Obrero Revolucionario #915, 13 de julio, 1997
Las contradicciones en el seno del pueblo se resuelven por el método de persuasión, no por fuerza y coerción, no tratándolas como antagonismos, no tratando a los amigos como enemigos. Así que cuando luchemos con gente que tiene ideas religiosas pero que, a partir de ellas, quiere tomar partido con los oprimidos (gente que de hecho toma partido con la lucha contra la opresión, por lo menos en aspectos importantes); cuando luchemos ideológicamente con esa gente; cuando propugnemos el materialismo dialéctico en oposición a la religión; cuando demostremos que la religión no puede llevar a una liberación completa y que en última instancia es un obstáculo para esa liberación, debemos hacerlo con camaradería, con respeto hacia esa gente y sus contribuciones, de conformidad con nuestra visión y orientación estratégica de unir a todos los verdaderos amigos contra el enemigo.
Sin embargo, las contradicciones con el enemigo solo se pueden resolver por medios antagónicos. Ahora bien, la lucha en el campo ideológico tiene sus propias particularidades. En ese campo tenemos que desenmascarar y refutar los argumentos de los reaccionarios, como los fascistas cristianos, y demostrar la conexión entre su oscurantismo religioso y sus objetivos políticos grotescamente reaccionarios; y lo tenemos que hacer por medio de análisis y argumentación convincentes. Pero no tenemos necesidad ni base para buscar unidad con esas fuerzas. Es correcto y necesario tratar a esa gente y sus expresiones religiosas--o las ideas políticas e ideológicas que sueltan en conexión con sus expresiones religiosas--como enemigos, como parte del campo enemigo.
Es adecuado que al denunciar a esos fascistas cristianos, y su programa e ideología, nuestra postura sea antagónica. Pero incluso aquí se debe trazar una distinción: cuando digo "fascistas cristianos" me refiero especialmente a los líderes de esas fuerzas--líderes de la Coalición Cristiana y grupos similares--, quienes son representantes conscientes y "agentes" de la clase dominante. En cuanto a sus seguidores, algunos siempre serán reaccionarios hasta el tuétano, pero nuestro objetivo debe ser ganar a cuantos más podamos para que se alejen de eso, o neutralizarlos políticamente, como parte de la lucha general; y las posibilidades serán mayores cuanto más fuerte sea el campo revolucionario proletario política, social e ideológicamente. Pero eso jamás se logrará sin una lucha fuerte e inexorable contra la reaccionaria ideología y programa político que hoy siguen.
Otro aspecto, muy diferente, de la lucha contra la ideología religiosa se puede caracterizar así, tomando como referencia la película "Menace II Society": "¿Qué sabe y qué no sabe Old Dog?". En esa película hay un personaje que se llama "Old Dog", que al comienzo de la película mata a un tendero asiático y se lleva el videotape del incidente. Luego por fantochear lo muestra y se autodelata, y se mete y mete a otros en un gran lío. Bueno, en un momento de la película "Old Dog" dice: "Los negros están demasiado metidos en la maldita religión, de todos modos". Eso es lo que sabe Old Dog.
(Es interesante, y puede ser un reflejo no tan positivo de la intención de los directores, que le hagan decir eso a un personaje negativo, pero no estoy seguro de eso; habría que investigarlo más.) El tratamiento de esta contradicción en esa película es muy distinto del tratamiento que le da la película "Panther", donde un personaje más positivo habla de que los Panteras creen, y con razón, que "tenemos que rebasar esto de la religión; necesitamos algo más para sacarnos de esta situación de opresión en que estamos".
En todo caso, eso es lo que sabe "Old Dog", que la religión influencia demasiado a los negros, y en eso tiene razón (sea cual sea la intención de los hermanos Hughes, quienes hicieron la película). Los negros y las masas en general están demasiado enredados en la maldita religión (es una manera irónica de decirlo, maldita religión, pero la ironía tiene su valor). Bueno, lo que "Old Dog" no sabe es que hay demasiado capitalismo, o sea, demasiada influencia de las ideas capitalistas, de la mentalidad egoísta e individualista, sobre los negros y las masas en general. El personaje "Old Dog" es un ejemplo perfecto de eso. Pero por lo menos sabe la primera parte, que hay demasiada religión. Eso es lo que sabe y lo que no sabe.
Aquí es necesario responder a un argumento que se oye mucho. A veces lo he oído así: "La religión ha sido crucial para la supervivencia de los negros como pueblo". "La pregunta es: ¿es cierto? Bueno, podríamos decir que tiene un aspecto de verdad, en especial hablando del pasado, aunque incluso entonces era un aspecto secundario y no la esencia.
La esencia es que la religión ha sido crucial para la supervivencia de los negros como pueblo, como pueblo oprimido, como una nación oprimida dentro de Estados Unidos. Ha sido una parte integral del arsenal para mantener a los negros en la opresión. Y la forma de religión que practican la mayoría de los afroamericanos, el cristianismo, se la impusieron y se la inculcaron sus amos. Esas son sus raíces y, por más que algunos ministros la presenten como algo que pudo haber ayudado en la lucha contra la esclavitud y la opresión, siempre se vuelve a lo que decía yo antes de que esa religión tiene demasiados lastres, está demasiado entretejida con relaciones de opresión y explotación, para que pueda ser un arma en la lucha de liberación. De hecho, ha sido una parte integral del arsenal para mantener a los negros en la opresión. Ha sido y sigue siendo una traba ideológica central para eso.
Esto puede sonar fuerte y puede que a algunos no les guste oírnos decir eso, que se ofendan. Pero es la verdad; es una de esas verdades que duelen pero liberan. Y para representar al proletariado revolucionario y llevarle su ideología liberadora al pueblo, tenemos que decir la verdad. No debemos usarla como un mazo, pero tenemos que decir la verdad; tenemos que armar a las masas populares con un análisis verdadero de la realidad y de cómo se puede cambiar y se cambiará radicalmente.
En el contexto de la situación en Estados Unidos hoy, con la quema de iglesias negras, es sumamente importante ubicar en su debido contexto nuestra crítica de la religión y de su papel con relación a la lucha del pueblo negro (y del movimiento revolucionario en general). Es importante aplicar materialismo dialéctico e histórico a esta cuestión. Mejor dicho, quienesquiera que sean los culpables de esos incendios, su efecto, y muy probablemente su intención, es sembrar terror en la comunidad negra. Busca decirles a los negros: "Ninguna institución de ustedes, por más que parezca segura, respetable y afiliada al statu quo, es inmune a canallas ataques". Así que el efecto y muy probablemente la intención es sembrar un terror general entre los negros, en el contexto de un ataque general contra ellos, el proletariado y las masas oprimidas en general.
Para entender cómo responder a esto correctamente con respecto a la necesidad de librar una lucha ideológica sobre el papel de la religión, se puede trazar una analogía con el voto: es muy importante que le demostremos a las masas populares--a las masas negras y al proletariado de conjunto--que el voto, encima de que no es un medio para que logren cambios básicos en la sociedad ni conquisten su emancipación, es una trampa; es una forma de enredarlas más en la maquinaria política de opresión, de dictadura burguesa, de reforzar el modo de producción vigente, con toda su explotación y opresión de las masas de negros y de todas las masas. Por otra parte, si hoy la clase dominante llegara y dijera: "Bueno, hemos analizado el experimento de dejar que los negros voten y no lo han hecho muy bien, no han demostrado ser votantes responsables, muchos ni siquiera votan, así que les vamos a quitar el derecho al voto", sería tonto, peor que tonto, ser dogmáticos y decir: "Está bien, anulen el derecho al voto porque votar en este sistema no sirve para nada". En tales circunstancias, tendríamos que librar una lucha inflexible para condenar y atacar esa movida de la clase dominante, a la vez que tendríamos que demostrarle a la gente que el voto es una trampa y no es el camino a la liberación.
Esta es la analogía: tenemos que condenar y atacar implacable y militantemente el ataque contra los negros que representa la quema de iglesias negras, a la vez que libramos una lucha ideológica sobre la naturaleza de la religión y sobre su papel negativo en la lucha por la emancipación total.
El punto fundamental que quiero realzar es que debemos decirle la verdad a la gente, sobre todos los asuntos de importancia, entre ellos la religión, a la vez que tratamos de unir a todos los que se pueda unir, entre ellos gentes religiosas con las que nos podamos unir en la lucha en todo momento dado. No es que queramos prohibir a dios--es decir, a las fuerzas religiosas--en el movimiento. En realidad, objetivamente, dios ya está prohibido por el simple hecho de que no existe. Pero no vamos a prohibir la creencia en dios. Digo esto porque el otro día estaba viendo una grabación de una reunión después de la "Marcha de un Millón de Hombres", una conferencia sobre liderazgo negro, y en cierto momento Ben Chavis se puso a arengar que el problema con el movimiento desde los años 60 es que se ha prohibido a dios en el movimiento, que el movimiento ha tenido que ser secular, que ese ha sido el problema y que ahora hay que volver a poner a dios en el movimiento, volverlo a poner de piloto.
¡Naaaa! No queremos "prohibir a dios", pero la religión no puede ser el piloto del movimiento para llegar a donde debemos llegar, para construir un movimiento revolucionario que pueda, un día, tumbar este sistema y dar una liberación cabal y total. De hecho, esa fue una de las cosas excelentes de los años 60, uno de los grandes puntos fuertes del movimiento de esa época, entre los negros y en general: que los revolucionarios estaban cobrando más y más iniciativa, con el Partido Pantera Negra al frente; que se basaban en la capacidad de las masas de liberarse por medio de la lucha revolucionaria; y que estaban resquebrajando la tradición religiosa que tanto ha agobiado a las masas oprimidas. Los predicadores y ministros, en buena medida, sintieron la necesidad y con frecuencia el deseo de reconocer el papel de vanguardia de los revolucionarios, y de seguirlos.
Como ha dicho nuestro partido en muchas ocasiones, el problema con el movimiento de los 60 no es que fuera "demasiado radical" o "demasiado extremo" sobre la religión o en general. El problema no es que "fue demasiado lejos", sino que no llegó lo suficientemente lejos, que no logró hacer la revolución para tumbar el sistema. Hoy lo que se necesita es aprender de la experiencia del movimiento revolucionario, avanzar a partir de sus logros e ir más lejos, ir hasta el final; y las fuerzas de vanguardia revolucionaria deben hacer una ruptura más completa con el peso muerto del pasado en todos sus aspectos, por ejemplo la religión.
Repito, no es que queramos prohibir a dios en el sentido de prohibir a las fuerzas religiosas del movimiento, y no podríamos hacerlo en la práctica. De hecho, debemos unirnos con ellas donde y en la medida en que se opongan a la opresión y tomen posición con la lucha de las masas; y después lucharemos con ellas para que vayan más lejos en esa posición e incluso para que rompan con sus ideas religiosas, uniéndonos con ellas "en donde estén", ideológicamente, en un momento dado. Pero los predicadores y los ministros no van a liderar al proletariado; tiene que ser al contrario.
Eso no quiere decir que, como representantes del proletariado revolucionario, podamos ejercer la dirección directa en toda lucha o todo el tiempo; pero esa debe ser nuestra orientación estratégica: sentar la dirección proletaria en la lucha en general. No se puede aceptar que los predicadores y ministros dirijan el movimiento. No se puede aceptar, desde un punto de vista estratégico, para satisfacer las necesidades y los intereses básicos de las masas--no de los comunistas en lo abstracto, divorciados de las masas--sino las necesidades y los intereses básicos del proletariado y de las amplias masas, que en última instancia solo el comunismo puede representar. Si los predicadores y los ministros son la vanguardia, no se van a representar esos intereses constante y completamente, y no se va a alcanzar la liberación. Esa es la verdad.
Tiene que ser al contrario: el proletariado tiene que dirigir a todas esas otras fuerzas y capas sociales. Sí, tenemos que conquistar la dirección en la práctica, pero esa tiene que ser nuestra meta y nuestra orientación o no llegaremos a ninguna parte, o mejor dicho no llegaremos a donde necesitamos llegar: a acabar con toda la opresión y explotación, tumbando su fuente y arrancando sus raíces. Bueno, me parece que estas son algunas formas en que tenemos que librar una lucha ideológica muy aguda y polemizar contra la religión y otros asuntos importantes, a la vez que aplicamos nuestra orientación estratégica de unir a todos los que se pueda unir: no solo de extender la mano de la unidad, sino de luchar por forjar unidad tan ampliamente como sea posible, incluso con gente que tenga creencias religiosas.
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