Rx Mota: Parte 2: El gobierno reprime la investigación del uso medicinal de la marihuana

Obrero Revolucionario #923, 14 de septiembre, 1997

En la primera parte de "Rx Mota" el OR cubrió la batalla que surgió en California al legalizarse el uso medicinal de la marihuana con la Proposición 215. Sin embargo, el gobierno federal se opone a su uso y hostiga a los médicos, pacientes, cultivadores y clubes que la distribuyen; asimismo, impone una serie de trámites que hacen muy difícil que los enfermos graves la puedan conseguir. Esta desalmada posición demuestra que para el gobierno la llamada guerra contra la droga — en que la gran mayoría de los arrestos son por posesión de marihuana — es más importante que el bienestar de la gente. Como veremos a continuación, las perversas prioridades de la "guerra contra la droga" se ven claritas al examinar la oposición del gobierno a la investigación científica del uso medicinal de la marihuana.

El argumento más contundente a favor del uso medicinal de la marihuana lo da la gente que tiene que violar las leyes para aliviarse e incluso para salvarse de la muerte.

Una activista negra de Los Angeles que sufre anemia de células falciformes le dijo al OR que durante años era "una esclava de la industria farmacéutica". Cada dos días iba al hospital para que le pusieran una inyección de morfina; así que era "una adicta legal", igual que la mayoría de los que sufren esa enfermedad (porque ese es el tratamiento normal). Sin embargo, se empezó a tratar con marihuana y superó la adicción a la morfina. La han arrestado en dos ocasiones por cultivar marihuana en su patio. Dijo: "¿Cómo vamos a esperar hasta que los médicos y científicos cambien las regulaciones? Podemos curarnos. Los que sufrimos esta enfermedad somos negros y esto es una guerra contra nosotros".

Un artículo de Michael Pollan en la revista del New York Times relató la historia de un fiscal de San Francisco que se estaba enflaqueciendo peligrosamente por el SIDA. El fiscal dijo: "Al mirar en el espejo, veía que poco a poco me ponía más robusto" como resultado de fumar marihuana para estimular el apetito.

Participaba en un tratamiento experimental de hormonas de crecimiento aprobado por el FDA (Dirección de Alimentos y Medicinas, FDA por sus siglas en inglés). Al igual que muchas víctimas del SIDA, tenía que tomar 10 a 15 medicinas al día; había que tomarlas sin falla después de los alimentos, pero su gran problema era que no podía comer porque las medidas le causaban una náusea muy fuerte. Primero, le recetaron Marinol (aprobado por la FDA), una forma sintética del THC, que es el ingrediente activo de la marihuana, pero no dio resultado porque era demasiado fuerte. Al tomarlo se ponía hasta atrás y no podía comer, más bien se dormía. Entonces su médico le recomendó fumar marihuana. Fumar tantito antes de comer le daba apetito y rápidamente subió de peso. El tratamiento hormonal le ayudó a subir de peso, pero la marihuana le salvó la vida, pues sin ella no hubiera ?¿? resultado.

Valerie Corral de Santa Cruz sufre epilepsia como resultado de un accidente automovilístico en 1973. Los médicos le ofrecieron el tratamiento convencional: una serie de narcóticos que no eliminaban los ataques y, además, la dejaban atontada. No podía seguir su vida normal hasta que su esposo se enteró de un experimento con marihuana para controlar convulsiones en animales. Valerie probó el tratamiento y logró eliminar los ataques. Ahora es la única medicina que necesita; simplemente fuma un poco cuando siente que le va a dar un ataque. Valerie luchó para que la Proposición 215 permitiera que los pacientes cultiven la marihuana, pues para ellos es crucial controlar su cultivo orgánico y calidad.

Es bien sabido que la marihuana sirve a los pacientes de cáncer para aliviar la náusea y otros efectos dañinos de la radiación y la quimioterapia. En 1990, el Journal of Clinical Oncology (revista médica dedicada al cáncer) informó que un 54% de los oncólogos (especialistas en cáncer) estaban a favor de recetar marihuana a sus pacientes y un 44% ya habían violado la ley al recomendar que un paciente la obtuviera por medios ilegales.

Un destacado especialista en el tratamiento del cáncer del seno le dijo al periodista Michael Pollan que en algunos casos la marihuana es la única medicina que calma la náusea provocada por la quimioterapia (de hecho, muchos pacientes no la resisten y tienen que abandonar el tratamiento). El médico tiene la posición conservadora de solo recurrir a la marihuana cuando no quede otra alternativa. Sin embargo, considera que la postura del gobierno de no permitir su uso es totalmente ilógica: "La marihuana es mucho menos tóxica que las medicinas que recetamos comúnmente para el cáncer", dijo.

El gobierno de Clinton dice que los proponentes de la marihuana se basa en "anécdotas" nada más, pero en realidad la experiencia de millones de pacientes y sus médicos comprueba su valor. La tercera parte de los que votaron a favor de la Proposición 215 (en su mayoría de clase media) dijeron que tenían amigos, parientes o conocidos que fumaban marihuana con fines médicos. A pesar de todo eso, el gobierno ni permite que se investigue. Es más, después de aprobarse la Proposición 215, ha puesto más obstáculos a los médicos para recetar marihuana y los ha amenazado con impedirles ejercer.

Bloquear la ciencia y la salud

El gobierno de Clinton dice que el debate sobre la marihuana debe resolverse por "la ciencia y no la ideología". En una rueda de prensa en diciembre del año pasado, el general Barry McCaffrey, jefe de la "guerra contra la droga", habló de la responsabilidad especial del gobierno de garantizar la seguridad y la eficacia de los medicamentos. (En la misma ocasión, las autoridades amenazaron con llevar a juicio a los médicos que recetaran marihuana aunque la Proposición 215 supuestamente lo permite.) A fin de cuentas, queda muy claro que no les importa la ciencia ni la medicina y que no quieren hacer nada que debilite su gigantesca "guerra contra la droga", enfocada principalmente en la marihuana. (Vea el OR No. 921.)

Un montón de experiencia comprueba que la marihuana sí ayuda a los enfermos graves que sufren cáncer, SIDA, anemia de células falciformes, epilepsia y glaucoma, y hasta puede salvarles la vida. Sin embargo, el gobierno reprime su investigación.

Los pocos experimentos realizados hasta ahora indican que hay importantes usos médicos para la marihuana, como aliviar la anorexia, el glaucoma, la náusea que experimentan los pacientes de cáncer y SIDA, el mal apetito, y los espasmos musculares de la epilepsia y la esclerosis múltiple.

El ejemplo más claro de las perversas prioridades del gobierno es su actitud ante el SIDA, cuyo surgimiento coincidió con el inicio de la "guerra contra la droga".

Es irónico que mucha gente asocia la "guerra contra la droga" con la cocaína. En realidad atacó la marihuana desde el principio; es la causa de la gran mayoría de los arrestos y fue la única droga identificada por Ronald Reagan al dar inicio a tal "guerra" en 1982. De hecho, la cantidad de arrestos por marihuana es asombrosa: más de 600,000, desde 1995, y la Organización Nacional pro Reforma de las Leyes que Rigen la Marihuana (NORML, por sus siglas en inglés) calcula que entre 1965 y 1995 fueron 10 millones. El 80% eran por posesión (para uso personal) y los demás principalmente por cultivo y venta de pequeñas cantidades. Queda muy claro que esta "guerra contra la marihuana" buscaba "la muerte de la cultura rebelde de la época de los 60", y para muchos pacientes con SIDA causó sufrimiento y muerte.

Antes de la epidemia del SIDA, el FDA tenía un programa pequeño y poco conocido en Misisipí que proporcionaba marihuana bajo receta médica. Para mediados de los 80, muchos enfermos de SIDA solicitaron participar en el programa, pero en vez de expandirlo, el gobierno lo eliminó.

De no actuar así, habría surgido el gran interrogante: Si la marihuana ayuda a los enfermos, ¿por qué la "guerra contra la droga"? ¿Por qué arrestar a centenares de miles por usar una droga que no es dañina? Hoy en día, docenas de miles sufren de SIDA, pero apenas 8 de los pacientes de aquel programa federal han podido seguir recibiendo los cigarrillos recetados de marihuana.

Por otra parte, el gobierno impulsó la elaboración del Marinol por la industria farmacéutica. La FDA lo aprobó inicialmente para tratar la náusea de los víctimas del SIDA y posteriormente (en 1993) para estimular el apetito. Las autoridades y muchos médicos conservadores afirman que esta droga es mejor porque no se fuma, pero en realidad muchos pacientes dicen que es demasiado fuerte y no les ayuda. En general encuentran que fumar marihuana da mejores resultados porque es muy fácil ajustar la dosis de acuerdo a los síntomas.

Muchos médicos han planteado la importancia de realizar experimentos para comparar la eficacia del Marinol y la marihuana, pero el gobierno los ha bloqueado. Un investigador de la Universidad de California en San Francisco lleva cuatro años en la etapa preliminar de tales experimentos; la FDA aprobó su proyecto, ¡pero la DEA y el Instituto Nacional del Abuso de la Droga le han negado acceso a la marihuana que necesita para hacer el estudio!

Cero tolerancia a la crueldad oficial

Por un lado, el FDA aprueba muchas medicinas que crean hábitos como los calmantes para el dolor, y por el otro, el gobierno clasifica la marihuana como una droga con alto potencial de abuso y "peligrosa aun con supervisión médica"; ¡ni a la cocaína la clasifican así!. Eso es totalmente ilógico dada la evidencia presentada en las audiencias federales sobre el uso medicinal de la marihuana.

McCaffrey ha pedido que la Academia Nacional de Ciencias examine la literatura sobre el uso medicinal de la marihuana. Todos los estudios anteriores el gobierno han concluido que la marihuana tiene valor medicinal,pero jamás se han dado a conocer. Durante el gobierno de Carter, se hizo un examen de la literatura científica que arrojó conclusiones a favor del uso medicinal de la marihuana, pero la DEA prohibió la difusión de esa información. Nuevamente en 1988, el juez federal de la DEA Francis Young dictaminó que la marihuana ya "era aceptada para uso medicinal" (dado que muchos médicos la recetaban calladamente durante muchos años) y escribió que "...la marihuana natural es una de las substancias terapéuticas menos peligrosas que conocemos". La DEA anuló su fallo.

Durante muchos años, médicos progresistas han condenado la terca negativa del gobierno a legalizar la marihuana para uso medicinal y ahora más amplios sectores de la profesión se han sumado a la crítica. El New England Journal of Medicine escribió en enero: "La política del gobierno que prohíbe que los médicos receten marihuana para aliviar el sufrimiento de los enfermos graves es errónea, cruel e inhumana". Asimismo, en mayo, la Asociación Médica de California (que no apoyó la Proposición 215) respaldó una propuesta de expandir la 215 y establecer un centro de investigación del uso medicinal de la marihuana en la Universidad de California.

¿Cuántas personas han sufrido y cuántas han muerto porque el gobierno bloquea su tratamiento?

El OR sostiene desde hace años que la "guerra contra la droga" es simple y llanamente una guerra contra el pueblo: un programa de castigo que expande el aparato policial y criminaliza una generación; no ha hecho nada para ayudar a los adictos. Podemos ver que el gobierno defiende su guerra a toda costa e inclusive ha negado tratamiento médico por esa misma razón. Consideramos que tal sistema merece "cero tolerancia" del pueblo.

Bullet: En 1988, un juez federal de la DEA escribió como parte de su dictamen: "...la marihuana natural es una de las substancias terapéuticas menos peligrosas que conocemos". La DEA anuló su fallo.


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