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“¡Ey Trump!, aquí estoy: ¿cuántos niños enjauló hoy?”

Protestas de masas repudian la visita de Trump al Reino Unido

| Periódico Revolución | revcom.us

 


La manifestación contra la visita de Trump al Reino Unido, Trafalgar Square, 13 de julio. Foto: Sipa USA vía AP

 

17 de julio de 2018. Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. El 12 de julio mientras Trump aterrizaba en Reino Unido, tras la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en la que sacudió el consenso imperialista liberal-democrático de la pos Segunda Guerra Mundial haciendo valer agresivamente su programa de Estados Unidos Ante Todo, todas las fuerzas políticas en el Reino Unido tomaban una posición.

La posibilidad de una visita del fascista en jefe estadounidense había suscitado una feroz lucha interna en la clase dominante británica y el asco de millones cuando se anunció por primera vez, poco después de que Trump asumiera su cargo en 2017. Desde entonces, ante las anunciadas manifestaciones de masas, Trump pospuso tres veces las visitas planeadas a Reino Unido. Llegó a decir que no iría hasta que se “sintiera bienvenido”. Pero, ese día nunca llegó, y de todos modos terminó en Reino Unido.

La primera ministra británica Theresa May inicialmente había invitado a Trump a una visita de Estado, es decir una reunión con la Reina en el Palacio de Buckingham y un paseo en carruaje real por el centro de Londres. Eso se canceló ante la certeza de enormes manifestaciones, y la visita se redujo a una “visita oficial”. Pero inclusive eso tuvo que restringirse seriamente, y al final Trump evitó casi totalmente el centro de Londres, limitándose a volar en helicóptero hacia la fuertemente blindada residencia del embajador de Estados Unidos en medio de uno de los parques reales de Londres, el Regent’s Park, para pasar una sola noche. Inclusive allí unos mil manifestantes pasaron la noche frente a la entrada — había una generalizada determinación a que Trump no debía ir a ninguna parte sin enfrentar una oposición visible y ruidosa.

Al día siguiente, entre 150 mil y 200 mil manifestantes se tomaron las calles de Londres mientras Trump volaba desde la residencia campestre de la primera ministra hasta el Castillo de Windsor, hogar de la Reina muy fuera de Londres, donde también encontró miles de manifestantes. Otras muchas decenas de miles marcharon en Manchester, Edimburgo, y otras ciudades de Reino Unido.

Trump llegó en medio del gran tumulto político en la clase dominante británica tras el referendo de junio de 2017 que aprobó la salida del país de la Unión Europea (el “Brexit”). En la antesala del referendo, la posición nacionalista y antiinmigrante en el centro del Brexit había ganado importarte respaldo de los de arriba, en particular de reaccionarios que confiaban en la “relación especial” con Estados Unidos y tenían pocas ganas de quedarse en la Unión Europea dirigida por Alemania. Pero al choque del Brexit le siguió el choque del triunfo de Trump, y muchos partidarios tibios del “Brexit” se echaron para atrás ante la perspectiva de apoyarse mucho más fuertemente en un régimen estadounidense dirigido por un indiscutido fascista que implementa agresivamente el programa “Estados Unidos ante todo”. ¿¡Cómo cuadraría eso con su propio programa reaccionario de “Volver a poner el ‘Gran’ de Gran Bretaña”!?

La resultante lucha interna sobre cómo lidiar con el Brexit ha venido desgarrando a los dos principales partidos de Reino Unido, el Laborista y el gobernante Tory. Unos días antes de la llegada de Trump, dos importantes partidarios del Brexit, entre ellos el ministro de Relaciones Exteriores Boris Johnson, renunciaron al Gabinete, amenazando con hacer caer el gobierno por intentar amarrar un acuerdo con la Unión Europea. En un rompimiento sin precedentes de las reglas de la diplomacia, Trump, que tachó a la UE de “enemiga”, dio una entrevista al periódico Sun (vinculado a Fox News en Estados Unidos) en la que dijo que Reino Unido tendría que darle la espalda completamente a la UE si quisiera “un trato” con Estados Unidos. Luego dijo que le había asesorado a May sobre cómo hacer el Brexit, y agregó, con aire condescendiente, “ella no me escuchó”. Después, apenas horas antes de reunirse con May, declaró su respaldo a su “amigo” Johnson, el archienemigo de May, para reemplazarla como primer ministro. Exultante, la poderosa prensa tabloide ultraderechista proclamó que “¡Trump tiene razón!”, impulsando las ya poderosas olas nacionalistas y xenófobas que surgen por todo Reino Unido, pero también despertando una furiosa reacción de otros sectores.

Hubo también otra fuerza activa: los cientos de miles que repudiaron el mensaje de Trump y se opusieron a su visita, a lo largo y ancho del país, y que odian las venías del gobierno británico hacia Trump y su programa. Encarado en una conferencia de prensa sobre la gran magnitud de la manifestación, Trump declaró que gran parte de la gente en Reino Unido lo quería, y en particular que “Creo que están de acuerdo conmigo sobre la inmigración”. Dicho luego de las imágenes de niñitos arrancados de los brazos de sus padres migrantes y encogiéndose de miedo ante los guardias fronterizos de Estados Unidos, esto fue un cruel y frío llamamiento a que la gente expresara sus peores sentimientos. En fiero rechazo a esto, un coro popular en las manifestaciones de masas era: “¡Ey, Trump!, aquí estoy: ¿cuántos niños enjauló hoy?”.

Una amplia gama de fuerzas unió esfuerzos para protestar contra Trump: una distintiva Marcha de las Mujeres llevó a muchos miles a las calles. Un contingente LGBTQ se reunió junto con Transgéneros contra Trump, Trompetistas contra Trump y muchos otros. Mucha gente de Estados Unidos participó: algunos llevaban carteles que proclamaban su furia contra la ridícula advertencia de la embajada yanqui a los estadounidenses en Londres, de “tener precaución” durante la visita de Trump para evitar que los británicos les agredieran; contrario a eso fueron afectuosamente bienvenidos.

En las protestas hubo un ambiente de celebración de la diversidad, que muchos concebían como un claro rechazo a la política de Trump de división, supremacía blanca, misoginia y nacionalismo pro estadounidense. Pero fue también notoria la creciente conciencia en la gente del peligro muy real que representan Trump, y también las fuerzas fascistas de ideas afines en Reino Unido y toda Europa. Un reconocimiento del carácter fascista de Trump, y como decía un cartel, del “peligro claro e inminente” que representa para la existencia misma de la humanidad, que si bien muchos de la izquierda parlamentaria se le oponen, cuenta con un apoyo mucho más amplio que en anteriores protestas.

La realidad de este peligro fascista se manifestó de forma viva el sábado 14 de julio: grupos de empedernidos fascistas, organizados en la Liga de Defensa Inglesa, cuyos partidarios irrumpieron en mezquitas y corearon “musulmanes, largo de aquí, Inglaterra para los ingleses”, organizaron una marcha en respaldo a Trump y defendieron a uno de sus líderes encarcelados. Aunque antes de la elección de Trump era extraño ver más de 50 ó 100 fascistas en tales concentraciones, esta vez, aprovechando el mensaje de Trump, se presentaron unos 2.000 en el centro de Londres. Los recibió un número similar de manifestantes antifascistas.

Durante los tres días de manifestaciones, un equipo multinacional de partidarios del Nuevo Comunismo de Bob Avakian llevó carteles y pancartas con consignas tales como “En nombre de la humanidad, expulsar al régimen fascista de Trump y Pence” y “Derrocar, mediante la revolución, al sistema capitalista imperialista que engendra tales monstruos”. Se distribuyeron unas 3.500 copias de un volante que concluía con un llamado a conocer el análisis de Bob Avakian sobre el régimen de Trump y a entrarle al Nuevo Comunismo. Junto a ellos los partidarios del Partido Comunista de Irán (mlm) también portaban una pancarta de tres metros de largo que proclamaba “¡Abajo el imperialismo! ¡Abajo la República Islámica de Irán! ¡Viva la República Socialista de Irán!” Fue un importante recordatorio de la creciente amenaza del régimen de Trump de Pence de atacar a Irán. Se dieron escenas similares en una marcha previa de varios miles de personas contra la cumbre de la OTAN en Bruselas, la primera escala de Trump en Europa.

Arriba de la marcha y de otras protestas en Londres flotó una enorme figura inflable de Trump como bebé en pañales. Mientras muchos consideraban que esta figura podía minimizar el peligro muy real que representa el régimen de Trump, el alcalde de Londres Sadiq Khan, una importante figura del Partido Laborista y uno de los críticos más francos contra Trump, fue criticado por políticos y comentaristas por permitir este “insulto” contra un dignatario de visita —muchos de esos críticos no dijeron ni mu en condena a la actuación de Trump: su prohibición a los musulmanes, su política de separación de niños o el resto de su programa fascista.

Si bien mucha gente veía bien el mensaje del volante de que los “canales normales” de la democracia parlamentaria no iban a parar a Trump, de que lo que se necesitaba urgentemente eran protestas sostenidas de masas desde abajo, cuando el líder del Partido Laborista Jeremy Corbyn subió a la tarima para dirigirse a la concentración de más de 100.000 manifestantes, recibió una ovación casi general. Esta es una aleccionadora señal de las poderosas tendencias, inclusive entre las mejores fuerzas que se oponen a Trump y lo que él representa, de buscar cobijarse de la creciente tormenta fascista bajo las alas protectoras de poderosas fuerzas dentro del actual sistema. Demostró una vez más la necesidad urgente de unir a los que tienen una comprensión más clara de cómo funciona el sistema capitalista, de que no se trata de luchar contra los fascistas desde la perspectiva de volver a la “República de Weimar” —el sistema de gobierno liberal-democrático “normal” del sistema capitalista imperialista— sino desde la perspectiva de crear una alternativa revolucionaria. (Véase Bob Avakian, “Los fascistas y la destrucción de la ‘República de Weimar’... y qué la va a reemplazar”).

 

El 17 de marzo de 2017, el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) anunció su transformación en una herramienta más completa para la revolución basada en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Lea el editorial del SNUMQG aquí: “Editorial: Introducción a un SNUMQG transformado”.


Londres, 13 de julio. Foto: Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar


La manifestación contra la visita de Trump al Reino Unido, Trafalgar Square, 13 de julio. Foto: Sipa USA vía AP


Londres, 13 de julio. Foto: Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar


Londres, 13 de julio. Foto: Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

Vea y comparta ampliamente esta película, las preguntas y respuestas, unos cortos y el tráiler (en inglés).

¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE!

En nombre de la humanidad,
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Un mundo mejor ES posible
Un discurso de Bob Avakian

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Londres, 13 de julio. Foto: Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar

 

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