en las elecciones para el Congreso en 2018?

De hecho, es absolutamente necesario defender a los que están bajo ataque por Trump. Por otro lado, dejando a un lado los argumentos sobre la eficacia general de la política electoral, no debemos engañarnos de modo que creamos que los próximos dos años se desenvolverán “de manera normal”.

En este momento hay una “ventana de oportunidad” en la que la gente todavía tiene la libertad (relativa) de alzar la voz, organizarse, protestar, etc. Pero varias personas que han estudiado la historia de los regímenes fascistas han advertido sobre los peligros particulares que plantea el régimen de Trump Y ADEMÁS que la ventana de oportunidad se podría cerrar a golpes en cualquier momento*. La historiadora Claudia Koonz dijo en una reciente entrevista: “¿Recuerdan que Franklin Roosevelt dijo en la década del 1930 que lo único que tenemos que temer es el miedo en sí? Creo que lo único que tenemos que temer es de no temer lo suficiente. Aunque los paralelos no cuadran a la perfección con la Alemania nazi, lo que sí es similar es la debilidad de la gente progresista, la gente de buena voluntad, los liberales, los izquierdosos, llámenles lo que quieran, los defensores de los derechos humanos — nuestra debilidad frente a una fuerza abrumadora, financiera y legal, esperamos que todavía no sea legal. Por eso estoy asustada”.

Estados Unidos podría emprender una guerra lo que serviría para justificar un salto en la represión; o bien podría haber un incidente internacional o en Estados Unidos que no sea una guerra, algo que sea real o inventado, que también podría servir de pretexto para hacer eso. O las cosas podrían continuar tal como ya lo hacen, una medida tras otra, hasta que el efecto cumulativo se parezca a la rana proverbial en el agua que se calienta progresivamente pero la rana nunca se dé cuenta que se está hirviendo hasta la muerte.

Como decimos en nuestro Llamamiento a la Acción: “El fascismo tiene rumbo e impulso. Criminaliza el disentimiento pieza por pieza. Aporrea la verdad. Sataniza y singulariza a un grupo tras otro, en una trayectoria que lleva a horrores reales. Todo esto ya ha empezado bajo el Régimen de Trump. La historia ha demostrado que hay que parar el fascismo antes de que sea tarde”.

Esperar que llegue el año 2018 es simplemente demasiado arriesgado para la humanidad.

Pero, ¿cómo es posible siquiera hacer algo antes de las próximas elecciones?

Es preciso no subestimar el poder de las personas cuando millones de personas actúen fuera de los cauces normales, decididos a ver el cambio y no dispuestos a detenerse hasta que lo logren.

En fecha tan reciente como marzo de 2017, la presidenta de turno de la República de Corea (Corea del Sur) fue obligada a dimitir, a raíz de un juicio político de destitución en su contra a finales de 2016. Por una parte, existían diferencias reales al interior de los círculos gobernantes sobre cómo lidiar con unas cuestiones muy apremiantes. Por otra parte, el desenmascaramiento de un escándalo fuertemente vinculado con la presidenta llegó a ser motivo de manifestaciones masivas en las calles durante un período de semanas lo que puso en tela de juicio la legitimidad de la propia presidenta, y la combinación de estos dos factores abrió, e hizo surgir a fuerzas, una oportunidad de realizar una acción en “la cúpula de la sociedad” para sacarla. Sigue pendiente cómo las cosas se resolverán en Corea del Sur; pero la lección es que la acción de masas de la población impuso la destitución forzosa de la presidenta y muchas posibilidades diferentes han entrado en juego.

Se podría objetar que esto —junto con otras situaciones, como los masivos y sostenidos auges de lucha de la gente en Egipto que derrocaron a un régimen odiado en 2011— fue algo extraordinario. Sin embargo, la ascensión de Trump es también algo extraordinario. Al tratar con lo extraordinario, tenemos librarnos del modo de pensar ordinario.

Como dice el primer Llamamiento de Rechazar el Fascismo: “Nuestro único recurso en este momento es de actuar juntos fuera de los cauces normales. Hay que obligar a cada facción al interior de la estructura de poder establecida a responder a lo que nosotros hacemos, y así crear una situación en que el régimen de Trump y Pence sea sacado de funciones”.

Y al considerar lo que este régimen ya ha hecho... lo que ya han amenazado explícitamente con hacer... y las consecuencias y las repercusiones que están por venir de lo que ya han hecho, que ya están haciendo y que harán, es sumamente urgente que la gente deseche ilusiones y dedique sus esfuerzos ya a la activación de millones de personas para propagar la demanda, en nombre de la humanidad, de EXPULSAR AL RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP Y PENCE.

Así que, ¿cómo sería la estrategia para hacer esto?

La orientación concreta para expulsar a este régimen fascista ilegítimo encierra varias cosas: seguir analizando y dirigiendo a otros a comprender la verdadera naturaleza fascista de este régimen a medida que se desarrolla e identificar y aprovechar los “momentos” cruciales en los cuales hay una necesidad y una oportunidad de emprender una resistencia en gran escala contra este régimen; unirse con todos los grupos y todas las personas que quieran oponerle resistencia, y a la vez mantener en la mira el carácter fascista del régimen y la necesidad de expulsarlo; y, tres, de mayor importancia (y como parte de eso), popularizar el ¡NO! y nuestra consigna unificadora, así como el Llamamiento de Rechazar el Fascismo, en toda la sociedad y en toda la resistencia en desarrollo. De esta manera, la resistencia podría crecer de una manera exponencial así como llegar a entretejerse cada vez más en torno a las actividades de EXPULSAR AL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE.

Como parte de esto, no podemos andarnos con rodeos al sonar la alarma sobre este régimen. Debemos unirnos con todas las personas que podamos y aprender de éstas, pero por otro lado tenemos que recalcar continuamente la naturaleza de la amenaza que enfrenta la humanidad.

Pero si ustedes expulsan a Trump, ¿no simplemente se encontrarían con Pence, el que es igual de malo, pero no está tan al descubierto?

Es precisamente por eso que nuestra demanda única y no negociable debe ser que hay que expulsar al régimen entero: Trump, Pence y todos sus secuaces (Bannon, Sessions, Mattis, DeVos, Pruitt, etc.).

En tal caso, ¿quiénes o qué reemplazarían a este régimen?

Es muy probable que muchos individuos y fuerzas sociales diferentes se presenten con muchas ideas diferentes sobre lo que hay que hacer, y los puntos de vista de aquellos millones que entran en la vida política experimentarán cambios. Se debatirán de manera tormentosa las grandes cuestiones acerca de lo que engendró esta fuerte amenaza y en qué clase de sociedad queremos vivir. Dos cosas se pueden decir con certeza: en primer lugar, hay que reemplazar al régimen por alguien que NO es un fascista, y la lucha no debe quedarse corta de eso; y en segundo lugar, que si sí logramos expulsar a este régimen, las masas de personas estarán en una posición mucho más fuerte para avanzar hacia una sociedad mucho más justa.

Pero, ¿no es potencialmente peligroso lo que ustedes dicen? ¿Que la base social muy fascista del régimen de Trump y Pence —que abarca a unas fuerzas en el ejército y en la policía, así como los justicieros vigilantes y las milicias de varios tipos— bien podría reaccionar de manera violenta, en el caso de que el régimen fuera sacado de funciones?

Una vez más, tenemos que volver a la razón por la que usted está leyendo este texto: el régimen fascista de Trump y Pence representa un peligro extremadamente grave para la humanidad y hay que detenerlo. De permitir que ellos consoliden su poder y ejecuten su programa completo, lo único que podríamos predecir con certeza es que, como mínimo, cientos de millones de personas sufrirán consecuencias terribles, las que en muchos casos irán a extremos mucho mayores que lo que la gente enfrenta hoy, y que es posible que se ponga en tela de juicio todo el futuro de la humanidad. Es cierto que Trump y Pence, y aquellos que están detrás de ellos, han azuzado a una base dura de racistas, chovinistas nacionales, odiadores de mujeres, teócratas cristianos, etc. — en resumen, fascistas. Nos encontramos ante el reto que otros pueblos han enfrentado en el pasado: ¿vamos a conformarnos con algo que es indeciblemente vil y catastrófico, o vamos a trabajar para impedirlo, aunque eso muy probablemente requiera sacrificios?

(revcom.us se responsabiliza de la traducción al español.)


* “Lo que ha pasado hasta ahora (las protestas contra el régimen de Trump), pues tiene que haber más del mismo y, lamentablemente, no habrá una oportunidad de cansarnos de ello. Esto no es algo que va a desaparecer rápidamente. En el mejor de los casos, creo que hay una lucha aquí que se tendrá que librar durante mucho tiempo y ha sido alentador ver que suficientes estadounidenses tienen un espíritu de desafiar a la injusticia, que están dispuestos a romper con las rutinas de su propia vida y alzar la voz en contra de lo que está pasando. Pero necesitamos más de esto, y espero fuertemente que los diferentes grupos, y no sólo los grupos más vulnerables, sino también los diferentes grupos con diferentes tipos de privilegios, puedan encontrar formas de oponer resistencia juntos. Porque únicamente en una co-resistencia muy poderosa e implacable será posible que mantengamos esa ventana de oportunidad abierta el tiempo suficiente para realmente sacar a estas personas del poder” (de una entrevista a George Prochnik, el autor del artículo “When It’s Too Late to Stop Fascism, According to Stefan Zweig” [Cuando ya sea tarde para detener el fascismo, según Stefan Zweig], en The Michael Slate Show, emisora KPFK, 24 de febrero de 2017).[regresa]

 

Se necesitan: Voluntarios para revcom.us y Revolución

Envíenos sus comentarios.

Si le gusta este artículo, suscríbase, done y contribuya regularmente al periódico Revolución.