El régimen de Trump y Pence:
La reconfiguración del aparato gobernante para servir con ganas al dominio fascista total

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De la redacción: Con esta nota, nos proponemos mantener a nuestro lectorado informado de manera más oportuna sobre las dimensiones clave del avance fascista general del régimen de Trump y Pence, con énfasis en la urgencia de sacar a este régimen.

Desde que asumió el mandato, el régimen de Trump y Pence ha estado reconfigurando el personal, las estructuras, y las relaciones por medio de los cuales Estados Unidos ha sido gobernado. Aquí van solamente dos ejemplos escandalosos recientes:

Imponiendo la autoridad federal sobre las fuerzas del orden público locales

En julio, el régimen lanzó la Operación Valor Diligente, metiendo agencias federales del orden público leales a Trump en Portland, Oregón, y otras ciudades, contra los deseos de los alcaldes y los gobernadores locales. Estos agentes trabajaban directamente con los puercos policías locales —en efecto, dejando al margen a la autoridad civil local— para suprimir las protestas antirracismo. Pronto siguió la Operación Legend en otras nueve ciudades, poniendo en la mira a las comunidades negras y latinas.

El 26 de agosto, Trump volvió a hacerlo, al desplegar 200 agentes federales en Kenosha, Wisconsin, para “restaurar la LEY y el ORDEN” (o sea, para suprimir las protestas), a pesar de la oposición del alcalde y del gobernador.

Luego, el 2 de septiembre, Trump emitió una Orden Ejecutiva que dirigió al procurador general William Barr a identificar a las “jurisdicciones anarquistas” que supuestamente “permitían la violencia y la destrucción de propiedad” — y por lo tanto, a encontrar las formas de recortar fuertemente los fondos federales a esos municipios, los que tienen alcaldes demócratas. Él está extorsionando a estos municipios para que se sometan a su control cada vez más directa sobre la autoridad local.

Purgando a los elementos “poco fiables” e imponiendo fieles a Trump

Trump cambió cuatro veces al jefe del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) —el que controla la Patrulla Fronteriza, el ICE y otras agencias represivas— en busca del “ideal” que llevaría a cabo el programa fascista sin renuencia. En noviembre de 2019, nombró a Chad Wolf como el quinto, designándolo como secretario interino. Luego, Wolf nombró a Ken Cuccinelli como su subsecretario a cargo de la política migratoria.

Wolf se enorgullece de ejecutar incondicionalmente lo que Trump quiera. Es un arquitecto temprano de la política de arrebatarles los hijos refugiados a sus padres, y es un aferrado promotor del “muro” fronterizo de Trump. Cuccinelli es un fascista cristiano duro, abiertamente antigay y salvajemente antiinmigrante. (Quiere quitarles la ciudadanía a las personas que nacieron en Estados Unidos con padres inmigrantes e imponer reglas de “hablar exclusivamente inglés” en los centros de trabajo).

En marzo de 2020, la Oficina General de Contabilidad de los Estados Unidos dictaminó que los nombramientos de Wolf y Cuccinelli violaron la Ley Federal de Reforma de Vacantes. Trump no solamente le hizo caso omiso a este dictamen sino que rápidamente anunció que iba a nombrar a Wolf como el secretario permanente del DHS.

Otro ejemplo: El 31 de agosto, Barr anunció la expulsión de Brad Wiegmann, que había encabezado la Oficina de Ley y Política del Departamento de Justicia durante los últimos 10 años. Esta oficina poco conocida tiene un papel crítico: está encargado de determinar si las acciones ejecutivas propuestas son legales o no. Fiscaliza la legalidad de la vigilancia del FBI y de los operativos “contraterroristas” dentro y fuera de Estados Unidos — en un período en que la colaboración entre el régimen trumpista y tanto las agencias extranjeras (como Rusia) como los “terroristas internos” (p. ej., las milicias convocadas a las calles para atacar a los manifestantes y potencialmente intimidar a los votantes) quizá sea crucial para los esfuerzos del régimen por mantener y consolidar el poder.

Wiegmann es un funcionario de carrera descrito como “el servidor público ideal: siempre la persona más inteligente en la reunión, completamente apolítico y adorado por sus colegas”. En otras palabras, una persona poco probable de dejar pasar actos ilegales y con suficiente talla como para hacerles frente a Trump y Barr. Por lo tanto, es un cuello de botella potencial para la agenda fascista en un momento decisivo.

El sustituto de Wiegmann es Kellen Dwyer, nombrado por su afiliación política con poca experiencia relevante. Pero Dwyer sí tiene un buen currículum fascista cristiano: era un miembro del Leonine Forum [Instituto Leonino], un grupo católico conservador que prepara a “líderes virtuosos… comprometidos a integrar [“las Enseñanzas Sociales de la Iglesia”] en su vida profesional y cívica”.

En resumidas cuentas, han remplazado a un obstáculo clave potencial a la agenda criminal de Trump, que incluye sabotear o robarse las elecciones, por un activista cristiano de derecha, al cual probablemente le hace falta la inclinación, la experiencia o la talla para oponerse a las cosas en que Trump y Barr insistan.

***

El objetivo de todo esto: subordinar toda la maquinaria del poder estatal —las cortes, el poder ejecutivo, las fuerzas armadas y del orden público, el Congreso, los gobiernos estatales y municipales— a la agenda fascista, y llenar este aparato con leales fiables trumpistas.

Wolf/Barr PurgeChad Wolf, el recién nombrado jefe del Departamento de Seguridad Nacional con el procurador general Barr. Wolf se enorgullece de ejecutar incondicionalmente lo que Trump quiera.

Video en inglés. Lea más en refusefascism.org.

 

 

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