Al aproximarse las elecciones, los partidarios de Trump aceleran sus ataques violentos

9 de septiembre de 2020 | revcom.us

 

De la redacción: Con esta nota, nos proponemos mantener a nuestro lectorado informado de manera más oportuna sobre las dimensiones clave del avance fascista general del régimen de Trump y Pence, con énfasis en la urgencia de sacar a este régimen.

Durante toda su campaña y desde su elección, Trump ha estado azuzando a sus seguidores, incluso para que ataquen a los manifestantes y a todos los que se le opongan¹ . Esta primavera, empezó a instar directamente a individuos y milicias fascistas a que actuaran en pro de él² . En abril, los instó a “LIBERAR a Michigan” y a otros estados bajo cierre para contener la pandemia de la Covid-19. Fascistas fuertemente armados, a veces con banderas de la Confederación esclavista, irrumpieron en capitolios estatales, paralizaron a legislaturas y amenazaron con linchar a políticos demócratas.

Luego, durante las protestas por George Floyd, Trump azuzó a estas fuerzas gritando de lo “violento” que estaban las protestas³ y regando teorías de conspiración sobre el “antifa”. Dentro de poco fascistas, muchos de ellos armados, estaban enfrentando y a veces atacando a manifestantes pacíficos en docenas de lugares. Estos ataques ocurrieron en pequeños pueblos rurales como Minden, Nevada, y Nevada City, California. El Partido Republicano también tiene planes de movilizar a 50.000 “observadores electorales” — reclutando especialmente a ex policías y ex militares y poniendo en la mira a comunidades urbanas de negros y latinos así como reservas indígenas, con tal de intimidarlos y suprimir sus votos.

La situación viene intensificándose, con cada vez más asesinatos de manifestantes por fascistas, como el de Garrett Foster en Austin, Texas, y muchos otros. En Kenosha, Wisconsin, paramilitares reaccionarios organizaron abiertamente en Facebook para “defender la propiedad privada” con armas de fuego durante las protestas después de que la policía baleó a Jacob Blake siete veces por la espalda. Uno de esos milicianos, Kyle Rittenhouse, fue acusado de balear a tres manifestantes, de los cuales dos murieron en el acto y el tercero quedó gravemente lisiado.Trump se apresuró a apoyar a Rittenhouse (enlace en inglés), diciendo que disparó en “defensa propia” porque lo estaban “atacando de manera muy violenta”. (Trump se refiere a un video en que los manifestantes corretean a Rittenhouse, después de que ya había matado a un hombre, según se alega, y Trump no menciona que los manifestantes trataban de desarmar a Rittenhouse, no de matarlo.)

Tres días después, cientos de seguidores de Trump cerca de Portland, Oregón, formaron una caravana de camionetas que manejó hasta esa ciudad para hostigar y atacar a los manifestantes de Black Lives Matter (La vida de los negros importa); a veces se bajaban de sus camionetas para enfrentarse con las personas en la calle. Esto resultó en un altercado en que uno de los fascistas fue muerto; las circunstancias exactas no están claras.

Otra vez, Trump se apresuró a defender a los fascistas, repetidamente insistiendo en que su asalto constituía una “protesta pacífica”. Incluso retuiteó fotos en que los fascistas disparan bolas de pintura y rocían spray de pimienta a los manifestantes, con este comentario: “La gente de Portland ya no aceptará la falta de seguridad”.

El 3 de septiembre, Michael Reinoehl, un activista antifascista acusado de balear al fascista en Portland, fue asesinado a balazos por agentes federales y policías locales bajo circunstancias sospechosas. Al día siguiente, el procurador general federal Bill Barr publicó una declaración que celebra esto: “Las calles de nuestras ciudades son más seguras debido a la eliminación de este agitador violento”. Nótese la falta de ningún concepto de “inocente hasta que se demuestre su culpabilidad” por medio del debido proceso requerido por ley.

¿Qué es todo esto, si no otra incitación más de parte del régimen a la violencia de los fascistas armados en el terreno, tanto los oficiales como los extraoficiales?

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1. En 2016, Trump animó a sus seguidores en los mítines de campaña a atacar a los manifestantes (“denles una paliza”); calificó a los mexicanos de “violadores”; dijo que los refugiados centroamericanos eran “una invasión de nuestro país”; e instó a prohibir a los musulmanes. Estos comentarios no simplemente atraían a los fascistas y los supremacistas blancos, sino que legitimaban sus tendencias más viles y violentas, los envalentonaron y los cohesionaron en un movimiento fascista —siendo Trump El Líder— que haría frente y aplastaría a todos los “enemigos de Estados Unidos”. Trump también promovió al movimiento “QAnon”, que se imagina que una cábala de pedófilos veneradores de Satanás (principalmente políticos y figuras culturales liberales) controla el mundo, pero que “se avecina una tormenta” en que Trump encabezará la batalla para aniquilarlos. Toda esta locura ha “inspirado” a los seguidores de Trump a masacrar a los latinos en El Paso y a los judíos en Pittsburgh; otros han cometido o tratado de cometer actos de violencia en menor escala. [volver]

2. Para mantener una negabilidad apenas creíble (de su papel), Trump alude a ellos como la “gente de la Segunda Enmienda”, “Motociclistas por Trump” o simplemente “patriotas.” [volver]

3. Un nuevo estudio muestra que sólo un siete por ciento de las protestas de La Vida de los Negros Importa tenían incidentes del vandalismo o alguna forma de violencia. [volver]

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Cientos de activistas milicianos con el grupo “Vikingos Furibundos” en el parque Cox, Louisville, 5 de septiembre. Foto: @FordFischer