¡Romper las cadenas!

¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!

Obrero Revolucionario #897, 9 de marzo, 1997

"Durante todo el proceso revolucionario que brega por crear las condiciones para el comunismo, hay que luchar continuamente y cada vez más cabalmente para superar y arrancar de raíz las relaciones de desigualdad y de opresión que encadenan a la mujer; para promover relaciones personales, familiares y sexuales que se basan en mutuo amor y respeto e igualdad entre el hombre y la mujer, y para desarrollar métodos por medio de los cuales las masas populares, mediante esfuerzos cooperativos en que participen igualmente hombres y mujeres, puedan desempeñar las funciones que hoy día realiza la familia y que son una carga para la mujer en particular".

"La liberación de los pobres y explotados del mundo está completamente ligada a la liberación de la mujer de toda dominación y opresión machista, y viceversa; no puede haber el uno sin el otro".

Bob Avakian, "Por qué solo la revolución proletaria puede liberar a la mujer"

Hay que ROMPER LAS CADENAS. Si la mujer no tiene el derecho a decidir si tener o no tener hijos, y cuándo, está esclavizada. Es así de sencillo. Y eso es perjudicial para ella, para el proletariado y para todos los oprimidos. Una vez más, este Día Internacional de la Mujer, centramos la atención en el derecho de la mujer al aborto, que es clave para su emancipación, para la emancipación de todas las mujeres...y está ligado a la lucha para acabar con toda forma de opresión. Todos los que luchan contra el sistema, en el frente que sea, tienen que ver esas conexiones.

En especial, exhortamos a la nueva generación a que cambie el ambiente político con respecto a la mujer. Juntos tenemos que aclarar la confusión que le siembran a la juventud, y cambiar la situación en que se amenaza, maltrata y mata a mujeres y trabajadores de clínicas, y los politiqueros dicen que el aborto debe ser "legal pero poco común". En menos de tres años estaremos en el año 2000, y la mujer todavía no tiene el derecho a tomar decisiones tan fundamentales sobre su vida sin temor, violencia, humillación y vergüenza. Si la mujer necesita un aborto, ¿por qué debe ser poco común? En este número presentamos una separata de "información como arma" sobre el aborto y el derecho fundamental de la mujer a controlar su reproducción.

Millones de personas están de acuerdo con que la mujer debe tener el derecho al aborto. Pero nosotros, los comunistas revolucionarios, lo vemos también desde otro nivel. Afirmamos que la mujer debe tener tal derecho porque eso corresponde a los intereses fundamentales del proletariado y de la sociedad de conjunto. De la misma manera que estamos profundamente convencidos de que las masas populares tienen que hacer un cambio radical y entrarle a la revolución, sostenemos que ni el estado ni ninguna otra institución represiva de esta sociedad debe decidir sobre el aborto ni decirle a la mujer qué hacer al respecto. Tampoco deben decidir los padres, novios, jueces o curas. Pensamos que ni en la sociedad socialista es algo que deba decidir el estado; en última instancia, cada mujer individual debe tomar la decisión.

Sabemos que mientras la reproducción humana requiera que la gestación se dé en el cuerpo de la mujer, el control de la reproducción puede ser algo opresivo para ella. Mejor dicho: ¡La mujer no es incubadora! Precisamente por eso, el bienestar físico y social de la mujer debe tener prioridad sobre el feto. Claro que se trata de la salud de la mujer pero, lo que es más, se trata del derecho de la mujer a incorporarse plenamente en la sociedad.

Queremos transformar la sociedad entera. Nuestra meta es extirpar todas las formas de explotación y opresión. Un aspecto sumamente importante es acabar la opresión de la mujer. Nuestras consignas lo expresan así: "¡La mujer sostiene la mitad del cielo! ¡Romper las cadenas! ¡Desencadenar la furia de la mujer como una fuerza poderosa para la revolución!".

¿Qué se puede hacer para emancipar a la mujer para que desempeñe un papel cabal y en pie de igualdad en toda esfera social, y muy especialmente, en la revolucionarización de la sociedad? ¿Cómo va a jugar ese papel si no tiene el derecho a decidir si tener o no tener hijos y cuándo?

Desde que la sociedad se dividió entre los dueños de propiedad y los que no poseen nada, y desde que se impuso el dominio del hombre sobre la familia y la sociedad, a la mujer se le quitó el derecho de tomar decisiones sobre la reproducción. Pero la mujer nunca ha dejado de luchar contra esa opresión.

Hoy día, ese problema está conectado con mil lazos a otras situaciones opresivas que enfrenta la mujer, así como a otras formas de opresión que sufren las amplias masas en esta sociedad capitalista, machista y racista.

Está ligado a los insultos, amenazas, maltrato, violación, degradación y salvajismo perpetrados por hombres. Cuando los novios o esposos demandan que la mujer tenga un bebé porque "es mi hijo", están perpetrando esa opresión; porque la mujer que tiene que continuar un embarazo contra su voluntad es una víctima física y espiritualmente. Esos hombres tratan a la mujer como su propiedad y no como seres humanos iguales a ellos. Se están portando como esclavizadores y no como compañeros.

Decir que la mujer es incubadora o que tiene el "deber" de tener hijos porque el feto es un ser humano en potencia arranca de la idea de que la mujer es propiedad: una mercancía que se compra y vende, y por medio de la cual se venden otras mercancías. Es parte de la misma situación opresiva que practica explotación sexual con la pornografía y la prostitución. Es un aspecto central de la imposición machista y la opresión de la mujer: un problema cotidiano que es uno de los pilares del sistema capitalista.

La "moral tradicional" basada en la religión (donde predominan supersticiones y creencias nada científicas que le dicen a la mujer que tener hijos es un "deber con dios" o su "papel natural") es central en la imposición del machismo, especialmente contra las mujeres pobres y jóvenes. Hoy hay un frenesí de viejas ideas machistas, como que "la abstinencia sexual es una virtud" y que "la ilegitimidad es una vergüenza". Quieren reducir la cantidad de familias encabezadas por mujeres obligándolas a casarse, obligando a las adolescentes embarazadas a vivir en instituciones y quitándoles los hijos a las pobres. Se habla de restringir el derecho al divorcio y hacer que las mujeres sigan viviendo con hombres que las maltratan. Todo eso es parte del mismo clima que fomenta ataques contra las clínicas, que ha llevado a matar a trabajadores y médicos, y a dinamitar clínicas.

La opresión que enfrenta la mujer cuando se le obliga a tener un hijo está ligada a muchas otras formas de opresión con que este sistema capitalista de alta tecnología está golpeando al pueblo. Como dice Mary Lou Greenberg: "Debatir si la mujer debe tener el derecho al aborto o no es como debatir si los negros deben ser esclavos o no".

Por todas esas razones estamos comprometidos a luchar por los derechos de la mujer. Porque estamos comprometidos a acabar con el sufrimiento que impone en todo el mundo el sistema capitalista/imperialista, y todas las ideas y relaciones opresivas que perpetúa. Y porque soñamos con un nuevo futuro y luchamos por él: un mundo en el cual los seres humanos trabajen en común por el bien común.

Como dice Mary Lou Greenberg: "La mujer que puede controlar su reproducción, que puede decidir si tener o no tener hijos y cuándo, será más fuerte, más independiente y estará mejor capacitada para levantar la cabeza, soñar e imaginarse cómo PODRA SER el mundo. Y estará mejor capacitada para forjar en los hechos esos sueños. La mujer fuerte será una combatiente más fuerte, para ella misma, para sus hijos, para todas las mujeres, hombres y niños oprimidos por todo el mundo". Ese es el futuro que está en juego cada vez que una mujer confronta a una chusma machista frente a una clínica o cuando un trabajador de una clínica se ve bajo amenaza por permitir que la mujer tenga opciones.


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