BOB AVAKIAN SOBRE
“PACTOS CON EL DIABLO” — FASCISMO TRUMPISTA, “OBAMINACION” Y EL SISTEMA AL CUAL SIRVEN
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Como ateo, estoy renuente a invocar imágenes religiosas, pero “pacto con el diablo” sí se parece a una metáfora apropiada para caracterizar aspectos importantes de lo que ha pasado en la política dominante de Estados Unidos en los últimos años. En El régimen de Trump y Pence tienen que marcharse1, aludí a “la alianza impía” entre los fascistas cristianos fundamentalistas y Trump, cuyo comportamiento y “moral” personales chocan flagrantemente con los “valores” pregonados por dichos fascistas cristianos, valores igualmente abominables pero definitivamente diferentes. Sin embargo, no son solamente los fundamentalistas religiosos los que han “pactado con el diablo”; también lo han hecho los que dicen que el “comportamiento” de Trump contiene mucho que no está de su agrado, y que incluso se distancian de algunos aspectos de la intolerancia más descarada de Trump, pero que no obstante dicen que lo apoyan porque bajo Trump la economía va bien.
Algunas personas hablan de las fallas en esta posición, señalando que una buena parte del “progreso económico” del cual se atribuye Trump empezó cuando Obama era presidente y maquinó una “recuperación” de la crisis económica de 2007-2008; si bien quizá el índice oficial de desempleo esté bajo, el desempleo real es significativamente mayor; que muchos de los trabajos son mal pagados y precarios; que inmensos números de egresados universitarios están cargados de un enorme peso de deuda; que muchas familias, incluso las que aparentemente son adineradas o cómodas económicamente, con tan sólo una fuerte crisis de salud sufrirían una presión financiera extrema o incluso la ruina; que más de 550.000 personas están sin techo en una noche típica; que la disparidad salarial ha crecido en una proporción grotesca… y así sucesivamente. Pero, hay que decir francamente que los argumentos de este tipo, por válidos que sean según sus propios términos, en esencia no solamente son irrelevantes con relación a Trump sino que sirven para validar una norma y criterio que nunca debe aplicarse o aceptarse: de que sería legítimo apoyar a los fascistas, tales como aquellos del régimen de Trump y Pence, si un régimen así efectivamente mejorara la economía.
Con previos regímenes fascistas, en efecto, por un tiempo, se dio un mejoramiento significativo en la economía. Por ejemplo, con la ascensión al poder de Mussolini en Italia después de la Primera Guerra Mundial, se eliminó cierto caos en la sociedad y en el funcionamiento de la economía y “se restauró el orden” (algo que se convirtió en “homenaje” al decir que Mussolini “hizo que los trenes operaran con puntualidad”). Aún más dramáticamente, cuando Hitler y los nazis ascendieron al poder en Alemania, tras años del desempleo masivo y una inflación galopante, si dio una mejoría dramática en la situación económica, estimulada en particular por el impulso de la máquina de la guerra. Apoyar al régimen de Trump y Pence sobre la base del comportamiento de la economía es igual de inmoral y despreciable como lo hubiera sido apoyar a esos previos regímenes fascistas, bajo Mussolini e Hitler, sobre la misma base.
Rechazar el Fascismo, que desde el inicio del régimen de Trump y Pence ha hablado de su naturaleza fascista y ha convocado a una movilización no violenta pero sostenida de masas para exigir que fuera sacado este régimen, hace poco ha llamado la atención a que, a raíz del juicio político de destitución de Trump en el Senado y su absolución:
El fascismo ha venido desenvolviéndose, pero ha dado un gran salto mediante esta farsa de juicio. En los últimos días, se ha ampliado la prohibición a los musulmanes para que incluya a seis países nuevos, lo que presagia que el programa fascista en su conjunto avanzará con aún más venganza y privilegio. Campos de concentración en la frontera… La aceleración de la devastación ambiental… El peligro de la guerra, incluso la amenaza de una guerra nuclear… El dominio de la supremacía blanca… Las turbas fascistas y racistas asesinos en masa… La eliminación de la verdad y la ciencia… Casi eliminado el derecho al aborto… El destripamiento del estado de derecho y los derechos democráticos y civiles… Todo esto y muchas otras cosas se acelerarán y se avalarán más con esta absolución en el Senado.
Todo eso es lo que se está facilitando e impulsando al apoyar a Trump, sin importar la razón, o racionalización, que se dé para dar ese apoyo. Y si bien quizá Trump no sea literalmente “el diablo” —como tampoco lo es el Mesías según creen que lo es algunos de sus seguidores fundamentalistas religiosos fanáticos— un “pacto” que implica apoyar a Trump es algo que nadie podría hacer sin destruir toda la decencia y humanidad que quizá todavía le queden.
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No obstante, apoyar a la aplicación fascista del dominio capitalista no es la única forma en que se ha manifestado la bancarrota moral en el ámbito político. Esto también ha pasado con aquellos que han sido incapaces de deshacerse de la aflicción, y la adicción, de apoyar a los representantes más “ilustrados” de este sistema. Un ejemplo chocante de esto son aquellos que se dejaron caer en la éxtasis ilusorio de creer que cuando Barack Obama entró en la presidencia, pues, eso de alguna manera significaría que iban a quitar los largos años de horrorosa opresión y degradación y las barreras a la oportunidad y la superación. En realidad, si bien quizá se encontraran más rostros negros a cargos altos, y si bien los Obama cortejaran a algunas figuras culturales negras, no cambió hacia lo mejor durante la presidencia de Obama la situación para las masas del pueblo negro — que incluía a los centenares asesinados por la policía cada año y el terror policial general contra el pueblo negro y otras nacionalidades oprimidas. De hecho, en este sentido, el principal impacto de la elección de Obama a la presidencia era reforzar y fomentar más la vil mentira de que en Estados Unidos no hay barreras a que cualquiera “se supere”, con la inevitable implicación (o la franca insistencia) de que, si algunas personas no se han “superado”, pues la culpa es de ellas — una mentira que el mismo Obama expresó durante su discurso de triunfo electoral de 2012.
Y ese delirio sobre lo que Obama representa llevó a muchas personas a dejarse cegar, o hacerse de la vista gorda, ante los crímenes de guerra y otros crímenes contra la humanidad, y el saqueo del medio ambiente, por Estados Unidos (y sus “aliados”) mientras Obama era el máximo ejecutivo y el “comandante-en-jefe”. Esto incluía la matanza de más de 2.000 personas en Gaza, Palestina, por Israel en 2014 —en su gran mayoría civiles, entre ellos cientos de niños— algo que contó con todo el enérgico apoyo de Obama. Además, se tiene el significado y el impacto de lo que Obama ha dicho con relación a Vietnam. En un artículo reciente2, recalqué la destrucción gratuita y las atrocidades depravadas perpetradas por las fuerzas armadas estadounidenses en Vietnam, entre ellas:
la matanza de millones de civiles vietnamitas, con incesantes bombardeos y fuego de artillería, incluso contra escuelas, hospitales, presas y otra infraestructura esencial, y el extenso uso de napalm (gelatina incendiaria), fósforo blanco, Agente Naranja y millones de municiones antipersonal, todo lo que mató quemados o mutiló a enormes números de niños y otras personas;
el arruinamiento de los medios de subsistencia de millones de vietnamitas, mediante la destrucción de grandes extensiones de tierras de cultivo y el ganado que son tan esenciales para la gente en las zonas rurales de Vietnam;
la tortura de personas detenidas como prisioneros, incluidos muchos civiles: hombres, mujeres, ancianos y jóvenes, incluso niñitos;
la mutilación de cadáveres y la exhibición, como “trofeos”, de partes corporales de los vietnamitas que mataban;
la violación en masa de mujeres y niñas vietnamitas.
Todo eso, y otras cosas, era el “servicio” que cumplieron las fuerzas armadas estadounidenses y sus soldados en Vietnam. ¿Barack Obama, como presidente y “comandante-en-jefe”, tenía algo que decir al respecto? Sí, en efecto. Pero, no dijo nada para condenar esa atrocidad indecible y eliminar para siempre la posibilidad de que se vuelva a perpetrar — sino, al contrario, dijo algo para elogiar a los que la perpetraron. Examinemos, por ejemplo, los siguientes comentarios hechos por Obama como parte de la Conmemoración a la Guerra de Vietnam el 28 de mayo de 2013:
Uno de los capítulos más dolorosos de nuestra historia fue Vietnam — más particularmente, la manera en que tratamos a nuestras tropas que sirvieron ahí.... [U]stedes escribieron una de las historias de valentía e integridad más extraordinarias en los anales de la historia militar.
Cabe decir al respecto que los únicos actos de genuina valentía e integridad de parte de soldados estadounidenses y ex combatientes de la guerra de Vietnam eran los actos de aquellos —miles, en última instancia— que se voltearon en contra de esa guerra y desempeñaban un rol crucial en desenmascarar lo que las fuerzas armadas estadounidenses realmente hacían allá y en contribuir a lo que se convirtió en una oposición masiva a la guerra. Pero, al hablar de la “valentía e integridad” de las “fuerzas que sirvieron” en Vietnam, de hecho Obama está avalando los crímenes verdaderamente monstruosos perpetrados sistemática e implacablemente por las fuerzas armadas estadounidenses y sus soldados en Vietnam; y sus comentarios constituyen lo mismo que decir que lo que era “doloroso” no era esa atrocidad y los horrores que infligió al pueblo vietnamita, sino el hecho de que ¡aquellos que ordenaron y cometieron esos actos indecibles no recibieron el apoyo y respeto, que según cree Obama, se merecen! Eso sirve no solo para “honrar” los horripilantes crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad del pasado sino para “legitimar” y alentar el apoyo a semejantes actos de parte de Estados Unidos (y sus “aliados”) en la actualidad y en el futuro.
Para continuar la metáfora, ¿realmente es posible que alguien siga idolatrando a Obama sin “pactar con el diablo” — en referencia no solamente al propio Obama sino el “diablo” mayor, el sistema capitalista-imperialista del cual él es fiel sirviente?
 
1. ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible, un discurso filmado de Bob Avakian, está disponible en inglés (y en forma de texto en español) en revcom.us. [volver]
2. El artículo citado, “Bob Avakian, sobre el juicio político de destitución, crímenes contra la humanidad, liberales y mentiras, y verdades profundas y provocadoras”, está disponible en revcom.us. [volver]