Arabia Saudita: Pilar del imperialismo estadounidense, reino de barbarie medieval

31 de mayo de 2017 | Periódico Revolución | revcom.us

 

En Arabia Saudita, Donald Trump se dirigió a una colección de matones asesinos conocidos como aliados estadounidenses diciéndoles que no libraban una “batalla entre credos distintos, sectas distintas o civilizaciones distintas”. Hablando de la guerra estadounidense contra el “extremismo” y el “terror”, Trump declaró que, al contrario, “Esta es una batalla entre criminales bárbaros, que buscan destruir la vida humana, y personas decentes... que quieren proteger la vida y quieren proteger su religión. Es una batalla entre el bien y el mal”.

¿Criminales bárbaros? ¿El bien y el mal? Veamos el Reino de Arabia Saudita, que Trump ha elogiado efusivamente y donde se pronunciaron esas palabras. Y veamos por qué Estados Unidos ha estado tan decidido a sostener el reino saudí.

Una despiadada tiranía medieval

Durante la visita de Trump a Arabia Saudita, su secretario de comercio, Wilbur Ross, se maravilló de la falta de protesta, diciendo que le pareció “fascinante” que no vio “ni un indicio de un manifestante en ningún parte durante todo el tiempo que estábamos allí. Ni un tipo con una pancarta mala”.

¿Por qué no? Porque Arabia Saudita es una monarquía absoluta dirigida por la familia Saud. La abrumadora mayoría de las personas que viven en Arabia Saudita no tiene derechos políticos algunos — no elecciones, no partidos políticos, no organizaciones cívicas o políticas, no libertad de expresión. Violar estas restricciones puede resultar en ser azotado o encarcelado, o la muerte. Han encarcelado a abogados y blogueros por haber defendido los derechos humanos. “Arabia Saudita tiene una de las tasas de ejecuciones más altas del mundo”, informa Democracy Now!. “Veintenas de personas mueren cada año después de ser condenadas por varios cargos no violentos que incluyen el adulterio, la apostasía, el uso de drogas y la brujería. Por lo general, se llevan a cabo las ejecuciones en decapitaciones públicas”. En 2016, ejecutaron a por lo menos 150 personas, la mayoría decapitada.

Esta autocracia fascista está sustentada y legitimada por una forma extrema del fundamentalismo islámico sunita medieval, el wahabismo, que no sólo prohíbe la oposición al orden gobernante, sino que prohíbe todas las demás religiones y sanciona la represión de los no musulmanes y la minoría de musulmanes chiítas. En Arabia Saudita, el castigo por el ateísmo es la pena de muerte.

El apartheid de género y la esclavización patriarcal de la mujer

Un pilar clave del wahabismo y de la sociedad saudí es la sistemática esclavización patriarcal de la mujer. Se trata a las mujeres como menores sometidas a la autoridad masculina durante toda la vida bajo el sistema de “tutela masculina” de Arabia Saudita. Eso significa que las mujeres no pueden tomar sus propias decisiones sobre el matrimonio, la escuela, el viajar o cualquier asunto importante en su vida. Segregan sistemáticamente a las mujeres de los hombres en toda la sociedad saudí en lo que se ha llamado el “apartheid de género”. Arabia Saudita es el único país en el mundo que prohíbe que las mujeres conduzcan carros. En Arabia Saudita, la “desobediencia” femenina es un delito.

“La mentalidad patriarcal y extrema saudita ve a la mujer como propiedad que pertenece al estado y a la familia”, dijo una activista saudita a una contribuidora al New York Times. La escritora describió lo que le ha pasado a varias mujeres que han intentado escapar de los matrimonios forzados y abusivos: las han secuestrado, arrastrado a borde de aviones y volados de regreso a Arabia Saudita, algunas con la boca cerrada con cinta y los brazos y las piernas atados, y puestas en detención. “Lo más horrible es que una vez que una mujer está encerrada en cualquier institución estatal”, dijo, “ella no será liberada a menos que esté bajo la custodia de un pariente masculino o de lo contrario permanecerá en la prisión o en el refugio estatal para siempre”. La escritora concluye: “Arabia Saudita no es sólo un país conservador con valores diferentes que no debemos juzgar. Es un Galaad moderno” [la sociedad representada en El cuento de la criada).

Una pieza clave en el imperio imperialista de Estados Unidos... Exporta el barbarismo y el fundamentalismo medieval

Arabia Saudita ha sido y sigue siendo una pieza crucial en el imperio imperialista de Estados Unidos, como lo demostró la reciente visita de Trump.

Arabia Saudita es el principal exportador mundial de petróleo con las mayores reservas del mundo. Juega un papel crítico en la capacidad de Estados Unidos para dominar la economía y finanzas mundiales. Ocupa un lugar crucial cerca de las principales rutas comerciales y de tránsito. Y Arabia Saudita ha sido un facilitador clave para el imperio estadounidense — entre otras tareas, apuntalando a clientes estadounidenses inestables, ayudando a descarrilar la lucha antiimperialista y facilitando directamente muchas guerras, asaltos militares, golpes de estado e intervenciones estadounidenses alrededor del mundo.

Arabia Saudita exporta su religión wahabista bárbara a través del mundo. Se calcula que gasta unos 4.000 millones de dólares al año para promover y difundirla mediante el financiamiento de publicaciones, predicadores, escuelas (madrasas) y mezquitas. Esto ha creado contradicciones para el imperialismo estadounidense, particularmente con la propagación de la Yihad Islámica fundamentalista y grupos como el Estado Islámico y al-Qaeda, cuya ideología y programa derivan del wahabismo y quienes han recibido el apoyo directo de Arabia Saudita.

También ha habido momentos en los esfuerzos despiadados del imperialismo estadounidense para mantener su dominio cuando lo encontró útil aliarse tácitamente o apoyar a estas odiosas fuerzas yihadistas, y trabajar en secreto con los saudíes para financiarlos, respaldarlos y armarlos. Esto ocurrió en Afganistán durante la década de 1980 cuando Estados Unidos, Arabia Saudita y Pakistán armaron a los combatientes reaccionarios muyahidines (que más tarde formaron al-Qaeda y los talibanes) para librar la guerra contra la Unión Soviética que había invadido Afganistán. (El socialismo fue derrotado en la Unión Soviética a mediados de la década de 1950, y se había convertido en un rival imperialista de Estados Unidos). Y ocurre ahora en la actual guerra civil siria; Estados Unidos, Arabia Saudita y Qatar han armado encubiertamente a combatientes de al-Qaeda y tal vez del Estado Islámico.1

Estas son las razones por las que Estados Unidos no sólo ha tolerado el tiránico control de la familia real saudí sobre el poder, sino que lo ha acogido y apoyado y ha prometido defenderlo militarmente.

El respaldo de Estados Unidos a Arabia Saudí es un claro ejemplo que demuestra que el imperialismo estadounidense es incapaz de “hacer el bien” en el mundo. El funcionamiento de su sistema global de explotación y opresión exige que los gobernantes estadounidenses apoyen a los regímenes más bárbaros de la Tierra.

 

1. En un correo electrónico filtrado a la prensa más tarde, la ex secretaria de Estado Hillary Clinton escribió que los saudíes y Qatar estaban “proporcionando apoyo financiero y logístico clandestino al [Estado islámico] y otros grupos suníes radicales en la región”. [regresa]

 

       

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