El Salvador: Atormentado durante un siglo por el capitalismo-imperialismo estadounidense

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2019: migrantes viajan hacia el norte desde Centroamérica. Durante el último siglo, el imperialismo estadounidense saqueó y devastó al más pequeño de los países centroamericanos, El Salvador, y lo convirtió en un paisaje de muerte infernal de violencia y pobreza para las masas de personas ahí, lo que provocó que decenas de miles emprendieran el peligroso viaje hacia el norte. Foto: AP


Centroamérica (Para agrandar el mapa, haz clic en la imagen).

Cualquiera que trate de comprender por qué decenas de miles de migrantes de Centroamérica y México, entre ellos niños, emprenden peligrosos viajes a través de cientos de kilómetros para tratar de entrar a Estados Unidos necesita reconocer esta verdad fundamental que Bob Avakian expresa:

Ahora ya puedo escuchar estos reaccionarios idiotas diciendo: “Ok, Bob, responde a esto: Si este país es tan terrible, ¿por qué gente de todo el mundo viene aquí? ¿Por qué hay tanta gente tratando de meterse en vez de salirse?...”. ¿Por qué? Yo te voy a decir por qué. Porque han cagado al mundo aún peor que lo han cagado a este país. En el proceso de adquirir su riqueza y poder, ellos lo han hecho imposible para mucha gente poder vivir en sus propios países. (Lo BAsico 1:14)

El siguiente artículo esboza algunas de las formas en que durante el último siglo el imperialismo estadounidense ha saqueado y devastado al más pequeño de los países centroamericanos, El Salvador, y lo ha convertido en un paisaje de muerte infernal para las masas ahí.


1904-1944: La “República Cafetalera”, el “Tratamiento Estadounidense”, La Matanza


En 1904, el presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt, declaró al mundo que Estados Unidos tenía el “derecho” de ejercer el “poder policiaco internacional” en América Latina y el Caribe, una advertencia a otras potencias para que se mantuvieran fuera de lo que Estados Unidos consideraba su “patio trasero”. El Salvador se convirtió en una “República Cafetalera”, con un puñado de ricos propietarios de plantaciones mientras las masas de personas vivían bajo una dura opresión y en extrema pobreza.


Las protestas y el descontento crecieron en El Salvador durante las décadas de 1920 y 1930. En 1932, el gobierno respondió a una huelga campesina masacrando a unas 30.000 personas, o el 4% de la población, en una semana; a esto se le llamó La Matanza. La sanguinaria represión le siguió durante los siguientes 12 años bajo el régimen de Maximiliano Hernández Martínez, un títere estadounidense y simpatizante fascista abierto.

En 1904 el presidente estadounidense Theodore Roosevelt declaró al mundo que Estados Unidos tenía el “derecho” de ejercer un “poder policiaco internacional” en América Latina1. Esta descarada declaración fue una advertencia a las potencias rivales para que mantuvieran su presencia militar fuera de lo que Estados Unidos consideraba su “patio trasero” y una “justificación” para que las fuerzas armadas estadounidenses “extendieran su ‘esfera de influencia’ en el Caribe, América Central y los países más pequeños de América del Sur...”. De inmediato llevó a los financistas estadounidenses a “creer que una mayor intervención y vigilancia policiaca de Estados Unidos en Centroamérica proporcionaría una mayor paz y estabilidad financiera en la región”2.

El Salvador pronto se convirtió en uno de los mayores productores de café del mundo, conocido como la “República Cafetalera”. Un puñado de ricos propietarios de plantaciones amarró una financiación que les permitió enriquecerse mientras millones de salvadoreños vivían en la pobreza. A este proceso se le llamó el “Tratamiento Estadounidense... una fórmula en tres partes de deuda, disciplina y exportaciones”. Desplazaron a miles de campesinos de sus parcelas y los obligaron a trabajar en las plantaciones cafetaleras, donde se les pagaba con una pequeña cantidad de vales que sólo podían utilizarse en las tiendas de la empresa, y dos tacos de frijol al día3.

Las protestas y el descontento crecieron en El Salvador a lo largo de la década de 1920, a medida que los precios del café caían a nivel internacional y los grandes propietarios de las plantaciones, respaldados por el gobierno, recortaban drásticamente los salarios y confiscaban aún más tierras a los campesinos. En 1932, se inició un levantamiento, principalmente de campesinos indígenas de las regiones cafetaleras del oeste de El Salvador, después de que el gobierno impidiera que los miembros del Partido Comunista elegidos para la legislatura nacional ocuparan sus escaños.

El gobierno respondió a una huelga de campesinos “masacrando a unas 30.000 personas según estimaciones, o el 4% de la población, en una semana”4, lo que se llamó La Matanza. Estados Unidos y Canadá enviaron buques de guerra para ayudar al gobierno salvadoreño5. Los buques de guerra no se utilizaron porque los militares salvadoreños fueron capaces de aplastar el levantamiento con sus propios esfuerzos. Una sanguinaria represión en todo el país siguió a la masacre, y continuó durante los siguientes 12 años bajo el régimen de Maximiliano Hernández Martínez, un títere de Estados Unidos y abierto simpatizante fascista6.


1944-1979: Golpes de estado, masacres y represión apoyados por Estados Unidos

Una serie de protestas y huelgas en la primavera de 1944 obligaron al gobierno a abandonar el poder y a Hernández Martínez a exiliarse. Unos meses más tarde, Osmín Aguirre y Salinas, coronel del ejército y antiguo jefe de la policía, encabezó un golpe de estado respaldado por los militares que desencadenó una sangrienta represión en contra de estudiantes, organizaciones sindicales y partidos políticos civiles7. El régimen de Aguirre y Salinas fue “legitimado por el reconocimiento inmediato de Estados Unidos”8.

A nivel internacional, las décadas que se iniciaron en los años 1950 estuvieron cada vez más caracterizados por la contienda de la “guerra fría” entre Estados Unidos y la Unión Soviética9. El anticomunismo virulento y violento se convirtió en la piedra angular de la política global de Estados Unidos. En El Salvador, estas décadas estuvieron caracterizadas por una serie de gobiernos dominados por los militares, y una economía dominada por ricos propietarios de plantaciones, en ambos casos vinculados a Estados Unidos10. En 1954, Estados Unidos, bajo el presidente Dwight D. Eisenhower, orquestó el apoyo a un golpe de estado que estaba preparando en contra del presidente de izquierda de Guatemala. El gobierno salvadoreño ayudó fielmente a Estados Unidos presentando una resolución anticomunista ante la Organización de Estados Centroamericanos, aislando a Guatemala y obligándola a retirarse de la organización, allanando así el camino para un golpe de estado respaldado por Estados Unidos11.

En 1960, Estados Unidos retuvo el reconocimiento de una junta salvadoreña (grupo gobernante compuesto por militares y civiles) que había prometido elecciones. Meses más tarde, un contragolpe de derecha derrocó a la junta antes de las elecciones previstas y tomó el poder. El contragolpe fue facilitado por Estados Unidos, que pronto anunció su apoyo al gobierno ilegítimo12.

Las protestas aumentaron a lo largo de la década de 1970, y el gobierno respondió con una feroz represión. Entre las masacres del gobierno: en 1975, la policía abrió fuego sobre los estudiantes que protestaban en contra de un concurso de Miss Universo, y mató y “desapareció” a decenas de ellos. En 1977, las tropas gubernamentales mataron a más de 200 manifestantes e hirieron a cientos más cuando decenas de miles de personas se reunieron pacíficamente en la plaza central de San Salvador para protestar contra el fraude electoral13. Los escuadrones de la muerte de la derecha, los que habían sido creados, entrenados, organizados e incluso proporcionados listas de objetivos por militares estadounidenses y agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), comenzaron a perseguir y “desaparecer” a cientos de opositores de izquierda14.


Este artículo de prensa describe el tiroteo contra estudiantes manifestantes de la Universidad de El Salvador el 30 de julio de 1975. Fuente: Zinn Education Project.


La década de 1950 hasta la de 1970 se caracterizaron por una serie de regímenes en El Salvador dominados por militares respaldados por Estados Unidos y ricos propietarios de plantaciones. En octubre de 1979, un golpe respaldado por Estados Unidos llevó al poder a otra junta. Fue reconocido de inmediato por el gobierno de Estados Unidos bajo el presidente Jimmy Carter. Se desató una represión mortal contra los manifestantes en San Salvador y otras ciudades. La masiva financiación y apoyo de Estados Unidos al régimen comenzaron a llegar a raudales al país. Foto: AP

En octubre de 1979, un golpe de estado respaldado por Estados Unidos llevó al poder a otra junta. Ésta fue reconocida de inmediata por el gobierno estadounidense del presidente Jimmy Carter. Se desató una represión mortal contra los manifestantes en San Salvador y otras ciudades. La financiación y el apoyo masivos de Estados Unidos al régimen comenzaron a llegar al país15.


1980-1992: Guerra civil, escuadrones de la muerte y genocidio, despoblación


Después de que el arzobispo Romero, que había pedido un fin a la ayuda estadounidense para el ejército salvadoreño, fuera asesinado a tiros en 1981, estalló una guerra civil. La represión genocida contra los campesinos pobres en las zonas rurales de El Salvador fue un eje importante de la guerra orquestada por Estados Unidos contra las fuerzas guerrilleras respaldadas por la Unión Soviética, que en ese momento era un poderoso rival imperialista de Estados Unidos en todo el mundo. El 11 de diciembre de 1981, un batallón armado y entrenado por Estados Unidos ingresó a la aldea norteña de El Mozote, aparentemente para buscar guerrilleros. No encontraron ninguno. Sin embargo, ejecutaron a más de 800 civiles, entre ellos niños.


1981: Víctimas de los escuadrones de la muerte en San Salvador, El Salvador. En una guerra de 12 años que se inició en 1980, los gobiernos de derecha respaldados por Estados Unidos mataron y torturaron a más de 70.000 personas, en un país con una población de alrededor de seis millones.


De 1980 a principios de la década de 1990, Estados Unidos suministró, según estimaciones, $6 mil millones en ayuda militar al régimen salvadoreño. El ejército salvadoreño creció, según estimaciones, de 7.000 efectivos en 1979 a alrededor de 53.000 en 1986. Había al menos 11.000 fuerzas civiles contrarrevolucionarias adicionales, muchas de ellas activas en los escuadrones de la muerte. En la imagen: soldados del gobierno con un obús en Osicala, El Salvador, 1987. Foto: AP

En marzo de 1980, el arzobispo Óscar Romero, que había pedido a Carter que pusiera fin a la ayuda estadounidense a los militares de El Salvador, fue asesinado a tiros mientras daba misa en la capilla de un hospital de San Salvador. Se intensificaron los asesinatos selectivos de líderes de la oposición y la matanza de manifestantes. El gobierno inició campañas genocidas en zonas rurales, llamándolas “reforma agraria”. Varios grupos guerrilleros, respaldados por la Unión Soviética y Cuba, se unieron para formar el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), que se convirtió en la principal fuerza que combatía en contra del gobierno respaldado por Estados Unidos. La guerra civil estalló.

De 1980 a principios de la década de 1990, Estados Unidos surtió al régimen salvadoreño una ayuda militar estimada en 6.000 millones de dólares. El ejército salvadoreño pasó de unos 7.000 efectivos en 1979 a unos 53.000 en 1986. Había al menos 11.000 fuerzas contrarrevolucionarias civiles adicionales, muchas de ellas activas en los escuadrones de la muerte como la Brigada Anticomunista Maximiliano Hernández Martínez16. Estados Unidos también canalizó importantes fondos y entrenamiento a los militares salvadoreños por medio de aliados como Argentina, Chile e Israel17, y canalizó 2.2 millones de dólares a partidos políticos fascistas para ayudarles a reforzar su control del poder18.

La represión genocida en contra de los campesinos pobres de las zonas rurales de El Salvador fue uno de los principales ejes de la guerra orquestada por Estados Unidos. En diciembre de 1981, el Batallón Atlacatl, una unidad de élite del ejército salvadoreño, llevó a cabo una horrorosa masacre en la aldea de El Mozote. “Los habitantes fueron detenidos en rastrillajes durante la noche y al día siguiente, 11 de diciembre, los asesinaron. El Batallón Atlacatl mutiló, baleó, violó y desmembró a cientos de hombres, mujeres y niños no armados. Se cree que casi la mitad de las víctimas eran menores de 10 años. Las estimaciones del total de asesinados ese día oscilan entre 200 y más de 1.000”19. El batallón “decapitó a los hombres en una iglesia y mató a un niño a bayonetazos y masacró a familias enteras”20.

El Batallón Atlacatl fue especialmente entrenado por el ejército estadounidense en la Escuela de las Américas en el Fuerte Benning, Georgia. Fue considerado el “orgullo del equipo militar de Estados Unidos en San Salvador”21.

Las zonas agrícolas rurales de El Salvador, un pequeño país del tamaño del estado de Massachusetts, fueron “vapuleadas por los bombardeos aéreos más intensos y prolongados de la historia del hemisferio occidental”. Las fuerzas aéreas lanzaron bombas de fósforo y gelatina incendiaria sobre las laderas boscosas y las tierras de cultivo, envenenando el suelo durante muchas temporadas. El ejército arrasó el campo, incendiando comunidades agrícolas enteras y sacrificando el ganado”22, 23.

Cuando se firmó el tratado que ponía fin a la guerra en 1992, cerca de un millón de salvadoreños habían sido expulsados de sus hogares24: “un tercio de la población huyó del país como refugiados o fue desplazado internamente25. Gran parte del país estaba en ruinas. Y más de 75.000 civiles habían muerto a manos de las fuerzas gubernamentales apoyadas, entrenadas y financiadas por Estados Unidos26.


De 1992 al presente: Una cascada de catástrofes ambientales, sociales y económicas

Décadas de intensa producción de café y masivas embestidas del gobierno durante la guerra civil han agotado las antes fértiles tierras agrícolas y han envenenado gran parte del agua y el suelo que quedan en El Salvador. Desde la década de 1960, cerca del 85% de los bosques del país han desaparecido, y más del 50% de El Salvador ya no es apto para el cultivo de alimentos. Todo el país está “peligrosamente cerca de enfrentarse a la formación de un desierto a gran escala”27. El Salvador experimenta una “crisis de múltiples capas de escasez de agua, contaminación y acceso desigual que afecta a una cuarta parte de los 6.4 millones de habitantes del país”, y “más del 90% de las fuentes de agua superficial del país están contaminadas”. Al menos 600.000 personas de las zonas rurales no tienen acceso al agua, y cientos de miles más tienen un acceso limitado o intermitente28.


Décadas de intensa producción de café y embates masivos del gobierno durante la guerra civil han agotado las tierras agrícolas que alguna vez fueron fértiles y han envenenado gran parte del agua y el suelo que quedan en El Salvador. Hoy, El Salvador está experimentando una “crisis de múltiples capas de escasez de agua, contaminación y acceso desigual que afecta a una cuarta parte de la población del país”, y “más del 90 por ciento de las fuentes de agua superficial del país están contaminadas”.


Al igual que en Centroamérica en general, la devastación ambiental ha hecho que el país sea más vulnerable a los extensos daños provocados por fenómenos naturales severos como los volcanes, los terremotos, los huracanes y los desprendimientos de tierra provocados por lluvias torrenciales. Dos huracanes que azotaron al país a finales de 2020 destruyeron aldeas enteras. La organización de lucha contra la pobreza Oxfam estima que al fin de diciembre de 2020, 800.000 personas seguían sin hogar en El Salvador y en otros países centroamericanos a causa de estos huracanes29.


La devastación ambiental ha hecho a El Salvador más vulnerable a daños extensos por eventos naturales severos como volcanes, terremotos, huracanes y deslizamientos de tierra provocados por lluvias torrenciales. En octubre de 2020, la parte superior del volcán San Salvador se puso en movimiento por lluvias torrenciales. En la imagen: la gente busca cadáveres enterrados en el barro donde alguna vez estuvieron las casas, en Nejapa, El Salvador. Foto: AP

En 2006, El Salvador se suscribió al Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-CAFTA), dominado por Estados Unidos. Éste requería y ha acelerado la “reestructuración” de las economías de los países que se adhirieron a él30. Y esto ha abierto las compuertas a una entrada masiva de productos agrícolas e industriales estadounidenses que han debilitado la actividad económica local, especialmente la agrícola. Un informe del Consejo de Asuntos Hemisféricos concluyó que, en El Salvador y otros países, el DR-CAFTA ha contribuido a la eliminación de muchas pequeñas explotaciones agrícolas y a una mayor “inseguridad alimentaria”31 (en otras palabras: hambre e inanición), obligando a más personas a emigrar a las ciudades de El Salvador. Y muchas de estas personas tratan de emigrar a Estados Unidos para encontrar medios de supervivencia. La desregulación ambiental ordenada por el DR-CAFTA también ha facilitado que las empresas mineras con sede en Estados Unidos y otros países imperialistas “encontraran oro”32, y su actividad minera ha envenenado aún más las zonas de montaña.


Una violencia horrorosa azota a las masas de personas de El Salvador, llevada a cabo por las pandillas y las fuerzas policiales/militares, que a veces actúan juntas. El país tiene una de las tasas de homicidio más altas del mundo33, y esta violencia es un factor importante que hace que la gente se vaya del país. Pero pocas veces se menciona que las raíces de las pandillas violentas de El Salvador están en Estados Unidos. Durante la década de 1980, cientos de miles de salvadoreños que huyeron del terror patrocinado por Estados Unidos durante la guerra civil se establecieron en los barrios de Los Ángeles, California, donde grupos de jóvenes formaron pandillas, incluso para protegerse. En la década de 1990, Estados Unidos deportó a muchos de estos jóvenes a El Salvador. Una ley firmada por Bill Clinton en 1996 facilitó para el gobierno la deportación rápida de personas, incluidos los residentes legales permanentes, que habían sido condenados por ciertos delitos menores34. Algunos de los jóvenes deportados se llevaron consigo sus lealtades y su cultura pandilleras, ya que regresaron a la aplastante pobreza y a la violencia policial y militar de las ciudades de El Salvador.


Durante la década de 1980, cientos de miles de salvadoreños que huyeron del terror patrocinado por Estados Unidos durante la guerra civil se establecieron en barrios de Los Ángeles, donde grupos de jóvenes formaron pandillas, incluso para protegerse. En la década de 1990, muchos de estos jóvenes fueron deportados a El Salvador. En la imagen: los salvadoreños llegan al aeropuerto internacional de El Salvador luego de ser deportados de Estados Unidos, febrero de 1999. Foto: AP.

Así que pregúntese: ¿qué podía impeler a la gente a arriesgarlo todo, incluso la vida de sus hijos, para atravesar un continente e intentar entrar a Estados Unidos?

 


Notas

1. Theodore Roosevelt’s Corollary to the Monroe Doctrine, OurDocuments.gov  [volver]

2. “Empire, Public Goods, and the Roosevelt Corollary,” Kris James Mitchener, The Journal of Economic History  [volver]

3. Información y cita del libro Coffeeland: One Man’s Dark Empire and the Making of Our Favorite Drug, de Augustine Sedgewick  [volver]

4. 22 de enero de 1932: La Matanza (“The Massacre”) Begins in El Salvador, Zinn History Project  [volver]

5. “Unintended Consequences: U.S. Military Interference in El Salvador,” Blake Bergstrom, James Madison University  [volver]

6. Hernández Martínez, Maximiliano, Our Campaigns  [volver]

7. Estadísticas de las Elecciones de América Latina, El Salvador; University of California, San Diego, Collections  [volver]

8. Un siglo de dominación estadounidense creó la crisis migratoria, Mark Tseng-Putterman, https://medium.com/s/story/timeline-us-intervention-central-america-a9bea9ebc148  [volver]

9. De 1917 a mediados de los años 1950, la Unión Soviética (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, o la URSS) fue el primer estado socialista del mundo, lo que constituyó un enorme avance para la humanidad. No obstante, tras la muerte de Joseph Stalin en 1953, se restauró el capitalismo en la Unión Soviética. Para fines de la década de 1970, la Unión Soviética ya se había convertido en una potencia capitalista-imperialista (mientras seguía afirmando falsamente que era “comunista”), y estaba trabada en una feroz y reaccionaria rivalidad con Estados Unidos por el dominio mundial. En varias partes del mundo estallaron guerras entre fuerzas respaldadas por Estados Unidos y la Unión Soviética, y en El Salvador se produjo una insurgencia de masas de personas con gran influencia de las fuerzas políticas y militares pro-soviéticas. La Unión Soviética se derrumbó en 1991.  [volver]

10. Bergstrom, p. 21  [volver]

11. Dwight D. Eisenhower, Mandate for Changepp. 421-426  [volver]

12. Departamento de Estado de Estados Unidos, Office of the Historian  [volver]

13. El Salvador: Levantamiento, NACLA Report, 25 de septiembre de 2007  [volver]

14. Historia de El Salvador, Teaching Central America  [volver]

15. Fines de atrocidades en masa, El Salvador, Tufts University Case Studies  [volver]

16. “Rightist Death Squad Kills Four in El Salvador,” New York Times, 8 de octubre de 1983  [volver]

17. Crimen Yanqui Caso #38: Estados Unidos avala al gobierno salvadoreño de los escuadrones de la muerte, de 1980 a 1992, Revolución, 25 de julio de 2018  [volver]

18. “CIA Said to Aid Salvador Parties,” New York Times, 12 de mayo de 1984  [volver]

19. 11 de diciembre de 1981: La masacre de El Mozote en El Salvador, Zinn History Project  [volver]

20. Ibid.  [volver]

21. “How U.S. Actions Helped Hide Salvador Human Rights Abuses,” New York Times, 21 de marzo de 1983  [volver]

22. Ibid.  [volver]

23. En diciembre de 1983, en un momento en el que los escuadrones de la muerte mataban a cientos de personas a la semana y mientras la oposición a la guerra asesina se intensificaba en Estados Unidos y en otros países, el vicepresidente estadounidense George Bush viajó a El Salvador para impulsar los esfuerzos de Estados Unidos para respaldar la guerra contra las fuerzas antigubernamentales. Bush se reunió con altos funcionarios del gobierno y otras figuras importantes, como Robert d’Aubuisson, un antiguo agente de inteligencia entrenado por Estados Unidos y jefe del partido fascista Arena. Bush hizo algunas declaraciones públicas insinuando oponerse a los escuadrones de la muerte salvadoreños, pero en realidad, los escuadrones de la muerte, y la guerra genocida en general respaldada por Estados Unidos, continuaron durante otros nueve años bañados en sangre.  [volver]

24. The Pacification of Central America, James Dunkerley, Institute of Latin American Studies  [volver]

25. Destruction of a Way of Life, El Salvador Watch, noviembre de 1997  [volver]

26. El Salvador, Center for Justice and Accountability  [volver]

27. Destruction of a Way of Life, El Salvador Watch, noviembre de 1997  [volver]

28. “Once Lush, El Salvador is Now Dangerously Close to Running Dry,” National Geographic, 2 de noviembre de 2018  [volver]

29. TPS Can Promote Stability and Recovery for Central American Countries Hit by Recent Hurricanes, Center for American Progress, diciembre de 2020  [volver]

30. El Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana (DR-CAFTA), Every CSRReport.com  [volver]

31. CAFTA-DR Governments in Contrast to Small-Scale Owners Parcel Engine of Development, Council on Hemispheric Affairs  [volver]

32. What “Free Trade” Has Done to Central America, Foreign Policy in Focus  [volver]

33. “The Real Migration Crisis is in Central America,” Foreign Affairs, 13 de abril de 2021  [volver]

34. “Deporting People Made Central America’s Gangs. More Deportation Won’t Help,” Washington Post, 20 de julio de 2017  [volver]

 

 

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