Los tres propósitos de los funerales de John McCain

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Los últimos 10 días han presenciado un extraordinario espectáculo acerca de la muerte del senador John McCain. La prensa celebró de manera singular la vida entera y el carácter de McCain, y resaltó, implícitamente y en algunos casos explícitamente, el contraste de esto con Trump. La serie de conmemoraciones duró toda una semana, en diferentes partes de Estados Unidos. El mismo McCain planeó su propio entierro, hasta la música. El elemento más importante era la negativa de McCain de invitar a Trump a participar Y sus invitaciones —entregadas en persona— a que dieran los discursos principales Barack Obama y George W. Bush (cada uno de los cuales tenía discrepancias importantes con McCain y aún tienen discrepancias reales y agudas entre sí). Estos discursos, sin mencionar a Trump por su nombre, resaltaron contrastes muy agudos y casi explícitos con él.

¿Qué pasa aquí? ¿Por qué ocurrió? Y, ¿qué importancia tiene esto para los intereses de la humanidad? Tres cosas al respecto:

1) La celebración de un criminal de guerra, la revocación de veredictos correctos

Cualquiera que se sintonizara con los medios de comunicación en la última semana no podía evitar “la saga de John McCain”. De ser un muchacho bravucón en la prepa, luego se alistó en la Marina y piloteaba misiones de combate sobre Vietnam. Después de pilotear 23 de esas misiones, fue derribado. Según él cuenta, fue torturado en las prisiones de Vietnam. Eso, nos dicen, lo templó, y regresó como un hombre dedicado al servicio de su país.

¿Qué es lo que no cuadra en esta imagen? La guerra de Vietnam era una empresa criminal en la que Estados Unidos masacró a más de tres millones de personas que luchaban, básicamente, por la autodeterminación nacional y contra la dominación yanqui. Como se ponía al descubierto en ese entonces, las misiones piloteadas por personas como McCain no sólo bombardeaban a instalaciones militares sino hospitales, escuelas y todo tipo de blancos civiles. Estados Unidos lanzó mucho más bombas sobre Vietnam que todas las bombas lanzadas por todos bandos durante la Segunda Guerra Mundial, y esas bombas hicieron daños horripilantes. Además, Estados Unidos lanzó el defoliante Agente Naranja, que tuvo el efecto de privar a la población de alimento y envenenar al campo por generaciones — lo que resulta en defectos de nacimiento y muertes hasta el día de hoy.

Eso, ¿qué tiene de heroico, qué es salvo despreciable? De hecho, personas como John McCain eran criminales de guerra. Muchísimas personas antes sabían eso, en parte porque algunos de los soldados que participaban en esa guerra, al regresar, dijeron la verdad sobre lo que habían hecho. Pero muchas de las personas que antes sabían esto lo han “olvidado” o su conocimiento ha sido lijado por las campañas incesantes de la clase dominante (que incluyen el ensalzamiento de criminales de guerra irredentos como McCain), y muchos jóvenes no tienen ni idea. Así que una parte de la celebración de McCain tenía el propósito de establecer firmemente un veredicto diferente y muy incorrecto de esa guerra: de que “combatir en Vietnam era correcto y noble y oponerse a la guerra era incorrecto, punto y sanseacabó”.

2) Pretendiendo definir los parámetros aceptables de la resistencia

Estas conmemoraciones, ceremonias y campañas mediáticas tenían el propósito, al menos en parte, de definir para las masas anti-trumpistas CÓMO hay que ver la resistencia, otras injusticias y la vida en general. Contrastaron continuamente (a veces abiertamente, a veces no) el egoísmo, avaricia, racismo abierto, misoginia y burdo chovinismo de Trump con lo que retrataban como “la vida de sacrificio, riesgos y trabajo para la patria de McCain”. Dijeron explícitamente una y otra vez, y en todo el simbolismo y ceremonia en torno a la muerte de McCain, que no había nada mejor que uno puede hacer o al que uno puede aspirar más de dedicarse a una vida de servicio (sea militar, gubernamental o cívico) para servir a la patria y la bandera con principios e integridad, defender la Constitución y la Carta de Derechos y todas las instituciones que han contribuido a la “grandeza” de Estados Unidos y a su primacía en el mundo… a los cuales Trump está pisoteando. En esencia: si usted odia y se opone a lo que es Trump y lo que representa, órale — ¡pero hágalo solamente a base del über-patriotismo y el servicio leal a este imperio opresivo!

3) Un toque de clarín a las figuras de la clase dominante las que se podría alistar para “rescatar la República”

Esto es el elemento más importante y probablemente la fuerza impulsora que mueve esta campaña conmemorativa a McCain. Claramente el propio McCain lo consideró así, por las formas en que él muy conscientemente lo estructuró todo. McCain no sólo atestó un rechazo final a Trump sino que aún más hizo un toque de clarín y llamamiento bipartidista a todo aquellos en los círculos de la clase dominante a los que se pudiera llevar a tomar una posición pública contra Trump: asistir al funeral al cual, significativamente, Trump NO fue invitado; dejar a un lado sus diferencias partidistas este día al servicio de un propósito más elevado; y al hacerlo, darle una voz colectiva a la agenda de McCain de unir a todos los que se pudiera unir (en los círculos gobernantes) para hacer algo acerca de Trump, defender la Constitución y la Carta de Derechos y defender todas las normas, valores, políticas e instituciones tradicionales que han servido a Estados Unidos tan bien y por tanto tiempo, como McCain probablemente hubiera dicho, y la propagación de los cuales ha beneficiado la posición dominante de Estados Unidos en el mundo, especialmente desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Cada figura de la clase dominante que habló —y esto incluía a personas como Henry Kissinger, el ex vicepresidente Joe Biden y otros— en general aludió indirecta pero muy claramente a lo inaceptables que son el presidente actual y sus políticas (y la cobertura mediática reforzó esto). La hija desconsolada de McCain honró extensamente la memoria de su padre con anécdotas personales y lágrimas copiosas, pero cortó su emoción y su llanto en un instante cuando proclamó el eje temático antitrumpista del día: “El Estados Unidos de John McCain no necesita volver a tener grandeza porque ¡Estados Unidos siempre ha tenido grandeza!” — lo que recibió un aplauso estruendoso por todo la Catedral Nacional.

¡Qué desfile tan singular de vampiros vivientes que acudía a la defensa de este sistema monstruoso y su expresión particular en el imperialismo estadounidense! Kissinger —cuya lista de crímenes al servicio del imperialismo estadounidense abarca de convertir a Indochina en un matadero aún peor, a respaldar y confabularse con golpes de estado militares, tiranos y matones sangrientos en América Latina, el sur de África y el Medio Oriente— habló de un momento muy necesitado de unidad y de la importancia de la ley y del honor. Bush habló del “soberbios déspotas e intolerantes” y todos sabían a quién se refería. Obama puso en claro sus enormes discrepancias con McCain, pero usó esto para llamar a que dejaran a un lado las diferencias para poder ponerse de pie juntos, porque “todos somos del mismo equipo” contra lo que se entendía claramente como un mayor peligro para su sistema.

Se hablaba mucho de que McCain creía de corazón que todos los hombres son creados iguales; de lo mucho que le importaban la Constitución, la Carta de Derechos, la ley, el estado de derecho, la separación de poderes, la importancia de la prensa libre y de la reforma migratoria… y de que instaba al “desfile de estadistas nobles” presentes (¡!) a reconocer que, para citar a Obama, “algunos principios trascienden la política, algunos valores trascienden los partidos”; que McCain entendió, al igual que entendían JFK y Reagan, que “todos los hombres han sido creados igual, y fueron dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables”.

Debemos reconocer, como hemos puesto al descubierto nítidamente aquí y en otras partes de revcom.us, cómo es la fea realidad de este sistema, así como las limitaciones de los ideales democráticos burgueses. Sin embargo, ese mismo enfoque científico también debería llevarnos a entender que la proclamación de estos ideales por un sector de la clase dominante que se opone a Trump y a su programa no es mera hipocresía, sino que son, para algunos, creencias profunda y sinceramente sostenidas.

Ellos creen, y pretenden movilizar a su clase (lo que incluye un instrumento clave de su dominio, las fuerzas armadas, que estaban plenamente representadas en el funeral de McCain), así como a la gente más ampliamente, hacia su convicción real de que el sistema del capitalismo-imperialismo sea el mejor sistema posible, de que Estados Unidos sea el mejor país del mundo, que con toda razón merezca ser el número uno en el mundo, y que sus instituciones y valores fundacionales sean tan inherentemente superiores que puedan servir de faro y modelo para toda la humanidad, y que por ende se justifique completamente defender estas instituciones y propagarlos por todo el mundo — por medio del “ejemplo moral” cuando sea posible pero sin duda alguna ¡por la fuerza agresiva cuandoquiera que sea necesario!

El hecho de que hemos visto semejante espectáculo “unificado” —al menos por un momento— de este punto de vista, en oposición a lo que representa el régimen de Trump y Pence para lo que ha sido el sector dominante de los gobernantes en la cima de este sistema, quienes ven en el régimen de Trump sólo desastre para su sistema, es mayor evidencia contundente de que esta es una riña profunda y seria — no solamente respecto a ciertas políticas sino cuáles principios son necesarios para cohesionar, proteger y proyectar su imperio. Semejante agudización de las riñas en la cima de la clase dominante no sólo condiciona el terreno general sobre el cual tenemos que dirigir a las masas de personas a luchar al servicio de sus propios intereses —de construir un movimiento para una revolución para un sistema radicalmente nuevo, así como para expulsar al régimen de Trump y Pence— sino también conllevan el potencial para esas luchas. Estas profundas diferencias potencialmente pueden conducir a grietas importantes por medio de las cuales puede avanzar la lucha contra este régimen y el sistema.

 


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La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.

Bob Avakian, Lo BAsico 1:3

 

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