Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar:

Ola de protesta saca al odiado presidente de Argelia

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Nota de la redacción de revcom: A continuación presentamos unos pasajes de una contribución, con leves revisiones, del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar.

A la luz de los sucesos en Argelia, y ahora en El Sudán, alentamos fuertemente a las y los lectores a que examinen la orientación y guía concentradas en la declaración de Bob Avakian de 2011 sobre la Primavera Árabe en Egipto, sobre lo que se necesita con urgencia en momentos de auge de lucha y efervescencia.

5 de abril de 2019. Del Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar. La gente comenzó a inundar la plaza principal de Argel a primera hora de la mañana de hoy, antes de que se llenara. Por la tarde, la plaza y las calles aledañas estaban llenas de gente que celebraba su victoria, la caída del odiado presidente Abdelaziz Bouteflika. Lo mismo sucedió en ciudades de todo el país. Los cientos de miles en las calles, y millones más en general, sintieron una exuberancia única en la vida. Estaban asestando un poderoso golpe al hogra1, la humillación del pueblo, en su vida individual y como nación, a manos de una camarilla corrupta, servil a las potencias extranjeras y cruel a las masas populares.

Hubo manifestaciones masivas todos los viernes durante siete semanas desde que el presidente, en el poder durante veinte años, anunció que se postularía para un quinto mandato. Primero, en un esfuerzo por apaciguar la ira, abandonó su decisión de volver a postularse. Finalmente, se vio obligado a dimitir de inmediato. La alegría de la gente se mezcla con una creciente determinación de expulsar a todo un régimen, que ahora busca salvarse arrojando por la borda a su figura principal. Los manifestantes inventaron una nueva palabra, “Fridayize”, jurando continuar hasta que también expulsaran a los lealistas a quienes Bouteflika había entregado el gobierno.

Pero ahora el ejército ha entrado para establecerse abiertamente como el verdadero poder. A pesar de la reputación de la que aún goza por haber ganado la independencia del país en 1962, después de ocho años de guerra genocida de Francia para mantener su dominación colonial, la gente que ahora está en gran parte unida contra un presidente que aborrece va a enfrentarse a una institución al centro del Estado administrado por Bouteflika, el Estado que ha mantenido al país dominado por el imperialismo económicamente y en todas las esferas y rincones de la sociedad. Este servilismo es la fuente real de la humillación de la nación y del truncamiento de las aspiraciones de la gente.

Este es uno de esos momentos en que millones de personas comienzan a deshacerse de algunas de las cargas que las han mantenido abajo, se niegan a dejarse aplastar no solo materialmente sino también en su alma, y reafirman su dignidad y determinación para crear su propio futuro. Tales momentos son cruciales, y pueden ser positivos. Pero también es cierto que hemos visto esta película anteriormente y no podemos desconocer las lecciones pagadas con tanta sangre una y otra vez. Porque la gente aún no ha hecho una revolución, y a menos que la hagan, de la manera más integral, las fuerzas del antiguo orden en Argelia y especialmente las potencias imperialistas y su sistema maniobrarán para imponer su control y dominio, y en ocasiones incluso vengarse de la gente, como se ha visto con demasiada frecuencia, inclusive en la reciente Primavera Árabe.

La victoria de Argelia en su guerra de liberación en la década de 1960 anunció la derrota del antiguo sistema colonialista que dominaba la mayor parte de África, el Medio Oriente y el sudeste asiático. Desafortunadamente, las y los jóvenes han presenciado poco parecido a la atmósfera efervescente y esperanzadora del país en sus años tempranos. Dio la bienvenida a los luchadores por la liberación y a los revolucionarios de todas partes, entre ellas Europa y Estados Unidos.

Sin embargo, esa lucha no contó con la dirección de un enfoque auténticamente científico que podría revolucionar al país a todos los niveles, de su economía (un sistema basado en la explotación e impulsado por las necesidades del sistema imperialista global) a todas las relaciones sociales de dominación y formas de pensar que engendran y refuerzan. En lugar de seguir el camino básico que la China socialista estaba tomando en esos días bajo la dirección revolucionaria de Mao Zedong, de construir una economía que hiciera posible la independencia e hiciera posible la transformación de toda la sociedad y el apoyo a la revolución mundial, la dirigencia de Argelia trató de obtener un “trato mejor” para la nación dentro del marco existente de los Estados naciones, al maniobrar entre los imperialistas, incluida la entonces Unión Soviética imperialista, así como Francia y Estados Unidos. Estados Unidos ha sido un factor creciente, especialmente en los últimos años. El “éxito” temporal del uso por Argelia de las exportaciones de petróleo y gas como motor de su economía hizo que el gobierno de Bouteflika pudiera ganar tiempo y apoyo, pero esto solo hizo que el país dependiera más asesinamente del capital y los mercados imperialistas. Las y los jóvenes de hoy, la mayoría de la población, enfrentan no solo dificultades sino ninguna perspectiva de un futuro real.

Las calles de Argelia han permanecido en su mayoría en silencio durante dos décadas, desde la guerra civil de los años 1990 entre el ejército y los fundamentalistas islámicos cuando ambos bandos masacraron a innumerables civiles y aterrorizaron a los intelectuales. Después de suspender unas elecciones que los islamistas habían ganado, el ejército finalmente metió en el poder a Bouteflika. Según observadores, el país se mantuvo principalmente al margen durante la “Primavera Árabe” de 2011 debido al temor de otro período similar. Hoy, muchos argelinos sienten que su renacimiento solo ha dado su primer paso. Muchos esperan que una asamblea constituyente y nuevas elecciones pongan al país en un nuevo camino. Pero en el vecino país de Túnez, tras el derrocamiento en 2011 del odiado régimen de Ben Alí ahí dominado por los franceses, las prolongadas riñas entre las viejas fuerzas del régimen y sus antiguos y nuevos rivales ayudaron a sofocar paso a paso el espíritu revolucionario. En cuanto al ejército, sus oficiales son parte de la burguesía dependiente del imperialismo, post-independencia, no menos que los miembros de la familia y los secuaces de Bouteflika, y sus competidores, en la empresa privada.

Veamos a Egipto. Ahí, después del derrocamiento de Mubarak respaldado por Estados Unidos en 2011, la gente creía que el ejército pudiera desempeñar algún tipo de papel positivo. “La gente y el ejército son los dedos de una sola mano”, coreaban, actuando sobre la base de esperanzas en lugar de la evidencia. El movimiento de la juventud creía que podía “usar” al ejército para derrocar a un gobierno islamista post-Mubarak. Terminó bajo el gobierno de un general cuyo régimen combina un servilismo a Estados Unidos e Israel (y a su aliado, la Arabia Saudita fundamentalista) con formas religiosas y otras formas de atraso para imponer la noche tinieblesca que amortaja a Egipto hoy.

Francia ya ha arrojado un guante para exigir continuidad política en Argelia, lo que implica la continuidad de la dominación imperialista, y Estados Unidos y otras potencias, cada vez más enfrentadas entre sí en el norte de África, no van a dejar en manos del pueblo argelino la decisión de qué hacer. En Argelia, como en todas partes, será necesario enfrentar y derrocar al ejército y todo el aparato estatal en una revolución guiada por el objetivo largoplacista de eliminar al sistema imperialista global y todas las formas de explotación y opresión.


1. Hogra se refiere al desprecio, desdén y exclusión, y también describe una actitud que tolera y propaga la violencia contra las muchas masas de personas olvidadas y marginadas.  [volver]

 

El 17 de marzo de 2017, el Servicio Noticioso Un Mundo Que Ganar (SNUMQG) anunció su transformación en una herramienta más completa para la revolución basada en la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Lea el editorial del SNUMQG aquí: “Editorial: Introducción a un SNUMQG transformado”.

Egypt Erupts

EGIPTO 2011:
MILLONES SE HAN PUESTO DE PIE CON HEROÍSMO…
EL FUTURO ESTÁ POR ESCRIBIRSE

Una declaración de Bob Avakian, presidente del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos
11 de febrero de 2011

español, inglés, árabe, alemán, francés

En primer lugar, es importante aclarar lo que, en términos básicos, queremos decir cuando decimos que la meta es la revolución, y en particular la revolución comunista. La revolución no es una especie de cambio de estilo, o un cambio de actitud, ni es meramente un cambio de ciertas relaciones en una sociedad que sigue igual en lo fundamental. La revolución significa nada menos que derrotar y desmantelar el estado opresor existente, el que le sirve al sistema capitalista imperialista —y en particular los organismos de represión y violencia organizada, incluyendo las fuerzas armadas, la policía, las cortes, las prisiones, las burocracias y el poder administrativo— y el reemplazo de dichos organismos reaccionarios, esas concentraciones de coacción y violencia reaccionaria, por organismos revolucionarios de poder político y otras instituciones y estructuras de gobierno revolucionarias cuya base se ha forjado por medio del proceso de construir el movimiento para la revolución y luego la toma del poder, cuando las condiciones para eso hayan surgido — lo que en un país como Estados Unidos requeriría un cambio cualitativo de la situación objetiva que desembocaría en una profunda crisis en la sociedad y el surgimiento de un pueblo revolucionario de millones y millones de personas, que cuente con la dirección de una vanguardia comunista revolucionaria y esté consciente de la necesidad del cambio revolucionario y esté resuelto a luchar por el mismo.

Como recalqué anteriormente en este discurso, la toma del poder y el cambio radical en las instituciones dominantes de la sociedad, cuando las condiciones para eso hayan surgido, hacen que sea posible un cambio más radical en toda la sociedad — en la economía y en las relaciones económicas, en las relaciones sociales y en la política, la ideología y la cultura imperantes en la sociedad. El objetivo final de esta revolución es el comunismo, lo que significa y requiere la abolición de todas las relaciones de explotación y opresión y de todos los conflictos antagónicos destructivos entre los seres humanos, en todo el mundo. A la luz de este análisis, la toma del poder, en un país específico, es crucial y decisiva y abre paso a más cambios radicales y a fortalecer y a avanzar más la lucha revolucionaria a través del mundo; pero al mismo tiempo, por crucial y decisiva que sea eso, es solamente el primer paso —o el primer gran salto— en una lucha general que tiene que continuar hacia el objetivo final de esta revolución: un mundo comunista radicalmente nuevo.

Bob Avakian, Lo BAsico 3:3

 

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