El coronavirus — y las contramedidas globales:

Un creciente tsunami de dolor en un mundo de crueles desigualdades

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Nota de la redacción: Si bien drásticas medidas públicas son necesarias para limitar la devastación causada por la epidemia de la Covid-19, en el mundo de crueles desigualdades del capitalismo-imperialismo estas medidas en sí están agravando el horroroso sufrimiento de miles de millones de personas por todo el mundo que incluso en tiempos normales viven al borde de la superviviencia. En nuestro planeta, dos de cada tres seres humanos —cinco mil millones de personas, de la población global de siete mil millones— viven con menos de $10 al día, y 750 millones con menos de $1.90 al día, el umbral “oficial” internacional de extrema pobreza. Estas personas se levantan cada día para ir a trabajar de 12 a 14 horas para juntar suficientes alimentos para sus hijos, y —con o sin éxito— se levantan al día siguiente para tratar de volver a hacer lo mismo.

Pero estas son las personas las que más riesgo corren ante esta enfermedad. Viven hacinadas en enormes tugurios donde quizá vivan hasta ocho personas en un cuarto, o muchas personas se turnan para dormir en una sola cama; una situación en que es casi imposible practicar el distanciamiento social. Y con frecuencia carecen de agua potable o jabón para el aseo. Son golpeados desproporcionadamente por la malnutrición, tuberculosos, diabetes y otras condiciones que hacen que sean más propensos a morir de la Covid-19.

Bajo este sistema del capitalismo-imperialismo, no es exageración decir que miles de millones de personas enfrentan extremas condiciones y “opciones” de hambre, mayor riesgo de infección y medidas represivas en tiempos de crisis.

El sistema creó estas condiciones — y continuamente las replica y las intensifica. Va más allá del funcionamiento de este sistema tanto tomar las medidas necesarias para combatir esta pandemia como organizar el socorro inmediato y necesario para los más vulnerables a nivel global a fin de minimizar el sufrimiento que esas medidas generan. Todos los que tienen corazón y conciencia tienen la responsabilidad de reconocer de una vez para siempre la naturaleza bárbara de este anticuado sistema que ha creado esta pesadilla, y hacer el trabajo necesario para deshacernos de él a la mayor brevedad posible.

India:

La gente se enfrenta a una catástrofe sanitaria potencial… y las medidas sanitarias públicas de un régimen fascista

La Covid-19 presenta una amenaza catastrófica para los 1.3 mil millones de habitantes de India, la cual podría eclipsar la devastación que se ha visto a la fecha en China, Europa y Estados Unidos.

Aunque al 29 de marzo, se había confirmado un poco más de 1.000 casos, se han hecho muy pocas pruebas ahí, así que es probable que haya muchas más personas infectadas. Y existe un peligro particular de que los cientos de millones de personas desesperadamente pobres de India a menudo viven hacinadas en tugurios de alta densidad demográfica, a menudo siete u ocho personas comparten un cuarto, jóvenes y viejos juntos. La ciudad de Mumbai tiene 18 millones de habitantes y una densidad de población tres veces mayor que la Ciudad de Nueva York.

Bajo estas condiciones, la Covid-19 podría propagarse como un incendio de pradera, e infectar a muchos millones. El sistema de salud de India será abrumado — está en la posición 145 de la escala global que mide la calidad y acceso a servicios sanitarios [en inglés]. India tiene menos de un cuarto de lo que tiene Estados Unidos en camas de hospital por persona, y menos de un doctor por cada mil personas.

Después de meses de no hacer nada mientras en el país vecino de China la epidemia ardía, el 24 de marzo el líder fascista indio, Narendra Modi, anunció que en 4 horas entrarían en efecto medidas de emergencia. De repente todos estaban encerrados en sus hogares, sin posibilidad de hacer preparaciones. De los pobres, para quienes alimentarse es una lucha diaria, no tenían cómo ganarse la vida.

Se impusieron medidas con brutalidad fascista — un ministro estatal emitió órdenes de “disparar a la vista” para quienes no cumplan. Por todo el país la policía apalea a comerciantes, a los pobres, a periodistas. Y hasta ahora, el gobierno ha ofrecido [en inglés] una miseria de ayuda alimentaria y $7 al mes en efectivo.

Una madre de tres hijos de un barrio de Nueva Delhi le dijo al New York Times [en inglés]: “Los policías nos apalean si salimos. Ni siquiera nos atrevimos a salir para comprar verdura cuyo precio ha disparado. El futuro se ve muy sombrío. Si no nos mata el coronavirus, nos matará el hambre”.

Miles de trabajadores migrantes, sin manera de ganarse la vida en medio de la represión por el coronaviruas en India, llenaron las terminales de autobuses en Nueva Delhi, desesperados por ir a casa. [vídeo en inglés]

Irán:

Enfrenta un gran brote: Agarrado en las pinzas de un régimen teocrático y la estrangulación económica estadounidense

Irán es uno de los países más fuertemente golpeados, tiene más de 38.000 casos confirmados (al 29 de marzo) y más de 2.600 muertos. Unos investigadores iraníes creen que la epidemia “alcanzará su pico a fines de mayo y podría resultar en 3.5 millones de muertos” [en inglés].

Además, hasta 480 personas murieron después de tomar metanol [en inglés] (alcohol metílico), tras creer rumores en las redes sociales de que cura la Covid-191. Miles más resultaron lesionados: los padres desesperados de un hijo de cinco años de edad conectado a un respirador mecánico, le dieron alcohol metílico y lo dejaron ciego.

Aunque tenía un sistema de salud relativamente bueno [en inglés], Irán tiene casi seis veces más casos confirmados de la Covid-19 que cualquier otro país del Medio Oriente, y una alta tasa de muertes. ¿Por qué?

Una razón es que el gobierno de Irán restó importancia o suprimió las noticias del brote por razones políticas [en inglés] hasta después de que ya se hubiera generalizado (tal como Trump hizo en Estados Unidos).

Otra razón contundente es el impacto de las sanciones impuestas por Estados Unidos, con las que tienen años tratando de conseguir que el régimen iraní sea “sumiso” a los intereses de Estados Unidos —o buscar tumbarlo— al quebrantar la economía iraní. Las sanciones agravan la continua crisis económica y escasez de insumos sanitarios, aun antes de que llegara la epidemia de la Covid-19.

Ahora, las sanciones están estrangulando los esfuerzos por combatir el Covid-192. Según dos académicos de Irán [en inglés]:

Irán necesita recursos financieros y médicos —de alimentos a medicinas y transferencias de dinero en efectivo— para poder instituir una cuarentena nacional efectiva y otras medidas para frenar el brote… Pirouz Hanachi, el alcalde de Teherán, explicó que es casi imposible hacer cumplir una cuarentena porque el gobierno no puede apoyar económicamente a las personas que no pueden trabajar.

…la mayoría de la población sería devastada por un largo período sin posibilidades de trabajar para su sustento. Esto se agrava por la escasez de medicinas y equipo médico como respiradores, kits para hacer pruebas y equipo respiratorio general para combatir el contagio.

El 20 de marzo, Estados Unidos anunció que no aflojará las sanciones [en inglés], a pesar de que está en medio de la epidemia, y al mismo tiempo que voces de peso del régimen de Trump y Pence, como el secretario del Estado Mike Pompeo y el asesor de Seguridad Nacional Robert O’Brien luchan por aumentar la agresión contra Irán, al palpar ciertas oportunidades y vulnerabilidades del régimen iraní en este momento.


Miles de camas a la espera de recibir el próximo aumento de pacientes de la Covid-19 en Irán; la enfermedad ya ha infectado al menos 38.000 personas y ha dejado más de 2.600 muertos. Foto: AP


1. La fuente del rumor fue un tabloide británico que afirmó que la Covid-19 podía curarse con whisky y miel. Bajo el gobierno teocrático islámico, las bebidas alcohólicas son ilegales en Irán, así que en su lugar se vende alcohol pirata, algunos que contienen metanol.  [volver]

2. Para obtener más información sobre el impacto devastador de las sanciones de Estados Unidos, vea Common Dreams, 11 de marzo de 2020 [en inglés], y Slate, 18 de marzo de 2020 [en inglés] .  [volver]

Brasil:

Bolsonaro niega la amenaza del coronavirus en medio de un auge de casos de la Covid-19

En Brasil, el país más grande y más poblado de América Latina, el 20% de sus 200 millones de habitantes viven en la pobreza; millones en las miserables favelas que rodean a las principales ciudades. Muchos ni siquiera tienen acceso a agua potable para lavarse las manos.

Así que el coronavirus es una gran amenaza para Brasil y se está propagando rápidamente. Hace un mes, Brasil tenía un caso confirmado; al 29 de marzo tenía más de 4.200, y más de 136 han muerto.

En respuesta, el presidente brasileño Jair Bolsonaro —un amigo fascista y admirador de Trump— se ha destacado como el principal “negador del coronavirus” en el mundo, propagando tonterías no científicas de que no hay por qué preocuparse de la Covid-19 o no hay que hacer nada al respecto. Bolsonaro dice que los brasileños “nunca contraen nada”, incluso tras “meterse en la alcantarilla”. Dice que los brasileños “tienen anticuerpos que ayudan a que no se prolifere”. Dice que “el 90% de nosotros no manifestaremos síntomas si resultamos contaminados”. Dice: “Otros virus han matado a mucho más personas que este virus y no se hizo semejante escándalo”.

No son puras palabras —Bolsonaro permitió que procedieran las masivas celebraciones del Carnaval, cuando millones de personas salen a las calles, bailan y toman— el perfecto caldo de cultivo para que el virus se propague amplia y rápidamente.

Sobre todo esto ha estallado una lucha aguda, tanto en la clase dominante como entre las masas. En algunos de los estados y ciudades más grandes, los gobernadores y alcaldes desafiaron a Bolsonaro y declararon estados de emergencia para contener al virus; Bolsonaro denunció que estas clausuras son “un delito. Están destruyendo a Brasil”. El propio ministro de salud de Bolsonaro advirtió: “Está claro que para fines de abril habrá un colapso de nuestro sistema de salud”. Incluso las poderosas pandillas de narcotraficantes de Río de Janeiro ordenaron un toque de queda en las zonas que ellas controlan, porque “si el gobierno no tiene la capacidad para manejar la situación, el crimen organizado lo hará”.

Y aun bajo estas condiciones creadas por la epidemia, sectores de las masas han salido a los balcones a una hora designada para participar en cacerolazos, prendiendo y apagando las luces y gritando “¡Bolsonaro fuera!”. La BBC calcula [en inglés] que millones participaron el 19 de marzo.


El 20% de los 200 millones de habitantes de Brasil viven en la pobreza, millones de ellos en las miserables favelas que rodean a las grandes ciudades. Muchos carecen de agua potable para lavarse las manos. En esta imagen, la favela Rocinha, la más grande en Brasil, ubicada en Río de Janeiro. Foto: AP

Y aún bajo estas condiciones creadas por la epidemia, sectores de las masas han salido a los balcones a una hora designada para participar en cacerolazos, prendiendo y apagando las luces y gritando “¡Bolsonaro fuera!”. La BBC calcula que millones participaron el 19 de marzo. Foto: Toma de pantalla de la BBC

México:

¿Epidemia oculta?

El “progresista” presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (conocido como AMLO), le ha hecho eco a líderes fascistas como Bolsonaro, primero negando o restando importancia a la amenaza del coronavirus y oponiéndose a las medidas necesarias para detener su propagación. “No queremos un remedio que sea más costoso en términos sociales que la propia enfermedad”, dijo el subsecretario de Salud. El gobernador de Puebla dijo que los pobres “son inmunes” [en inglés] al coronavirus. Y según el New York Times [en inglés] del 25 de marzo:

[AMLO] ha seguido juntándose con las multitudes y besando a bebés. Ha descartado restricciones a viajes, el cierre de negocios y cuarentenas obligatorias, la semana pasada el Sr. López Obrador sugirió que México será perdonado por intervención divina mientras mostraba un par de amuletos que dice que son “mis guardaespaldas”.

“No se apaniquen, y por favor no dejen de salir”, dijo en un video el domingo por la noche. “Si pueden hacerlo y tienen la posibilidad económica, sigan llevando a la familia a comer a los restaurantes, a las fondas, porque eso es fortalecer la economía familiar y la economía popular”.

Una parte de la justificación del gobierno es que al parecer México tiene pocos casos de infecciones — al 28 de marzo solo había 717 casos confirmados. Pero la realidad es que casi no han hecho pruebas — el Los Ángeles Times informa al 25 de marzo que el gobierno solo realizó 3.000 pruebas, y que la espera para los resultados en los hospitales privados era de una semana o más. Pero los funcionarios de la salud que han estudiado la situación estiman que 250.000 mexicanos podrían contraer el Covid-19 [en inglés] y que 10.000 tendrían que ser hospitalizados en cuidados intensivos.

Según el Los Angeles Times [en inglés], los trabajadores de la salud que estarán en las primeras filas ya han empezado a protestar contra la falta de preparación, han realizado huelgas y paros por todo el país [en inglés]. “‘No podemos trabajar sin insumos’, imploraba una enfermera en el estado de Tabasco por medio de un video [en inglés] visto por muchos en Twitter. ‘Nosotros también tenemos familias — hijos y padres’”.

Un peligro muy grave es el que el virus se propague entre decenas de miles de solicitantes de asilo [en inglés] quienes fueron regresados a México por Estados Unidos y están viviendo en extrema pobreza [en inglés] a lo largo de la frontera.


Protesta de trabajadores del sector salud por falta de equipo protector contra la Covid-19. Foto: aurora-roja.blogspot.com

África:

Una creciente amenaza

Aunque el continente africano no fue fuertemente golpeado por las primeras olas del coronavirus, en estos momentos se evidencian los principios de epidemias en Sudáfrica (1.280 casos confirmados), y en los países del norte de África, Egipto, Argelia y Marruecos tienen entre cuatrocientos y seiscientos casos cada uno. Y al 27 de marzo, los 46 estados africanos tenían un total de 3.426 casos positivos.

Considerando el patrón en el resto del mundo, parece probable que muchos o la mayoría de estos países terminen por tener brotes de consideración de la enfermedad, lo que golpeará con especial fuerza debido a la intensa pobreza y frágiles sistemas de salud que caracteriza a la mayoría de ellos.

Al 27 de marzo, el gobierno sudafricano impuso una orden de quedarse en hogar por tres semanas para detener el coronavirus.

La agricultura, la minería y la industria de Sudáfrica son una fuente de enormes riquezas para los países imperialistas como Estados Unidos y Gran Bretaña, para los blancos ricos que gobernaban al país abiertamente hasta los años 1990 y que siguen ejerciendo mucho poder, y para una nueva clase de capitalistas negros que hoy comparten en el saqueo. Pero todo eso se ha construido sobre el lomo de decenas de millones de trabajadores y jornaleros agrícolas amargamente explotados, millones de los cuales viven en hacinados tugurios y barracas donde millones viven sin agua potable y poco o nada de cuidado médico [en inglés], o en asentamientos rurales donde grandes números de personas comparten letrinas y hacen cola para recibir alimentos y agua, lo cual hace imposible el distanciamiento social. Estos millones son muy vulnerables a la Covid-19… pero de inmediato se encontrarán en aprietos desesperados por el encierro porque no tienen ahorros y ahora poco o nada de ingresos.

Sudáfrica también tiene a un gran número de personas que son VIH positivas, o tienen tuberculosos, asma o diabetes — todas las cuales son condiciones las que las hacen más vulnerables a morir de la Covid-19. Y el sistema médico está abrumado incluso en tiempos normales. Atiya Mosam, un médico y cofundador de Public Health Action Team, dijo: “Si el virus se propaga como lo ha hecho en China o Italia o Estados Unidos, va a ser muy difícil que Sudáfrica responda. No podemos darnos ese lujo”.


El distanciamiento social no es posible para pasajeros que van colgados de trenes atestados en Soweto, Sudáfrica, lunes 16 de marzo. Foto: AP


Sudáfrica. Foto: AP

Europa:

Italia, España, Francia, Alemania y el Reino Unido

Europa occidental es una de las más ricas regiones del mundo, habiendo sacado provecho de los siglos de colonialismo, esclavitud y capitalismo-imperialismo. Cuenta con tecnología médica de punta, sistemas de salud relativamente extensos y muchos científicos e instituciones científicas que tienen un entendimiento relativamente profundo sobre la forma en que se inician las pandemias… y las maneras de pararlas y detenerlas.

No obstante, tres meses enteros después de que China le informó a la Organización Mundial de la Salud sobre el nuevo y peligroso coronavirus, y diez semanas después de que brotó una epidemia total ahí la que a la larga dejó al menos 3.000 muertos, la Covid-19 sigue arrasando a esos países con un patrón de olas sucesivas, y a la fecha ha dejado 20.000 muertos y aparentemente sigue cobrando fuerza. Esto ha arrojado una poderosa luz sobre los profundos problemas sistémicos en cuanto al cuidado de la salud incluso en los ricos países capitalistas-imperialistas, y, en muchos casos, el problema adicional de que la mayoría de estos gobiernos ignoraron las advertencias de los científicos hasta que el virus estuviera fuera de control.

En Italia, el primer caso de la Covid-19 fue confirmado el 29 de enero, pero el gobierno no empezó a tomar medidas serias para detener su propagación sino al 22 de febrero, y no declaró una cuarentena nacional sino al 9 de marzo. Al cierre de esta edición, hay al menos 100.000 casos confirmados, y casi 11.000 muertos. Los hospitales llevan semanas completamente abrumados, y los médicos hablan de “condiciones de guerra”, tienen que decidir a qué pacientes van a tratar de salvar y a cuáles van a dejar que se mueran.

Luego siguieron España y Francia.

A pesar de lo que estaba pasando en Italia, el gobierno de España tomó pocas medidas para impedir un brote ahí y se burló del peligro [en inglés]. A mediados de febrero, en una discusión sobre cancelar o no una enorme conferencia técnica, el ministro de Sanidad de España, declaró: “No hay por qué tomar medidas salvo las que ya se han tomado”. Según se informa, otro funcionario preguntó: “¿Crees que [el coronavirus] realmente exista siquiera?” Al 29 de marzo, el portal del gobierno con lineamientos para “protegerse a uno mismo y a los demás”, ni siquiera menciona el distanciamiento social — en un país donde un beso en la mejilla es el saludo acostumbrado. No fue sino hasta el 13 de marzo que se declaró un “estado de alarma” y se impusieron reglas limitadas sobre el distanciamiento social. Al cierre de esta edición, hay más de 80.000 casos confirmados y 6.800 muertos.

El 10 de marzo, cuando Francia tenía unos 1.000 casos confirmados, en ese entonces el segundo con más casos en Europa, el comportamiento del presidente francés Macron [en inglés] fue de no “apanicar” a la gente, con insistencia en “un enfoque de región por región”, y en una respuesta “proporcional” a la epidemia. Pero 19 días después Francia ya tiene más de 40.000 casos confirmados y 2.600 muertos.

En el Reino Unido también, el gobierno, encabezado por el primer ministro Boris Johnson, cercano aliado de Trump, trivializó el peligro [en inglés], en ocasiones de maneras muy repugnantes. Se informó que, en una conversación telefónica, Johnson se refirió a planes para acelerar la producción de respiradores para salvar vidas, como “Operación Último Suspiro”. Incluso a mediados de marzo, Johnson seguía barajando la idea de dejar que el virus corriera su curso para que el pueblo desarrollara una “inmunidad de grupo” (lo cual sucede después de que la mayoría de la gente ha contraído una infección y, se espera, haya desarrollado una inmunidad continua a la infección). Se negó a cerrar las escuelas, organizar pruebas en gran escala o tomar en serio la falta de equipo protector personal para los proveedores de servicios sanitarios — y mucho menos pedir una cuarentena nacional.

Tan sólo a fines de marzo, cuando las muertes por el coronavirus alcanzaron 335, el gobierno por fin tomó acción. El 23 de marzo, Johnson ordenó que todos se quedaran en casa y que se cerraran todos los negocios no esenciales. Dos días después, el príncipe Carlos (heredero del trono) dio positivo. El 27 de marzo [en inglés], el propio Johnson dio positivo, y unas horas después, dieron positivo su ministro de sanidad en jefe y su asesor médico en jefe. A 29 de marzo, el Reino Unido tiene casi 20.000 casos y más de 1.200 han muerto.


Médicos cuidan a pacientes infectados por la Covid-19 en una unidad de cuidados intensivos del hospital San Matteo, Pavia, norte de Italia, jueves 26 de marzo. Foto: AP


Personal sanitario protesta a la entrada del hospital Txagorritxu para demandar equipo protector en un hospital, Vitoria, España, 20 de marzo. Foto: AP

Algunos han señalado a Alemania como un “mejor escenario”. Aunque al 29 de marzo, Alemania tenía 62.000 casos confirmados, solamente 541 personas han muerto. (Comparen eso con Francia que tiene mucho menos casos —40.000+— pero mucho más muertes — más de 2.600.) Esto tal vez esté relacionado con la realidad que Alemania es la economía más rica de Europa, y también a que su lideresa, la cancilleresa Ángela Merkel, parece haber tomado a la pandemia con más seriedad desde el principio, con la organización de pruebas en gran escala, lo que es importante para contener o disminuir la propagación de la enfermedad, y además, para asegurarse de que las personas que necesitan tratamiento lo consigan. Pero de hecho aún es muy temprano sacar conclusiones sobre la trayectoria de la enfermedad en los diferentes países de Europa, porque el virus echó raíces en diferentes países en diferentes momentos, y porque el nivel de pruebas varía ampliamente de un país a otro. (De hecho, las muertes en Alemania ahora están acelerándose a un ritmo relativamente veloz.)

Sin embargo, no es muy temprano para decir que estos gobiernos burgueses son criminalmente omisos al no tomar medidas según el entendimiento universal de los epidemiólogos y funcionarios de salud pública, desde principios de enero, de que sin una importante intervención y preparativos de parte de todos los gobiernos del mundo, la Covid-19 tenía el potencial de convertirse en la peor crisis de salud pública en un siglo. Por razones que tienen que ver en gran parte con la naturaleza y funcionamiento fundamental del sistema subyacente del capitalismo-imperialismo, y las políticas conscientes de sus gobernantes, estos gobiernos no le hicieron caso a todo eso y prácticamente estaban totalmente mal preparados, decenas de miles de personas ya han muerto y morirán innecesariamente (al menos) decenas de miles más, y un nivel de sufrimiento económico sin precedentes se está imponiendo contra la gente del mundo debido a estos fracasos.

 

 

 

 

 

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