Siniestra maniobra en un país construido sobre la supremacía blanca:
La Corte Suprema avala la supresión de votantes

| revcom.us

 

El 1º de julio, la Corte Suprema, repleta de nombramientos fascistas de Trump, confirmó dos leyes de Arizona cuyo fin es la supresión de votantes.

Una de las leyes desecha las boletas de las personas que votan en un distrito donde se habían empadronado pero ya no residen. La otra prohíbe que terceros recojan y entreguen las papeletas de personas que no pueden acudir a una urna. La corte avaló estas leyes a pesar de la evidencia indiscutible de que crean desproporcionalmente obstáculos a que las personas negras, latinas e indígenas tengan posibilidades de votar.

Más allá de la injusticia de este fallo específico, la Corte sentó peligrosos precedentes para privar del derecho al voto a las personas negras, latinas e indígenas.

Destripar la ya debilitada Ley de Derecho al Voto

Durante generaciones, en el Sur se les negaba a los negros el derecho de votar mediante leyes y el terror. Eso sólo cambió con la aprobación de la Ley de Derecho al Voto de 1965. Y esa Ley sólo se aprobó tras la heroica lucha y sacrificio de personas que arriesgaron y dieron la vida en un movimiento que denunció ante el mundo la naturaleza supremacista blanca de Estados Unidos.

La Ley de Derecho al Voto fue viciada en 2013 cuando la Corte Suprema anuló Sección 4 de la Ley, que estipulaba que los estados que tienen un historial de impedir que votaran los negros, obtuvieran una aprobación federal antes de instituir nuevas reglas sobre quién podía votar y cómo. La sentencia de la Corte Suprema en el caso de Arizona empeora mucho más las cosas. Permite que las leyes sigan en vigor incluso después de que se haya demostrado que impiden o desalientan de forma desproporcionada que las personas de color voten.

Los que se oponen a la ley de Arizona que anula los votos emitidos por personas fuera del distrito en el que están empadronados presentaron evidencia de que el porcentaje de negros, latinos e indígenas cuyos votos fueron anulados era el doble que el de los blancos. El “magistrado” Alito desestimó la evidencia no impugnada con el “argumento” de que no era grande el número absoluto de votantes de minorías cuyas papeletas fueron anuladas de forma desproporcionada (de entre los miles de papeletas rechazadas). Las decisiones de la Corte Suprema sientan precedentes: las normas según las que las cortes inferiores hacen sus propias decisiones. Independientemente de cuántas personas se vieron afectadas por esta ley, se les quitó el derecho a votar. Y, el precedente establecido aquí es que son constitucionales y legales las leyes que impiden desproporcionadamente que la gente de color vote.

Al confirmar la otra ley de Arizona, la que restringe en gran medida la capacidad de terceros para recoger y entregar las papeletas de voto, la Corte desestimó, si bien no refutó, la evidencia de que la recolección de papeletas por parte de terceros tiende a utilizarse en mayor medida en las comunidades desfavorecidas y que las minorías en Arizona, especialmente la gente indígena, están desproporcionadamente desfavorecidas.

Implicaciones siniestras

Este fallo de la Corte Suprema se rindió mientras los republi-fascistas están incitando a millones de personas con la gran mentira de que se dio un fraude masivo del voto en las elecciones de 2020. Aunque no la repite abiertamente, el fallo de la Corte Suprema está lleno de referencias al supuesto peligro del “fraude electoral”1.

Y el fallo se rindió mientras los estados controlados por los republicanos en todo Estados Unidos se están apresurando a aprobar leyes de identificación de votantes, límites al voto en ausencia, obstáculos al empadronamiento de votantes y purgas de los padrones electorales que en gran medida privan del derecho de votar a los votantes de color. Este año ya se han aprobado 28 leyes que restringen el voto en 17 estados. El fallo respecto a Arizona envía un mensaje a las cortes inferiores que se pronunciarán sobre la constitucionalidad de esas leyes, en el sentido de que ya se ha abierto la temporada de caza contra el derecho fundamental a votar de la gente negra (así como de la gente latina e indígena).

Estos acontecimientos son muy significativos, aunque el voto y las elecciones no son fundamentalmente la forma en que se decidirán las monumentales luchas que enfrentamos ahora. Incluso en “tiempos normales”, las elecciones no sirven y no pueden servir para eliminar las relaciones básicas de explotación y opresión en esta sociedad. Sirven a dos propósitos principales que, de hecho, van en contra de ello. En primer lugar, son un medio por el cual los diferentes sectores de la clase dominante contienden sobre la manera de mantener y perseguir los intereses del sistema capitalista-imperialista y el dominio de la clase capitalista. En segundo lugar, sirven para alimentar la ilusión entre las personas de que pueden “tener voz y voto en la toma de decisiones” y reformar de alguna manera esas relaciones opresivas profundamente arraigadas de una forma que tenga sentido mediante el ejercicio del voto sobre cuál miembro de la clase dominante administrará la maquinaria de la opresión.

Pero estos no son tiempos normales. Cabe citar aquí Una Declaración, un Llamamiento a que se organice ahora para una revolución real:

Aquellos que han gobernado sobre nosotros, durante tanto tiempo, con sus partidos Republicano y Demócrata, ahora están envueltos en una amarga lucha entre sí sobre la manera de mantener a Estados Unidos unido, mantener este sistema en marcha, imponer su dominio sobre la gente que explota y oprime y mantener a este país como la potencia opresora número uno del mundo. Los republicanos están maniobrando para ejercer este dominio por medio del fascismo: desechando la pretensión de una “democracia para todos”, apoyándose en una brutalidad franca y en el destripamiento de los derechos de la gente, para imponer la indisimulada y agresiva supremacía masculina, supremacía blanca, xenofobia (el odio a las personas de otros países y la persecución a los inmigrantes, especialmente de los países no blancos) y el crudo chovinismo tipo “Estados Unidos Ante Todo”.

Esta decisión forma parte integral de ese programa. Pero la Declaración y Llamamiento inmediatamente agrega:

Los demócratas están trabajando para mantener las cosas articuladas con más disfraces y engaños, con la afirmación de que lo que existe en Estados Unidos es una “gran democracia” que representa “la voluntad del pueblo”, y que por ello merece ser, y necesita ser, la fuerza más poderosa del mundo. Pero, en realidad, estos dos partidos de la clase dominante están trabajando para mantener en pie el poder opresivo violento, la dictadura, de este sistema capitalista-imperialista, y todos los horrores para la humanidad que esto implica.

Estas divisiones y conflictos han abierto grandes boquetes en el camuflaje de este sistema, poniendo aún más al descubierto su verdadera naturaleza y la mentira de que éste es “el mejor país del mundo”, la “luminosa luz de la libertad” y el “líder del mundo libre”. Es muy probable que todo esto se intensifique cada vez más, reventando los lazos que han mantenido las cosas articuladas bajo este sistema y que han hecho aún más profundas las divisiones en toda la sociedad, inclusive dentro de las instituciones de poder. Esto podría llevar a algo muy malo — o a algo muy bueno, SI actuáramos de la manera en que tenemos que hacerlo en estas circunstancias poco comunes y luchamos para llevar las cosas hacia donde tienen que ir.

Esta decisión de la Corte Suprema es otra llamada de atención de que de hecho es necesario que nos organicemos para hacer precisamente lo que se dice arriba: “luchar para llevar las cosas hacia donde tienen que ir”. Hacia una revolución real.

 

* Por ejemplo, el fallo dice que aunque “no había evidencia de fraude en las votaciones anticipadas en Arizona... un estado puede tomar medidas para prevenir el fraude electoral sin esperar a que ocurra dentro de sus propias fronteras”. En otras palabras, los argumentos legales tachados de “acción para prevenir el fraude electoral”, sin ninguna evidencia de que se haya producido un caso importante de fraude, anulan la evidencia material de que una ley le priva del derecho a votar a la gente de color (el fallo completo está disponible en Internet). [volver]


Tropas estatales atacaron violentamente a los manifestantes pacíficos en un intento de detener la marcha por el derecho al voto en Selma, Alabama, el 7 de marzo de 1965, un día conocido como Domingo Sangriento.


La Ley de Derecho al Voto fue viciada en 2013 cuando la Corte Suprema anuló Sección 4 de la Ley que exigía que los estados que tienen un historial de impedir que votara la gente negra, latina e indígena obtuvieran la aprobación federal antes de instituir nuevas normas sobre quién podía votar y cómo. Arriba: Una protesta contra este revés frente a la Corte Suprema.

 

 

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