Chicago: El juicio de policía asesino se convierte en una tentativa de ejecutar por segunda vez a Laquan MacDonald

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Hemos visto la película de horror una y otra vez: los policías asesinan a sangre fría, y casi siempre salen libres. En las pocas ocasiones que los procesan, los puercos asesinos son absueltos o son amonestados levemente si alegan que temían por su seguridad. Los fiscales —tan hábiles para mandar a la prisión a negros y latinos— se olvidan cómo procesar cuando se trata de los puercos, los capataces armados cuyo trabajo es servir y proteger al sistema de explotación y opresión que gobierna sobre el pueblo.

A casi cuatro años después de que Laquan McDonald fue asesinado por la policía en una calle de Chicago, el puerco asesino Jason Van Dyke está bajo juicio por homicidio. En un video tomado desde una de las patrullas —oculto por más de un año por la policía y funcionarios municipales incluyendo el alcalde antes de que a fuerzas tuvieron que divulgarlo— Van Dyke se baja del radiopatrulla y en menos de seis segundos abre fuego, le dispara a Laquan 16 veces, quien se estaba alejando de él, con los brazos a los lados. Después de la primera semana cuando la fiscalía, como era de esperarse, se olvidó de procesar (ver el artículo acompañante), la semana pasada el abogado de Van Dyke hizo desfilar a unos “testigos” para tratar de pintar a Laquan como un joven con antecedentes de “violencia” — obviamente para presentar “el argumento” que Van Dyke estaba justificado en haber baleado a Laquan. Entre el “testimonio” presentado estaba el de un agente de un centro de detención de menores que dijo que Laquan casi le pegó cuando se enojó porque lo detuvieron y no lo dejaron hacer una llamada telefónica. Laquan, como sabemos, no está presente para decirnos su versión de estos incidentes — así que solo tenemos las versiones de estos empleados de la prisión sobre lo que sucedió. Pero sea cual sea la veracidad de su testimonio, ¡¿este tipo de cosas que indudablemente sucede con frecuencia en prisiones para menores es razón suficiente para que un policía lo ejecute?!

El juez también le ordenó a una organización sin fines de lucro que se dedica a proveer servicios de recuperación para personas que padecen del abuso de sustancias y enfermedades mentales a que acate la solicitud de los abogados de Van Dyke y divulgue el expediente de Laquan. La organización había rechazado la solicitud considerando que ese expediente es protegido por la ley de privacidad. O sea, ¡¿los expedientes de personas bajo tratamiento para recuperarse del abuso de sustancias o que han estado bajo tratamiento psicológico supuestamente son “pruebas” que “justifican” que policías los maten?!

El juez dictó que procede admitir ese “testimonio” y esas “pruebas” porque se rigen por la ley “Lynch”, ley que lleva el nombre de una resolución de la Corte Suprema de Illinois que permite que acusados como Van Dyke, que alegan defensa propia en un proceso por homicidio, presenten el supuesto “carácter agresivo y violento” de la víctima, incluso de varios años atrás. ¡NO! Esta difamación para “justificar” un linchamiento de hoy día no es más legítimo que usar el anterior historial sexual de una mujer para intentar “justificar” la violación. Van Dyke no sabía nada sobre Laquan cuando llegó al lugar de los hechos, se bajó del radiopatrulla y empezó a disparar casi inmediatamente — salvo que era un joven negro que no les hacía caso a las órdenes de los policías. Sea como sea, nada de lo que Laquan hizo en el pasado justifica que un policía le pegara un solo disparo, ¡por no decir nada de 16!

Fuera del tribunal, persisten las descripciones favorables mediáticas de este policía asesino, empezando con el Chicago Tribune y otros medios que le concedieron extensas entrevistas a Van Dyke. Un reportaje extenso salió en el Chicago Sun Times, en el cual el cuñado negro de Van Dyke alega que Van Dyke no es racista, así como el párroco de Van Dyke, quien ha estado al lado de la esposa de Van Dyke en el tribunal todos los días, expresando apoyo a las alegaciones del policía sobre el asesinato de Laquan.

Al mismo tiempo, el verdadero historial de Van Dyke, de repetidamente usar la violencia contra el pueblo, no será presentado ante el tribunal, a menos que sus abogados lo mencionen durante sus preguntas a los testigos (y quizás ni siquiera en tal caso). En 2015, el New York Times publicó un artículo titulado “Los datos muestran que en raros casos Chicago castiga a policías por quejas”, que señala que “hay 18 quejas de civiles, que incluyen alegaciones de exceso de uso de fuerza e insultos raciales” contra Van Dyke. El grupo de investigaciones Invisible Institute informó en un artículo en el portal Intercept que después de ser el objeto de dos quejas de exceso de uso de fuerza en sus primeros dos años de policía, para Van Dyke “el índice de quejas se disparó. En los siguientes cinco años, los ciudadanos presentaron varias quejas contra él. El índice de incidentes de su uso de fuerza también aumentó, de menos de dos casos al año a seis en 2014”. El portal TheRoot.com informa que según un estudio que saldrá en un futuro número del American Economic Journal: “El agente Van Dyke había acumulado tantas quejas de civiles entre 2002 y 2014 que se encontraba entre el 3% de los agentes con más quejas”. Eso sí que es un “logro” en un departamento de policía muy conocido por su extensa brutalidad y racismo. Van Dyke fue absuelto de todas las quejas, pero esa es la práctica de costumbre con la veeduría de “revisión” de la policía del municipio.

Otra de las salvajadas del equipo defensor del policía asesino fue la presentación de un video animado de su reconstrucción del lugar de los hechos, supuestamente para refutar el video del radiopatrulla al pretender alegar que Laquan se estaba acercando a Van Dyke cuando éste le abrió fuego. En partes del video animado, trazan una raya roja alrededor de la figura que supuestamente representa a Laquan para hacer que éste parezca más grande, para reforzar el argumento de Van Dyke de que Laquan lo está “amenazando”. La animación se detiene después de los primeros cinco disparos de Van Dyke, y así omite el resto de los 16 disparos que Van Dyke le pegó a Laquan mientras éste yacía en el suelo.

Un “perito en farmacología” testificó que uno de los efectos del PCP que se detectó en Laquan durante la autopsia, era darle “fuerzas súper-humanas” — otra maniobra de la defensa del policía para hacer parecer que Laquan fuera el “agresor” y que Van Dyke simplemente se estaba “defendiendo” a sí mismo. Este “perito” también alegó que a pesar de que Laquan se estaba alejando de los policías al caminar hacia una alambrada y un lote baldío: “La situación sigue siendo que tenía un cuchillo en la mano y desobedecía las órdenes de los policías… todavía manifiesta una conducta y acciones agresivas. Yo describiría eso como una conducta de ira violenta”. Una vez más: ¡¿alejarse caminando de la policía, con los brazos a los lados, hacia un lote baldío es “prueba” de una conducta “agresiva” y “violenta” que “justifica” que un capataz armado de este sistema mate a sangre fría?!

El panorama más amplio

Sacar a relucir alegaciones sobre los antecedentes de Laquan es veneno asqueroso. Pero tenemos que examinar el panorama más amplio de lo que le pasó a Laquan. Nadie sabe exactamente lo que Laquan estaba haciendo o pensando la noche que le arrebataron la vida. ¿Pero qué tipo de sistema monstruoso crea una situación en la que a toda una generación de jóvenes como Laquan le han arrebatado todo futuro digno y los tratan como menos que humanos, simplemente porque los capitalista-imperialistas estiman que ya no vale explotar a estos jóvenes, al haber explotado y oprimido salvajemente a las generaciones tras generaciones anteriores, primero como esclavos, después como aparceros y luego como los últimos contratados y los primeros despedidos de los esclavos asalariados en las fábricas?

¿Qué clase de sistema desalmado sigue recortando recursos, como los trabajadores sociales cuyo trabajo es ayudar a estos jóvenes a navegar por una sociedad que se ha constituido en su contra — cuando la realidad es que, bajo un sistema radicalmente diferente, con bases económicas y políticas completamente diferentes y con relaciones sociales completamente diferentes, toda la juventud podría florecer y crecer? De hecho, existe una visión y plan para un sistema así: la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian (BA).

¿Qué clase de sistema entrena a las fuerzas policiales con la mentalidad de “perros rabiosos” que ven a los jóvenes oprimidos como su “enemigo” y que los brutalizan, les disparan con pistolas eléctricas Taser e incluso les pegan balas sin previo aviso cuando consideren que semejantes jóvenes se están portando de maneras que quizá indiquen que están molestos o padecen perturbación mental —y los policías que entre sí de rutina mienten y levantan un muro de silencio para proteger a sus perros rabiosos— en vez de tenderles la mano y ayudar a jóvenes así? Como ha insistido BA, si los policías no pueden manejar semejantes situaciones de ninguna otra manera salvo aterrorizar y matar gente, pues que se quiten de la faz de la tierra. Porque bajo un sistema radicalmente diferente, los policías del pueblo estarían dispuestos a arriesgarse la vida para resolver una situación que arrebatarle la vida a un ser humano — “Así actúan los verdaderos servidores del pueblo, o sea, se juegan la vida por defender al pueblo” (vea Lo BAsico 2:16).

Para crear en los hechos ese sistema radicalmente nuevo y liberador, nos hace falta una revolución real para derrocar al sistema que nos gobierna hoy — un sistema que seguirá asesinando, mediante la muerte veloz o lenta, a los jóvenes como Laquan y seguirá cometiendo todo tipo de otros crímenes y otros desmanes contra la gente en Estados Unidos y en todo el mundo hasta que se ponga fin al sistema. Y un aspecto crucial de preparar el terreno, preparar al pueblo y preparar a la vanguardia para semejante revolución es luchar contra el poder y contra las salvajadas que cometen, como el asesinato policial de Laquan, y ahora, la tentativa de exculpar ese crimen en los tribunales.

 

 

Bob Avakian: Sí, hay una conspiración para que siempre salgan impunes los policías."

Un corto de Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, una charla filmada que pronunció Bob Avakian en 2003 en Estados Unidos. Vea más sobre Bob Avakian aquí.

 
 

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“¿Por cuánto tiempo? ¿Cuántas veces más tendrán que correr las lágrimas?”
Un corto en inglés de Habla BA: ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS! En el otoño de 2012, Bob Avakian pronunció una serie de discursos en varias ciudades. Esta película es uno de esos discursos. Vea la película completa y unos cortos selectos en inglés en RevolutionTalk.net

 

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