Caso #17: Matanza en masa en el cielo sobre Irán: El derribo del vuelo de pasajeros 655… por la Armada de Estados Unidos
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Bob Avakian escribe que una de las tres cosas que tiene “que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor: Las personas tienen que reconocer toda la historia propia de Estados Unidos y su papel en el mundo hasta hoy, y las correspondientes consecuencias terribles”. (Ver “3 cosas que tienen que ocurrir para que haya un cambio duradero y concreto hacia lo mejor“).
En ese sentido, y en ese espíritu, “Crimen yanqui” es una serie regular de www.revcom.us. Cada entrega se centrará en uno de los cien peores crímenes de los gobernantes de Estados Unidos, de entre un sinnúmero de sanguinarios crímenes que han cometido por todo el mundo, de la fundación de Estados Unidos a la actualidad.
La lista completa de los artículos de la serie Crimen Yanqui
Nota de la redacción (15 de enero de 2020): Al cierre de esta edición, se está desarrollando una gran crisis política en Irán con respecto al derribo de un avión de pasajeros ucraniano por el régimen teocrático iraní, con un saldo de 176 muertos, en su mayoría ciudadanos iraníes o personas de origen iraní. Esto ocurrió justo después de la respuesta del régimen iraní, mediante ataques con misiles contra bases estadounidenses en Irak, al asesinato de uno de sus dirigentes militares centrales, Qasem Suleimani por Estados Unidos. Irán admitió que “sin intención” le dio al avión después de negar el ataque inicialmente, en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos. Protestas de masas han brotado contra el régimen iraní en Teherán, la capital y en otras ciudades.
En este artículo, repasamos la historia del derribo de un avión de pasajeros por Estados Unidos en el espacio aéreo iraní hace más de 30 años, ¡un crimen yanqui!
LOS CRÍMENES
A las 9:53 de la mañana el 3 de julio de 1988, el Capitán Mohsen Rezaian piloteaba el Vuelo 655 de Iran Air, un avión civil de pasajeros en un vuelo rutinario desde Bandar Abbas, 225 km por el Golfo Pérsico a Dubái, un vuelo que normalmente duraba 28 minutos. A bordo estaban 290 personas.
De repente, sin ningún aviso, dos misiles tierra-aire lanzados desde el buque de guerra estadounidense Vincennes, a una distancia de 29 km, chocaron con su avión, que luego se estrelló en el Golfo. Murieron todos los que estaban a bordo, aunque se podía recoger solamente 200 cadáveres.
En esa época, Irán había estado en guerra con Irak durante casi ocho años.
En 1984, Irak lanzó su primer ataque contra instalaciones y transporte marítimo petroleros iraníes, y en 1987, Irán respondió atacando con minas a los petroleros de Kuwait, que apoyaba la guerra iraquí. Estados Unidos mandó 42 buques de guerra estadounidenses para escoltar a petroleros cambiados de registro al pabellón kuwaití, y ostensiblemente para proteger el transporte marítimo neutral (que de hecho enfrentaba amenazas de ambas partes beligerantes). En fines de mayo de 1988, Estados Unidos mandó el crucero de la marina U.S.S. Vincennes, equipado con el sistema radar de vanguardia Aegis, al Golfo, supuestamente para proteger contra misiles antibuques iraníes.
Poco más de un mes después, derribó el Vuelo 655 de Iran Air. Murieron 66 niños de menos de 12 años, 156 hombres, y 66 mujeres. La mayoría de los muertos eran iraníes, pero también hubo árabes, coreanos, y japoneses.
Un hombre de negocios iraní estaba esperando en Dubái para recibir a su familia. Todos murieron: su esposa, el hermano de ella, y sus ocho hijos. Cuando se enteró de la noticia, “El hombre de repente se desquició, corriendo de un lado a otro chocándose la cabeza”, según un testigo. Hasta la fecha, hacen ceremonias en Irán en recuerdo de los que murieron el 3 de julio de 1988.
LO COARTADA
Estados Unidos inmediatamente echó la culpa del desastre a Irán. El 5 de julio, el New York Times publicó un editorial que instó a los lectores a ver las cosas desde la perspectiva del capitán del Vincennes, Will Rogers. El título del editorial era, “Ponerse en el lugar del capitán Rogers”, y dibujó el siguiente escenario:
El [Vincennes] no solamente estaba en una zona de combate, sino en ese mismo momento estaba en combate contra cañoneras iraníes que lo atacaban a alta velocidad. Luego los operadores de radar reportaron que un avión se dirigía hacia el buque y descendía. El avión, que había despegado de territorio iraní, según se reporta volaba 8 km afuera del corredor aéreo civil y no respondía a tres advertencias por el canal civil de emergencia que toda aeronave debe monitorear. Los operadores de radar aparentemente tenían indicios, los que la marina se niega de revelar, de que el avión era una poderosa avión de reacción F-14… El capitán Rogers ya lidiaba con una batalla… Al no salir revelaciones sorprendentes, es difícil criticar su decisión de atacar el avión sospechoso.
Sin embargo, el Times no veía difícil criticar al piloto muerto ni a Irán, al afirmar que en el “episodio”:
…la culpa la puede tener el piloto de Iran Air por no reconocer las advertencias del buque y por volar fuera del corredor civil. Irán, también, puede tener responsabilidad por no advertir a los aviones civiles que se alejaran de la zona de combate de una acción que éste había iniciado.
El editorial del Times concluyó:
Las actuales reglas para entablar combate permiten que un capitán dispare primero en defensa de su buque… la responsabilidad para evitar semejantes accidentes en el futuro la tiene la aeronave civil: evite zonas de combate, mantenga su altitud, responda a las advertencias. Mejor aún, nadie tendría que estar en la situación del capitán Rogers en primer lugar. Esa posibilidad depende de la voluntad de Teherán de poner fin a su guerra vana de ocho años con Irak.
El entonces vicepresidente George H.W. Bush hizo eco al editorial del Times, al decir a la ONU que:
[El derribo del Vuelo 655] ocurrió en medio de un ataque naval iniciado por navíos iraníes contra un navío neutral, y, posteriormente, contra el Vincennes cuando acudió a socorrer a un barco inocente en apuros.
A pesar de estas hostilidades, las autoridades iraníes no desviaron Iran Air 655 de la zona. Permitieron que una aeronave civil lleno de pasajeros continuara en una trayectoria por encima de un buque de guerra en combate activo. Eso fue irresponsable y un error trágico.
La información disponible para el capitán Will Rogers, el capitán del Vincennes, indicó que una aeronave militar iraní se acercaba a su buque con intenciones hostiles. Después de siete advertencias sin respuesta, él hizo lo que tenía que hacer para proteger a su buque y la vida de su equipo. Como comandante militar, su primer deber y responsabilidad es proteger a sus hombres y su barco.1
MENTIRAS SOBRE MENTIRAS
Virtualmente cada palabra de la versión estadounidense de los eventos fue falsa, y ya cuando Bush dio su discurso a la ONU, Estados Unidos lo sabía. Como la descubre y la documenta en detalle minucioso “Vincennes: A Case Study (Vincennes: Estudio de un caso)” (del U.S. Naval Institute, una organización pro-militar), la verdad es lo siguiente:
- El Vincennes (un crucero estadounidense fuertemente armado, casi dos canchas de futbol de largo) no estaba “bajo ataque” por las pequeñas lanchas patrulleras iraníes; de hecho el Vincennes había hostigado agresivamente y abierto fuego contra estos navíos iraníes con una capacidad de fuego mucho menor, cuyos disparos ni siquiera podían alcanzar al Vincennes.
- El Vincennes no estaba en aguas internacionales. Cuando las lanchas iraníes fueron atacadas, huyeron a las aguas territoriales de Irán, y el Vincennes las persiguió hasta allá.
- El Vuelo 655 de Iran Air no estaba fuera de los corredores aéreos civiles; estaba bien adentro, en su trayectoria normal de vuelo. Estaba sobre territorio iraní. Además, no “descendía en picado” hacia el Vincennes: de hecho, ascendía, y estaba 29 km de lejos del buque cuando fue derribado.
- El Vuelo 655, casi seguramente, no “hizo caso omiso” a las advertencias estadounidenses; el Vincennes trataba (o fingía tratar) de comunicar en frecuencias de emergencia militares y civiles, pero no trató de comunicar en la frecuencia de control aéreo con la cual estaría sintonizado, lógicamente, un avión de línea en ruta a un aeropuerto cercano.
- No era cierto que el transpondedor del Vuelo 655 transmitía pitidos en canales militares, como lo afirmó el equipo del Vincennes: de hecho, los datos del propio Vincennes demostraron que sólo transmitía pitidos en canales civiles.2
- El capitán del Vincennes afirma que creía que estaba bajo ataque por un F-14. Por lo que, supuestamente, el sistema de radar avanzado del crucero no era capaz de distinguir un avión pequeño y veloz y el Airbus iraní, que es casi tres veces más grande que un F-14 y mucho más lento. El capitán del S.S. Sides, un buque de guerra cercano que compartía datos de inteligencia con el Vincennes, dijo a los oficiales suyos que “[el avión está] ascendiendo. Es lento. No veo nada de emisiones de radar… Así que, ‘sin peligro’”. Inmediatamente después de eso, los oficiales del Sides oyeron a Rogers anunciar al cuartel general de la marina su intención de derribar el avión. Cuando lo hizo, los especialistas electrónicos del Sides exclamaron, “Derribó COMAIR [una aeronave comercial]”.
EL VERDADERO MOTIVO
Estados Unidos tiene una historia larga y sangrienta de tratar de dominar y oprimir a Irán (uno de los mayores productores de petrolero del mundo).3 En septiembre de 1980, Estados Unidos dio luz verde a Irak (bajo Saddam Hussein) para invadir a Irán, para debilitar y contener a la nueva República Islámica de Irán.
Durante las etapas iniciales de la guerra entre Irán y Irak, Estados Unidos proveyó o facilitó asistencia militar a Irak, incluido el gas venenoso que Irak usó para matar a miles de tropas iraníes así como civiles kurdos. (El objetivo estadounidense fue prolongar la guerra y debilitar ambos países). Murieron entre 262.000 y 367.000 iraníes, y 105.000 iraquíes, más aproximadamente 700.000 heridos de los dos lados.4
Pero ya para 1987, la guerra estaba desestabilizando la región entera, e Irán tomaba la delantera, lo que amenazaba a los aliados e intereses estadounidenses en la región, por lo que Estados Unidos quería terminarla maniobrando decisivamente contra Irán. Mandó sus buques de guerra al Golfo no sólo para proteger a los petroleros kuwaitíes sino también para presionar a Irán. Escalaron las tensiones el 14 de abril de 1988, cuando la fragata estadounidense Samuel B. Roberts chocó con una mina iraní y casi se hundió. Cuatro días más tarde, el 18 de abril, con el respaldo de Estados Unidos (y con el uso de gas sarín), Irak tomó de nuevo la Península estratégica Fao (Al-Faw). Ese mismo día, fuerzas armadas estadounidenses lanzaron la Operación Mantis Religiosa, atacaron a la marina iraní dentro de las aguas territoriales de Irán, y destruyeron o dañaron severamente la mitad de la marina de Irán.5
Era obvio que cuando el Vincennes llegó al Golfo en mayo de 1988, estaba “en una misión” de sacar venganza, de cometer agresiones militares que no tenían nada que ver con su supuesto propósito de proveer protección de radar a la marina estadounidense.
Es posible que Rogers no se diera cuenta de que el avión que él estaba derribando era un avión de pasajeros, pero es seguro que, como un puerco jactancioso que merodea por un barrio negro en plan de atemorizar, realmente no le importaba mucho averiguarlo. Tenía la orientación de “disparar primero, preguntar después”. También es posible que Estados Unidos derribó un avión civil de línea para mandar a Irán un mensaje de terror, al estilo mafioso.
En cualquier caso, y dado que en puntos críticos del incidente Rogers contactó el cuartel general de la marina en Bahréin y recibió su aprobación, es claro que sus acciones estaban de acuerdo con, y servían la orientación estratégica de las fuerzas armadas estadounidenses en ese momento: de amedrentar a Irán y hacerle daño con tal de obligarlo a acordar un cese al fuego en la guerra con Irak. Junto con la destrucción estadounidense de la mitad de la marina iraní, y la toma por Irak, con respaldo de Estados Unidos, de la Península Fao, Irán tomó el derribo del Vuelo 655 como una señal de que Estados Unidos no se detendría ante nada y que las cosas iban a ir de mal en peor si no concedía a la demanda estadounidense de terminar la guerra.
Dieciséis días después de que el Vuelo 655 fue derribado, Irán aceptó el cese al fuego de la ONU que Estados Unidos le estaba presionando para aceptar.
LOS CRIMINALES
El presidente Ronald Reagan y el vicepresidente George H.W. Bush, que estaban a cargo, en términos estratégicos, del papel de Estados Unidos en la guerra Irán-Irak, y “ponían el tono” en que podían ocurrir crímenes de guerra como el derribo del Vuelo 655 (hayan dado o no los órdenes específicos). Reagan lo calificó de una "terrible tragedia” (una declaración “Con objeto de salvar la política estadounidense en el Golfo”, según el Washington Post), pero en general él y Bush en particular defendían y justificaban descaradamente este crimen.
La Comandancia Naval Estadounidense (Grupo de Trabajo Conjunto en el Medio Oriente) en Bahréin, que supervisó las operaciones del Vincennes y le dio luz verde en momentos críticos. Y, dos años después del incidente, el presidente George H.W. Bush comendó al capitán Rogers por sus acciones y le premió con la “Legión del Mérito”, la segunda medalla más alta de las fuerzas armadas estadounidenses en tiempo de paz.
Si bien ese reconocimiento no mencionó el derribo del Vuelo 655, cubrió el período en que ocurrió, y específicamente elogió a Rogers por su “liderazgo dinámico, juicio lógico, y devoción insuperable al deber” en el ataque contra los navíos iraníes que resultó en el derribo del avión y le dio el pretexto. También premiaron al oficial de sistemas de armas y combate bajo Rogers, el Comandante Teniente Lustig, por el ataque contra los navíos iraníes, descrito como un “logro heroico”. Tanto Rogers como Lustig quedaron en las fuerzas armadas y recibieron puestos importantes.
Ni un miembro del equipo del Vincennes fue disciplinado en ninguna forma por el asesinato en masa. De hecho, todos del equipo fueron premiados con Bandas de Acciones de Combate.
El capitán Rogers, que tomó la decisión de derribar el avión, después mintió sobre lo que pasó, y nunca expresó ningún remordimiento.
Los oficiales y el equipo del Vincennes, que si bien no tomaron las decisiones de mando, cumplieron órdenes inmorales y participaron en las mentiras y el encubrimiento después de la matanza.
Los medios de comunicación estadounidenses (con “honor” especial al New York Times), que propagaron desvergonzadamente las mentiras que las fuerzas armadas estadounidenses contaron para justificar sus crímenes, y servían de portavoz para amedrentar a Irán y azuzar a la población estadounidense —especialmente progresistas y liberales— para que apoyara los ataques estadounidenses contra Irán.
1. Excerpts for Vice President George Bush’s Remarks to U.N. Security Council (Pasajes de los comentarios del vicepresidente George Bush al Consejo de Seguridad de la UNO), 14 de julio de 1988. [volver]
2. “Los datos de las grabaciones del USS Vincennes, información del USS Sides,e información de inteligencia fiable corroboran el hecho de que TN 4131 estaba en el perfil de un vuelo aéreo comercial normal…transmitía pitidos Mode III 6760, en un ascenso continuo de altitud desde que despegó de Bandar Abbas hasta el derribo”, Vea Vincennes: A Case Study, de Teniente Coronel David Evans, del Cuerpo de la Marina de Estados Unidos (Ret.), de Proceedings, Vol 119/8/1,086, en agosto de 1993, publicado por el U.S. Naval Institute. [volver]
3. Vea Crimen Yanqui: Caso # 98: 1953, El golpe de estado en Irán de parte de la CIA: La tortura y la represión — Hechas en Estados Unidos, revcom.us, 16 de mayo de 2016. [volver]
4. El Partido Republicano es fascista; El Partido Demócrata también es una máquina de masivos crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, “Impulsar la guerra entre Irán e Irak, 1980-1988”, revcom.us, 7 de enero de 2019. [volver]
5. Vincennes: A Case Study, Ibidem. [volver]
SEGÚN SUS PROPIAS PALABRAS
“Nunca me disculparé por los Estados Unidos de América. No me importa lo que los hechos digan”.
El entonces vicepresidente George H.W. Bush, en un discurso del 2 de agosto de 1988 mientras hacía campaña para la presidencia