La globalización imperialista y la lucha por otro futuro


Raymond Lotta

Parte 1
Obrero Revolucionario #933, 23 de noviembre, 1997

A continuación, un artículo adaptado de las intervenciones del economista político maoísta Raymond Lotta en la Cumbre Campesina Mundial contra el Imperialismo y la Conferencia Popular contra la Globalización Imperialista, celebrada en Filipinas en noviembre de 1996. Esas actividades se organizaron como una forma de protesta contra la cumbre de APEC (Cooperación Económica Asiático-Pacífica), una reunión de los jefes de gobierno de la región.

La conferencia dio lugar a importantes aportes teóricos acerca de la globalización imperialista por el movimiento progresista y revolucionario de Filipinas, entre los cuales se destacó un trabajo presentado por el Partido Comunista de las Filipinas.

Este mes se realizará una conferencia "No a la APEC" en Vancouver, Canadá, como protesta contra la cumbre de APEC de 1997.

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Es un gran privilegio estar aquí en Filipinas y participar junto con ustedes en esta firme y desafiante protesta contra el imperialismo. Vengo de Estados Unidos, odiado pilar del sistema imperialista mundial y el mayor opresor de los pueblos del mundo; por eso, siento una gran responsabilidad de solidarizarme con ustedes. Los revolucionarios maoístas que vivimos en Estados Unidos entendemos que es imprescindible educar a las masas de nuestro país a repudiar el papel que desempeña en los países oprimidos; de hecho, sin eso no habrá revolución en Estados Unidos. Asimismo, para forjar el movimiento revolucionario en nuestro país, es clave ganar a amplios sectores del pueblo a apoyar toda lucha contra el imperialismo yanqui.

Es muy apto que hagamos esta protesta en 1996, el centenario de la rebelión del pueblo filipino contra el colonialismo español. Poco después de ese heroico levantamiento, Estados Unidos mandó un cuerpo expedicionario a Filipinas para expandir su imperio y dominio de la región. Solo en la isla de Luzón murieron 600.000 filipinos en combate o a causa de hambruna o enfermedades. Un general estadounidense dio esta orden: "Quisiera que maten y quemen; entre más lo hagan, más gusto me dará".

Cabría decir que esa orden dio la pauta para los crímenes posteriores del imperialismo estadounidense: Hiroshima, la guerra de agresión contra Corea del Norte, el baño de sangre que desató la CIA en Indonesia en 1965, la guerra genocida de Vietnam e Indochina, las masacres de alta tecnología en Irak.

¿Cuál ha sido el fruto del imperialismo en la región asiático-pacífica? Bases militares y gobiernos neocoloniales represivos; superexplotación y maquiladoras; miseria y ruina de la agricultura campesina; enorme destrucción ecológica. El imperialismo ha creado una "industria migrante" de gran envergadura: 35 millones de trabajadores dejan la patria y la familia cada año con la esperanza de ganarse la vida en las economías más prósperas de la región. También ha producido una vasta "industria del sexo". Este es el sistema que las potencias imperialistas y sus gobiernos clientistas glorifican en la cumbre de APEC. Quieren fortalecer las cadenas de explotación y dominación, y expandir su alcance bajo esas banderas de la "liberalización del comercio" y la globalización.

"¡Globalización!", repiten los ideólogos del imperialismo como si fuera una palabra mágica. Nos dicen que ahora "por primera vez, vivimos en una economía global" y que estamos entrando a una "nueva época" en la cual el capital y la tecnología otorgarán prosperidad a los países que busquen agresivamente su nicho en el mercado global. Nos dicen que "oponerse a la globalización es oponerse al futuro" y que nuestra única alternativa es seguir la onda de la nueva economía global... o quedarnos atrás.

En realidad, la humanidad ya tiene más de cien años de vivir en una economía global. Conocemos los resultados y el costo de dicha globalización: la subyugación de naciones enteras, las guerras, las crisis, las hambrunas y la explotación de billones de personas. La verdad es que existe otra alternativa: avanzar nuestras luchas y nuestra causa común de la liberación y la revolución en el mundo entero. Ahora quisiera profundizar acerca de la globalización imperialista y lo que implica para nuestras luchas.

EL CAPITALISMO MUNDIAL:
UNA PERSPECTIVA HISTORICA

Desde sus inicios el capitalismo ha tenido un carácter global. El surgimiento del capitalismo en Europa y Norteamérica estuvo totalmente vinculado con el comercio de esclavos de Africa, y con el saqueo de Asia y América Latina. Asimismo, la revolución industrial de Inglaterra estuvo indesligablemente ligada con el crecimiento del comercio mundial, y lo estimuló. La dinámica propia del capital es crear un mundo económico único. ¿Por qué? Porque la competencia lo impulsa a expandir y extenderse, a explotarse el trabajo asalariado cada vez más y en una forma más mecanizada... todo como parte de la búsqueda de ganancias y más ganancias.

Si bien el capitalismo siempre ha tenido un carácter global, fue apenas a finales del siglo 19 que se internacionalizó completamente como resultado del gran aumento de inversiones extranjeras de los países capitalistas avanzados en su inexorable búsqueda de nuevos campos para la explotación. Ese proceso constante de expansión e integración, estimulado por el desarrollo del transporte y las comunicaciones, ha creado una red capitalista global de producción y comercio. Así, durante el siglo 20, sobre todo después de la II Guerra Mundial, las relaciones económicas del capitalismo han penetrado más profundamente en las economías y sociedades del tercer mundo.

La internacionalización de los circuitos del capital--de producción, de mercancías y de dinero--no se puede desligar del papel dirigente del capital financiero en el proceso de acumulación de capital. Unas 300 corporaciones transnacionales de los países imperialistas son dueñas del 25% de los bienes productivos del mundo. Las corporaciones y bancos más grandes e importantes de las economías capitalistas operan de una forma altamente global. En 1995, un 40% de las ventas y un porcentaje similar de las ganancias de las mayores corporaciones transnacionales estadounidenses se registraron en el extranjero. Dos de cada cinco autos de General Motors se producen fuera de Estados Unidos.

La internacionalización del capital es un fenómeno complejo. El capital imperialista tiene un alcance internacional, pero se basa en mercados nacionales (Estados Unidos, Japón, Alemania, etc.). El "mercado nacional" es la "base de operaciones estratégica" del capital imperialista. La mayoría de la producción se hace allí, así como la investigación; es el centro del control y de la propiedad. Para realizar inversión y expansión internacional, los capitales transnacionales necesitan la protección y defensa económica, política y militar de su estado imperialista. Esta contradicción--entre el capital altamente internacionalizado y su base nacional--da lugar a rivalidades, conflictos y guerras entre las potencias imperialistas.

El sube y baja de la economía mundial; los cambios en los métodos y tecnologías de producción capitalistas; la organización y la competencia de capital; tendencias como, por ejemplo, que los alimentos ahora son una mercancía industrial y comercial: todo eso influye muchísimo en nuestras vidas y luchas, nos afecta profundamente. En países como Filipinas, vemos que las tierras que se dedicaban a cultivos para la alimentación (como arroz) ahora se dedican a productos de exportación de lujo (como espárragos).

Ahora, si bien es cierto que el modo de producción capitalista domina y penetra la actividad económica del mundo entero, no es cierto que el mundo sea completamente capitalista. En muchas partes del tercer mundo, la explotación capitalista se combina con formas precapitalistas y feudales de explotación. El imperialismo utiliza esas relaciones económicas, y refuerza todo tipo de relaciones sociales retrógradas y reaccionarias. Las alianzas entre los gobiernos neocoloniales y las clases terratenientes son parte de la estructura de control y dominación del imperialismo.

A pesar de la extensa transformación capitalista que se ha experimentado en el campo del tercer mundo, en una gran parte de América Latina, Asia y Africa el problema campesino y la lucha por la tierra son la base de las luchas del pueblo. El campesinado, así como su opresión semifeudal, sigue siendo una enorme fuerza en el mundo. Además, la forma más alta de lucha campesina--guerra popular dirigida por el proletariado--es el elemento clave para la liberación en la gran mayoría de los países del mundo hoy.

La economía mundial es altamente integrada, como he mencionado, pero también existe una falla fundamental en la economía imperialista mundial: la división del mundo en naciones opresoras y oprimidas. Los países ricos tienen apenas el 15% de la población mundial; sin embargo, absorben el 80% de los recursos del planeta. Esa división, y la distribución exageradamente desigual de las fuerzas productivas, es un rasgo fundamental y permanente de la acumulación de capital y de las relaciones de clase a nivel mundial.

Los países imperialistas son estratégicamente dependientes del tercer mundo como fuente de materias primas y mano de obra baratos, además de mercados. Los países oprimidos son estructuralmente dependientes del imperialismo: sus estructuras económicas se caracterizan por subordinación al imperialismo. A menos que hagan una transformación revolucionaria, seguirán ocupando una posición subordinada en la división internacional del trabajo, y su crecimiento económico seguirá dependiendo de inyecciones de capital y de la demanda de sus productos en los países imperialistas.

Los imperialistas hablan de un "mundo interconectado" económica y tecnológicamente; pero es un mundo dividido en clases y caracterizado por conflictos, un mundo de capitales imperialistas en contienda, y un mundo dividido en naciones opresoras y oprimidas. Es un mundo de los que lo tienen todo y los que nada tienen.

Continuará

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