Albania Capitalista: La estafa y la rebelión
Parte 2: La rebelión

Obrero Revolucionario #903, 20 de abril, 1997

La quiebra de los "fondos de inversión" arruinó y enfureció al pueblo albanés. Desde abajo, se rebeló contra los odiados nuevos capitalistas: estafadores, parásitos y lacayos de potencias extranjeras. En enero y febrero, enormes protestas sacudieron el país con la demanda de que el gobierno devolviera el dinero robado. La policía atacó las protestas y mató a varios manifestantes.

Berisha dijo que el creciente movimiento de resistencia era "una conspiración de grupos izquierdistas extremistas y mafiosos". Anunció: "¡No vamos a pagar ni un solo centavo!".

La situación estalló el 1º de marzo, cuando la policía atacó a 42 universitarios durante una huelga de hambre en Vlore, una pequeña ciudad portuaria del sur del país. Miles de chavos defendieron audazmente a los huelguistas y mataron a varios agentes. Cuando se dieron cuenta de que la policía había huido, los manifestantes se apoderaron de la ciudad. Quemaron la sede de la odiada policía secreta, la SHIK, y se apoderaron de delegaciones policiales y cárceles. Marcharon a los cuarteles militares, sacaron corriendo a los soldados y confiscaron sus armas. Por toda la ciudad, y pronto en los distritos cercanos, la población declaró un paro general y se dedicó a tumbar al gobierno.

El periódico español El País escribió: "En Lushnja, grupos de airados manifestantes pararon dos camiones policiales y obligaron a los policías de motín a bajarse. Les quitaron las armas a 40 agentes. En Saranda, unos 3000 manifestantes se apoderaron del pueblo. Llevando palos, quemaron tiendas y bancos, destruyeron seis radiopatrullas, se apoderaron de la cárcel y soltaron a unos 100 presos, y se armaron con unos 400 rifles militares Kalishnikov.... En Himarar, centenares de personas se tomaron las calles y quemaron el ayuntamiento y la delegación policial. En Gjirokaster, donde continúa un paro general, quemaron la delegación policial" (nuestra traducción).

Muchos policías se quitaron los uniformes y se escondieron. La policía secreta huyó a la capital, dejando todo el sur en las manos de la población armada. Las metas de la rebelión son claras: que el gobierno devuelva el dinero y que el corrupto dictador Berisha se largue.

Berisha afirmó que nunca iba a rendirse ni a permitir que la oposición participara en el gobierno. El 2 de marzo declaró un estado de emergencia nacional. Ordenó entregar las armas, prohibió las marchas de protesta y arrestó a centenares y quizás miles de personas. Mandó movilizar al ejército a reconquistar el sur del país.

Pero en una ciudad tras otra, el ejército optó por no luchar contra los rebeldes. Unas unidades simplemente se escurrieron, otras se unieron a los rebeldes. Muchos oficiales y soldados también perdieron sus ahorros en los "fondos de inversión". Los soldados rasos apenas ganan dos dólares al mes y odian el gobierno corrupto.

El gobierno perdió el control de una tercera parte del país, y todavía no ha logrado restablecerlo.

Un periódico describió lo que pasó en Pasha Limini, una base militar cerca de Vlore. El comandante, el mayor Astrit, dijo: "Una multitud enorme rodeó el cuartel, quizás unas 10.000 personas. Los guardias, unos 50 soldados, simplemente abandonaron su puesto. Les abrí las puertas". Ahora Astrit es comandante de las fuerzas rebeldes que defienden Vlore.

Se calcula que por todo el país los rebeldes se han apoderado de por lo menos 150.000 rifles automáticos de bases militares y los han repartido a la población.

Muchos carceleros abandonaron su puesto. En la Cárcel Central de Tirana, unos 300 presos salieron libres, entre ellos conocidos oponentes del gobierno. Cuando la lucha llegó a la capital, Berisha movilizó a su base de apoyo en las regiones montañosas del norte y llevó milicias armadas de aldeas aisladas a Tirana. También se puso a atizar las diferencias regionales y nacionales: dijo que la rebelión era cosa de albaneses del sur, que quieren controlar todo el país, y de separatistas griegos; repitió la acusación de que sus líderes son "izquierdistas extremistas y mafiosos".

Medidas de contrainsurgencia

Una semana después del estallido de la rebelión, empezaron a agotársele las opciones a Berisha. Solicitó una intervención militar occidental para apuntalar su gobierno. Pero en este momento las potencias occidentales están poco dispuestas a participar en una guerra de contrainsurgencia en Albania, especialmente contra una población que tiene tantas armas.

El 9 de marzo, presionaron a Berisha a invitar a los seis partidos de oposición a participar en el gobierno. Berisha despidió a su propio primer ministro y nombró al dirigente del Partido Socialista. Más tarde, despidió al jefe de la policía secreta y anunció que iba a disolverla. Programó elecciones para junio.

Ninguna de esas medidas ha apaciguado las demandas populares, y por lo menos un tercio del país sigue en manos de varios consejos y organizaciones rebeldes. Pero la meta de las potencias imperialistas ha sido preparar el terreno para la instalación de un nuevo gobierno pro Occidente (posiblemente sin Berisha), que sea más grato a sectores del movimiento rebelde y a la población en general. Parece que Berisha tiene los días contados; ya ha enviado a su familia al exilio. El Partido Socialista viene del viejo partido de gobierno revisionista, el Partido del Trabajo de Albania. Ha renunciado formalmente al marxismo y se ha vestido de partido socialdemócrata al estilo occidental. En varios países de Europa del Este (Lituania, Polonia y Hungría, por ejemplo), los viejos partidos revisionistas han vuelto a gobernar después de una conversión a la socialdemocracia.

El nuevo dirigente del gobierno, Bashkim Fino, del Partido Socialista, triplicó el salario de la policía y solicitó asesores militares occidentales para reorganizar el ejército y desarmar a la población. Luego se puso a negociar con los rebeldes ciudad por ciudad, con la esperanza de aprovechar la fragmentación de los insurgentes entre ahora y las elecciones.

Intrigas internacionales

Las potencias imperialistas occidentales odian a muerte la rebelión. No les gusta que centenares de miles de personas respondieran al robo capitalista armándose y tumbando al gobierno. Los medios no se cansan de condenar la rebelión; la llaman "caos" y "anarquía". La revista Time chilló que en Albania la civilización "se está desvaneciendo por un sumidero".

En particular, a las clases dominantes de Estados Unidos y Europa les preocupa que el levantamiento en Albania se "desborde" a la oprimida minoría albanesa en Kosovo, una región de Yugoslavia, y en la república de Macedonia. Les inquieta lo que podría pasar si tantos rifles Kalishnikov pasan a manos de los albaneses que viven en esos países vecinos.

Un conflicto en Kosovo o Macedonia podría provocar una guerra entre Albania y Serbia (que gobierna Kosovo), o una invasión griega de Macedonia o de Albania. Sectores de la clase dominante griega andan atizando las llamas del chovinismo con la demanda de anexar el sur de Albania, donde hay regiones de gente que habla griego, y aplastar Macedonia.

Esos conflictos podrían provocar una guerra regional que involucrara a Grecia y Turquía (el actual aliado militar de Albania), trastornando las relaciones entre los estados imperialistas europeos y los varios "acuerdos de seguridad" con los que Estados Unidos domina esa región y "dirige" el sistema imperialista mundial.

Actualmente, el principal plan de los imperialistas es "contener" la sublevación en Albania, crear un nuevo gobierno dirigido por el Partido Socialista y esperar que la situación se calme lo suficiente para desarmar a la población.

En Macedonia ya hay más de mil soldados de la ONU, entre ellos 500 yanquis. Si hay combates en Macedonia y mueren soldados yanquis, Estados Unidos tendría un pretexto para una mayor intervención militar "multinacional" en los Balcanes. Hace poco trasladaron soldados de la ONU a la frontera con Albania.

Las potencias imperialistas también han preparado el terreno para una intervención militar directa en Albania con una serie de provocaciones: helicópteros artillados yanquis abrieron fuego contra civiles el 14 de marzo, durante una evacuación de extranjeros. Soldados alemanes también abrieron fuego contra albaneses. Su acción fue alabada en Alemania con júbilo perverso: fue la primera vez desde la caída del gobierno de Adolfo Hitler que soldados alemanes abrieron fuego más allá de sus fronteras nacionales, y al gobierno alemán le emocionó mucho haber roto ese "tabú".

La Unión Europea envió un diplomático holandés a Albania con una oferta de despachar "asesores militares". Desde el comienzo de la crisis, Washington y el Fondo Monetario Internacional han tenido equipos de asesoría económicos y militares de alto nivel en el país.

Pero por otro lado, Estados Unidos y Alemania no quieren ocupar Albania y correr el riesgo de una confrontación directa con los rebeldes. Un congresista estadounidense, Elliot Engel, dijo: "Una vez prendidas, será muy difícil apagar las llamas". En el pasado, el pueblo albanés le ha dado duro a una serie de invasores, y actualmente está muy enojado y bien armado. Por ahora, Estados Unidos ha dado su sello de aprobación a una intervención de potencias "aliadas" menores, con el pretexto de "ayuda humanitaria de la ONU".

Al cierre de esta edición, han trazado planes para mandar 5000 efectivos de la ONU a Albania. Oficialmente, ayudarán a repartir ayuda humanitaria. Pero gran parte irá al puerto de Vlore, el epicentro de la rebelión, y no cabe duda de que es parte de una operación de contrainsurgencia.

El gobierno italiano trazó el plan de intervención y su ejército la dirigirá. Participarán unidades militares de Italia, Grecia y Turquía, todos los cuales le han tenido ganas a Albania en el pasado. El pueblo albanés bien recuerda que el ejército del gobierno fascista italiano de Benito Mussolini conquistó su país durante la II Guerra Mundial, y que lo derrotó una resuelta guerra de guerrillas dirigida por los comunistas. También participarán soldados de España, Portugal y Austria.

Además, el 28 de marzo un buque de la marina italiana atropelló un barco de refugiados albaneses y lo hizo naufragar. Muchos murieron, aunque no se sabe exactamente cuántos. Desde el comienzo de la crisis en Albania, miles de personas han huido a Italia, y el gobierno italiano se ha quejado de que la ciudad costera de Brindisi está inundada de refugiados. Envió buques de guerra al mar Adriático para bloquear el paso a los barcos albaneses, y muchos creen que la marina hizo naufragar el barco a propósito.

*****

La rebelión en Albania demuestra las posibilidades revolucionarias que existen en Europa del Este. Por todo el viejo bloque soviético, millones de personas comparten el sufrimiento del pueblo albanés y su desilusión con las "reformas del mercado" al estilo occidental. Las masas, especialmente en el sur del país, se mantienen firmes en oposición al gobierno de Berisha. Y parece que no están dispuestas a izar banderas estadounidenses ni identificarse con símbolos reaccionarios y religiosos (como la oposición en Serbia).

A pesar de las acusaciones del gobierno de que son "comunistas impenitentes e izquierdistas extremistas", no hay indicaciones de que la rebelión haya ido más allá de demandar la devolución del dinero perdido en los "fondos de inversión" y la destitución de Berisha.

Parece que hasta la fecha la dirección de la rebelión es local y descentralizada. El crecimiento explosivo del levantamiento dejó atrás a todas las organizaciones políticas existentes. Se han formado nuevas organizaciones populares en las calles, las aldeas, los colegios y universidades, y las unidades militares que se han unido a los rebeldes. La dirección de la rebelión recae principalmente en consejos locales, compuestos de diversas fuerzas políticas. Unas son del viejo gobierno del Partido del Trabajo de Albania (PTA), otras son ex presos políticos del PTA y otras han surgido del actual levantamiento y carecen de una clara historia política.

Al cierre de esta edición, el país sigue dividido en una región sureña, bajo el control de consejos locales, y una región norteña con la capital, donde el gobierno central de coalición está tratando de restablecer su ejército y su influencia política. Que sepamos, no hay un partido revolucionario maoísta en Albania para dirigir una revolución socialista. Así que es probable que de una u otra manera fuerzas capitalistas restablezcan el control político. Todos los principales contrincantes, entre ellos el Partido Socialista, están resueltos a seguir el camino capitalista.

A pesar de esto, la feroz rebelión del pueblo albanés ha tenido consecuencias profundamente positivas en Albania y por todo Europa. Es el más poderoso movimiento de resistencia popular a la "reestructuración del mercado libre" en Europa desde la "caída" del Muro de Berlín y ha desmentido toda clase de falsedades sobre las maravillas del capitalismo.

¿Quién podría mirar la experiencia de Albania y decir en serio que su "integración" en el mercado capitalista occidental ha beneficiado al pueblo? En un mundo donde el sistema capitalista aplasta a millones y millones de personas a diario, sopla un viento fresco desde Vlore, Albania.


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