Una pandemia viral; un maremoto de ignorancia y odio; un régimen fascista empapado de sufrimiento y muerte

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De un lector:

Esto no es sólo ineptitud, es sabotaje. Él (Donald Trump) ha saboteado los esfuerzos por mantener a la población a salvo”. — Jeffrey Shaman, un epidemiólogo de la Universidad de Columbia, al hablar de la respuesta del régimen Trump y Pence a la pandemia del coronavirus.

Al 21 de noviembre, se han registrado 55.6 millones de casos conocidos del coronavirus en todo el mundo y 1.34 millones de muertes; en Estados Unidos las cifras son 12.2 millones de casos virales y 254.000 muertes. Los nuevos casos en Estados Unidos se están acercando a 200 mil casos al día, casi el doble de lo que eran el 4 de noviembre, cuando superaron 100 mil casos al día por primera vez.

Trump y otras personas de su entorno son totalmente indiferentes a las muertes en que Estados Unidos, y el mundo, están inmersos. Ha ido a jugar al golf todos los fines de semana desde las elecciones, pero como la Associated Press comentó: “...el presidente ha mostrado poco interés en la creciente crisis (del virus), aunque los nuevos casos confirmados se están disparando y las unidades de cuidados intensivos de los hospitales en muchas partes del país se están acercando al límite de su capacidad”. Se ha negado a cooperar con el personal del entrante presidente electo Biden en cuestiones relacionadas con el virus, un acto que casi ciertamente causará retrasos incalculables en la elaboración de los planes y tratamientos para el virus, y muchos miles de muertes adicionales.

El aluvión de mentiras, negacionismo, creencia en la magia y los ataques a la ciencia que Trump ha vomitado en relación al virus son demasiado numerosos como para siquiera esbozarlos en este artículo. Pero algunas muestras: el 27 de febrero — “Va a desaparecer. Un día, es como un milagro — desaparecerá”; el 17 de junio — la pandemia se está “desvaneciendo. Va a desaparecer”. El 24 de abril, Trump promovió que la gente consuma lejía — “Veo el desinfectante, donde lo elimina en un minuto. Un minuto. ¿Y hay alguna manera de que podamos hacer algo así, al inyectarlo adentro o casi como una limpieza?” Dos días más tarde el Departamento de Salud de Illinois reportó un pico en el auto-envenenamiento de las personas que habían consumido lejía. El 29 de septiembre, Trump afirmó que un informe de los Centros para el Control de Enfermedades (CDC) concluía que “el 85% de las personas que usan mascarillas se contagian (del virus)” — Trump no sólo mintió, sino que pervirtió el propósito principal de usar mascarillas, el que es impedir la propagación del virus a otras personas.

La respuesta al virus a nivel nacional ha sido un caótico choque de medidas e inacción que puede diferir e incluso entrar en conflicto dramáticamente de un estado a otro, incluso dentro de las jurisdicciones. En la muy afectada ciudad de El Paso, Texas, el Sherifato dijo que no iba a ejecutar una orden del juez del condado que iba a restringir las empresas a “actividades esenciales”; los alguaciles del condado de El Paso dijeron que sí la iba a ejecutar. En muchas partes de Estados Unidos, de grandes ciudades a zonas rurales aisladas, los centros médicos y su personal están sometidos a una gran presión al extremo de la ruptura y más allá.

La incompetencia torpe, la inacción exasperante, la negligencia descarada — todo esto ha sido parte de la razón por la que tal cascada de desastres ha asolado a la gente en todo Estados Unidos. Pero en lo más fundamental, una ideología (una concepción del mundo coherente), una epistemología (una teoría del conocimiento) y una moral al servicio del fascismo, y para hacer avanzar la consolidación del fascismo, han surgido en el curso de este calvario, y han configurado y cohesionado los objetivos y el rumbo de la respuesta del régimen de Trump y Pence al virus.

Negar la ciencia, hacer alardes de la ignorancia

Desde el principio, el régimen ha sido anti-ciencia, anti-experto y anti-salud pública. La Unión de Científicos Preocupados escribió en enero de 2017 que “La administración de Trump y el CXV Congreso han estado desmantelando activamente las protecciones de salud y seguridad basadas en la ciencia, marginando la evidencia científica y deshaciendo los recientes avances en materia de integridad científica”. La Unión actualizó este informe el 12 de noviembre de 2020 — con docenas de ejemplos bien documentados.

Dos de ellos — el régimen utilizó una regulación federal poco conocida para ordenar que el CDC detuviera la inmigración en la frontera entre Estados Unidos y México, “a pesar de las fuertes preocupaciones planteadas por los científicos del CDC de que ... no había evidencia de que esta acción detuviera o frenara los actuales brotes de la Covid-19...”. Esta orden resultó en la deportación de al menos 150.000 personas, entre ellas “8.800 niños que entraron a Estados Unidos sin padres o tutores — los niños no acompañados normalmente cuentan con protecciones legales especiales, pero se les negó este derecho bajo la orden del CDC. En octubre de 2020, Trump bloqueó una “orden basada en la ciencia que requería que todos los pasajeros y empleados utilizaran mascarillas en el transporte público para impedir la propagación de la Covid-19 ... (marginando) la experiencia de los científicos de la salud pública (y) por lo tanto impidiendo que aplicaran una política basada en la ciencia que impediría la transmisión y en última instancia, salvaría vidas”. Esta orden del CDC fue emitida en un momento en el que Trump, algunos de su círculo interno fascista e incontables fascistas tipo MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] se contagiaban del virus en sus mítines, y hacían alardes de su negativa a “ponerse máscaras”.

Una de las primeras acciones de Trump para hacer frente y contener al virus fue designar a Mike Pence para supervisar la respuesta del régimen. Pence es un fundamentalista cristiano que no acepta la ciencia. Se opone a la ciencia. Cuando era congresista, dio un discurso que repudiaba la evolución. A lo largo de su carrera política se ha opuesto a las medidas de salud pública. Como congresista, Pence presentó una enmienda para desfinanciar a Planificación Familiar. Cuando fue gobernador de Indiana y brotó la peor crisis de VIH en la historia del estado, en que los usuarios de drogas intravenosas en las zonas rurales estaban especialmente afectados, la respuesta inicial de Pence fue ir a casa y rezar. Pence impidió un programa de intercambio de jeringas durante cuatro meses, y cientos de personas se infectaron con los virus potencialmente mortales del VIH y la Hepatitis C en esos meses. Esfuerzos despiadados y crueles como estos fueron parte de lo que hizo de Pence un héroe y un líder importante del fascismo cristiano en todo Estados Unidos; fueron parte de la razón por la que Trump lo eligió como vicepresidente en primer lugar.

El asesino efecto de la internalización de las toxinas

Muchas personas cuya concepción del mundo ha estado condicionada por perspectivas no científicas y anticientíficas presentan reacciones complejas y perjudiciales cuando se enteran de que tienen el virus. Una mujer en Tampa, Florida, le dijo a un reportero que no tenía idea de la carga emocional que el virus le causaría, o de cómo afectaría a su familia y amigos — la “culpa y la vergüenza” que sentiría. “El miedo impide que algunas personas sientan compasión. Me trataron como si tuviera la peste ... Supongo que sí tenía la peste”.

Un médico en Dakota del Sur le dijo a la revista Newsweek que los miembros de su familia “niegan que (la Covid-19) exista. Es difícil tener esa conversación con ellos”. También en Dakota del Sur, una enfermera tuiteó sobre sus pacientes con la Covid que “todavía no creen que el virus sea real”. Los pacientes que nos chillan que quieren una medicina mágica y que Joe Biden va a arruinar Estados Unidos. Todo ello mientras jadean para respirar con 100% Vapotherm. Nos dicen que debe haber otra razón por la que están enfermos. Nos insultan y nos preguntan por qué tiene que usar todas esas ‘cosas’ porque no tienen Covid, porque no es real. Sí. Esto realmente sucede”.

Esto es extremadamente dañino, para los individuos que reaccionan de esta manera, y para la sociedad. Y los fascistas en el poder lo están agravando.

A fines de octubre —mientras el virus y los saldos de muertes se disparaban por todo Estados Unidos; mientras hacían cola los camiones refrigerados para guardar los cadáveres para los que los hospitales no tenían espacio en El Paso; mientras Dakota del Norte y Dakota del Sur tenían una situación de Covid “tan mala como la que se da en cualquier parte del mundo”— Pence descaradamente hizo la absurda y exasperante afirmación engreído de que está “... absolutamente convencido de que gracias al liderazgo del presidente ... literalmente salvamos la vida de cientos de miles de estadounidenses”. ¿Qué le estaba diciendo a la gente que está enferma y se está muriendo? ¿Que era su culpa? ¿Que todo estaba en su imaginación? ¿Que no tenían “buenos genes”?

Este régimen es anti-ciencia, anti-experto y anti-salud pública — y todo eso es una gran parte del “aglutinante” que cohesiona a decenas de millones de fascistas cristianos en torno a su fascismo. Como dijo Bob Avakian en su histórico discurso, ¡EL RÉGIMEN DE TRUMP Y PENCE TIENE QUE MARCHARSE! En nombre de la humanidad, nos NEGAMOS a aceptar a un Estados Unidos fascista, Un mundo mejor ES posible, Trump, Pence y el núcleo fascista cristiano de su régimen “está en una misión de negarles atención médica a millones que sin ella, sufrirán, y muchos morirán”. Repudiar “...el método científico en general...” es un fundamento de su concepción del mundo.

Individualismo tóxico

En mayo, Ted Cruz, senador fascista cristiano y uno de los lamebotas líder de Trump, hizo un espectáculo de ir a una peluquería que había abierto en desafío de un cierre a nivel de todo el estado en Texas. Trump inmediatamente tuiteó su apoyo a la dueña del salón, diciendo que ella es “una increíble representante de un gran grupo de personas que quieren hacer lo mismo — quieren volver a trabajar”. En realidad, esta tendera es representativa de un gran grupo de personas — gente que se enorgullece de ser “individualistas estadounidenses” y no le importa un maldito bledo ninguna otra persona.

A fines de octubre, a medida que aumentaba el saldo de muertos, el jefe de personal de Trump dijo: “No hay ninguna parte de nuestra estrategia que vaya a incluir un cierre”. Luego, Trump tuiteó: “No habrá NINGÚN CIERRE. ¡¡¡La gran Recuperación de Estados Unidos está en marcha!!!” La declaración es delirante, incluso según sus propios términos. De hecho, millones de personas están sin trabajo en Estados Unidos, millones de personas están al borde del desalojo y unos 12 millones de personas podrían perder sus cuerdas de salvamento de apoyo el 26 de diciembre, según el centro de investigación “The Century Foundation”. Pero en lo más fundamental, es un peligroso toque de clarín para decenas de millones de personas de las turbas tipo MAGA de Trump a que desconozcan y se opongan de plano a las medidas adoptadas para proteger la salud pública.

El desprecio de Trump por llevar mascarillas se ha convertido en un distintivo de su actitud. Es parte de por qué sus turbas tipo MAGA están tan encantados acerca de él, y lo que emulan en él. Su séquito y sus turbas fascistas han seguido su ejemplo. Llevar o no una máscara facial se ha convertido en una línea divisoria social en muchas partes de Estados Unidos. Estos fascistas piensan que no ponerse máscaras faciales es un distintivo de su “libertad” para hacer lo que les dé la regalada gana.

Tómese un minuto y piense a fondo en lo que eso nos enseña acerca de la cultura dominante y la moral pútrida de esta sociedad.

Este feo individualismo va de la mano con el desdén por aquellos que están muriéndose del coronavirus y lo están sufriendo, y el venenoso desprecio y a menudo las amenazas contra los trabajadores sanitarios que están tratando de hacer sonar una alarma y convencer a las personas de que se protejan a sí mismas, y a los demás. El vicegobernador de Texas, Dan Patrick, un fascista cristiano líder, dijo anteriormente este año que temía que las restricciones de salud pública como las mascarillas y los cierres obligatorios pudieran acabar con la vida estadounidense que él conoce, y que si alguien le preguntara “‘Como ciudadano de la tercera edad, ¿usted está dispuesto a correr el riesgo de sobrevivir a cambio de conservar el Estados Unidos que todos los estadunidenses amamos para nuestros hijos y nietos?’ ... Y si ese es el canje, estoy de acuerdo. Eso no me hace noble o valiente ni nada de eso. Simplemente creo que hay muchos abuelos en este país como yo”. Patrick de hecho no se ofreció a morirse propiamente — pero las residencias para las personas de la tercera edad se han convertido en centros de enfermedades virales y muertes en todo Estados Unidos.

Los supervisores de una planta empacadora de carne en Iowa manifestaron con maldad el desprecio por la vida de las personas expuestas al virus: “hicieron apuestas sobre cuántos trabajadores iban a contagiarse con la Covid-19, mientras tomaban medidas para protegerse y negaban estar enterados de la propagación de la enfermedad en el trabajo, de acuerdo con las nuevas alegaciones en una demanda contra la compañía y algunos empleados”.

Trump se ha burlado repetidamente del Dr. Anthony Fauci, y sus seguidores tipo MAGA han desatado un torrente de abusos y amenazas contra Fauci, al extremo que éste ha tenido que contratar seguridad para sí mismo y su familia. Un ex director del CDC le dijo a un reportero que es asombroso el número de personas que a fuerzas han tenido que dejar sus empleos en la salud pública en todo Estados Unidos, y lo atribuía en parte a “los ataques a los expertos e instituciones de salud pública desde los más altos niveles del gobierno, incluso de parte del presidente Donald Trump...”.

Repudiar a una cultura pútrida

La gente está cansada de la Covid. Tengo los mítines más grandes jamás, y tenemos la Covid. La gente está diciendo lo que sea. Sólo déjanos en paz. Están cansados de eso. La gente está cansada de oír a Fauci y a todos estos idiotas”. — Donald Trump, 29 de octubre.

Estimamos que se pudiera haber evitado al menos 130.000 muertes y tal vez hasta 210.000 con intervenciones anteriores en las políticas y una coordinación y liderazgo federal más robustos ... Incluso con el surgimiento reciente y dramático de nuevas olas de la Covid-19 a nivel mundial, persisten los fracasos abyectos de las políticas del gobierno de Estados Unidos y sus mensajes de crisis, las muertes en Estados Unidos se han mantenido desproporcionadamente altas durante toda la pandemia en comparación incluso con otros países de alta mortalidad”. — de un informe publicado por el Centro Nacional de Preparación para Desastres, Universidad de Columbia, 22 de octubre de 2020.

Trump ha apostado su programa en torno al virus al desarrollo de una vacuna. Cuando eso ocurra y en el caso de que ocurra, no habrá un regreso a la “normalidad”. Trump se jacta de que él y su hijo superaron las pruebas positivas del virus porque tienen “buenos genes”. Su programa para el virus en pocas palabras: “Vacuna + Nada de máscaras + Nada de encierros + Distanciamiento social opcional + Muerte para los que tienen “genes débiles” y/o No tienen dinero”.

Las personas que acogen este asqueroso individualismo son los que ondean las banderas de “No me pises”; quienes llevan camisas con imágenes de cañones y el lema “Ven y acéptalo”. Pero la realidad se afirma por sí misma. Y una gran parte de la realidad ahora es que millones de personas siguen sufriendo, por todo el mundo, a causa de un virus. La realidad también es la de los trabajadores sanitarios como aquellos de Dakota del Sur citados anteriormente, que siguen dedicándose sus corazones y almas, sus habilidades y pasión, a la prevención de más muertes. La realidad también son los millones de personas en todas partes, de todos los orígenes sociales, que están haciendo cosas correctas: usando máscaras faciales, practicando el distanciamiento social, prestando atención a la ciencia, cuidándose no sólo de sí mismos y tal vez de sus familias inmediatas, sino también de sus vecinos, compañeros de trabajo, los extraños con los que interactúan en los autobuses, en las tiendas de comestibles, en todas sus actividades. Una cultura, y una moral, pueden y deben emerger como una fuerza social entre aquellos que rechazan el feo individualismo que está concentrado en el régimen fascista.

Hacerle frente a una pandemia presentaría muchos retos a cualquier sociedad. Como demuestra Bob Avakian en su artículo “La asesina ilusión de la ‘normalidad’ y el camino revolucionario hacia adelante”, las relaciones explotadoras y opresivas del capitalismo son un obstáculo para lidiar con esta situación de una manera que beneficie a la humanidad, y se ha agravado ese problema dramáticamente mientras ha estado en el poder el régimen fascista de Trump y Pence — con toda su agresión anti-ciencia y su pútrida moralidad. No sólo se necesita con urgencia otro camino hacia adelante para la humanidad, sino que es posible gracias al trabajo que Bob Avakian ha hecho en el desarrollo del Nuevo Comunismo.

Importa mucho lo que la gente piense, la manera de pensar de la gente. Importa mucho la moral que la gente aporta para hacer frente enfrentar a los retos.


Partidarios de Trump sin mascarilla le dan saludos mientras él se enrumba al Club Nacional de Golf Trump, domingo 15 de noviembre, Sterling, Virginia (Foto: AP)


Milicianos armados ocupan el Capitolio del estado de Michigan y exigen un fin a las órdenes de “quedarse en casa” cuyo propósito es desacelerar la propagación de la Covid-19.

Inmigrantes provenientes de México que solicitan asilo son rechazados en la frontera entre Estados Unidos y México.
Inmigrantes provenientes de México que solicitan asilo son rechazados en la frontera entre Estados Unidos y México. Foto: AP


Trabajadores sanitarios de una UCI, estado de Washington, mayo 2020.

Vea la película completa, unos cortos y las preguntas y respuestas de esta película en inglés.
Lea el texto de la película en español.

 

 

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