10 de abril de 2018 | Periódico Revolución | revcom.us

 

Nota de la redacción: La importante película Pantera Negra está ejerciendo un gran impacto en la sociedad. Un tema central de la película es el forcejeo con el legado del Partido Pantera Negra de la década de 1960. A la luz de esto, estamos destacando unos pasajes de la autobiografía de Bob Avakian (BA), From Ike to Mao and Beyond: My Journey from Mainstream America to Revolutionary Communist, que hablan de los panteras negras y otros sucesos de esos años. A fines de la década de 1960, del movimiento por los derechos civiles surgió un movimiento de liberación negra más radical y los panteras eran una parte central de esto. BA comenzó a trabajar de cerca con los panteras desde sus primeros días cuando constaba de Huey Newton, Bobby Seale, Eldridge Cleaver, Bobby Hutton y unos pocos otros. Como dice BA en su autobiografía sobre la influencia de los panteras: “empujarme a ser más radical, acercarme a una postura revolucionaria, porque estaban abordando cuestiones sobre las cuales yo tenía opiniones muy apasionadas y lo hacían de una manera que yo reconocí que era muy firme…. Así que todo eso me impresionó muchísimo en el contexto de todo lo que estaba pasando en Estados Unidos y en el mundo en ese entonces, y todo lo que yo había aprendido hasta ese punto” (p. 149 del libro en inglés). La autobiografía en sí abarca todo el desarrollo de la relación de BA con el Partido Pantera Negra.

 

From Ike to Mao and Beyond:
My Journey from Mainstream America to
Revolutionary Communist,
A Memoir by Bob Avakian

De la autobiografía de Bob Avakian

Del capítulo 7: “…Están fuera de su control”

Bob Avakian

 

Ramparts

Bob Scheer, a quien ya mencioné, había salido de Nueva York al Área de la Bahía, y era parte de lo que entonces en líneas generales se llamaba la “nueva izquierda”, que intentaba desarrollar un movimiento diferente y más radical que el viejo Partido Comunista. Además de leer cosas que escribió y escuchar los discursos que dio, hablé mucho con Bob Scheer. Él tuvo una gran influencia en mí en ese momento y, en general, fue una influencia positiva en mi radicalización.

Scheer pasó a la revista Ramparts, que originalmente se había fundado como una especie de revista católica liberal; a medida que las cosas se volvieron más radicales en los años 1960, la revista atrajo a su entorno a gente más radical y se convirtió en una voz importante que se oponía a la guerra de Vietnam, en apoyo a las luchas de los negros, y demás. Todavía estaba dentro de cierto marco, pero era una voz radical importante en ese momento. Scheer me preguntó si quería trabajar allí, investigar y ayudar a preparar diferentes artículos. Eso me parecía una buena manera para que yo pudiera ganarme el sustento y a la vez hacer algo que valiera la pena, y también me dio un trabajo en el que no tenía que hacer las cosas de 9 a 5. Realizaba mis tareas de investigación, pero también tenía mucha libertad para participar en las cosas que creía eran más importantes.

Una de las notas importantes que publicamos en Ramparts se refiere a Donald Duncan. Un día, algunas personas del movimiento contra la guerra en Berkeley acudieron a mí y me dijeron que estaban en conversaciones con un tipo que era soldado quien cuestionaba muy en serio y profundamente la guerra de Vietnam. Querían que yo hablara con él porque yo había hablado mucho en público y estudiado mucho el tema de la guerra. Por lo que pasé mucho tiempo en la casa de dichas personas hablando con este tipo, que resultó ser Donald Duncan.

Duncan había sido soldado en Vietnam — que tenía el rango de sargento mayor cuando se salió de Vietnam. Había regresado de la guerra muy descontento y muy molesto por la misma — cuestionándola y considerando que no estaba bien, pero no tenía tanta claridad sobre muchas cosas al respecto, como es de esperarse. Le hice muchas preguntas sobre sus experiencias en Vietnam e hice lo que pudiera para ayudarle a tener una comprensión más clara de la naturaleza de la guerra y lo que tenía de mal. Y en un momento dado, yo le sugerí a la redacción de Ramparts así como al mismo Donald Duncan que sacaran un artículo en el que él contara su historia y saliera con una denuncia de la guerra. Esto terminó por ser un artículo de portada, con una imagen de Duncan con uniforme y el titular “¡Renuncio!”. En ese entonces, no había muchos soldados que habían estado en la guerra en sí los cuales habían salido a hacer denuncias públicas al respecto. Ramparts tenía un tiraje de unos doscientos mil y pico, y este artículo tuvo un impacto aún más allá del lectorado de Ramparts.

Si bien yo había discutido con los soldados de que el mero hecho de que ellos habían estado en Vietnam no quería decir que tenían razón sobre la guerra, hay una verdad de que si uno “se lo había ganado” en los combates allá y luego llega a decir que eso está mal, pues eso tiene un gran impacto en muchas personas, entre otras razones porque la gente que es más atrasada o conservadora no puede decir: “Ah, eso es sólo cosa de los hippies descontentos que son cobardes, que son evasores y demás”. En efecto, yo defendía, y sí defendí, a aquellas personas que evadieron la conscripción militar como un acto verdaderamente heroico — y no como George W. Bush, pero las personas que evadieron la conscripción porque se oponían a la guerra, y no sólo lo hicieron para salvarse el pescuezo. Las personas que evadieron la conscripción o de plano desobedecieron órdenes de ir a Vietnam una vez que estaban en las fuerzas armadas —pues, hacían tales cosas porque se oponían a la guerra— hacían cosas más heroicas, cosas claramente más heroicas que los soldados estadounidenses quienes, con toda su tecnología destructiva, masacraban y mataban a los vietnamitas. Sin embargo, para la población de Estados Unidos en términos generales, el que una persona que había combatido en dicha guerra hablara en contra de esa guerra tuvo un impacto muy grande.

También trabajé en un artículo sobre la discriminación en el deporte profesional. Esto fue justamente lo que me latía, pues combinó mi amor por el deporte con poder hacer algo para denunciar la injusticia. Así que entrevisté a algunos atletas profesionales, e intenté entrevistar a Bill Russell quien, cuando era niño, había sido un gran héroe mío. Le describí el artículo y la revista a Russell, y él se negó, pero no estoy seguro exactamente por qué.

Pero Jim Brown, uno de los mejores corredores en la historia del fútbol americano, aceptó ser entrevistado, y esto fue interesante. Se dio por los tiempos en que conocí a Eldridge Cleaver, quien había salido de prisión en libertad condicional. Como condición de la libertad condicional, tenía que tener un trabajo. Ramparts le había dado un trabajo como escritor, y lo conocí en ese contexto. Él y yo fuimos a Los Ángeles juntos para entrevistar a Jim Brown, quien tenía estos programas que se suponía que mejorarían la vida de los negros, con pequeñas empresas y cosas así. En un momento de la entrevista, las cosas se pusieron muy agudas porque le pregunté: “Bueno, ¿qué van a hacer realmente estos programas para la persona negra promedio en Hough?” (Hough se refirió a una calle en el centro del ghetto de Cleveland, donde Jim Brown había jugado fútbol profesional y sus programas estaban centrados en ese momento.) Y, digámoslo así, no le gustó esa pregunta: se indignó mucho y me dio una respuesta de la que no recuerdo todos los detalles, pero que realmente no tenía que ver con la pregunta.

Pero el artículo resultó principalmente positivo, se centró en gran parte en Jim Brown, lo que en parte reflejaba la posición que tenía la gente de Ramparts, incluido a mí mismo, y en parte el hecho de que Jim Brown se oponía de ciertas formas limitadas al Establecimiento en ese momento, aunque el aspecto principal de lo que estaba haciendo se enmarcaba mucho dentro del sistema. Y eso también se expresó en la entrevista.

Eldridge en particular era muy consciente de esto. Cuando nos íbamos, después de entrevistar a Jim Brown, Eldridge me dijo: “Este tipo es lisa y llanamente un necio, tío. Esto son puras tonterías que está planteando. Esto no tiene nada que ver con eliminar la opresión de los negros”. Ese veredicto de Eldridge obviamente me impresionó, aunque el artículo resultó principalmente positivo en su forma de presentar a Jim Brown.

 

Llego a conocer a Eldridge, Huey y Bobby

Eldridge Cleaver era mucho más radical que las personas a las que yo había conocido antes. Cuando lo conocí por primera vez, él estaba hablando sobre el hecho de que Malcolm X, antes de que lo asesinaran, había tratado de formar una organización que llamó la “Organización de Unidad Afroamericana”, inspirada en la Organización de Unidad Africana, y Eldridge estaba hablando de reestablecer esa organización. Cuando él conoció después a Huey y Bobby, decidió que el Partido Pantera Negra8 fue en realidad un camino mucho mejor. Pero en general Eldridge era muy radical, y por medio de él conocí a personas asociadas con el SNCC9 y otros grupos. Obviamente todo eso me influenció muchísimo.

Una vez recibí de Eldridge un número del periódico del SNCC que tenía una caricatura que mostraba a Nasser, el líder del gobierno de Egipto en ese tiempo, y cómo estaba enfrentándose a Israel, y la caricatura señaló un paralelo con la manera en que los negros de Estados Unidos tenían que lidiar con los judíos que los estaban explotando en el ghetto10. Eso realmente me molestó. Ya estaba aprendiendo sobre el imperialismo, en parte debido a Eldridge, así que le dije: “Mira, esto no es correcto. El enemigo común aquí es el imperialismo. Lo que está mal en Israel no es su naturaleza judía; es el hecho de que es un instrumento del imperialismo. Y la causa común de los negros de Estados Unidos y la gente de Egipto es que están enfrentándose al imperialismo”. Eldridge respondió: “Pues, ¿por qué no les escribes una carta?” Y lo hice. Puse estos argumentos y señalé en la carta que yo era un fuerte simpatizante del SNCC y de la liberación de los negros, pero que esa caricatura me molestaba porque no era la forma correcta de mirar el problema ni analizar lo de amigos y enemigos, y cosas así. Entonces me contestaron: “Confiamos en tu palabra de que eres simpatizante de la liberación de los negros y déjanos clarificar que no somos antisemitas ni vemos como enemigo a los judíos”.

Conocí a Bobby Seale y Huey Newton en un tiempo antes, por separado de Eldridge, y después de conocer a Eldridge por un tiempo y a medida que él empezaba a tomar parte en los primeros comienzos del Partido Pantera Negra, llegué a conocer a Huey y Bobby más a fondo y de una forma más directamente política en ese contexto. Antes los había conocido por medio de unos viejos amigos míos de la prepa. Pues una noche en el centro recreativo de Berkeley, mi amigo Billy me presentó a un tipo apodado Weasel que iba a la universidad comunitaria de Oakland; antes había asistido a la prepa McClymonds y había jugado en el equipo que le ganó a la prepa Berkeley en tiempo extra en el Torneo de Campeones de 1963; me habló de un programa cultural afroamericano auspiciado por un grupo de la universidad comunitaria que se llamaba Consejo de Asesoría de Estudiantes “de Soul”. Fue ahí que conocí a Huey por primera vez11. En realidad yo había visto a Bobby Seale antes en la avenida Telegraph de Berkeley, mientras leía un poema titulado “El Tío Samuelito me dice lleno de Lucifer”, el cual, si bien me recuerdo, tenía tal vez algunas idioteces machistas pero principalmente era una contundente crítica política de Estados Unidos y lo que hacía en África y por todo el mundo y también lo que hacía contra el pueblo negro de Estados Unidos.

Así que había visto a Bobby en otras ocasiones, pero luego conocí a Huey en ese programa cultural y empezamos a hablar y Bobby me acercó, diciendo: “¿Quién eres tú, Sócrates?” No había mucha gente blanca en ese programa y me imagino que ¡él pensaba que yo tenía algo del aspecto de filósofo! Me reí y dije que no, y luego nos metimos en una discusión filosófica y política. Me preguntó: “¿Eres del PC?” Le dije que no. Y entonces, dijo: “Pues, qué bueno porque ellos no tienen nada de radical. Son contrarrevolucionarios, nada más. ¿Eres del PL (Partido Progresista Laboral)?” “No”, dije. Bobby añadió: “Ellos no tienen nada de radical. Fingen ser radicales, pero no lo son tampoco. No están a favor de derrocar al gobierno ni nada así”. Así que tuvimos toda una discusión.

En realidad, Bobby Seale era el maestro de ceremonias para este programa cultural de los Estudiantes “Soul”, y hubo muchas actuaciones diferentes esa noche. Pero el que más recuerdo fue Bobby Seale, porque desempeñó ese papel muy bien y también era divertidísimo. Me dijo un tiempo después que en realidad había sido un cómico por un rato, después de salir de las Fuerzas Aéreas. Hacía imitaciones magníficas de toda suerte de gente, sea Kennedy o Bill Cosby, y fue comiquísimo además de muy penetrante con algunas de sus sátiras y sus formas de criticar al gobierno.

Huey, Bobby y Eldridge veían a sí mismos como los herederos de Malcolm X, que estaban retomando lo que Malcolm X hacía cuando fue asesinado y estaban llevándolo adelante. Para mí estaban retomándolo y haciéndose aún más radical con ello. Tenían esa postura revolucionaria, estaban denunciando todo el sistema —eso tomaron de Malcolm X—, pero estaban exhortando a la revolución también. Por otra parte, estaban abiertos a hablar y debatir y luchar sobre las cosas. Eso me impresionó también.

Me acuerdo de una ocasión en esa misma universidad comunitaria, cuando otro grupo de nacionalistas negros estaba reunido en un aula, la puerta estaba abierta y un tipo estaba dando un discurso de agitación acerca de los diablos de ojos azules y cosas así. No me pude resistir, eso me interesaba y pronto me encontré ahí escuchándole. El tipo estaba condenando a los blancos y los diablos de ojos azules, y en algún momento miró para arriba y me vio y dijo: “¡Y tú también, blanco!” Yo solo dije “OK” y me fui. Me llamó la atención, en cuanto a Bobby Seale y Huey Newton y Eldridge, que sus críticas del sistema eran más poderosas y más profundas que eso, pero junto con esto, estaban abiertos a cualquier persona que también se oponía al sistema, y te empujarían a ser más radical. Eso fue gran parte de la influencia que tenían Eldridge y Bobby y Huey sobre mí: empujarme a ser más radical, acercarme a una postura revolucionaria, porque estaban abordando cuestiones sobre las cuales yo tenía opiniones muy apasionadas y lo hacían de una manera que yo reconocí que era muy firme…. Así que todo eso me impresionó muchísimo en el contexto de todo lo que estaba pasando en Estados Unidos y en el mundo en ese entonces, y todo lo que yo había aprendido hasta ese punto.

 


 

8. La Organización de Unidad Africana (OUA) fue formada en 1963 por gobiernos africanos que recién habían ganado su independencia. [regresa]

9. El SNCC, o Comité Coordinador No Violento de Estudiantes, surgió de los plantones pro derechos civiles y las campañas de empadronamiento electoral en el Sur estadounidense a principios de los años 1960. El SNCC llegó a ser cada vez más radical y nacionalista a medida que desarrollaban los sucesos de la década: en 1966 Stokely Carmichael (Kwame Ture) asumió la dirección y declaró que su fin era el “Poder Negro” y no la integración; en 1967, Rap Brown (Jamillah Al-Amin) llegó a ser líder y la organización entera tomó una postura más revolucionaria y antiimperialista. [regresa]

10. En 1967 Israel lanzó un ataque sorpresa contra Egipto, Siria y Jordania, y se apoderó de la Franja de Gaza, Cisjordania y la Meseta de Golán en un despojo más al pueblo palestino, que ya se había convertido en refugiados debido a la guerra de 1948 que creó el estado colono de Israel. Esa fue la llamada “guerra de seis días”. Por lo general la izquierda de Estados Unidos no tomó una postura clara en oposición, y en realidad muchos apoyaron el ataque israelí. El SNCC sobresalió en ese tiempo por tomar una postura de oposición a la agresión israelí, y perdió mucho apoyo económico y político como resultado. [regresa]

11. Bob Avakian ha escrito varios folletos y artículos sobre el Partido Pantera Negra, incluido “Huey P. Newton y el Partido Pantera Negra... los años iniciales... y lo que pasa hoy”, una entrevista de cuatro partes hecha en mayo de 1989 justo después de la muerte de Newton, en la cual habla brevemente sobre su relación con Newton, y los puntos fuertes y débiles de este como líder revolucionario y la tragedia de su vida.… Véase también el libro de Bob Avakian, ¿Un fin horroroso... o un fin al horror? [regresa]