Declaración a los ex combatientes de la guerra de Golfo de Jeff Paterson

Romper el contrato de silencio

Obrero Revolucionario #946, 1 de marzo, 1998

A continuación, un mensaje de Jeff Paterson. El 16 de agosto de 1990, el cabo de la Infantería de Marina Jeff Paterson fue el primero de centenares de militares que se opusieron a la guerra del Golfo. Inició una huelga de hambre y declaró: "No seré un instrumento de Estados Unidos en su afán de poder, ganancias y petróleo en el Oriente Medio... [No] subiré al avión... y si me llevan arrastrado al desierto de Arabia Saudita, no participaré en el combate".

En la base de la Infantería de Marina en Hawai, Jeff se sentó en la pista y se negó a abordar un avión de transporte militar con destino a Arabia Saudita. Lo arrestaron y lo metieron en el calabozo tres semanas. Después le asignaron servicio restringido mientras esperaba una corte marcial que hubiera podido condenarlo a cinco años de prisión. En diciembre de 1990, la Infantería de Marina se vio obligada a retirar las acusaciones y lo dio de baja.

Durante dos años Jeff publicó un boletín nacional de soldados en contra de la guerra, llamado The Anti-WARrior (El guerrero contra la guerra). Hasta la fecha, sigue solidarizándose con las luchas revolucionarias y de liberación nacional en el mundo entero.

Una vez más Estados Unidos se alista a lanzar un ataque militar contra Irak. A nosotros, que fuimos "las tropas" de la primera ronda en 1990, eso nos hace recordar muchas cosas. En aquel entonces, muchos sabíamos que algo estaba mal. Centenares nos opusimos abiertamente a la guerra y por eso nos metieron al calabozo. Fui el primero que desobedeció órdenes de combate. Como cabo de la Infantería de Marina, condené los preparativos de guerra. Semanas después, cuando mi pelotón abordó el avión a Arabia Saudita, me senté en la pista. Jamás me he arrepentido de haberlo hecho. Sin embargo, en aquel momento muchos militares se dijeron que habían firmado "el contrato" con las fuerzas armadas y que no podían hacer nada.

Ahora estamos en 1998 y la infraestructura de Irak no se ha recuperado de la destrucción devastadora del bombardeo yanqui que mató a más de 200.000 personas. Los siete años de sanciones han tenido peores consecuencias, pues prohíben la investigación y la manufactura, y el castigo por desobedecer son nuevos bombardeos. Más de 1.5 millones han muerto por falta de alimentos y medicina desde que se impuso el bloqueo, 750.000 de ellos menores de cinco años. Por otra parte, Turquía, aliado de Estados Unidos, persigue y masacra impunemente al pueblo curdo en el norte de Irak.

Aquí en Estados Unidos, muchos veteranos sufren del "síndrome de la guerra del Golfo". ĦEl gobierno dice que nos "imaginamos" los síntomas debilitantes--cansancio, erupciones de la piel, dolores, problemas de memoria--y los defectos congénitos de nuestros hijos! Sus médicos afirman: "ni nuestras drogas experimentales ni los depósitos de armas químicas que detonamos ni los cartuchos de uranio tienen nada que ver con esas enfermedades".

Algunos veteranos de la guerra del Golfo han roto el silencio. Los de la policía militar han contado cómo limpiaron la carretera de la muerte para que la prensa pudiera entrar y tiraron centenares de cuerpos quemados en fosas comunes. Los ingenieros han dicho que les ordenaron arrasar bunkers y enterrar vivos a los soldados sin darles la oportunidad de rendirse. Los soldados de infantería han contado que les ordenaron matar a los que se rindieran; que los segaron con ametralladoras que dejaron una "neblina roja en el aire". Es hora de sacar toda la verdad a la luz del día.

Quizás no has comentado con nadie lo que viste o lo que hiciste en el Golfo. Es hora de romper el contrato de silencio con el gobierno, es hora de hacer algo y alzar la voz. Debemos condenar las sanciones y el nuevo bombardeo que se planea. Como tropas, nos toca hacer su trabajo sucio y como tropas alcemos la voz: "ĦSoldados yanquis, fuera de todas partes ya!". Debemos oponernos a toda intervención militar yanqui, bajo cualquier pretexto, y sacudir a los soldados para que se despierten y vean que los pueblos del mundo no son el enemigo, son nuestros hermanos y hermanas.

Los Veteranos de Vietnam contra la Guerra, Antiimperialistas (una organización de veteranos de todas las guerras) entendemos que combatir, matar y morir por el tío Sam no es un honor. Apoyamos la resistencia de los soldados contra la máquina de guerra yanqui. Lo que haces ahora tendrá un gran impacto, no es demasiado tarde.


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