Sobre el contagio de Donald Trump con la Covid-19 y la continua necesidad de expulsar al régimen de Trump y Pence YA

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De la redacción, 5 de octubre de 2020: Al cierre de esta edición, están saliendo informes continuos y contradictorios sobre la situación de la salud de Trump, que cambian minuto a minuto. Lo que escribimos a continuación, inmediatamente después de estas revelaciones, sigue siendo válido y verdad.

A todos aquellos que reconocen la amenaza del fascismo con Donald Trump pero piensan, quizás un poquito, que la situación pueda cambiar con el contagio de Trump con la Covid-19... que, de plano quizás, no tengamos que movilizarnos en las calles para sacar del poder este régimen mediante protestas masivas, sostenidas y no violentas tal como Rechazar el Fascismo ha convocado a hacer, que tal vez podamos simplemente “esperar y ver qué pasa”.

¡NO!

Donald Trump no ordenará derribar el muro y clausurar los campos de concentración. No hará retroceder a los golpeadores fascistas y supremacistas blancos bajo su mando, con y sin uniforme, que ahora están a la ofensiva. No abandonará los planes para suprimir los votos y violar los derechos de las personas que no son ciudadanos blancos nacidos en Estados Unidos. No decidirá que “la vida de los negros importa”, ni “entrará en sus cabales” y “por fin prestará atención a la ciencia” sobre la Covid o el medio ambiente que él está destruyendo tan rápidamente, ni dejará de degradar y atacar a los derechos fundamentales de las mujeres y de las personas LGBTQ... ni derribará monumentos a la esclavitud, ni tomará un curso de la historia del pueblo negro.

La hospitalización de Trump no ha creado un “hombre nuevo” ni ha cambiado la naturaleza extremadamente peligrosa de su régimen.

De hecho, él, y aquellos que lo rodean y que están detrás de él, ESTÁN pervirtiendo, corrompiendo y destruyendo las elecciones, y continúan y persisten en sus planes de impugnar y negar cualquier resultado que no deje a Trump y Pence en la Casa Blanca EN CASO DE QUE se celebren las elecciones. Tienen la intención de mantenerse en el poder por todos los medios a su disposición. Esperar hasta que él ataque a los resultados y presente al mundo un hecho consumado antes de tomarnos las calles es esperar demasiado tiempo, es renunciar a la lucha antes de que se inicie. El momento de forjar y mostrar nuestra fuerza —que potencialmente es mucho más grande que la de ellos— es AHORA, a la vez que grandes cantidades de nosotros nos preparamos para votar. De manera no violenta, masiva y creativa —con la determinación nacida de enfrentar lo que está en juego—, debemos tomarnos las calles, día tras día, impulsando, impulsando, impulsando.

Como ha escrito Bob Avakian:

El fanatismo demente de los fascistas al insistir en que Trump deba mantenerse en el poder, cueste lo que cueste, tiene que encontrarse, y verse abrumado, con la intensidad apasionada consciente de las masas de personas que odian todo lo que este régimen fascista representa, que reconocen el peligro existencial muy real que este régimen representa para la humanidad y que arden con una determinación justificada de que ¡este régimen tiene que marcharse!

 

3 de octubre de 2020. Donald Trump, su esposa Melania Trump, al menos varias otras personas que trabajan en la Casa Blanca, unos senadores y otras figuras importantes en el régimen de Trump y Pence y cerca del mismo se han contagiado recientemente de la Covid-19. A Trump lo han hospitalizado.

Esto plantea muchos interrogantes, los que se abordarán más adelante en este artículo. Pero no se debe permitir que lo más importante se pierda de vista:

Trump y Pence, la gente a su alrededor, y un movimiento fascista que se ha ido organizando por décadas están en medio de llevar a cabo un golpe de estado fascista que avanza paso a paso. Volvamos a la “historia antigua” del debate del martes por la noche, en el que Trump se negó, ante repetidas preguntas, a renunciar a la supremacía blanca *.

Cuando se le preguntó, se negó a comprometerse a una transferencia pacífica del poder si a Biden se le declara oficialmente ganador.

Alentó por su nombre a algunos de sus más violentos y racistas seguidores a “esperar” para tomarse las calles si los resultados de las elecciones van en su contra. Alentó a más de sus seguidores a ir a las urnas el día de las elecciones e intimidar a la gente, e indicó claramente el blanco de tal intimidación —en particular los negros y latinos en lo que él llama “las ciudades demócratas”— declarando que “están pasando cosas malas en Filadelfia”. (Estos seguidores ya han estado haciendo esto en sitios de votación temprana en Virginia y Filadelfia).

Declaró, en el debate, su intención de utilizar las mayorías republicanas en el Congreso y en los tribunales, inclusive la Corte Suprema, para conseguir a martillazos un segundo mandato, incluso si pierde el recuento de votos.

En resumen: como ha escrito Bob Avakian, Trump ya está robando las elecciones y amenazando con la violencia. Declara que tiene la intención de permanecer en el cargo por todos los medios, y él y sus secuaces se están preparando activamente para hacerlo.

Nada de esto se ha detenido. Nada de lo que ha sucedido con su diagnóstico de Covid ha cambiado esta dinámica básica. Y la verdad de lo que Rechazar el Fascismo ha estado diciendo, defendiendo y organizando —que para derrotar a este fascismo la gente debe empezar a salir a las calles YA, día tras día— es tan cierto en el momento en que lees esto como lo fue el miércoles por la mañana, o la semana anterior, o el mes anterior. A Trump y Pence hay que expulsarlos YA.

¿Cómo ver el diagnóstico de COVID?

En una situación como esta, en la que han escondido la información y ésta puede estar muy distorsionada, es importante en primer lugar centrarnos en lo que sabemos con certeza que es verdad.

Sabemos que a lo largo de todo esto, la Casa Blanca ha hecho público muy poca información.

Sabemos que para Trump la negación de la seriedad de la Covid, y el rechazo y sabotaje de medidas sanitarias muy básicas acordadas por la comunidad científica, son una piedra angular de su régimen y su campaña de reelección. Lo ha hecho hasta el punto de que en el debate presidencial, su familia y algunos miembros de su séquito se negaron a llevar mascarillas una vez sentados, a pesar de haber acordado hacerlo con antelación.

Sabemos que luego rechazaron las peticiones del personal del debate para hacerlo y, al negarse, pueden haber puesto en peligro a muchas personas presentes. Sabemos que más de 200.000 personas han muerto en los Estados Unidos como resultado de la Covid-19, el mayor saldo de muertes en el mundo, a un ritmo mayor que cualquier otro país con un nivel de desarrollo comparable.

Si bien la enfermedad resultaría en fatalidades incluso en la mejor situación, y aunque los “lo que pudo haber sido” siempre son inciertos, sabemos que diferentes expertos científicos han estimado que el exceso de muertes causadas por las distorsiones del régimen, su desafío y su ignor-ancia de la ciencia sobre la Covid puede estar en el rango de 100.000 personas.

Sabemos que todo esto ha hecho inciertas muchas cosas respecto a las elecciones. Por ejemplo, ¿se celebrarán los próximos debates según lo programado?

Pero, para repetir, una cosa sigue siendo cierta: Se están maniobrando activamente en un golpe de estado fascista que está avanzando paso a paso para hacer irrelevante cualquier resultado de las elecciones que vaya en contra de Trump; en esta situación, votar es necesario pero no suficiente: DEBEMOS ESTAR EN LAS CALLES.

 


* Dos días después del debate, en respuesta a las tremendas críticas a su descarada negativa a condenar la supremacía blanca, Trump dijo en Noticias FOX —a un público mucho, mucho más pequeño que el que vio el debate— que condenaba la supremacía blanca, así como a los Proud Boys. Pero este “paso atrás” no significa nada; ya ha doblado la campana.   [volver]


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