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¡El planeta no puede sobrevivir otros cuatro años de Trump!

Segunda parte:
El Ártico, tierra de hielo (derretido) e incendios


Un oso polar que se muere de hambre. (Foto: Wikimedia Commons)

 

Nota de la redacción: Un lector nos envió lo siguiente — la segunda entrega de una serie de artículos sobre la destrucción de los ecosistemas del planeta que, bajo el régimen de Trump y Pence, ha alcanzado nuevos niveles de devastación y peligro.

Actualización del 18 de noviembre de 2020: El régimen de Trump y Pence sigue rompiendo las normas y precedentes en su prisa por vender los derechos de excavación petrolera en el Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico (ANWR por sus siglas en inglés) en las semanas finales antes de que se supone que deje el cargo. El ANWR es una de las últimas zonas silvestres extendidas de Estados Unidos y hogar de muchas especies únicas y amenazadas. El 17 de noviembre de 2020, la administración de Trump anunció “una solicitud de nominaciones” para poder excavar en la región prístina. Con esto las compañías tendrán 30 días para identificar los terrenos que quieren excavar y para recibir comentarios sobre la venta. Normalmente, tras semejante período habría varios meses durante los cuales el gobierno revisaría las propuestas y los comentarios. Pero se espera que el Departamento del Interior de Trump maniobre inmediatamente con el anuncio del comienzo del periodo de 30 días y que lleve a cabo la venta tan sólo unos cuantos días antes de su programada salida del cargo. Después de que se haya llevado a cabo la venta, será mucho más difícil que un nuevo gobierno lo revierta.

Este artículo, escrito en agosto cuando se aprobaron los dictámenes ambientales finales sobre la excavación en el ANWR, explica la importancia ambiental de la región, las graves amenazas que representa la excavación y la amenaza del régimen al medio ambiente a nivel mundial. La apresurada campaña para vender estos contratos de excavación señala el peligro que este régimen causa cada día que permanezca en el cargo. ¡Trump-Pence Fuera Ya!

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El capitalismo ha devastado y destruido el medioambiente desde los inicios del capitalismo, y en las últimas décadas ha amenazado los cimientos naturales de la sociedad humana. Regiones enteras del planeta —ecosistemas— están al borde del colapso como resultado del cambio climático generado por la emisión de combustibles fósiles y otras formas de destrucción ecológica.

Trump ha echado gasolina sobre un incendio ya feroz y acelerado enormemente este proceso, quizá con posibles implicaciones devastadoras para el planeta y la humanidad si Trump es reelegido y consolida su régimen fascista.

Esta serie se enfocará en partes del mundo bajo peligro inminente. La primera parte se trataba de la Gran Barrera de Coral y el Amazonas. Esta segunda parte examina el Ártico.


El Ártico en el invierno. (Foto: Wikimedia Commons)

El Ártico es incomparable con cualquier otra región de la Tierra. Sus panoramas son diversos e incluyen hielo marino, pantanos costales, amplios ríos, y el propio mar. En el invierno, la temperatura se desploma a un promedio de -40° C / -40° F.

Noches fríos que duran un mes, tierra y hielo congelados, haría pensar que la vida no sería bienvenida. Sin embargo, en el Ártico abunda la vida y contiene diversos organismos que han evolucionado adaptaciones para vivir en estas condiciones extremas. Unos peces han evolucionado una proteína que impide que se congele la sangre. Las focas, morsas, ballenas y otros animales tienen capas de grasa que los protege del frio. Los pueblos indígenas han desarrollado modos de vivir que les permite prosperar y tener una vida sostenible en ese clima duro.

El planeta está calentando, pero el Ártico está calentando al doble el ritmo del promedio global. Este año, un pueblo en Siberia registró una temperatura de 38° C / 100° F, la más alta jamás registrada en el Ártico. Los pronósticos indican que si la emisión de gases de efecto invernadero continúa al ritmo actual, para 2050 la temperatura de Groenlandia alcanzaría temperaturas no vistas en 125.000 años.

La capa de hielo de Groenlandia es un cuerpo de hielo que se extiende a lo largo de 2.900 kilómetros (1.800 millas) y ancho de 1.800 kilómetros (1.100 millas). En años recientes, ha perdido enormes cantidades de hielo. Ian Howat, autor de un estudio, sugiere que la capa de hielo ha pasado lo que los científicos llaman jun punto de inflexión: “La capa de hielo ahora se encuentra en este nuevo estado dinámico, a tal punto que incluso si volviéramos al clima más similar al de hace 20 o 30 años, no dejaría de seguir perdiendo masa rápidamente”.


Esta foto aérea muestra la rapidez con que fluyen los ríos de aguas derretidas a lo largo de la capa de hielo de Groenlandia, la cual ha perdido enormes cantidades de hielo en años recientes. (Foto: NASA)

El derretimiento de la capa de hielo Groenlandia se daría durante muchos años, aún después de este siglo. Pasar un punto de inflexión significaría elevados niveles del mar por sobre los 7 metros / 24 pies, suficiente para que Londres, Manhattan, Miami, Mumbai y muchas otras ciudades costeras queden bajo agua, lo que resultaría en la migración forzada de cientos de millones de personas.

Además de las capas de hielo, tenemos el hielo marino que flota sobre el océano, y que antes cubría enormes trechos del océano Ártico durante todo el año. El incremento de la temperatura también quiere decir que se está derritiendo el hielo marino estacional. En las últimas tres décadas, la cantidad de hielo marino que queda al terminar el verano ha bajado en 40%. Si esta tendencia continúa, no quedará más hielo marino en el verano de 2035.

El derretimiento crea tres problemas para la región del Ártico y para el clima del planeta. Y los tres tendrían retroefectos peligrosos.

Primero, debido a que el hielo marino refleja el 90% de la luz que recibe, mientras que el agua refleja mucho menos, el derretimiento del hielo marino contribuye al calentamiento planetario — y eso contribuye al derretimiento acelerado del hielo. En su libro El planeta inhóspito, David Wallace-Wells dice que esta dinámica en sí podría emitir al aire la misma cantidad de carbón que las emisiones de gases de efecto invernadero han emitido en los últimos 25 años.

Segundo, enormes cantidades de carbón y metano han estado atrapados debajo del permahielo del Ártico por miles de años. A medida que el permahielo se descongela, deja escapar estos gases de efecto invernadero. No se sabe con qué rapidez se dará esto. Varios estudios de este año han pronosticado que el permahielo se está derritiendo más rápido de lo que se había pronosticado anteriormente. La National Oceanic and Atmospheric Administration (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica), ha escrito que para 2100, el Ártico habría emitido una cantidad de gases de efecto invernadero equivalente a la mitad del carbón emitido por la humanidad desde el inicio de la industrialización.

Tercero, estos últimos dos años han visto enormes incendios por todo el Ártico. En solo dos provincias en el este de Siberia se quemaron 34,6 millones de acres (140.000 kilómetros cuadrados), un área 25 veces más grande que todos los incendios de California este año. Si bien es cierto que siempre ha habido incendios en el Ártico, los incendios recientes representan un cambio transformacional, durando más y extendiéndose más al norte.

Calor e incendio quema Siberia
Crédito: NASA

Más del 50% de los incendios de este año ocurrieron en la turbera, tierra rica en carbón que se acumulaba del material orgánico durante miles de años. El clima más cálido derrite el hielo que la ha cubierto durante todo el año, y los veranos más largos la secan. Se ha presentado un nuevo fenómeno llamado “incendios zombis”. Un fuego lento que arde sin llamas debajo del hielo y la nieve durante el invierno y, como un zombi, aparece en la primavera. Pueden arder por años.

Los incendios del Ártico han emitido a la atmósfera enormes cantidades de gases que calientan el clima. En junio de 2020, los incendios del Ártico arrojaron más carbón a la atmósfera que el país de Noruega emitió en todo un año.

El Ártico, al igual que todo ecosistema, es una red compleja de varias especies, las que incluyen a los humanos, que interactúan con otras especies y el ambiente físico. No está claro en qué quedará todo esto. Lo que sí está claro es que hay muchas especies que son vulnerables y que se está haciendo muy poco para protegerlas. (Vea la barra lateral: Las especies en peligro de extinción en el Ártico).

El Ártico evolucionó durante millones de años. Pero ahora, como resultado de unas pocas décadas de actividad humana, corre el riesgo de colapsar; muchas especies pueden desaparecer para siempre. En ruinas una de las últimas regiones relativamente inafectada por la actividad humana, bellos paisajes inmaculados que jamás se volverá a ver.

Lo que suceda en el Ártico repercutirá en otros ecosistemas y alterará la actividad humana. La elevación del mar puede inundar a ciudades enteras y cubrir a islas, lo cual podría crear cientos de millones de refugiados climáticos. El 60% del pescado que se vende en Estados Unidos proviene del Ártico. El cambio de corrientes marítimas tendrá consecuencias impredecibles. Nuestros hijos enfrentarán un mundo muy cambiado. Nuestros nietos enfrentarán el problema de sobrevivir.


“No se les puede encomendar el planeta” — un corto de Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, una charla filmada de Bob Avakian de 2003. Audio doblado en español.


Las especies en peligro de extinción en el Ártico


Oso polar y cachorro, Noruega, 2015. (Foto: AWeith, Wikimedia Commons)

El oso polar: A medida que el hielo se derrite se disminuye el ámbito que tiene el oso para cazar focas, sin lo cual podrían morirse de hambre. Los osos que sobreviven paren crías más pequeñas. A cierto punto, quizás en el futuro cercano, la mayoría de las crías no sobrevivirán. 

La morsa: Estos enormes mamíferos van al fondo del mar para cazar. Cuando no están cazando descansan sobre el hielo marino. A medida que se derrite el hielo, pierden lugares para descansar. Dos tercios de todas las morsas del Oceano Pacífico se congregan en una sola playa. En este video se las ve trepando peñascos y cayendo a su muerte.

Un zorro polar. (Foto: Wikimedia Commons)

El zorro polar: Su pelaje cambia de blanco en el invierno a café en el verano para camuflarse. Ahora su competencia viene del zorro rojo que ha migrado hacia el norte debido al clima más caliente y porque su principal fuente de alimento, el lemming, se ve amenazado por la falta de nieve en donde esconderse.

Foto: NOAA

La mariposa de mar: Este elegante y diminuto caracol marino tiene lóbulos en forma de ala para impulsarse. También la han puesto la papa frita de mar por su importancia como fuente alimenticia para una gran cantidad de especies. El principal riesgo que enfrenta es la acidificación de los océanos, a causa del calentamiento planetario, que estorba la formación de su casco. Si el actual ritmo de emisiones continua igual, estos organismos dejarán de existir en las próximas décadas. El declive de la mariposa de mar tendrá un impacto dramático en los mares del Ártico y más allá.

 

Trump y el Ártico

La mayor parte de la devastación ambiental en el Ártico se debe directamente al cambio climático causado por la quema del combustible fósil. Esto no empezó con Trump; el responsable es el sistema de capitalismo-imperialismo, su sanguinaria competencia y su afán por las ganancias. Lo que Trump ha hecho es acelerar ese proceso en gran medida.

Trump descarta la ciencia del cambio climático, se ha retirado del acuerdo climático de Paris, ha promovido y desregulado los centrales de carbón, revocado reglamentos para limitar las emisiones de automóviles, eliminado reglamentos sobre el metano, aprobado la construcción de oleoductos disputados y extendido la perforación petrolera, la minería del carbón y el fracking (la fractura hidráulica).


Bosque Nacional Tongass, 2004, Alaska. Wikimedia Commons.


Unn foto reciente del Bosque Nacional Tongass. Ha comenzado la destrucción

Además:

  • Trump ha iniciado por lo menos 6 proyectos en terrenos federales en Alaska que desestabilizarían aún más el medioambiente de la región. Por ejemplo, Trump está a punto de vender contratos petroleros en el Arctic National Wildlife Refuge (Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico), que pondría en peligro a especies como los osos polares y el caribú puercoespín, y trastornaría la vida del pueblo Gwich’in. En 2019, Trump solicitó cambiar las reglas que prohíben construir carreteras y la explotación forestal en el Tongass National Forest (Bosque Nacional Tongass). Esto resultaría en desproteger a 165.000 acres (668 kilómetros cuadrados) de bosque de edad madura y 20.000 acres (81 kilómetros cuadrados) de bosque nuevo, a lo cual se oponen los pueblos Tlingit, Haida y Tsimshian.
  • La administración de Trump ha socavado la Ley de Especies en Peligro de Extinción que ha estado en vigor desde 1973. Por ejemplo, están empeñados en eliminar lo que se conoce como la “regla general”, que ordena proteger a especies en peligro que todavía no se les ha declarado “en peligro de extinción”.

Cuatro años más de este régimen fascista que descarta la ciencia, que destruye la naturaleza, que emite combustibles fósiles sería una pesadilla para el planeta. Tenemos que recurrir a todos los medios no violentos para impedir que Trump y Pence consoliden el fascismo. además, para salvar al planeta, tenemos que tumbar al sistema capitalista-imperialista y reemplazarlo con un sistema socialista que avance hacia el comunismo y que se base en, entre otras cosas, “Proteger, conservar y mejorar los ecosistemas y la biodiversidad del planeta para las actuales y futuras generaciones” (de la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian).

Próximamente — Tercera parte: Los océanos

“Guerra fría” en el Ártico


Infantes de la Marina de Estados Unidos participan en Arctic Edge 2020, el mayor ensayo militar conjunto en Alaska este año. (Foto: U.S. Marine Corps)

A medida que se derrita el hielo, Estados Unidos y otras potencias capitalistas-imperialistas no se enfocan en proteger el ecosistema sino en extraer recursos estratégicos (principalmente el petróleo), en defender rutas marítimas estratégicas, y en tener una presencia militar para defender sus intereses.

En 2019, el secretario de Estado Mike Pompeo dijo que había llegado “el momento para que Estados Unidos se se ponga de pie como una nación ártica”. A Pompeo le vale un carajo la protección del medio ambiente. Ese mismo año ALABÓ el derretimiento del hielo marino porque abre las rutas del comercio. Lo que le preocupa a Pompeo es que Rusia está ahí en el Ártico promoviendo sus propios intereses, los que incluyen el desarrollo de una ruta que Putin espera que reemplace al Canal Suez, la construcción de enormes plataformas petrolíferas y el aumento de la presencia militar rusa en la región.

Después de la declaración de Pompeo, Estados Unidos desplegó destructores cerca de la costa norte de Rusia y anunció que desplegaría a Alaska 100 aviones de combate F-22 y F-35 de quinta generación. Este año, aviones de combate yanquis han interceptado a los de Rusia por lo menos una docena de veces. Debajo del hielo hay submarinos de Estados Unidos y Rusia en cantidades que no se han visto desde la Guerra Fría.

 

Bob Avakian resumió esto perfectamente en un discurso: “[A] este sistema y aquellos que gobiernan…. No les importa nada de la exquisita diversidad en el medio ambiente y en la tierra y sus especies, y los tesoros que tiene a menos que puedan convertir eso en ganancias para sí mismos.... Ellos no son capaces de ser quienes cuidan este planeta”

 

 

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