Viendo Bob Avakian en un lava-carros en una comunidad urbana marginada

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De un miembro del Club Revolución:

El jueves 18 de octubre. Anoche, un grupo de nosotros nos reunimos para ver la Primera parte del nuevo discurso de BA, Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución, en un lava-carros en una comunidad urbana marginada.

La forma en que se logró realizar esto es toda una historia que vale la pena contar, así que por ahí empezaré.

El Club Revolución entregó una lista de contactos antiguos a una persona que estaba haciendo llamadas telefónicas para recaudar fondos para la película. Una de las llamadas fue bastante larga, con alguien que estaba muy preocupado sobre los paralelos entre Trump y Hitler y estaba muy interesado en la película, diciendo que podría presentarla en su lava-carros. Se le informó al Club de la propuesta. Inmediatamente le pusimos manos a la obra, aunque al comienzo me costaba trabajo imaginar una presentación de la película en un lava-carros, pues ¿no haría mucho frío y humedad, ruido, etc.?

Me encontré con el tipo en el lava-carros, que resultó ser un lugar grande, con techo y mucho espacio. Dijo que había conversado con un par de miembros del Club en diferentes ocasiones y había visto quiénes somos y qué hacemos y que a su parecer, era bueno e importante. Vimos el tráiler de la película, que le gustó mucho. Eso llevó a una discusión amplia sobre las posibilidades de la revolución, las diferencias entre hoy y el período de levantamientos de los años 1960, la historia de BA, los paralelos entre la Alemania de Hitler, y más. Durante la conversación contó de que ciertas experiencias que había vivido le cambiaron por completo su manera de ser y de pensar. De joven quiso ser policía y creía en el sistema, pero luego fue encarcelado injustamente, pasó tiempo en un penal y se dio cuenta de que el sistema entero se trataba de mantener abajo al pueblo negro, especialmente los jóvenes, como él era en ese entonces. ¿Si eso le podía pasar a él, un joven de una familia estable de la clase media, qué enseña sobre la manera en que el sistema trata a los que no tienen nada?

Pensó que las personas que él conocía no estarían dispuestas a ver la película de golpe, las dos horas y media, y decidió presentarla en dos partes. Además, en vez de esperar hasta las 7 p.m., cuando cierran, decidió empezarla a las 6 p.m., mientras seguía abierto. Me dijo que quería que la vieran los empleados y también algunos de sus clientes. Yo había preparado un anuncio de media hoja que él repartió en los días siguientes. El Club también invitó a otras personas que conocemos del vecindario.

Tengo que admitir que dudaba de que esto funcionara, pero fue todo un éxito. Yo me había imaginado que íbamos a estar en medio del lava-carros, pero al llegar, un par de miembros del Club y el dueño ya habían preparado un magnífico espacio donde hay calefacción, donde los clientes esperan y donde están los roperos de los empleados y donde descansan. Tuvimos que alzarle bastante el volumen y se veía y escuchaba bien, a pesar de que en un espacio a la par seguían lavando carros.

Un miembro del Club hizo una magnífica y apasionante presentación en la que mencionó que en los años 1960 no contábamos con la dirección y el entendimiento de cómo hacer una revolución, pero ahora sí. Y les retó a los presentes con que la revolución los necesita. Con los miembros del Club, había al menos unas 25 personas y pico, en su mayoría hombres negros mayores, pero también unos jóvenes y un par de mujeres.

Una buena parte de los asistentes se mantuvo intensamente absorta en la película y algunos empleados entraban y salían, ya que seguían trabajando. En partes hubo aplausos o comentarios verbales, pero en lo principal el público se mantuvo serio y callado.

En cuanto terminó, un señor se puso de pie y anunció: “Me pareció muy buena. Tengo 60 años y he vivido muchas de las cosas que mencionó. No me moví de mi asiento ni una sola vez”. Un miembro del Club hizo un video corto con él sobre su reacción a la película. Otro señor comentó que tal vez el vocabulario que usa BA fuera demasiado difícil para la gente, y aunque él lo entendía, se preguntaba si otros lo entenderían. En eso el dueño lo criticó de manera positiva, y dijo que no debía subestimar a la gente. Otra persona dijo que la gente tiene que levantar la frente.

El miembro del Club que presentó la película llamó al público a que se uniera a la revolución, también anunció el estreno de la película en línea el 19 de octubre, y luego nos reunimos en pequeños grupos para hablar sobre la película y cómo conectarse con la revolución. Los asistentes recibieron copias de CÓMO PODEMOS GANAR — Cómo en concreto podemos hacer una revolución, así como tarjetas sobre el estreno en línea, y los animaba a participar. Otros llenaron la encuesta con sus ideas sobre la película.

Al concluir, el dueño anunció que él y yo les haríamos saber cuándo íbamos a presentar la Segunda parte.

Rumbo a casa, otro miembro del Club y yo hablamos de que tiene que haber todo un movimiento de presentaciones de la película en lugares como este, en peluquerías y estéticas, centros comunitarios y de recreación, en los centros deportivos en los parques, en sótanos de iglesias, aulas de escuelas, etc. No descarten ningún lugar. Hace un par de años andaba en este mismo vecindario en busca de un lugar para celebrar un programa como el de la película. Vi el lava-carros, pero jamás se me ocurrió que sirviera para un evento. Fue “algo nuevo” importante de lo que tenemos que aprender para hacer crecer un movimiento real en torno a este importante discurso.

 

Por qué nos hace falta una revolución real y cómo concretamente podemos hacer la revolución

Un discurso de Bob Avakian
En dos partes en inglés:

 

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Viendo BA en un lava-carros. Foto: Especial para revcom.us

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