Sobre la Constitución para la Nueva República Socialista de BA:

Comprométanse a sostener mil conversaciones

Del diario digital Justo lo suficiente para la ciudad, Ministerio urbano para la ciudad global (en inglés)

| revcom.us

 

Nota de la redacción: Estamos reposteando la siguiente declaración del Rdo. Dr. Robert L. Brashear, clérigo presbiteriano de Nueva York, que consideramos que puede contribuir a un importante diálogo y forcejeo entre personas con distintas perspectivas, pero quienes comparten una preocupación común sobre el estado del mundo y la urgencia de crear un mundo diferente y más justo. Apreciamos especialmente sus comentarios positivos sobre la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, y el llamamiento a sostener mil conversaciones sobre esta Constitución.

Estamos totalmente de acuerdo con la declaración de Brashear: “Rechazo categóricamente la opinión ampliamente sostenida de que existe una equivalencia moral entre el comunismo y el nazismo”. Sin embargo, cuando él se refiere a “los conteos de muertes acumuladas por Stalin y Mao”, no estamos de acuerdo en que esta sea una forma precisa de expresar las cosas. Al igual que con todos los aspectos importantes de la realidad, la historia del movimiento comunista, y de las sociedades socialistas que éste ha creado, es un asunto complejo. Como se puede ver en las obras de Bob Avakian durante varias décadas (entre ellas ¿Conquistar el mundo? Deber y destino del proletariado internacional de principios de la década de 1980 y la reciente obra Breakthroughs (Abriendo Brechas): El avance histórico hecho por Marx, y el nuevo avance histórico del nuevo comunismo — Un resumen básico, Bob Avakian ha realizado un amplio estudio, análisis y síntesis de la historia del movimiento comunista y de las sociedades socialistas que éste ha creado, y sobre esta base ha sacado la firme conclusión de que esta experiencia ha sido abrumadoramente positiva, aunque se han cometido errores significativos, algunos de ellos muy serios o, en algunos casos, incluso graves. También hay una discusión exhaustiva de esta historia en un número especial de Revolución, una entrevista con Raymond Lotta — No sabes lo que crees que “sabes” sobre…La revolución comunista y el VERDADERO camino a la emancipación: Su historia y nuestro futuro— la que está disponible en revcom.us.

Con respecto a su declaración de que Bob Avakian, BA, es exhaustivo pero a veces de manera muy irritante, y la implicación de que es incapaz de hacer declaraciones sucintas de sus puntos de vista, la realidad es que, además de la Constitución a la que se refiere Brashear, el extenso conjunto de obras de BA consta de obras de una variedad de extensiones, entre ellas libros y ensayos sustanciales, discursos que duran hasta seis horas y declaraciones que constan de un solo párrafo o una sola oración — pero toda su obra es convincente en la forma en que penetra hasta el corazón de las cosas y muestra la naturaleza completamente innecesaria de este sistema del capitalismo-imperialismo y el sufrimiento masivo que causa, y la posibilidad de un mundo radicalmente diferente y mejor. En este sentido, BA ha comentado:

La verdad es que quisiera encontrarme en una situación en la que tanta gente no estuviera tan agobiada por tanta información errónea, desinformación, ignorancia y prejuicios abiertos de modo que no fuera necesario, durante una parte tan grande del tiempo, explicar las cosas con tanta profundidad y en tanta extensión para poder despejar la confusión y la obstrucción que en la actualidad impiden que muchas personas adopten un enfoque científico de buscar la verdad y de seguir la verdad a donde sea que conduzca. Pero, pues, siempre habrá nuevos problemas que los seres humanos tendremos que abordar profundamente, y por eso es probable que nunca haya un momento en que no sea necesario bregar de fondo con ciertas cosas, a veces tal vez incluso irritantemente así.

Viernes, 15 de mayo de 2020

Viviendo en el mundocoronavirus 53: Sin lucha no puede haber progreso

Como a eso de la media mañana, me echa una llamada uno de mis amigos comunistas. (¡De verdá que un día de estos voy a tener que escribir ese ensayo!) Déjenme ponerlo en claro… Rechazo categóricamente la opinión tan ampliamente sostenida de que existe una equivalencia moral entre el comunismo y el nazismo. Estoy plenamente consciente de los conteos de muertes acumuladas por Stalin y Mao. El hecho objetivo es que cada uno de nuestros principales sistemas de creencias, el cristianismo, el judaísmo, el islam, el budismo, el hinduismo, el comunismo… se ha demostrado muy capaz de matar. Y punto. Los comunistas han sido algunas de las personas más honradas que yo he conocido. Humildes, abnegadas, disciplinadas, capaces de sacrificarse y con un profundo amor por la humanidad. El nazismo, como todas las formas del fascismo, al final no tiene ningún amor por la gente y se fundamenta en la idea de que algunas personas son superiores a otras y que no hay ninguna obligación al bien común. Incluso el cristianismo se basa en una opinión negativa, en última instancia, de la humanidad. A diferencia, el comunismo es, quizá, irremediablemente utópico en su opinión de la humanidad, lo que es su bendición, y, para mí como un cristiano reformado, quizá sea su maldición. Estudios recientes demuestran que las revoluciones de terciopelo de los años 1980 no se libraron con la intención de poner fin al comunismo o al socialismo. El deseo era reemplazar al sistema esclerótico de nomenklatura con una estructura socialista auténtica. Como en todos los sistemas, la nomenklatura era ágil y tuvo un afán de determinar una manera de simplemente convertir su poder en una nueva configuración. Esto no fue, como lo llamó Fukuyama, el fin de la historia. No era el triunfo de la democracia liberal sino del gansterismo. La Unión Soviética no era más comunista que Estados Unidos lo era una democracia. Así que, ya quedo con lo dicho por ahora, no más no me vengan con eso de la equivalencia moral, ¿sale?

Mi amigo está interesado en qué está pasando allá afuera. Especialmente entre los progresistas. La realidad es que nos encontramos en un momento sin precedentes. Hace seis meses, cuando mis amigos buscaban “expulsar al régimen de Trump y Pence ya”, y trabajaban para forjar una revolución real ahora, yo sentí que estaban fuertemente desconectados de la realidad en la sociedad. Bernie Sanders había hecho aceptable la palabra socialista en la alta sociedad. Alexandria Ocasio-Cortez y el Escuadrón ofrecían a los pueblos marginados representantes que se veían y se oían como ellos, como si votar realmente pudiera resultar en una voz que se podría escuchar. Congresistas elegidos de hecho podían criticar a Israel en el congreso y sobrevivir. Eso no era un buen momento para tratar de convencer a las personas de que realmente no importaría en absoluto si votaran, cuando al parecer, la realidad objetiva les contaba otra historia. Pero, eso fue en ese entonces. La élite liberal democrática cerraba filas para sofocar la candidatura de Sanders y promover al ya casi derrotado Joe Biden, cuya candidatura moribunda había sido ya casi enterrada con obituarios. Y luego invadió la Coronavirus y el mundo entero se paralizó en seco. (Mientras tanto, Sanders ni siquiera saldrá en la balota de las elecciones primarias neoyorquinas, porque “ya no se está postulando”, y AOC ha sido expulsada de la línea ostensiblemente socialista del Working Families Party [Partido de las Familias Trabajadoras]). El mundo ha cambiado.

Le dije a mi amigo que mi círculo veía con claridad que nos encontramos en un momento crítico y que nada nunca volverá a ser lo mismo. El virus ha desenmascarado que este sistema ha fracasado de manera contundente en proteger, cuidar, la vida de su gente, y hablando en términos globales, de cualquier gente. Se ha revelado que Estados Unidos en particular es un estado fallido incapaz de dar una respuesta racional a una crisis de salud. En la opinión popular, hemos cambiado de inspirar admiración… o temor… a dar lastima. Y más allá de eso sale la idea de que posiblemente haya más método a la locura de lo que quisiéramos saber. Que quizá sepan exactamente lo que están haciendo. No hay vuelta atrás. La pregunta es, ¿adónde queremos ir y cómo llegamos ahí?

Me ha conmovido profundamente la presencia de enfermer@s y otros trabajadores de salud en las filas con trabajadores de Amazon y de comida rápida, y letreros que dicen claramente que nada cambiará mientras el capitalismo reine.

Recomendé al amigo que consiga que sus colegas examinen con seriedad la propuesta Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte (que se puede leer en https://www.revcom.us/constitucionsocialista/SocialistConstitution-es.pdf).

De la autoría de presidente del Partido Comunista Revolucionario Bob Avakian (o BA como le dicen sus seguidores), la constitución es la proyección más exhaustiva y detallada que he visto de cómo funcionaría, posiblemente, una república verdaderamente socialista. Diga lo que quiera sobre Avakian en otros aspectos, ningún otro de la izquierda radical ha concretado a ese nivel su visión. Avakian es más que riguroso. A veces de manera molesta, irritante así. (No me imagino pedir a BA un “discurso de ascensor”.) Sugerí al amigo que sus compañeros se comprometan a sostener mil conversaciones, entrando en discusión con sus amigos y vecinos sobre la pregunta ¿Cuál sería un modo mejor de hacer las cosas? El mal manejo de la crisis del coronavirus en Estados Unidos da una oportunidad perfecta para definir cómo se vería una política humana y efectiva con respecto a pandemias. Los aspectos más interesantes de la alternativa de Avakian es que es proactiva, internacional y cooperativa por naturaleza y de hecho toma en serio la ciencia. Es un gran lugar para iniciar una conversación. Mil conversaciones. (¿Mil flores?)

Ténganlo claro, solo digo lo que estoy diciendo, nada más. Pero la conversación sobre hacia dónde vamos tiene que empezar ahora. La realidad es que también tenemos que ser conscientes de lo que está en juego. Los que actualmente están en el poder no se quitarán del camino de manera más fácil que lo hicieron los gánsteres de la nomenklatura. Lisa y llanamente son gánsteres, con diferentes sastres. El aniversario de 50 años desde [las masacres en] Kent State (y Jackson State) nos recuerda de cómo responde la estructura de poder a las amenazas. Al igual que los golpeadores armados con fusiles de asalto que cerraron el capitolio estatal de Michigan. A fin de cuentas, esto es un asunto serio.

Me hacía falta echarme una caminata larga. En los multifamiliares Frederick Douglass Houses vi un letrero. “Sin lucha no puede haber progreso.

En otra ventana, veo unas letras de Si Kahn:

Entre más estudio la historia, más encuentro

Que en cada generación hay tiempos como aquel tiempo

Cuando gente como tú y yo que nos creíamos que estábamos muy solos

Dentro de este movimiento honrado encontramos un hogar.

Posteado por robert l brashear a las 11:41 PM

Etiquetas: mundocoronavirus, comunistas, Constitución para la nueva república socialista en América el Norte, Gobernador Cuomo, partido comunista revolucionario Avakian, ministerio urbano

Sobre mí

robert l brashear

Pastor, músico y teólogo, compartiendo observaciones continuas sobre lo que ocurre en el mundo a nuestro alrededor.


“Sin lucha no puede haber progreso. Bienvenidos al multifamiliar Frederick Douglass”.


...en cada generación...
Entre más estudio la historia, más encuentro / Que en cada generación hay tiempos como aquel tiempo / Cuando gente como tú y yo que nos creíamos que estábamos muy solos / Dentro de este movimiento honrado encontramos un hogar”. “Estudio la historia porque estoy interesado en el futuro”.



“A nuestros trabajadores esenciales y héroes de los servicios médicos: ¡Muchas gracias!”

Paso a recoger una receta y camino hasta la casa. Notando los restaurantes que vuelven a abrir. Y los que ya se dieron por vencidos, sus ventanas cubiertas del papel marrón de nunca regresar. En todas partes dan las gracias.


“Barricada policial. Prohibido pasar. Dpto. de Policía de Nueva York”.
Se nota que me siento agotado. Estoy cansado de esto.

 

 

 

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