Cómo vencer la cuesta

Revolución radical, ruptura radical

Bob Avakian

Obrero Revolucionario #938, 28 de deciembre, 1997

En la historia de las revoluciones--y no me refiero exclusivamente a la revolución proletaria sino a las revoluciones previas a lo largo de la historia, como la revolución burguesa--cuanto más radicales han sido (con relación a su época), tanto más han participado las masas como la fuerza material principal, o sea, la principal fuerza combatiente. Además, por lo general se han hecho en nombre de las masas, especialmente la revolución burguesa, que se hizo en nombre de "el pueblo". (La Revolución Francesa, por ejemplo, fue una revolución burguesa muy radical y, por eso, espantó a muchos burgueses de aquella época.)

Pero, en realidad, en todas esas revoluciones previas, una minoría ha monopolizado la dirección de la revolución, así como la administración y el gobierno de las sociedades a las cuales dieron luz. Ha gozado de los frutos de la revolución, sometiendo a las masas a la explotación y opresión, aunque en una forma distinta al sistema anterior.

Precisamente por eso, señalamos que la revolución proletaria representa una ruptura radical con todas las sociedades y revoluciones previas. Esto es cierto y hay que recalcarlo: fundamentalmente, las revoluciones previas cambiaron una clase y un sistema explotadores por otros igualmente explotadores; en cambio, la revolución proletaria apunta a eliminar toda forma de explotación, todas las divisiones sociales opresivas y todos los antagonismos sociales. Asimismo, se propone eliminar las contradicciones entre los gobernantes y los gobernados, así como las contradicciones relacionadas, como la contradicción entre el trabajo intelectual/manual y otras contradicciones.

Es un punto sumamente importante, hay que decirlo abierta y audazmente y, repito, hay que recalcarlo; pero hay algo más importante: reconocer que nos toca plasmarlo en realidad, es decir, nos corresponde esa tarea histórico-mundial. Mejor dicho, es nuestro deber llevar a la práctica las dos rupturas radicales que Marx y Engels señalaron en el Manifiesto Comunista. Para lograr eso es imprescindible reconocer plenamente esta contradicción: a corto plazo es imposible cambiar la situación en que una minoría de la sociedad forzosamente desempeñará las tareas de dirección, administración y trabajo intelectual en general. De igual modo, hay que afrontar una contradicción interrelacionada: el desarrollo desigual de la revolución proletaria mundial, lo cual implica que no se establecen todos los estados socialistas simultáneamente; al contrario, se establecen en un lugar o en unos cuantos lugares y, por lo general, en una situación de cerco imperialista.

Comunistas e intelectuales comunistas

Cabe señalar un punto muy importante al respecto: no debemos adoptar una actitud unilateralmente negativa hacia los intelectuales, y menos cuando se trata de intelectuales comunistas. Estos pueden ser gente de las capas intelectuales que llega al comunismo, en un principio, por un proceso intelectual y después da un gran salto cualitativo, es decir, hace una ruptura radical y adopta la posición, el punto de vista y la metodología del proletariado y lo aplica en la práctica. De igual modo, hay gente de las masas básicas, por ejemplo presos, que llegan al comunismo por su propio tipo de desarrollo intelectual. También hay gente de las masas básicas que llega al comunismo por su experiencia directa--su propia experiencia, pero fundamentalmente su experiencia social--y después se forma como intelectuales comunistas. Desde luego, no debemos tener una actitud negativa o unilateral hacia los intelectuales comunistas, vengan de donde vengan o cualquiera que sea el proceso que los formó como tales.

Es muy importante señalar a las masas por qué y cómo dichos intelectuales comunistas adoptan la orientación de "servir al pueblo" y luchar por los intereses revolucionarios de las masas. Muchas veces las masas, incluso las masas avanzadas, preguntan: "¿por qué se dedican a eso?". Es muy importante explicárselo porque está indesligablemente ligado con nuestra posición, punto de vista y metodología. Está ligado con un análisis materialista-dialéctico de las tareas de la revolución y de su base material. Esa base material es el hecho de que las contradicciones básicas del modo de producción burgués--y su manifestación en cada país y a nivel internacional, sobre todo en la época del imperialismo--crean una situación en que objetivamente se necesita la revolución proletaria y el avance al comunismo, y esa necesidad se sentirá hasta que se haga la revolución proletaria. Es decir, dichas contradicciones básicas del capitalismo/imperialismo prenderán una y otra vez la lucha del pueblo contra el sistema y lo obligan a reconocer que, objetivamente y en última instancia, sus demandas fundamentales solo pueden resolverse a fondo por medio de la revolución proletaria.

Ser comunista implica dar el salto cualitativo a captar eso y también entender que la clase proletaria es la que objetivamente necesita hacer la revolución porque corresponde a sus intereses fundamentales y por eso puede, a través de la dirección de su partido de vanguardia, estar al frente de las masas y luchar con más y más conciencia y resolución para alcanzar esa meta. Ser comunista implica entender todo eso y, por esa razón, los comunistas nos "dedicamos a eso" de todo corazón. Por eso, hablamos de servir al pueblo y de hacer la revolución, porque odiamos las injusticias, sentimos que el sistema es totalmente insoportable y también entendemos que es completamente innecesario porque existe la base material y social para superarlo.

Por eso hacemos lo que hacemos y por eso hay que explicárselo a las masas, pues no queremos que haya nada de misterio en eso. Al contrario, queremos que lo entiendan más profundamente, a la vez que nosotros también luchamos por entenderlo más a fondo.

En su obra ¿Qué hacer?, Lenin plantea un punto muy básico: la conciencia comunista puede y tiene que llegar a las masas "desde afuera", es decir, no se adquiere a través de las relaciones obrero-patronales ni de la experiencia y lucha cotidiana de las masas ni de la conciencia espontánea que tienen. En vista de eso, queda claro que los intelectuales comunistas (vengan de donde vengan) que abrazan la teoría comunista juegan un papel absolutamente indispensable. La clave es que, una vez que abracen la teoría, encuentren la manera de llevarla a las masas, o sea, llevarla "a su fuente" y ayudar a las masas a abrazarla y actuar en consecuencia, transformándola en la poderosa fuerza material que puede y debe ser para plasmarse en la práctica. Ese proceso encierra una contradicción muy aguda: los intelectuales llegan a una comprensión teórica de todo eso, pero llevarla a las masas conlleva una contradicción muy concreta, o mejor dicho, una serie de contradicciones que a veces son muy agudas. No se trata de simplemente ir a las masas y decir: "Aquí estoy; te traigo tu ideología" y ellas responden: "¡Qué bueno! ¡Me estaba preguntando dónde andaba!"

En realidad se trata de toda una serie de contradicciones muy agudas. Por ejemplo, las masas se enredan en muchas cosas y su conciencia "espontánea" no siempre corresponde a sus intereses objetivos fundamentales. Además, existe una diferencia objetiva muy concreta entre la gente que conforma la vanguardia consciente y el resto de la clase, y esa contradicción puede volverse antagónica. Especialmente cuando la vanguardia dirige una revolución y llega a ser la dirección de la nueva sociedad, esa diferencia expresa en forma concentrada las contradicciones básicas características de la sociedad socialista como la transición del viejo mundo al nuevo, de la época burguesa a la época del comunismo mundial. En fin, esa contradicción entre los dirigentes y los dirigidos--entre la vanguardia organizada y consciente, y el resto del proletariado y del pueblo--puede ser la base para la transformación del partido de vanguardia en su contrario, es decir, en un arma para la restauración de la dictadura burguesa y del dominio y modo de producción capitalistas.

Hay que platicar francamente con las masas respecto a eso también. Hay que participar en un proceso dialéctico con las masas de aprender y dirigir con relación a esa (y toda) cuestión. Hay que plantearla directamente y ser buenos para aprender de las masas y de la práctica social en general--y de lo que potencialmente puede enseñarnos, es decir, sacar todas las lecciones posibles--aplicando nuestra posición, punto de vista y metodología.

Cumplir con nuestra misión histórica en la práctica

Lo más fundamental es que nos toca cumplir con nuestra misión histórica en la práctica y concretar las rupturas radicales lo hacen a través de todo un proceso histórico-mundial. Tenemos que dar un salto y dejar atrás (transformar) la situación en que las masas hacen la revolución y después el pequeño grupo que monopolizó la dirección de esa revolución pasa a monopolizar la economía y el poder político, domina la vida intelectual y todo lo característico de una sociedad dividida en clases, en explotadores y explotados. Espontáneamente las masas captan eso, pero en gran medida lo hacen a través de la ideología burguesa; es decir, "espontáneamente" la propaganda y educación burguesa alteran su percepción. Sin embargo, en cierta medida captan el desenlace de las revoluciones: las masas luchan y un grupo agarra la dirección (o inclusive da una buena dirección), toma el poder y lo usa al servicio de sus propios intereses, como un pequeño grupo de explotadores y opresores. Es decir, las masas luchan y después un puñado de gente (que tal vez da una buena dirección) toma las riendas de la revolución y la utiliza en su propio beneficio.

Eso me recuerda la canción del grupo "The Who" de los años 60 acerca de la revolución. Desde luego, su mensaje era muy pesimista y su objetivo, además de difundir ideas reaccionarias y pesimistas acerca de la revolución, era justificar su propia pasividad ante la ola de lucha revolucionaria.

Ahora, si analizamos los aspectos positivos y negativos, vamos a ver algo bien interesante: ese grupo musical, que era muy importante en aquella época, se sintió obligado a escribir una canción para justificar su falta de apoyo a la revolución. Eso es muy ilustrativo de la situación política a finales de los años 60 y comienzos de los 70.

Esa canción de "The Who" sobre la revolución tenía una estrofa que decía: "Aquí viene el nuevo patrón, igual que el viejo patrón". Es decir, nada ha cambiado y aquí estamos de nuevo en la misma situación: un pequeño grupo egoísta manda y nos domina despóticamente. Después venía la frase clave: "no nos dejaremos engañar otra vez". Quién sabe si realmente estaban preocupados por eso de ser engañados pero, de todas formas, hay que decir que la canción plasmaba un problema y un sentimiento generalizado de las masas de esa época, incluso de masas que participaron en la lucha revolucionaria.

Desde luego, las capas más privilegiadas tienden a ser pesimistas acerca de la revolución y la posibilidad de cambiar la sociedad, y "The Who" en ese entonces estaba muy lejos de ser gente de las masas trabajadoras. Así que esa canción era una especie de declaración consciente desde el punto de vista de clase de una capa privilegiada. Por otra parte, las masas básicas tienen cierto pesimismo o, en otras palabras, existe un reconocimiento (aunque algo rudimentario y un poco distorsionado) de esta contradicción: las masas hacen la revolución, pero después la dirección, el poder y la autoridad recaen en un puñado de gente y todo sigue igual que antes.

Aunque su visión sea distorsionada por la ideología burguesa "espontánea", existe una contradicción muy concreta y las masas lo reconocen. No es posible negarlo ni debemos negarlo. Forma parte de la realidad objetiva que nos toca afrontar y transformar junto con las masas. Hay que ser francos con las masas y decirles que no será fácil lidiar con esa contradicción. No tiene caso dar la impresión de que será posible resolverla rápida o fácilmente, pero tampoco debemos dar la impresión de que por eso no será posible resolverla nunca. Sí, se puede, pero entraña un proceso muy tortuoso de lucha, igual que todo lo relacionado con nuestras metas históricas.

Nuestro partido ha abordado esas contradicciones básicas en el campo de la teoría en la obra "Conquistar el mundo" y en otros escritos. Asimismo, otras fuerzas del movimiento comunista internacional (del MRI e incluso algunas fuerzas que en este momento todavía no se suman al MRI) las han abordado. Sin embargo, los revolucionarios conscientes deben estudiar y luchar continuamente para entender más a fondo estas cuestiones de suma importancia, realizando este proceso en sus propias filas e involucrando a las masas en él.

Es importante recalcar que NUESTRA clase y NUESTRA causa NO tenemos por qué ser pesimistas ni derrotistas a pesar de lo profundas que son esas contradicciones y de las dificultades, reveses, vueltas y revueltas de la revolución proletaria mundial hasta ahora. Es muy importante captar ese punto. No es una exageración, es algo muy concreto, una expresión de la realidad material muy contradictoria pero principalmente y estratégicamente favorable que hemos abordado en esta serie. De hecho, es el aspecto principal y estratégico de la situación mundial y del proceso que se desenvuelve ahora.


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