Crimen Yanqui

Caso #63: 20 de abril de 2010 — El desastre petrolero del Deepwater Horizon de BP

25 de abril de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Bob Avakian escribió recientemente que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).

En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.

American Crime

La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui

 

Esta imágen muestra una fuga de petróleo del derrame de petróleo del Deepwater Horizon. La fuga cubrió 6.500 kilómetros cuadrados. Foto: Andreas Teske, Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.

 

EL CRIMEN: El 20 de abril de 2010, a unos 70 kilómetros de la costa del estado de Luisiana, gas metano estalló del pozo petrolero Macondo que la gigante empresa petrolera BP (British Petroleum) perforaba un kilómetro y medio debajo de la superficie en el golfo de México. El gas subió en chorro por la tubería a la plataforma petrolífera Deepwater Horizon y estalló, creando un infierno de llamas y humo. De los 126 empleados de la plataforma, 11 murieron y 17 resultaron heridos. La plataforma fue destruida, la tubería del pozo quedó en pedazos, y un chorro tóxico fluyó desde el suelo del mar. Antes de que lograran taparlo, el pozo derramó en el golfo, durante 87 días, 800 millones de litros de petróleo crudo. Imágenes de satélites muestran que el derrame impactó a 176.000 kilómetros cuadrados del océano — más o menos el tamaño del estado de Oklahoma. El petróleo contaminó las playas, estuarios y pantanos de la Florida, Alabama, Misisipí, Luisiana y Texas.

El desastre del derrame de petróleo de BP fue el mayor derrame marítimo de la historia, y quizás la peor catástrofe ambiental de la historia de Estados Unidos.

El derrame puso en peligro la salud de los seres humanos y creó un desastre económico para los muchos miles de personas cuyo sustento dependía de las aguas del golfo. Decenas de miles de residentes del golfo —adultos y niños— informaron que padecían de una serie de enfermedades físicas y mentales, como trauma neurológico, muscular-esqueletal y mental, así como depresión, desmayos, migrañas, sarpullido, pneumonia, convulsiones e incontrolables hemoragias de sangre de los oídos y la nariz. Ha ocurrido un repunte de casos de cáncer. Se han entablado más de 37.500 demandas por daños. Un experto de la salud resumió: “Hay un núcleo de pacientes muy enfermos que sin duda seguirán enfermos por el resto de la vida como resultado de ser expuestos a químicos de la tragedia de la plataforma Deepwater Horizon”.

El derrame petrolífero devastó a ecosistemas en las profundidades del golfo así como en sus costas ambientalmente diversas — hogar de 8.332 especies, como peces, pájaros, moluscos, crustáceos, y tortugas y mamíferos marinos. Muchas formas de vida murieron, resultaron heridas o gravemente impactadas. En 2012, científicos encontraron peces con profundas lesiones de la piel. También informaron que el 50% de los camarones que observaron no tenían ojos ni cuencas de ojo. 

En el 2013, quitaron de las playas de Luisiana 4,5 millones de toneladas métricas de material oleoso. En 2015, un estudio de delfines realizado por el gobierno encontró delfines del golfo con lesiones en los pulmones, enfermedades, y un “alarmante incremento de delfines nariz de botella muertos en el norte del golfo de México”, relacionados con el petróleo de Deepwater Horizon. El estudio también determinó que “uno de cada tres delfines muertos que fue examinado en Luisiana, Misisipí y Alabama tenían graves lesiones que afectaban sus glándulas suprarrenales …”.

Hasta hoy día se siente el impacto del desastre de la plataforma Deepwater Horizon.

LOS CRIMINALES: BP (antes, British Petroleum). BP contrató y operó la plataforma petrolífera. Intencionalmente puso en peligro la vida de seres humanos y del ambiente para ahorrar tiempo y dinero. Por ejemplo, se negó a invertir $500.000 para una válvula acústica que quizás pudo haber bloqueado la revienta de petróleo. A pesar de las advertencias de problemas, BP escogió la menos segura de las dos opciones para el forro de acero para el tramo superior de la tubería, y se negó a instalar más “centralizadores” para asegurarse de que el pozo estuviera bien sellado para impedir corros de gas. El día de la explosión, BP canceló un examen recomendado del cemento que sellaba el pozo. Horas antes del estallido, ignoraron o descartaron indicadores claves de goteos y de presión que se acumulaba, en parte debido a la presión del poco tiempo que tenían para sentar la válvula sobre el pozo.

Una investigación del periódico de New Orleans, el Times-Picayune, concluyó que: “Los mensajes de correo electrónico y los informes de los ingenieros de BP en la semana antes del accidente hacen referencias a los ahorros en dinero o tiempo mientras debatían métodos para cerrar el pozo. En cada oportunidad optaron por la vía más barata”.

(Transocean y Halliburton, dos enormes corporaciones mundiales, también contribuyeron al desastre. Entre otras cosas, Transocean, propietaria de la plataforma Deepwater Horizon, no cumplió con pruebas de seguridad. Halliburton usó cemento con imperfecciones en el pozo de Macondo).

Después del estallido de Deepwater Horizon, BP encubrió la magnitud del desastre en todo momento, le mintió al público cuando primero dijo que 1.000 barriles y después que 5.000 barriles se estaban fluyendo en el golfo a diario. En sus comunicaciones internas, la compañía calculaba que “es posible se filtren entre 62.000 y 146.000 barriles al día del pozo descontrolado”. (En los hechos, fueron 60.000 barriles al día los que contaminaban el golfo).

BP también trató de ocultar la inmensidad del desastre. Trataron de impedir que el petróleo llegara a las costas, por el repudio popular que provocaría, rociando y regando 7 millones de litros de dispersantes químicos en el golfo. El dispersante redujo las manchas de petróleo en gotas, haciendo parecer que ya no quedaba petróleo. Pero en realidad, enormes cantidades de petróleo dispersado se iban acumulando en el suelo del mar, causando graves daños a la vida marítima y envenenando partes de la cadena alimenticia (en una zona que representa el 30% de los alimentos marítimos consumidos en Estados Unidos).

BP mintió cuando dijo que los dispersantes eran plenamente seguros. En realidad, la combinación de dispersantes con petróleo es sumamente tóxico y provocó una serie de mutaciones marítimas, el decline de hasta 80% en la pesca, y muertes en masa de formas de vida microscópicas en el fondo de la cadena alimenticia. Un químico reconocido dijo que el impacto de corto plazo en los seres humanos “podría incluir graves problemas respiratorios, inflamaciones de la piel, efectos cardiovasculares y gastrointestinales, y pérdida de memoria a corto plazo”; así como efectos a más largo plazo, los que “incluyen cáncer, disminución de capacidad pulmonaria, daños al hígado, y a los riñones”.

El Servicio de Manejo de Minerales (MMS) del gobierno federal (ahora renombrado el Buró de Seguridad de los Océanos): Aunque entabló múltiples citaciones contra el pozo Deepwater Horizon cuando estaba bajo construcción y se estaba perforando, lo alabó como modelo de seguridad industrial, no hizo varias inspecciones de seguridad mensuales, y solo le dedicó menos de dos horas a las últimas tres inspecciones antes de que el pozo se reventara de manera catastrófica. Un informe de la Union of Concerned Scientists [Unión de Científicos Preocupados] documenta cómo “El MMS pasaba por alto la ciencia y reprimía las opiniones de científicos preocupados por el impacto de la perforación sobre el medio ambiente” de tres maneras: “no cumplía con los estudios de impacto ambiental, manipulaba directamente la ciencia del MMS, e ignoraba a especies en peligro de extinción”.  

La administración de Obama: por encubrir el tamaño del derrame, por menospreciar los datos científicos sobre los efectos a largo plazo del desastre, y por la supresión de la cobertura mediática y los estudios científicos. También se empeñó en apagar la ira pública y disuadir iniciativas de base para reparar la destrucción. La administración nunca desenmascaró las mentiras de BP y su encubrimiento, y siguió permitiendo que BP permaneciera a cargo de los intentos por tapar el pozo y mitigar el daño. Y fueron pocos los funcionarios de BP que fueron condenados de delitos y sentenciados a unos pocos meses de libertad condicional. Nadie fue encarcelado por este crimen. BP, Transocean, y Halliburton pagaron cada uno multas y aceptaron unos acuerdos (alcanzando miles de millones de dólares contra BP). Sin embargo, todas siguen siendo grandes corporaciones mundiales.

LA COARTADA: El informe de BP de septiembre de 2010 no reconició ninguna actividad ilícita o negligente de parte de la corporación, y en vez mantiene que las causas de la catástrofe fueron errores en pruebas, técnicos y mantenimiento. Según BP, lo culpable fue “Una serie compleja e interconectada de fallas mecánicas, errores humanos, el diseño de los ingenieros, la implementación operacional y el intercambio entre equipos” por parte de “múltiples compañías”.

El informe del gobierno de Estados Unidos dice que la culpa la tienen errores y “fallas humanas”, pero ninguna intención o la actividad criminal de parte de las compañías, ni tampoco “un deseo desdeñoso de hacer cosas peligras a la barata”, como dijo el editorial de un periódico.

 

EL VERDADERO MOTIVO: Las acciones arriesgadas de BP (así como Transocean y Halliburton) para ahorrar tiempo y dinero que llevaron al desastre de la plataforma Deepwater Horizon no fueron el resultado de “errores” o “fallas humanas” sino que eran elementos integrantes de la cultura de BP, como determinó un experto en desastres industriales. Esa cultura, a su vez, es un elemento incrustado de algo más profundo: las necesidades que el funcionamiento del sistema capitalista-imperialista impone sobre BP para que expandirse y superar a sus competidores para poder sobrevivir.

En el caso de BP, cuando estalló el Deepwater Horizon, era la cuarta corporación privada más grande en el mundo y una de las más rentables — ganando $17 mil millones en 2009. Pero en los años 1980, BP era mucho más pequeño, habiendo sido reducida por la toma de sus reservas por el régimen de fundamentalistas islámicos en Irán tras la caída en 1979 del Sha de Irán quien fue respaldado por Estados Unidos, y BP estaba mucho más débil que sus rivales más grandes. Ante esto, respondió en las próximas décadas con una racha de grandes riesgos para crecer. Compró otras corporaciones petrolíferas. Y se convirtió en líder de perforaciones en mares profundos, como en el golfo de México, donde se encuentran los mayores depósitos de petróleo hasta hoy no explotados, y donde con frecuencia los riesgos son mayores.

BP alcanzó a ser la segunda compañía petrolera del mundo, y para los años 2000 se preocupaba de que sus competidores le superarían si no innovara sus operaciones y recortara costos. Entre el 2007 y el 2010, BP desempleó a 7.500 empleados y redujo costos, $4 mil millones en solo el 2009. Todo lo que contribuyó directamente a accidentes en los años 2004 y 2005 en los que fallecieron 17 empleados y resultaron heridos casi 200; al derrame en los bosques de Alaska en 2006 de 980.000 litros de petróleo crudo; y por último, el desastre de Deepwater Horizon.

El control del petróleo es una fuente crucial del poderío económico, geopolítico y militar de Estados Unidos. (Las fuerzas armadas yanquis son la institución número uno del mundo en comprar petróleo.) Lo cual es, entre otras, una razón por la que la administración de Obama se hizo de la vista gorda ante los crímenes y el encubrimiento de BP. Y es también por qué, para octubre de 2012, Obama había girado 90 permisos para pozos de más de 150 metros de profundidad, más de los que se giraron en 2010 y 2011 juntos. Y eso es también por qué después de la catástrofe de Deepwater Horizon, la administración de Obama seguía promoviendo cada vez más producción de petróleo y gas natural. Bajo Obama, la producción de petróleo y gas natural aumentó tanto que Estados Unidos superó a Rusia y a Arabia Saudita como el mayor productor de tanto el gas natural como el petróleo — los combustibles fósiles que devastaron enormes trechos del golfo de México y el cual, al quemarlos, aceleran el calentamiento global.

Fuentes:

“La catástrofe capitalista del petróleo NO ha terminado — El pueblo tiene que actuar para detenerla”, Revolución 209, 31 de julio de 2010

“Ecosistemas ante al desastre, un sistema que no merece ser el encargado de la tierra”, Revolución 202, 30 de mayo de 2010

“El desastre del petróleo en el Golfo... y el profundo encubrimiento”, Revolución 219, 12 de diciembre de 2010

Deepwater Horizon Inspections: MMS Skipped Monthly Inspections on Doomed Rig,” Huffington Post, 25 de mayo de 2011

Products Used To Clean Up Gulf Oil Spill May Have Made Things Worse, Study Finds, Huffington Post, 16 de diciembre de 2016

Flawed drilling gear still in use after BP oil spill, board says,” Los Angeles Times, 6 de junio de 2014

Deepwater Horizon Oil Disaster Extends Its Toxic Reach,” Newsweek, 10 de octubre de 2016

Deepwater Horizon”; “Timeline of Deepwater Horizon Oil Spill”; “Health Consequences of the Deepwater Horizon oil spill,” Wikipedia (ingles)

The worst part about BP’s oil-spill cover-up: It worked,” Newsweek, 22 de abril de 2013

 

       

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