25 aniversario de Roe vs. Wade

El derecho a escoger y la liberación de la mujer

El derecho al aborto y la lucha
contra la agenda reaccionaria

Carta abierta de Mary Lou Greenberg
al movimiento pro derecho a escoger

Obrero Revolucionario #940, 18 de enero, 1998

El 22 de enero se cumple el 25 aniversario del fallo Roe vs. Wade que legalizó el aborto. Esta es una buena ocasión para analizar a fondo dónde estamos en la lucha para defender el derecho al aborto. El hecho de que el aborto ha sido legal estos últimos 25 años, ha permitido que millones de mujeres conserven la salud, sus sueños y la vida.

De no poder controlar su reproducción, la mujer no puede participar plenamente en todas las esferas de la sociedad en pie de igualdad. Hay que celebrar el derecho que el fallo Roe vs. Wade le ha reconocido a la mujer.

Por otra parte, la lucha por el aborto seguro y legal es más intensa que nunca y está en una encrucijada crítica. En los últimos cinco años, los oponentes del aborto han matado a dos médicos, un escolta y vdos empleadas de clínicas. Han herido a muchos. En 1997 hubo un récord de dinamitazos e incendios en clínicas desde 1984. Han lanzado una campaña contra el aborto tardío. Apuntan su propaganda especialmente a las adolescentes. Están organizando a millones de hombres y mujeres en torno a la idea de que el aborto es inmoral, y de que hay que prohibirlo y pararlo.

Esta ofensiva contra el aborto cuenta con el apoyo de los más altos niveles del gobierno. Inmediatamente después de la victoria del fallo Roe vs. Wade, impusieron restricciones al financiamiento y acceso al aborto. Luego, a fines de los años 80 y principios de los 90, la Suprema Corte dio a los estados el derecho de restringir el aborto. Los presidentes republicanos Ronald Reagan y George Bush apoyaron públicamente la campaña. El demócrata Bill Clinton dice que el aborto debe ser "legal pero poco común". Y durante su administración efectivamente se ha vuelto "poco común"...más difícil. Por otra parte, amplios sectores del movimiento pro aborto han depositado sus esperanzas en los demócratas y han quedado paralizados.

En una palabra, dicen que la mujer que quiere hacerse un aborto debe de tener vergüenza y es egoísta. Con esos cuentos han sembrado confusión. En los últimos 20 años, han bombardeado a las jóvenes con mentiras anticientíficas: que los fetos son bebés, que el aborto es matanza. De hecho, hoy millones no tienen el derecho al aborto debido a restricciones estatales, y a escasos recursos médicos que impiden que las mujeres pobres, negras, latinas, amerindias, jóvenes y de zonas rurales controlen su reproducción. En el 84% de los condados no hay proveedores de aborto.

Una vez más, la maternidad obligatoria está causando estragos: llevando a muchas mujeres a tener hijos cuando no lo quieren, a abandonar sueños y a recurrir a drásticas medidas como dejar recién nacidos en tachos de basura.

Este no es un ataque aislado; forma parte de toda una agenda política reaccionaria de la clase dominante. Mejor dicho, es parte de la "guerra contra el pueblo" que recorre el país con medidas como: eliminación del welfare; leyes que restringen nuestros derechos; prisión para toda una generación de negros y latinos; ataques contra inmigrantes; eliminación de la acción afirmativa; censura. Es una agenda que privilegia el machismo, la supremacía blanca y el cumplimiento obligatorio de la moral cristiana fundamentalista.

La lucha por el derecho al aborto legal, seguro y a solicitud es parte de la lucha contra ese programa reaccionario.

El aborto: Una "distracción"
o un asunto crucial

Sé que mucha gente pro aborto está enojada de tener que "seguir" luchando por el control reproductivo. Se oye decir que es una "distracción", que impide abordar los temas centrales del movimiento de la mujer. Hay quienes se desesperan porque esta batalla come tiempo y dinero. Otros dicen que el aborto ha "secuestrado" al movimiento de la mujer, y otros simplemente expresan fatiga ante la aparentemente interminable lucha.

Yo llevo muchos años en el movimiento revolucionario, y en los últimos 10 he defendido clínicas en muchas ciudades y he trabajado con proveedores de aborto acosados; por tanto, comprendo y entiendo esa frustración. Comprendo el enojo que uno siente cuando atacan los principios por los que tanto hemos luchado, cuando matan a hombres y mujeres dedicados, cuando amenazan, así como por el hecho de que cada año miles de mujeres no pueden hacerse un aborto.

Esa es la situación y tenemos que hacerle frente. Para mí, el aborto no es una "distracción"; por el contrario, concentra aspectos clave de la lucha por la emancipación e igualdad de la mujer. Es una batalla crucial. Pues, sin el derecho a decidir si tener hijos y sin la facilidad de terminar un embarazo no deseado, las otras alternativas, como trabajar fuera del hogar, estudiar, etc., valen poco. De hecho, el aborto es un asunto crucial que afecta profundamente otros aspectos de la lucha por la emancipación de la mujer. Este es un punto primordial que tenemos que comprender y poner en práctica.

¿Por qué se "sigue" luchando
por el derecho al aborto?

Tenemos que preguntarnos, por qué después de 25 años se sigue luchando por el derecho al aborto, a pesar de que todas las encuestas señalan que tanto hombres como mujeres lo apoyan, y que miles de mujeres se han beneficiado de él. Entonces, ¿por qué seguimos a la defensiva, haciendo guardia en las clínicas y en el campo de la opinión pública?

La verdad es que la lucha por el derecho al aborto no tiene que ver con fetos, sino con el papel de la mujer en la sociedad. El movimiento pro aborto ha señalado que el otro lado está completamente obsesionado por el feto y que no se preocupa por la mujer (aunque el feto no existiría sin ella). En sus enormes afiches de fetos ni se ve a la mujer. Pero en realidad SI les preocupa mucho la mujer, y les vale un comino el feto, salvo como símbolo. Mejor dicho, la fuerza motriz de su movimiento es someter a la mujer ante la familia y la sociedad.

En las últimas tres o cuatro décadas se han dado grandes e importantes cambios socioeconómicos. Uno de los mayores ha sido la incorporación de gran cantidad de mujeres a la fuerza de trabajo. Durante ese tiempo, la mujer también ha conquistado más independencia económica y social, y se ha propuesto metas que van más allá de ser esposa y madre. Todo eso ha minado la familia tradicional y el papel tradicional de la mujer como esclava doméstica y sostén emocional de "su hombre" y familia. El que la mujer se salga de ese papel tradicional es muy peligroso para una sociedad patriarcal.

En ese contexto, se ha dado una enorme batalla sobre el papel de la mujer en la sociedad. Eso es lo que impulsa el debate sobre el aborto y por eso ha causado tan intensa polarización.

En un extremo está la "derecha cristiana", cuyo punto de vista es que la mujer debe ser abnegada y cumplidora con su esposo, y sacrificarse por los hijos. A eso lo llaman "Ley Divina". Veamos lo que dicen líderes de ese movimiento:

"La mujer plenamente espiritual desea someterse completamente a su esposo; esa es la mujer verdaderamente emancipada. Dios quiso que la mujer se someta al hombre".

Beverly LaHaye, fundadora del grupo
Concerned Women for America y esposa
de Tim LaHaye, cofundador de Moral Majority

"La mujer pone los hijos, el hombre pone el sustento. Si no les gusta, vayan a quejarse a Dios".

Phyllis Schlafly,
de la organización Eagle Forum

Si quieren darse una idea de la sociedad que propone la "derecha cristiana", lean la novela de Margaret Atwood The Handmaid's Tale, o vean la película, que se desarrolla en un futuro no muy lejano, cuando la mujer no sirve sino como reproductora bajo el control total del hombre.

El movimiento contra el aborto y la ideología que profesa es la punta de lanza de un programa para "poner a la mujer en su puesto". Pero la cosa es peor.

Los líderes de ese movimiento tienen un plan general. Trabajan de la mano con el gobierno para imponer leyes reaccionarias y están movilizando a millones para "retomar a América" e imponer el fundamentalismo cristiano. Veamos lo que dijo hace unos años Richard Viguerie, arquitecto de la derecha religiosa: "El aborto es la puerta por donde mucha gente entra a la política conservadora". El ataque contra el aborto es esencial para poner a la mujer "en su puesto" y robustecer la dominación del hombre. Asimismo, las movilizaciones contra el derecho al aborto son una forma de organizar un movimiento general reaccionario.

Queda claro entonces por qué le han dado legitimidad y plataforma a la "derecha cristiana": sirve de pantalla moral y atrae tropas de choque para agredir a quienes no están de acuerdo con su programa. Ese movimiento de "bases" marcha al compás de la guerra de la clase dominante contra el pueblo, de lo que ¡Rehusar & Resistir! ha llamado la "política de crueldad", como:

• La eliminación de la asistencia para los pobres y los programas de asistencia pública. Connie Marshner (de la derechista Heritage Foundation) dice que el interés por los pobres no es sino una cortina de humo detrás de la cual se esconden las feministas para oponerse a la maternidad y promover la dependencia en la ayuda gubernamental en vez de en la iglesia. Ella dijo: "En nombre de los pobres, continuó el ataque contra la maternidad".

  • La institución de un clima social de castigo, la acelerada construcción de cárceles, la eliminación de protecciones judiciales, etc. ¡En la convención nacional de la Coalición Cristiana en 1996, el aplauso más fuerte fue para los que pidieron acelerar las ejecuciones de presos!
  • Los ataques contra las campañas pro justicia social para los pueblos y grupos oprimidos, como la acción afirmativa y los derechos de los inmigrantes, bajo la consigna de "reconciliación racial".
  • La imposición obligatoria de valores e instituciones religiosos en el aparato estatal, como poner los Diez Mandamientos en las cortes, y rezar en el Congreso y en las escuelas públicas.
  • Repito, el ataque contra el aborto, la punta de lanza de los ataques contra la mujer, no es uno más de los ataques mencionados; es clave en todo este programa. Cuanto más éxito tenga el movimiento contra el aborto, tanto más podrán imponer todo su programa reaccionario. Por eso es tan importante oponerse a ese movimiento y todo lo que representa.

    Llamémoslo por su nombre: fascismo

    Las palabras con que el novelista alemán Thomas Mann describió a los nazis le vienen como anillo al dedo a la "derecha cristiana": "sentimentalismo salvaje". Los nazis sentimentalizaron la maternidad, pero la salvaje realidad es que dieron al hombre el derecho, respaldado por el poder estatal, de obligar a la mujer a tener hijos contra su voluntad.

    ¿No piensan igual los "Promise Keepers", que juran fortalecer la familia y la patria a cambio de que la mujer asuma su papel tradicional de esposa y madre abnegada y sometida al hombre?

    La "derecha crisitiana" sentimentaliza al feto, pero la salvaje realidad es que su programa niega servicios médicos prenatales; mete en la cárcel a las mujeres pobres embarazadas que tienen problemas de drogas; elimina el welfare y las estampillas de comida para madres solteras; y esteriliza a las mujeres pobres, especialmente a las de color.

    Sentimentalizan el matrimonio, pero quieren limitar el derecho al divorcio; demonizan y culpan a las madres solteras y en general a las madres trabajadoras de todos los problemas de la sociedad; quieren limitar la participación de la mujer en cualquier cosa que no sea criar, cocinar o ir a la iglesia, igualito que los nazis.

    Veamos otra cita:

    "El sacrificio que hace el hombre en la lucha por esta nación, la mujer lo hace con la preservación de la nación en casos individuales. Lo que el hombre rinde en el campo de batalla, la mujer rinde con eterno autosacrificio, en eterno dolor y sufrimiento. Cada vez que la mujer da a luz es una batalla, una batalla por la existencia de su pueblo...en realidad, nuestro movimiento tiene un solo centro, y ese centro es el niño, esa criatura que tiene que nacer y robustecerse, ese niño es lo único que le da significado a la vida de lucha".

    Hoy, la derecha cristiana hace eco a esas palabras de Adolfo Hitler. Por eso debemos llamarlos por su nombre: fascistas cristianos. No es un insulto, porque identifica correctamente su programa político, un programa que afecta a enormes sectores de la población.

    Debemos llamarlos fascistas porque eso es lo que son. Cultivan y promueven, abierta y agresivamente, una política reaccionaria que se propone imponer--por la fuerza si es necesario--las relaciones socioeconómicas más opresivas y explotadoras. Cuanto mejor comprendamos eso, tanto más fuerte será nuestro compromiso y nuestra unidad con todo los que se oponen a ellos.

    El papel de Clinton y Cía.

    Al igual que analizamos la esencia del programa general de los fascistas cristianos, creo que tenemos que decir ciertas verdades sobre el papel de fuerzas como Clinton. La verdad es que él es quien ha hecho cumplir la "política de crueldad". A veces lo ha hecho con cara de "yo no fui" y promesas abandonadas de "mejorar la ley" más adelante, como en el caso de las "reformas" al welfare. En otras ocasiones lo ha hecho con gusto abierto, como cuando anunció la construcción de más cárceles y la restricción de derechos judiciales para presos. Unos dicen: "Pero, ¿no les ha bloqueado el camino a los oponentes del aborto?". Veamos.

    Nosotros hemos estado combatiendo a los fascistas cristianos que demonizan a los proveedores de aborto y a sus pacientes; nosotros nos les hemos plantado cuando han querido cerrar las clínicas, sembrar terror y asesinar a médicos y empleados de las clínicas. Por su parte, Bill Clinton nos dice que el aborto debe ser "seguro, legal y poco común", y Hillary Clinton y el vicepresidente, Al Gore, piden que ambos lados se pongan a "dialogar", como dijeron el año pasado con motivo del aniversario de Roe vs. Wade.

    ¿Debe ser poco común el aborto? Claro que se deben poner al alcance de todos condones y mejores métodos de controlar la natalidad, así como educación sobre la sexualidad; y todos queremos ver muchos menos casos de violación e incesto. De ser así, probablemente habría menos abortos. Pero cuando Clinton dice que debe ser "poco común" no está hablando de eso; más bien le está haciendo el juego a los reaccionarios que dicen que el aborto es algo inmoral, que la mujer que decide terminar un embarazo es mala. Pero, ¿por qué debe ser poco común que la mujer decida si tener o no tener hijos, y cuándo tenerlos? Si el aborto es esencial para que la mujer tome esa decisión, entonces no debe ser poco común, sino más bien estar a su alcance y disponible cuantas veces sea necesario.

    "Seguro, legal y poco común"
    le cede la posición de superioridad
    moral a los enemigos del aborto

    El lema de Clinton de "seguro, legal y poco común" cede a los fascistas cristianos la posición de superioridad moral. Como consecuencia, da legitimidad a su inexorable campaña para prohibir el aborto. Además, siembra confusión y culpa, especialmente en la nueva generación que no vivió los años de los legrados clandestinos.

    El movimiento pro aborto no se ha opuesto resueltamente a esta peligrosa línea de Clinton. Si bien ha dado buenos e importantes pasos, sigue a la defensiva. Se necesita más la actitud de exigir abortos a solicitud sin tener que pedir disculpas. Hay que defender a los proveedores de aborto, alentar a más médicos a practicarlos y a más facultades de medicina a que lo enseñen.

    ¿Y qué de "dialogar" con el otro lado? Un lado mata a médicos, amenaza a mujeres y dinamita clínicas; el otro lado apoya a la mujer y defiende las clínicas. Un lado tiene la razón y el otro no la tiene. ¿Cómo pueden "dialogar" o tener "puntos en común" estos dos lados? Lo que se necesita es refutar poderosamente las mentiras de los fascistas cristianos, vincular los ataques al aborto con su plan general reaccionario y ponerlos a ellos a la defensiva. ¡No se puede permitir que digan que un programa de pobreza, castigo y patriarcado es moral!

    "¿Muy radical?".
    No, todo lo contario

    Hay quienes condenan el "extremismo" de "los dos lados". Dicen que el movimiento pro aborto es "muy radical". El problema no es que seamos muy radicales; de hecho tenemos que ser más radicales. Nos hemos atenido demasiado a los tribunales y al gobierno federal, en vez de movilizar nuestras propias fuerzas para defender las clínicas y los médicos.

    El confiar en "amigos" como Clinton desmoviliza al movimiento pro aborto y nos deja vulnerables a ataques. A mi juicio, desde el principio un aspecto del papel de Clinton ha sido la desmovilización política de millones de mujeres radicalizadas por la abierta misoginia de los gobiernos de Reagan y Bush.

    Pero no importa lo que uno piense de Clinton, ¿no tenemos que hacer un balance serio de las consecuencias de concentrar y limitar nuestras actividades al marco de la política oficial del sistema, o sea, a la incesante contienda de demócratas y republicanos que ha arrastrado la política paso a paso hacia la derecha?

    ¿No está claro todavía que esa es una estrategia destinada al fracaso? Buena parte del movimiento ha rechazado la política de Clinton con respecto a los recortes del welfare, la construcción de cárceles, el fomento de los "valores familiares", etc. Sin embargo, muchos todavía se dejan engatusar por la idea de que él es "la única fuerza capaz de contener a la derecha"? Una vez más nos encontramos con la pesadilla de que, como dice Bob Avakian, Presidente del PCR, "los atropellos de hoy llegan a ser el `término medio' de mañana y nuestra meta más alta".

    Cómo cambiar la situación

    ¿Qué se necesita para cambiar esta peligrosa situación? Estoy cien por cien de acuerdo con el programa de ¡Rehusar & Resistir! para defender los derechos de la mujer, publicado poco después de los asesinatos de dos trabajadoras de clínicas en Brookline, Massachusetts, en 1995: "Solo nosotros podemos crear el clima político y las condiciones que hagan imposible que los fascistas cristianos sigan atacando a las mujeres y sus clínicas. Nadie lo va a hacer por nosotros". El programa exhorta a apoyar y defender las clínicas y a los médicos y demás trabajadores. Dice: "Defendamos a los que practican abortos. La autodefensa es nuestro derecho y nuestra responsabilidad". También exhorta a escritores, artistas, científicos y otras personalidades públicas a pronunciarse contra los ataques, a desenmascarar las mentiras de los enemigos del aborto en los medios y a forjar "cooperación entre todas las fuerzas que luchan por defender los derechos de la mujer, tomando en cuenta que todos contribuirán a su manera". Tenemos que extender la mano a la nueva generación de mujeres, para que entienda mejor lo que está en juego y para que sea una fuerza decisiva en esta batalla.

    Un pequeño, pero significativo, ejemplo de esto se vio en el verano de 1997 en Dayton, Ohio, donde la Operación Rescate realizó una movilización nacional para cerrar clínicas y contra un médico en particular. En el movimiento pro aborto no hubo unidad sobre cómo combatir ese ataque. Pero un grupo de activistas experimentados nos unimos a estudiantes y jóvenes, tomamos el programa de 10 puntos como guía y nos les plantamos a los reaccionarios. No les dimos campo abierto ni en las clínicas ni en los medios. En esa batalla se vio mejor quiénes son los antis, cuáles son sus lazos con la agenda reaccionaria, la conexión central entre el derecho al aborto y la libertad de la mujer, y cómo con nuestros propios esfuerzos podemos bloquear al otro lado y aprender a derrotarlo. Tenemos que tomar la ofensiva, movilizar a la acción a una nueva generación, asestarle golpes a la agresiva reafirmación de la ideología y política del patriarcado, y poner en primera plana que la cuestión central es la total emancipación de la mujer.

    Comparto la frustración que sienten muchas personas ante la necesidad de seguir luchando por el derecho al aborto 25 años después de Roe vs. Wade, pero me parece que esto encierra una profunda lección. Como comunista revolucionaria, creo que la lucha por la emancipación de la mujer, y la batalla en defensa del aborto, es un elemento de la lucha por un mundo nuevo. Creo que hasta que tumbemos este sistema político y económico (que se ceba del patriarcado y se apoya en él), cada paso hacia la emancipación de la mujer será una lucha encarnizada; el potencial de la mujer no se actualizará plenamente hasta que tumbemos este sistema.

    Tenemos que dialogar sobre las estrategias que se necesitarán para avanzar la lucha. Pero también tenemos que debatir cómo lograr la auténtica emancipación de la mujer, y hacer esto incluso (y especialmente) en medio de las batallas de hoy y en los preparativos para futuras batallas.

    Tenemos que cambiar nuestra manera de luchar y tomar la ofensiva; apoyarnos más cabalmente en nuestros propios esfuerzos y superar los límites impuestos por el enemigo. En este 25 aniversario, reanudemos nuestro compromiso de luchar por la emancipación de la mujer.

    Mary Lou Greenberg es la vocera de la rama de Nueva York del PCR y una activista desde hace muchos años en la lucha por los derechos reproductivos


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