Caso # 26: El linchamiento de dos parejas de negros por una chusma de blancos, Moore’s Ford, Georgia, 1946
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Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
EL CRIMEN:
El verano de 1946, una chusma linchadora cerca del Puente de Moore’s Ford en la pequeña ciudad de Monroe en el estado de Georgia a unos 70 kilómetros de Atlanta asesinó salvajemente a cuatro aparceros negros. A pesar de muchas pruebas, testigos oculares y dos investigaciones del FBI (separadas por 60 años), no se han procesado a nadie por los asesinatos.
Lo que condujo a los linchamientos comenzó el 11 de julio de 1946 cuando brotó una pelea entre un aparcero negro y un granjero blanco. El aparcero, Roger Malcom, creía que su esposa Dorothy tenía una aventura con el granjero, Barnette Hester. Dorothy y Roger se estaban gritando la una al otro frente a la casa de Hester. Hester trató de intervenir y Roger lo apuñaló con lo que quizás fuera un picahielo, lesionándolo gravemente. Parecía que iba a morir, pero sobrevivió. De hecho, luego, la mañana del día de los linchamientos, los periódicos locales informaron que Hester se incorporó en su cama de hospital por primera vez.
Roger Malcom bien sabía que apuñalar a un hombre blanco equivalía a suicidarse; la violencia y las ejecuciones estaban omnipresentes en la vida de los negros del Sur de Estados Unidos. Las chusmas linchadoras asesinaban con frecuencia a personas negras bajo acusaciones falsas y a menudo sin pretexto alguno. Malcom esperaba que la cárcel le brindara cierta protección contra los justicieros blancos. Incluso el sheriff creyó que una chusma iba a llegar para agarrar a Malcom, como les pasaba a la mayoría de los hombres negros acusados de perjudicar a una persona blanca.
La madre de Dorothy Malcom, Moena Dorsey Williams, le imploró al granjero blanco J. Loy Harrison, que ayudara a sacarle de la cárcel a Roger. Roger y el hermano de Dorothy, George Dorsey, trabajaron para Harrison. Harrison era conocido como empleador brutal, pero Moena estaba desesperada por la vida de su yerno en la cárcel. Harrison se negó, bien enterado de la reacción de sus vecinos blancos, pero unos días después sorprendió a todo el mundo al ofrecer pagar la fianza de Roger Malcom a cambio de trabajo en su granja.
El 25 de julio de 1946, Harrison fue a la casa de los Dorsey. Invitó a Dorothy Malcom, su hermano George Dorsey, y la esposa de éste Mae Murray Dorsey, a acompañarlo en su coche para ir la ciudad. Con gusto aprovecharon la oportunidad de salir de la granja e ir a la ciudad. Al llegar, Harrison le dijo a los otros que fueran de compras mientras él hacía algunas cosas, entre ellas pagar la fianza y liberar a Roger Malcom. Se acordaron unirse frente al juzgado a las 5 pm para encontrar a Roger y volver a casa. Harrison fue a hablar con el sheriff… a solas.
Tras hablar con el sheriff por unos minutos, Harrison pagó la fianza de $600 para que Roger Malcom saliera de la cárcel. Todos se subieron al coche y Harrison siguió una ruta muy larga hacia la casa. Después de unos minutos, salió de la carretera y condujo por un serpenteante camino de tierra. A los 5:30 pm, solo una hora después de que Roger se liberó, y pocos metros del Puente de Moore’s Ford, Harrison detuvo el coche. Dos docenas de hombres blancos bloquearon el camino. Fueron atrapados.
Los hombres miraron al interior del coche. Algunos llevaban armas. Luego Harrison dijo a la policía: “Un hombre grande vestido orgullosamente en un traje marrón de doble botonadura daba las órdenes. Señaló a Roger Malcom y dijo, ‘Buscamos a ese nigger’ [palabra muy racista para referirse a una persona negra]. Entonces señaló a George Dorsey, mi nigger, y dijo, ‘También te buscamos a ti, Charlie’”.
La chusma sacó violentamente a los dos hombres del coche, los ató y los arrastró hacia la maleza en la orilla del río. Una de las mujeres en el coche denunció a los atacantes identificándolos por sus nombres. En seguida, la chusma agarró a las dos mujeres, las arrancó del asiento trasero y las ató a un árbol al lado de sus esposos. Atados e incapaces de huir, se selló su destino.
Se encontraron los cadáveres de George, Mae, Roger y Dorothy desfigurados hasta estar irreconocibles. Las balas disparadas a quemarropa llenaron los rostros y los brazos de las víctimas. El cuerpo de George Dorsey yacía boca abajo en el suelo con heridas de bala y escopeta en los brazos, la cabeza y la espalda. La chusma seleccionó a Roger Malcom para el peor castigo: un disparo de escopeta explotó su rostro y el dogal de una soga de tres metros le rodeó el cuello. Otra cuerda ató sus manos a las de George. El rostro desfigurado de Dorothy Malcom se dirigía a su esposo, Roger. El cuerpo de Dorothy tocó el de Mae Murray Dorsey. Mae estaba más cerca del camino, su cuerpo agachado, una bala de gran calibre habiendo perforado la parte posterior de su cráneo.
Cuando supieron del linchamiento en el Moore’s Ford, cientos de blancos visitaron la escena en busca de recuerdos, recogiendo balas y fragmentos de huesos. Hasta desarraigaron el árbol al cual fueron atadas las víctimas.
Cuatro meses después de los asesinatos, un gran jurado se reunió, supuestamente para identificar a los asesinos y llevarlos ante la justicia. El jurado consistía de 21 personas blancas y solo dos personas negras. Cientos de testigos tomaron el estrado. J. Loy Harrison fue uno de los sospechosos principales, pero afirmó que era inocente.
Por temor a represalias, los residentes negros se mostraron reacios a declarar ante el gran jurado, pero al menos un hombre negro valiente sí lo hizo. Lamar Howard afirmó que vio a Harrison en el almacén de hielo donde trabajaba el 25 de julio, una hora antes del asesinato. Harrison estaba inmerso en conversación con James Verner, un supremacista blanco violento conocido por disparar a gente negra. (Tanto Harrison como Verner admitieron que antes habían sido miembros del Ku Klux Klan). Howard también declaró que vio a Harrison deshacerse de dos pistolas detrás del almacén de hielo poco después del asesinato. Harrison lo negó, pero luego admitió que estuvo en el almacén de hielo ese día. (Dos semanas después del testimonio de Howard, James Verner y su hermano Tom se presentaron en el almacén de hielo y golpearon a Howard con una pistola mientras exigían saber lo que dijo ante el gran jurado).
La versión de Harrison tenía otras lagunas. Monroe es una ciudad pequeña; sin embargo, Harrison mantuvo que no pudo reconocer a ninguno de las dos docenas de hombres que rodearon su coche, ni recordar el nombre de la mujer, ni de Dorothy ni de Mae, que identificó a los atacantes a gritos. A pesar de estos hechos, las contradicciones flagrantes en el testimonio de los más o menos 20 sospechosos, y las muchas amenazas contra los testigos, después de 16 días el gran jurado fue “incapaz de establecer la identidad de ninguna persona culpable de violar el estatuto de derechos civiles de Estados Unidos”. A un hombre lo acusaron de perjurio, pero luego se retiró la acusación. Los registros de este gran jurado desaparecieron, pero fueron encontrados en 2017 en los Archivos Nacionales, e investigadores, miembros de la familia y activistas han presentado una demanda para hacerlos públicos. El Departamento de Justicia se opuso a la demanda, argumentando que los registros no cumplen con los requisitos de divulgación, y el caso se encuentra ahora ante el Tribunal de Apelaciones de Estados Unidos.
El asesinato horripilante le conmocionó la conciencia a mucha gente por todo el mundo. Las noticias de estos linchamientos en Georgia se publicaron al lado de artículos que detallaron las atrocidades de los nazis en Europa. Con titulares que anunciaban que en Europa los fiscales de los aliados exigían la pena de muerte para los nazis culpables de “la doctrina del odio” que permitía el asesinato “efectuado como una industria de producción en masa”, muchos se preguntaron por qué Estados Unidos denunciaría las masacres en Europa mientras que hacía caso omiso del asesinato de los negros en su propio país.
Han transcurrido más de 70 años desde los linchamientos de Moore’s Ford, y todavía resuena hoy en día. La comunidad y las familias de las víctimas aún esperan respuestas, pero con cada año que pasa sus esperanzas se desvanecen. Moore’s Ford, junto con miles de otros linchamientos en el Sur de Estados Unidos, sigue sin resolverse y los asesinos sin castigo.
LOS CRIMINALES
J. Loy Harrison se presentó como víctima indefensa que, a pesar de tratar de impedirlo, no pudo detener a la chusma que asesinó a los cuatro jóvenes negros en su coche. Sin embargo, la evidencia indica que Harrison y el sheriff habían tramado el plan de linchamiento en las horas previas a su realización. El sheriff le había dicho a Harrison que no se molestara en ir primero al juzgado sino que fuera directamente a la cárcel, donde podía sacar a Roger Malcom sin levantar sospechas: el condado de Walton nunca permitía que un hombre negro saliera bajo fianza cuando la vida de un hombre blanco estaba en peligro, sin que “las personas interesadas” lo aprobara antes.
Varios trabajadores agrícolas negros dijeron a investigadores que Harrison los amenazó y les advirtió que no hablaran con los agentes. Un trabajador informó que Harrison le advirtió a él y a otros trabajadores agrícolas negros: “Nos dijo que si alguno de nosotros dijera algo, nos encontrarían desparramados y muertos”. Harrison también les dijo que tenía un informante que le informaría cualquier cosa que les dijeran a los agentes.
La policía. La policía local conspiró con J. Loy Harrison y lo ayudó en el asesinato. Harrison y los agentes del sheriff fijaron la hora para que Harrison sacara a Roger Malcom de la cárcel así como la ruta al crimen y el lugar del mismo. ¿Cómo pudieron dos docenas de hombres preparar sus armas y reunirse en el puente en cuestión de minutos? Varios testigos dijeron que vieron un vehículo policial bloqueando el camino y que al menos un policía y Harrison participaron en el asesinato. El sheriff y sus agentes admitieron haber cortado segmentos de la cuerda atada alrededor del cuello de Roger Malcom para guardarlos como recuerdos.
El KKK. En 2008, investigadores descubrieron registros de membresía del Ku Klux Klan que proporcionaban pruebas circunstanciales de su participación en los asesinatos. Los registros se remontan a los años 1930 y los 1940 e incluyen los nombres de cuatro sospechosos en la investigación de 1946. En el registro también estaba un quinto hombre listado como un “Cíclope Exaltado” de la rama local de Klan en 1939. Este miembro del Klan era el propietario de la funeraria blanca que recuperó los cadáveres de las víctimas antes de transferirlos a una funeraria de propiedad negra.
El gobernador de Georgia, Eugene Talmadge, un demócrata del Sur que tenía varios mandatos como gobernador antes de ser remplazado por un demócrata más progresista. En 1946, Talmadge buscó la nominación para gobernador en las elecciones primarias demócratas en Georgia poco después de que un tribunal federal había dictado que se permitiera que los negros votaran. El punto central de la campaña electoral de Talmadge fue la supremacía blanca y defender la segregación. Su campaña azuzó la indignación de gente blanca contra los negros que se negaron a “permanecer en su lugar”. En las semanas antes del linchamiento en Moore’s Ford, Talmadge declaró ante un mitin bullicioso en el condado de Walton que los negros deberían “quedarse en casa y no intentar votar”. El linchamiento en Moore’s Ford tuvo lugar tres días antes de las elecciones primarias, cuando la tensión racial estaba por desbordarse. Luego Talmadge recuperó el cargo de gobernador. Los blancos que querían mantener la segregación de Jim Crow celebraron su victoria. J. Loy Harrison fue un firme partidario de Talmadge; le puso su nombre a uno de sus hijos.
El FBI. Cuando el FBI tenía pistas, no las seguía. Incluso cuando las pruebas indicaban que el sheriff local sabía de las amenazas contra la vida de Roger Malcom antes del linchamiento y no hizo nada para protegerlo, el FBI no investigó el caso.
Y encima, mucha gente blanca en Monroe hizo todo lo posible para impedir la investigación; cerraron filas, engañaron deliberadamente a los investigadores, se negaron a cooperar e intimidaron a los residentes negros que se atrevieron a alzar la voz.
El terror racial y el linchamiento de los negros eran omnipresentes en el Sur de Estados Unidos, pero rara vez fueron investigados. El FBI estaba mucho más interesado en debilitar y reprimir los crecientes reclamos del pueblo negro por sus derechos civiles que en investigar y procesar los linchamientos. Unos pocos años después del linchamiento en Moore’s Ford, cuando el niño negro de 14 años de edad, Emmett Till, fue brutalmente linchado en Misisipí, el jefe del FBI, J. Edgar Hoover, lo calificó de “un presunto asesinato” y se esforzó más en investigar a los comunistas que protestaban por el linchamiento que en el linchamiento mismo.
El Congreso de Estados Unidos. Las organizaciones de derechos civiles como la NAACP (Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color) pasaron años luchando por leyes anti-linchamiento. A pesar de la indignación pública tras el linchamiento en Moore’s Ford, el Congreso no aprobó ningún proyecto de ley contra el linchamiento hasta 2018. Entre 1877 y 1950, unos 200 proyectos de ley contra el linchamiento presentados ante el Congreso fueron obstruidos, especialmente por los demócratas sureños (los Dixiecrats, “Dixie” siendo un apodo por el Sur de Estados Unidos).
LA COARTADA
Un granjero blanco, J. Loy Harrison, informó a un sheriff local que una multitud de 24 hombres blancos desconocidos bloqueó el camino al Puente de Moore’s Ford y lo obligó a detener su coche. Los hombres atacaron a los cuatro pasajeros negros en su coche. La multitud golpeó brutalmente y luego asesinó a los dos hombres negros y las dos mujeres negras. Harrison afirmó que no participó en el asesinato y no reconoció a ninguno de los atacantes.
EL VERDADERO MOTIVO
El atroz linchamiento en Moore’s Ford ofrece un atisbo del salvajismo que sufrían los negros en el Sur de Estados Unidos. Aun después de que se terminó la esclavitud literal a través de la guerra de Secesión, los horrores de la opresión de la gente negra continuaron en nuevas formas, unas siendo la segregación y el ser atrapados en la tierra como aparceros. El linchamiento y sus efectos fueron una cierta concentración de lo que experimentaron las masas de afroamericanos. Durante las décadas de la abierta segregación conocida como Jim Crow en el Sur, cada persona negra allí enfrentó la amenaza de que en cualquier momento podría ser brutalmente asesinada por cualquier cosa que hiciera que pudiera “ofender” a algunas personas blancas, o por nada en absoluto excepto el color de su piel, y nada les pasaría a sus asesinos. Esta fue una forma clave en que se imponían y se mantenían el sistema de supremacía blanca y la subyugación del pueblo negro.
Para los negros, Jim Crow era una sentencia de muerte omnipresente. La única evidencia que personas blancas necesitaban para justificar el asesinato de una persona negra era la piel oscura y una acusación. Los linchamientos les recordaron a todos los negros que podrían ser las próximas víctimas.
Un informe de la Equal Justice Initiative (Iniciativa por la Justicia Igual), “Lynching in America: Confronting the Legacy of Racial Terror” [El linchamiento en Estados Unidos: Enfrentando el legado del terror racial], documenta más de 4.000 asesinatos de personas negras a manos de chusmas entre 1877 y 1950 en solo 12 estados del Sur.
A menudo se anunciaban los linchamientos días antes de llevarlos a cabo. Los espectadores se reunirían en el lugar indicado bajo un ambiente festivo. Hombres, mujeres y niños blancos aplaudirían mientras cuerpos negros colgaban de los árboles, y los fotógrafos buscaban la posición justa para tomar las mejores fotos, las que luego se venderían como postales.
Después de la Segunda Guerra Mundial, se produjeron grandes transformaciones económicas en el Sur de Estados Unidos. Muchos negros se mudaron (o fueron obligados a mudarse) del campo a las áreas urbanas, y las corrientes políticas cambiaban, cada vez más negros poniéndose de pie contra la injusticia. Los blancos temían los avances políticos de los negros y lucharon por reprimir toda medida que amenazaba su dominio. Los veteranos negros como George Dorsey amenazaban especialmente Jim Crow y las afirmaciones de los blancos de superioridad racial. Blancos agredieron, amenazaron, maltrataron y lincharon a miles de veteranos negros. El número de linchamientos aumentó considerablemente después de la guerra, 12 personas negras linchadas en 1945 por sí solo.
En 1944, la Corte Suprema de Estados Unidos decidió que elecciones primarias blancas eran inconstitucionales, lo que permitía a algunos negros votar en las primarias del Partido Demócrata. La masacre en el Moore’s Ford ocurrió dos años más tarde.
Fuentes
Anthony Pitch, The Last Lynching: How a Gruesome Mass Murder Rocked a Small Georgia Town [El último linchamiento: Cómo un horrible asesinato en masa sacudió una pequeña ciudad de Georgia] (Skyhorse, 2016).
“Answers to last mass lynching in U.S. die when investigators close case after 72 years” [Mueren las respuestas al último linchamiento en masa en Estados Unidos cuando los investigadores cierran el caso después de 72 años], Southern Poverty Law Center, 7 de febrero de 2018.
“Probes of Moore’s Ford lynching end with no charges, AJC learns” [El Atlanta Journal-Constitution se entera: terminan las investigaciones del linchamiento en Moore’s Ford sin cargos”, Atlanta Journal-Constitution, 28 de diciembre de 2017.
“Moore’s Ford lynching: years-long probe yields suspects—but no justice” [El linchamiento en Moore’s Ford: una investigación de años produce sospechosos, pero no justicia], Atlanta Journal-Constitution, 29 de diciembre de 2017.
“FBI questions elderly Georgia man in connection with unsolved 1946 lynching at Moore’s Ford Bridge” [El FBI interroga a un anciano de Georgia en relación con un linchamiento no resuelto de 1946 en el Puente de Moore’s Ford], New York Daily News, 17 de febrero de 2015.
“A Last Hope for Truth in a Mass Lynching” [Una última esperanza por la verdad en un linchamiento en masa], New York Times, 7 de octubre de 2018.
“Lynching in America: Targeting Black Veterans”, [El linchamiento en Estados Unidos: Los veteranos negros como víctimas], Equal Justice Initiative [Iniciativa por la Justicia Igual]
Cortos de Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué, una charla filmada de Bob Avakian
“Venden postales del ahorcado.”
“Emmet Till y Jim Crow: El pueblo negro vivia debajo de una pena de muerte.”
Vea la película completa en línea en revolutiontalk.net.
Corto de Habla BA: ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS! (en inglés)
"¡¿Por cuánto tiempo más?! ¿Cuántas veces más tienen que derramar las lágrimas?"
Vea la película completa en línea en inglés en revolutiontalk.net.
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