Crimen Yanqui

Caso #21: Chad, 1981-1990: Estados Unidos respalda a Hissène Habré, el cruel torturador, asesino en masa y “Pinochet de África”

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Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).

En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.

American Crime

La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui

EL CRIMEN

En marzo de 1981, bajo el recién elegido presidente Ronald Reagan, la CIA comenzó a proporcionar respaldo y asistencia militar encubiertos a Hissène Habré, uno de los señores de la guerra más despiadados que luchaban por el poder en Chad. Ese apoyo de Estados Unidos continuaría durante ocho años más, cuando Habré tomó el poder y gobernó tan despiadadamente que llegó a ser conocido como “el Pinochet de África” (por el carnicero de Chile respaldado por Estados Unidos, el general Augusto Pinochet1).

La República de Chad es un pequeño país sin salida al mar en África Central, que limita con Libia, Níger, Nigeria, la República Centroafricana, Sudán y Camerún. Fue parte de África Ecuatorial Francesa hasta obtener la independencia formal en 1960. Durante la mayor parte de los 20 años que siguieron, fue asolado por la guerra civil y varias invasiones de Libia, a menudo en apoyo de varias facciones en Chad. Libia estaba encabezada por Muamar Gadafi y tenía vínculos políticos y militares con la Unión Soviética, que estaba en un conflicto Guerra Fría con Estados Unidos durante los años 70 y 80.

La CIA sabía que Habré se oponía a Gadafi y sus aliados en Chad, y también sabía de las atrocidades de este señor de la guerra, las que el New York Times y el Washington Post habían reportado. Esto incluyó el descubrimiento de cientos de esqueletos de víctimas asesinadas por sus secuaces y enterradas en el patio trasero de su casa. Sin embargo, a principios de 1981, Reagan firmó una decisión presidencial secreta que autorizó las operaciones encubiertas para llevar al poder a Hissène Habré, y la CIA, junto con Francia, comenzó a suministrar encubiertamente a Habré millones de dólares en armas y otra asistencia.

En junio de 1982, Habré derrocó al gobierno respaldado por Libia de Goukouni Oueddei, estableció un gobierno provisional y declaró la “Tercera República” de Chad. Las fuerzas de Oueddei continuaron luchando contra el gobierno de Habré desde el norte de Chad con apoyo libio y soviético.

El régimen de Habré respondió con violencia y terror sistemáticos: llevó a cabo detenciones arbitrarias de miles de chadianos, torturó y asesinó sistemáticamente a quienes consideraba opositores políticos y ejecutó asesinatos en masa contra grupos étnicos específicos.

Durante el gobierno de Habré, continuaron saliendo informes de crímenes y atrocidades en masa. En noviembre de 1984, Amnistía Internacional informó: “Las tropas gubernamentales en el Sur de Chad han llevado a cabo cientos de ejecuciones sumarias en los últimos dos meses, matando a prisioneros bajo custodia y disparando al azar a civiles no armados”.

Los documentos de la policía política de Habré, la Directiva de Documentación y Seguridad (DDS), descubiertos por Human Rights Watch (Observatorio de Derechos Humanos) en 2001 revelaron los nombres de 1.208 personas asesinadas o que murieron en detención, y los nombres de otras 12.321 víctimas de la tortura, la detención arbitraria y otras violaciones de derechos humanos. Una Comisión de la Verdad de 1992, establecida por el gobierno que reemplazó a Habré, estimó que él fue responsable de más de 40.000 muertes.

A la policía secreta de Habré, la DDS, la había creado y entrenado Estados Unidos desde el principio. Los funcionarios estadounidenses hicieron visitas regulares a las oficinas de la DDS con el fin de “asesorar, o intercambiar información” — al mismo tiempo que, según la Comisión de la Verdad de Chad de 1992, se estaba dando lo peor de la tortura y el asesinato.

En “Habilitación de un dictador: Estados Unidos y Hissène Habré de Chad, 1982-1990”, Human Rights Watch informa:

Los archivos de la DDS confirman que un funcionario de la embajada que actuó como enlace con la DDS visitó el cuartel general de la DDS durante el apogeo de una de las olas de represión. El cuartel general de la DDS —que incluía una cámara de tortura y la “Piscine” de Habré, una prisión subterránea en una piscina de la época colonial dividida en celdas y cubierta con una losa de cemento— estaba ubicado en la capital, N’Djaména, frente a la oficina de la USAID [Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional].

Más de 25 años después, en el juicio contra Habré en Senegal por crímenes contra la humanidad, 90 testigos declararon que había encarcelado a miles de personas en cárceles secretas donde las torturaron y asesinaron. Las torturas incluyeron el submarino, la asfixia por el tubo de escape de un automóvil, y el “Arbatachar” en el que ataron las cuatro extremidades detrás de la espalda, tensaron con fuerza la cuerda hasta que el pecho se empujó hacia adelante, cual tortura dejó a unas víctimas deformadas, paralizadas o incapaces de usar sus extremidades.

Durante sus ocho años sangrientos en el poder, se estima que la policía secreta de Habré mató a decenas de miles de personas, torturó a hasta 200.000 personas y desapareció a un sinnúmero de otros. Sin embargo, durante ese tiempo Estados Unidos nunca dejó de proporcionarle decenas de millones de dólares cada año en asistencia militar, entrenamiento, inteligencia y apoyo político. Esa ayuda solo se detuvo cuando Habré fue expulsado del poder en 1990.

LOS CRIMINALES

Hissène Habré enfrentó un juicio en Senegal en 2016 en el que le declararon culpable de crímenes contra la humanidad, ejecuciones sumarias, la tortura, la violación y la esclavitud sexual. Lo condenaron a cadena perpetua.

El presidente Ronald Reagan dio el visto bueno a la CIA para financiar en secreto a Habré cuando ya se lo conocía como un señor de la guerra brutal que anhelaba el poder. Para ellos era “nuestro hombre en África”. Y Reagan continuó su apoyo año tras año, a pesar de la creciente evidencia de atrocidades cometidas contra el pueblo de Chad bajo el gobierno de Habré. En 1987, Reagan invitó a Habré a una visita especial a la Casa Blanca, donde dijo: “El presidente Habré y yo estamos convencidos de que la relación entre nuestros países seguirá siendo fuerte y productiva, una que servirá a los intereses de nuestros dos pueblos. Fue un honor y un gran placer tenerlo aquí como nuestro invitado”.

El jefe de la CIA, William Casey, y el secretario de Estado, Alexander Haig, jugaron un papel crucial para poner en poder a su “guerrero del desierto por excelencia”, Hissène Habré. También jugaron un papel clave para garantizar que Habré recibiera toda la ayuda secreta que necesitaba para permanecer en el poder, a pesar de su creciente montaña de crímenes contra la humanidad. Un ex director de la DDS de Chad dijo en su propio juicio por tortura en 2014 (que terminó en una sentencia de cadena perpetua): “Me ayudó constantemente un agente de la CIA que me brindó asesoramiento”.

El gobierno francés también apoyó completamente a Habré, suministrándole armas, apoyo logístico e información. Además, llevó a cabo sus propias operaciones militares para ayudar a expulsar de Chad a las tropas libias. Los asesores franceses trabajaron con el ejército, y la inteligencia francesa también entrenó a oficiales de la DDS y del ejército, en Francia así como en Chad, entre ellos a Idriss Déby, el actual presidente, que depuso a Habré mediante un golpe de estado en 1990. Francia fue el mayor contribuyente financiero a Chad, con una inversión de $ 250 millones por año.

Israel y Arabia Saudita también formaron parte de la coalición que entrenó y armó a las fuerzas de seguridad de Chad.

LA COARTADA

Desde el comienzo de su mandato, Reagan había declarado que el “terrorismo internacional” era una amenaza principal al orden mundial, y designó a Gadafi de Libia como un gran defensor del terrorismo. Estados Unidos justificó su apoyo a Habré en términos de su “guerra global contra el terrorismo”, combatiendo el expansionismo soviético y manteniendo la estabilidad política en Chad y África Central.

Cuando las atrocidades de Habré empezaron a salir a la luz, los funcionarios y los agentes de inteligencia estadounidenses más cercanos a Habré afirmaron que desconocían la magnitud de sus crímenes. A medida que la evidencia se volvió insuperable en los años y décadas posteriores a su expulsión, Estados Unidos expresó conmoción y lamento de que pudieran haber contribuido a ello. Después del veredicto en el juicio de Habré, el secretario de estado de Obama, John Kerry, dijo: “Esta es también una oportunidad para que Estados Unidos reflexione y aprenda de nuestra propia conexión con los acontecimientos pasados en Chad”.

EL VERDADERO MOTIVO

Defender a Chad no era la principal preocupación de Reagan. El motivo real de Estados Unidos se centró en rodear y socavar a Muamar Gadafi de Libia. A lo largo de la década de 1980, Habré fue una pieza central en ese objetivo.

Como lo expresó Raymond Lotta: “El problema de Qaddafi para los imperialistas estadounidenses era que tenía fuertes vínculos con el bloque soviético [en ese entonces el rival imperialista principal de Estados Unidos]... era su indocilidad, pues apoyaba a ciertos movimientos y grupos radicales que pudieran beneficiar al bloque soviético en momentos en que la rivalidad entre los bloques encabezados por Estados Unidos y la Unión Soviética se encaminaba hacia una confrontación armada mundial”.

El apoyo de Estados Unidos a Habré tenía como objetivo evitar que Libia se hiciera cargo del norte de Chad (o de todo el país) y aumentara su influencia (y potencialmente la soviética) en los países vecinos. En 1983 Reagan dijo que no solo le preocupaba mantener la estabilidad política en Chad, sino que “toda la actitud de Gadafi y su construcción de un imperio es motivo de preocupación para cualquiera, pero la principal preocupación es para los estados africanos circundantes”, que incluía a Sudán, Níger, Nigeria, Egipto, Camerún, la República Centroafricana y Senegal. Todos se consideraron “pro-occidentales” y amenazados por Libia.

Para Estados Unidos, el régimen de Habré también fue un arma para debilitar a Libia. Tal como lo expresó el secretario de Estado Haig, trabajar con Habré para lanzar una guerra encubierta contra las fuerzas libias y pro-libias haría que “le sangrara la nariz a Gadafi” y “aumentaría el flujo de ataúdes de regreso a Libia”. Para 1987, habían en gran parte expulsado de Chad a las fuerzas libias.

En comparación con estos intereses imperialistas, apenas se consideraron las preocupaciones sobre los derechos humanos, o la vida. Como lo expresó un ex funcionario de inteligencia de Estados Unidos que trabajó con Habré:

Se prestó poca o ninguna atención a las cuestiones de derechos humanos en ese momento por tres razones [...] (1) Queríamos que los libios estuvieran fuera y Habré era el único instrumento confiable a nuestra disposición, (2) El historial de Habré solo fue manchado por el secuestro (el Asunto de Claustre2), que nos contentamos con pasar por alto, y (3) Habré era un buen luchador, no necesitaba entrenamiento, y lo único que teníamos que hacer era suministrarle materiales.

FUENTES

Michael Bronner, Our Man in Africa” [Nuestro hombre en África], Foreign Policy, 24 de enero de 2014.

Enabling a Dictator: The United States and Chad’s Hissène Habré, 1982-1990” [Habilitación de un dictador: Estados Unidos y Hissène Habré de Chad, 1982-1990], Human Rights Watch, 28 de julio de 2016.

Revolución le entrevista a Raymond Lotta: Los sucesos en Libia desde un punto de vista histórico... Muammar Qaddafi desde un punto de vista de clase... La cuestión de la dirección desde un punto de vista comunista”, revcom.us, 20 de marzo de 2011.

Truth Commission: The Commission of Inquiry into the Crimes and Misappropriations Committed by Ex-President Habré, His Accomplices and/or Accessories, Duration: 1991‒1992 [Comisión de la Verdad: La Comisión de Investigación de los Crímenes y Malversaciones Cometidas por el Ex Presidente Habré, sus Cómplices y/o Copartícipes, Duración: 1991-1992], United States Institute of Peace [Instituto de Paz de Estados Unidos].

Chad profile—Timeline” [Reseña de Chad — Cronología], BBC, 8 de mayo de 2018.

William Blum, Rogue State—A Guide to the World’s Only Superpower”, (Common Courage 2000), pp. 151-52 [El estado agresor: la guerra de Washington contra el mundo (Status Ediciones, 2004)].

Bob Woodward, VEIL—The Secret Wars of the CIA, 1981-1987” [EL VELO — Las guerras secretas de la CIA, 1981-1987], Pocket Books, 1987

Libyan Intervention in Chad, 1980-87” [La intervención de Libia en Chad, 1980-1987], GlobalSecurity.org.

 


1. Vea Crimen Yanqui Caso #57: El golpe de estado de la CIA de 1973 en Chile, revcom.us, 3 de noviembre de 2017.  [volver]

2. En 1974, las fuerzas armadas de Habré secuestraron a tres europeos, entre ellos Françoise Claustre, antropóloga francesa y esposa de un funcionario del gobierno francés. Habré pidió un rescate a los gobiernos francés y alemán en forma de dinero en efectivo, armamentos y suministros médicos. En 1975, las fuerzas de Habré ejecutaron a un capitán francés que fue a Chad para negociar la liberación de Claustre.  [volver]

 


Chad y sus vecinos.


Durante 25 años, miles de personas fueron encarceladas, torturadas y asesinadas a manos de Habré. Una de las torturas que sufrieron las personas fue el “Arbatachar” en el que ataron las cuatro extremidades detrás de la espalda, tensaron con fuerza la cuerda hasta que el pecho se empujó hacia adelante, cual tortura dejó a unas víctimas deformadas, paralizadas o incapaces de usar sus extremidades.


El presidente Ronald Reagan dio el visto bueno a la CIA para financiar en secreto a Habré, un señor de la guerra brutal que anhelaba el poder. En 1987, Reagan invitó a Habré a una visita especial a la Casa Blanca, donde dijo: “El presidente Habré y yo estamos convencidos de que la relación entre nuestros países seguirá siendo fuerte y productiva, una que servirá a los intereses de nuestros dos pueblos. Fue un honor y un gran placer tenerlo aquí como nuestro invitado”.


Hissène Habré enfrentó un juicio en Senegal en 2016 en el que le declararon culpable de crímenes contra la humanidad, ejecuciones sumarias, la tortura, la violación y la esclavitud sexual. Estas tres víctimas de violación, arriba con su abogado, declararon en su juicio que sus fuerzas militares las habían violado repetidamente. (Foto: AP)

 

 

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